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General: CRISTO DIOS DE LA CREACION YA VIENE PRESTO
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La revelación de Dios
Cristo, Creador y Dados de la Vida
“DIOS, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios 4:6.
Antes de la caída, ni una nube descansaba sobre la mente de nuestros primeros padres, que oscureciera su clara percepción del carácter de Dios. Estaban perfectamente conformes con la voluntad de Dios. Como vestimenta, estaban cubiertos de una bella luz, la luz de Dios. El Señor visitaba a la santa pareja y la instruía en cuanto a las obras de sus manos. La naturaleza era su libro de texto. En el jardín del Edén, la existencia de Dios estaba demostrada en los objetos de la naturaleza que los rodeaban. Cada árbol del jardín les hablaba. Se veían claramente las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y divinidad, siendo entendidas por las cosas que eran hechas. 1MS 341.2
Pero si bien es cierto que Dios podía ser así discernido en la naturaleza, esto no apoya el aserto de que después de la caída un perfecto conocimiento de Dios fue revelado en el mundo natural a Adán y a su posteridad. La naturaleza podía transmitir sus lecciones al hombre en su inocencia, pero la transgresión marchitó la naturaleza y se interpuso entre ella y el Dios de la naturaleza. Si Adán y Eva nunca hubiesen desobedecido a su Creador, si hubiesen permanecido en el sendero de la perfecta rectitud, podrían haber conocido y entendido a Dios. Pero cuando escucharon la voz del tentador y pecaron contra Dios, se apartó de ellos la luz de las vestimentas de inocencia celestial, y al perder las vestimentas de inocencia, se rodearon con los negros mantos de ignorancia con respecto a Dios. La clara y perfecta luz que hasta entonces los había rodeado había alumbrado todo aquello a lo que se acercaban, pero privados de esa luz celestial, la descendencia de Adán no podía ya más discernir el carácter de Dios en sus obras creadas. 1MS 341.3
Las cosas de la naturaleza que hoy miramos nos dan sólo un débil concepto de la belleza y gloria del Edén. Sin embargo, el mundo natural, con voz inequívoca, proclama la gloria de Dios. En las cosas de la naturaleza, desfiguradas como están por la marchitez del pecado, permanece mucho que es bello. Alguien, omnipotente en poder, grande en bondad, en misericordia y en amor, ha creado la tierra, y aun en su estado marchito, inculca verdades en cuanto al hábil Artista Maestro. En este libro de la naturaleza, abierto ante nosotros, en las bellas y perfumadas flores, con sus variados y delicados matices, Dios nos da una expresión inconfundible de su amor. Después de la transgresión de Adán, Dios podría haber destruido cada capullo que se abría y cada flor que crecía, o podría haberles quitado su fragancia, tan grata a los sentidos. En la tierra, marchita y malograda por la maldición, en las zarzas, los cardos, las espinas, los abrojos, podemos leer la ley de la condenación; pero en el delicado color y perfume de las flores, podemos aprender que Dios todavía nos ama, que su misericordia no se ha retirado completamente de la tierra. 1MS 342.1
La naturaleza está llena de lecciones espirituales para la humanidad. Las flores mueren tan sólo para retoñar a nueva vida y en eso se nos enseña la lección de la resurrección. Todos los que aman a Dios retoñarán nuevamente en el Edén celestial. Pero la naturaleza no puede enseñar la lección del grande y maravilloso amor de Dios. Por lo tanto, después de la caída, la naturaleza no fue el único maestro del hombre. A fin de que el mundo no permaneciera en tinieblas, en eterna noche espiritual, el Dios de la naturaleza se nos unió en Jesucristo. El Hijo de Dios vino al mundo como la revelación del Padre. El era “aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre” que viene “a este mundo”. Juan 1:9. Hemos de contemplar el “conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios 4:6. 1MS 343.1
En la persona de su unigénito Hijo, el Dios del cielo ha condescendido en inclinarse hacia nuestra naturaleza humana. Jesús dijo ante la pregunta de Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”. Juan 14:6-11. Exhortando a Timoteo, dice Pablo: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno”. 1 Timoteo 6:11-16. 1MS 349.1
Escribiendo Pablo otra vez dice: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos”. 1 Timoteo 1:15-17.
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EL PUEBLO DE DIOS CRISTO LO CREO EN EL SEPTIMO DIA SABADO DESDE ADAN HASTA EL ULTIMO AL REGRESO DE SU SEGUNDA VENIDA .
