¿QUIEN DESDE LO ALTO LE HA DADO PODER EN FORMA DE DONES ESPIRITUALES A SUS DISCÍPULOS, AL DERRAMARLO DE SU ESPÍRITU A PARTIR DE PENTECOSTÉS?
De parte del Todopoderoso se le había anunciado al pueblo de Israel, varias profecías acerca de que él le daría su Espíritu en los últimos tiempos (Is. 32:15; Ez. 39:29; y Joel 2:28-29). Siendo entre estas la más acogida por los apóstoles de Jesucristo, la profecía del Profeta Joel, en la que IEUE Elohim además de decir qué él está en medio de Israel y no hay otro, derramaría su Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños y vuestros jóvenes verán visiones; y también sobre sus esclavos y esclavas derramará su Espíritu (Joel 2:28-29; y Hch. 2:16-18).
Tal profecía que había sido prometida por IEUE Elohim, Cristo la trajo a colación, así:
“Pero cuando venga la consolación, que yo enviaré [del Padre, el Espíritu de verdad], dará testimonio acerca de mí” (Jn. 15:26).
“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lc. 24:49).
“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre, la cual les dijo: “Oísteis de mí”. Porque Juan ciertamente bautizó en agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo, dentro de no muchos días” (Hch. 1:5; y 11:16).
Así que visto esos versículos bíblicos indicados entre comillas, es Jesucristo que siendo el mismo IEUE Elohim, fue quien envió la promesa de derramar de su Espíritu en sí (el Padre), el poder desde lo alto sobre sus discípulos, para que tuvieran dones espirituales, como entre estos es el poder de hablar en otras lenguas (Hch. 2:1-4; y 1 Co.12:10); y a la vez, es el cumplimiento del Salmo 68:18, que en concordancia con efesios 4:7-8, entre otras cosas dice: “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres…”.
De manera que tanto Efesios 4:7-8; y Hch. 2:33 que están en relación a todo lo anteriormente expuesto, demuestran que Jesucristo es quien a partir del día de Pentecostés, le ha dado cumplimiento a las profecías antes anunciadas, de dar de su Espíritu Divino que es el Padre en sí, el poder desde lo alto en forma de dones espirituales a sus discípulos, a fin de perfeccionarlos para la obra del ministerio (Jn. 14:10-11; Col. 2:9; Slm. 68:18; Is. 32:15; Ez. 39:29; Joel 2:28-29; y Hch. 2:1-4, 16-18; y Ef. 4:9-12).