Ascensión y venida de Jesucristo:
Para muchas personas en el mundo, la ascensión de Jesucristo a los cielos tiene una data de Mil Novecientos Ochenta y Un años (1981), que son contados desde el emperador romano Augusto Cesar, a la presente fecha, siendo un tiempo bastante considerable para los mortales, pero para Dios son casi dos días apenas.
Cuya ascensión se produjo, cuando hallándose en el Monte de los Olivos (Olivar), fue alzado y recibido en una nube que le ocultó de los ojos de sus discípulos, y entre tanto ellos viendo que se iba, dos varones con vestiduras blancas se les pusieron al lado y les dijeron, que de igual modo como le vieron ir al cielo, asimismo volverá (Hch. 1.9-12).
¿Cómo será la venida de Jesucristo? Es un interrogante bastante interesante, que la mismísima Palabra de Dios lo responde de manera metafórica, porque la compara como el relámpago que sale del oriente al occidente, en que así será la venida del Dios Viviente. Esta venida visible de Cristo al planeta tierra, será un hecho sin precedentes en la historia del hombre, pero antes de su cumplimiento, han de suceder predestinados acontecimientos a la raza humana, que no solo el levantamiento de falsos cristos y falsos profetas, sino el gobierno universal del anticristo, la persecución a los verdaderos cristianos y las señales que habrán en los cielos, por cuanto al ocurrir el engaño de oscuros personajes con apariencia de piedad, el predominio del nuevo orden mundial, las plagas postreras y la caída de las estrellas del firmamento, sobrevendrá el oscurecimiento del sol, la luna no dará su reflejo y serán conmovidas las potencias de los cielos, y es entonces cuando aparecerá la señal del Hijo del Hombre, quien vendrá en las nubes con sus decenas de millares, para efectuar mediante sus santos ángeles, el levantamiento de sus escogidos y realizar la aniquilación de todos los seres humanos, que en pos del trío demoniaco (el Dragón Rojo, el hijo de pecado y el falso profeta), se encuentren sellados con el 666, y preparados para pelear contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, por ser el Rey de Reyes y el Señor de señores (Mr. 13.14-27; Ap. 13:1-18; 14.9-12; 17:14; y 19.17-21).
En cuanto a su segunda venida, Moisés en Deuteronomio 33:1-2 lo predijo viéndole venir entre millares de santos con la Ley de Fuego a su mano derecha, Pablo en 2ª de Tesalonicense 2:3-4, también nos advierte de no dejarnos engañar tan fácilmente de ninguna manera, porque Jesucristo no vendrá sin que antes se manifieste el hijo de pecado y este se haga pasar por Dios. Juan por otro lado en Apocalipsis 1:7, vaticina que todo ojo lo verá, hasta los que lo traspasaron y harán lamentación por él. Será un día tan sólo conocido por IEUE, que no será día ni noche, pero al caer la tarde habrá luz (Zc. 14.7).
Cristo en su segunda venida a la tierra, consumará el día de su venganza que está en su corazón, y no será nuevamente llevado al matadero a voluntad de los impíos, sino que vendrá como un león bastante fiero. Es tanto así, que al profeta Isaías le reveló el sentido rojo de sus vestidos, porque lleno de ira pisará a las naciones, y derramará en tierra sus sangres. Es un día de sus redimidos con mucha justicia grande para salvar, y para dar el pago a sus adversarios (Is. 63:1-6; y Ap. 19:17-21). Dios tarda pero no olvida, será el momento oportuno de dar a los redimidos el privilegio de la primera resurrección y tener parte en su reinado Milenial, en cambio que a los enemigos el exterminio y la segunda resurrección, para ser condenados todos juntamente, por cuanto no recibieron el amor de Jesucristo para ser salvos, ni quisieron creer a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia (Ap. 20:4-6; y 2ª Ts. 2:9-12).
La venida de Jesucristo es importante para los redimidos, y para que se pueda cumplir el reinado Milenial y universal del Mesías; y tras sí se efectúe la última derrota en batalla a Satanás, y el Juicio Final delante del Gran Trono Blanco, donde los libros serán abiertos, y todo el que no se halle inscrito en el Libro de la Vida del Cordero, será lanzado en el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte (Ap. 20:7-15).
En definitiva, el que da testimonios de todas las cosas apocalípticas dice: “Ciertamente vengo en breve”. Amén; si, ven Señor IESUE (Ap. 22:20).