El sábado: principios guiadores para observarlo .Apocalipsis 14:7cap 7:2Exodo 31:12,18 Éxodo 20:8,11 .
El sábado como señal de lealtad ante el mundo—Desde la columna de nube Jesús “habló ... a Moisés, diciendo:... En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo [“sábado”, nota]; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico”. Éxodo 31:12-13.
El sábado es una señal o prenda dada por Dios al hombre: una señal de la relación que existe entre el Creador y sus seres creados. Los israelitas estaban declarando delante del mundo su lealtad al único Dios verdadero y viviente, el soberano del universo, al observar el monumento conmemorativo de la creación del mundo en seis días y del descanso del Creador en el séptimo día, al observar el sábado como día santo de acuerdo a las instrucciones divinas.
Cuando los cristianos observan el verdadero sábado, deben presentar siempre al mundo un testimonio fiel de su conocimiento del Dios vivo y verdadero como una distinción con los dioses falsos, pues el Señor del sábado es el Creador de los cielos y la tierra, el Ser exaltado sobre todos los demás dioses.
“Guardaréis el día de reposo [“sábado”, nota], porque santo es a vosotros... Seis días se trabajará, mas el día séptimo es el día de reposo [“sábado”, nota] consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo [“sábado”, nota], ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo [“sábado”, nota] los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”. Éxodo 14-17.—
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DESPUES DE LA LEY DOMINICAL O LA MARCA DE LA BESTIA PARTE DEL ULTIMO REMANENTE DE CRISTO SELLADO SALE DE LAS IGLESIAS IMPIAS DEL PAPADO COMO MARTIN LUTERO JUAN JUSS ETC ESCUCHA Y SALE DE BABILONIA APOC 18: 4 Luego oí otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas.
5 Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 1
[V.1-> Miré. Mejor “Vi”. El Cordero. Sin duda se refiere al Cordero mencionado en Ap 5:6 (ver el comentario respectivo). En cuanto al uso del artículo para referirse a datos proféticos previamente introducidos, ver com. Dan 7:13; cf. com. Ap 1:13. El Monte de Sión. Ver com. Sal 48:2; Ap 14:1-5 se relaciona estrechamente con el Ap 13:11-18. Los 144.000 aparecen con el Cordero sobre el monte de Sión para indicar su triunfo sobre la bestia y su imagen. Juan los había visto pasar poco antes por una prueba sumamente severa, aislados socialmente y condenados como merecedores de la pena de muerte. Pero en su hora más oscura fueron librados, y ahora están con el Cordero librados eternamente de los conflictos de la tierra. Ciento Cuarenta y Cuatro mil. En cuanto a la identidad de este grupo, ver com. Ap 7:4. El nombre... de su Padre. En el Ap 7:3 se dice que los 144.000 son sellados “en sus frentes”, por lo tanto, hay una estrecha relación entre el sello y el nombre divino. En esta visión de Juan el sello evidentemente tenía el nombre del Padre y del Hijo. En los sellos antiguos se grababa el nombre de la persona, lo que les daba validez. En cuanto a ejemplos de inscripciones en estos sellos, ver com. Ap 7:2. Los nombres, aplicados a los 144.000, representan (1) el dueño: los 144.000 pertenecen a Dios; (2) el carácter: los 144.000 reflejan plenamente la imagen de Jesús. Cf. com. Ap 13:17, donde la marca de la bestia y el nombre de la bestia se relacionan estrechamente. En la frente. Compárese con la marca de la bestia en la frente (ver com. Ap 13:16). ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver
