EL MISTERIO DE LA PIEDAD
Luego de la Caída de Adán y Eva por la maldad de Satanás, operando en el cuerpo de una serpiente, Dios pronunció una maldición, que generó un misterio conocido tan solo por él, y basado en la enemistad entre la serpiente y la mujer y entre la simiente de ambos en el sentido siguiente:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza y tu herirás en el calcañar (Gn. 3:15).”
Debido a esa maldición que del mismo modo llegó alcanzar a Luzbel por usar en aquella oportunidad al cuerpo de una serpiente, la enemistad en él actuó al igual que la culebra contra el ser humano, y comenzó a originarse en lo porvenir una serie de hechos que desgraciadamente marcarían al linaje humano con dolor, muerte, llanto y quebranto. Por lo tanto al requerirse de hombres justos, en función de generar las condiciones que permitieran realizar a futuro “el Misterio de la Piedad”, para vencer a la serpiente antigua, que es el diablo y satanás, se dio el caso del desempeño de Noé en la construcción del Arca, el Diluvio Universal y el comienzo de un nuevo ciclo en el mundo. Seguido de Abram hijo de Taré, quien escuchó el santo llamado, y al recibir de parte de Dios las promesas, salió de su tierra y de su parentela y se concertó entre ambos el pacto que no sólo serviría para vaticinar la esclavitud y opresión de su descendencia por cuatrocientos años en tierra ajena, sino también de fundamento a los siguientes acontecimientos: El nacimiento de Isaac, mediante el cual Dios habiendo ya comprobado la obediencia y fe de Abraham, le proporcionó un carnero para el sacrificio encima del altar en lugar de su hijo y le ratificó la promesa de ser benditas en su simiente todas las familias de la tierra; .- la existencia de Jacob y de los 12 Patriarcas; .- la revelación a Moisés del Divino Nombre y su envío a Faraón, para la liberación de los Israelitas de Egipto; .- y el establecimiento del sacerdocio, hasta ocurrir el levantamiento de la serpiente de bronce en el desierto, prototipo, sombra tipo figura de lo que acontecería con Cristo en la Nación de Israel (Gn. 12:1-3; 15:21; 17:10-21; 22:13; 22:1-18; 26:4; 28:14; Ex. 3:14; 12:37-41; y Nm. 21:8-9).
La Simiente Bendita y Templo del Padre Eterno:
Todo lo tocante al Misterio de la piedad, vendría en lo sucesivo a tener una gran revelación y realización, pues después del levantamiento de la serpiente de bronce en el desierto, llegaron los hijos de Israel a la tierra prometida, y tras de haber profetas e invasiones, muertes y sometimiento extranjero en castigo a sus transgresiones, inesperadamente ocurrió el nacimiento en Belén de un niño extraordinario, quien por ser engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo en el vientre de María, sería la Simiente Bendita y Templo del Padre Eterno, capaz de traer la buenas nuevas de salvación y entregarse asimismo en sacrificio vivo en la Cruz del Calvario, para que luego de la concertación del nuevo pacto con su muerte y con el derramamiento de su santa sangre, resucitar de entre los muertos al tercer día y derrotar a la antigua serpiente, que es el diablo y satanás, en función de la transformación gloriosa del linaje humano, la absorción de la muerte con victoria y el cumplimiento de la vida eterna en un mundo nuevo donde por siempre morará la justicia (Hch 3:25; Gl. 3:16).
Finalmente, es que sobradas razones tuvo el Apóstol Pablo para escribir acerca de “el Misterio de la Piedad” diciendo:
“E indiscutiblemente, Grande es el Misterio de la Piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria (I de Timt. 3:16).”