EL JUICIO DE ESTE MUNDO COMO SODOMA ANTES DEL REGRESO DE CRISTO Y GOMORRA DESPRECIARON A DIOS CRISTO SU LEY EXODO 20;1,17EXODO 31:12,17 ESCRITO EN EL SINAI CON SU DEDO SU SANTO SABADO .De repente, como un trueno en un cielo despejado, se desató la tempestad. El Señor hizo llover fuego y azufre del cielo sobre las ciudades y la fértil llanura. Sus palacios y templos, las costosas moradas, los jardines y viñedos, la muchedumbre amante del placer, que la noche anterior había injuriado a los mensajeros del cielo, todo fue consumido. El humo de la conflagración ascendió al cielo como si fuera el humo de un gran horno. Y el hermoso valle de Sidim se convirtió en un desierto, un sitio que jamás había de ser reconstruido ni habitado, como testimonio para todas las generaciones de la seguridad con que el juicio de Dios castiga el pecado.
Las llamas que consumieron las ciudades de la llanura transmiten hasta nuestros días la luz de su advertencia. Se nos enseña la temible y solemne lección de que mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio.
Descienden juicios sobre las ciudades
Terribles conmociones vendrán sobre la tierra, y los palacios señoriales levantados a gran costo se convertirán ciertamente en montones de ruinas.—
Cuando la mano restrictiva de Dios se retire, el destructor comenzará su trabajo. Entonces ocurrirán en nuestras ciudades las mayores calamidades.—
El Señor dirige advertencias a los habitantes de la tierra, como en el incendio de Chicago y en los incendios de Melbourne, Londres y la ciudad de Nueva York.—
El fin está cerca y cada ciudad va a ser trastornada de diferentes maneras. Habrá confusión en cada ciudad. Todo lo que puede ser sacudido lo será, y no sabemos qué pasará luego. Los juicios serán de acuerdo con la maldad de la gente y la luz de verdad que han tenido.—
¡Ojalá que el pueblo de Dios tuviera una noción de la destrucción inminente de millares de ciudades, ahora casi [totalmente] entregadas a la idolatría!—
Falta poco para que las grandes ciudades sean barridas, de manera que todos deben ser amonestados acerca de la inminencia de estas calamidades