[V.2-> Y oí una voz. 0 “un sonido”. Algunos creen que estos tañedores de arpas y cantores no son los 144.000 sino los ángeles, cuyo mensaje sólo pueden entender los 144.000; sin embargo, en Ap 15:2-3 se presenta claramente a los 144.000 con arpas y cantando, y por esto otros creen que en Ap 14:2 también se trata de los 144.000. Estruendo de muchas aguas. Ver com. Ap 1:15. Sonido de un gran trueno. El trueno se relaciona aquí, como en otros pasajes, con la presencia divina (cf. Jnb 37:4; Sal. 29; Ap 4:5; Ap 6:1). Voz... era como de arpistas. O “el sonido que oí como de citaristas que tocaban en sus 840 cítaras. El sonido que Juan oyó era semejante al de tañedores de cítaras. Quizá no vio tocar los instrumentos, de ahí su cautelosa comparación. Hay un estudio de las arpas antiguas en el t. III, pp. 38-39. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.3-> Cantaban. Literalmente “cantan” (BJ, BC). La flexión del verbo está en presente para darle más dramatismo (cf. com. Ap 13:11). Trono. El trono ya se ha presentado (Ap 4:2). Delante de los cuatro seres vivientes. Ver com. Ap 4:6. Ancianos. Cf. Ap 4:4. Nadie podía aprender. Esta experiencia es de naturaleza tan personal, que sólo los que han pasado por ella pueden apreciar su significado. Para ellos el canto es un resumen preciosísimo y abarcante de las vicisitudes por las cual han pasado en las etapas finales de conflicto entre el bien y el mal. Redimidos. Gr. agorázō, “comprar”, “adquirir”, “redimir”; también se traduce “comprar” en los Ap 3:18; Ap 18:11. Compárese con las frases “con tu sangre nos ha redimido para Dios” (Ap 5:9), “redimidos de entre los de la tierra” (Ap 14:4). Cf. com. Rom 3:24; 1Co 6:20. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.4-> No se contaminaron. Gr. molúnō, “contaminar”, “marchar”, “ensuciar”, como la conciencia (1Co 8:7) o los vestidos (Ap 3:4). Se refiere figuradamente, sin duda, a la contaminación debido a las relaciones ilícitas (ver com. “vírgenes”). El tiempo del verbo en griego puede ser significativo, pues fija la acción en un momento específico, sin duda en el tiempo cuando la unión de los elementos religiosos, simbolizados por “mujeres” (ver com. “mujeres”), ejercerá toda la presión posible sobre los santos para que renuncien a su fidelidad a Dios y sus mandamientos y se unan a la organización apóstata (ver com. Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 17:6). Cualquiera concesión hubiera significado una contaminación; pero ahora, de pie victoriosamente sobre el monte de Sión, se alaba a los santos por su felicidad. Mujeres. En las Escritura a menudo se usa la figura de una mujer para representar a una iglesia; una mujer pura simboliza a la iglesia verdadera, a una mujer inmoral, a la iglesia apóstata (ver com. Ap 12:1). En Ap 17:1-5 (ver el comentario respectivo) la iglesia de Roma y varias iglesias apóstatas que siguen sus pisadas, son simbolizadas con una mujer impura y sus hijas. El profeta se refiere sin duda a estas iglesias (ver com. “no se contaminaron”). Vírgenes. Gr. parthénos, término que se aplica a hombres y mujeres; aquí, a hombres. Esta aplicación es clara tanto por el texto griego como por la figura de “virgenes” que no se han “contaminado” con “mujeres”. Todo el pasaje es simbólico, y por eso no se refiere a la virginidad literal que uno u otro sexo; de lo contrario, este pasaje contradiría otros que ensalzan el matrimonio y la relación conyugal (ver com. 1Co 7:1-5; Heb 13:4). Los santos son llamados vírgenes o porque se han mantenido apartados de Babilonia, o porque ya no tienen nada que ver con ella (ver com. Ap 18:4). Se negaron a tener relación alguna con Babilonia y sus hijas en el tiempo cuando éstas se convirtieron en los instrumentos de Satanás en su esfuerzo final por extirpar a los santos (ver com. Ap 13:15). No se contaminaron participando en esa alianza vituperable de elementos reunidos por Satanás, aunque quizá alguna vez pertenecieron a alguno de los diversos grupos que ahora están unidos. Siguen al Cordero. Parece señalarse algún privilegio especial de los 144.000 cuyos detalles no son revelados y por lo tanto sólo se pueden conjeturar. Cf. com. Ap 7:14-17. Redimidos de entre. Ver com. Ap 14:3. Primicias. Gr. aparj’, “primeros frutos”, de la raíz del verbo apárjomai, “empezar”, especialmente “iniciar el sacrificio”, “ofrecer primicias”. Los antiguos israelitas ofrecían las primicias al Señor en forma personal (Deu 26:1-11) y también nacional (Lev 23:10; Lev 23:17). Dar las primicias era un reconocimiento de la bondad de Dios al proporcionar la cosecha. La ofrenda nacional también tenía un significado simbólico (ver com. 1Co 15:20). El término “primicias” aplicado a los 144.000 pude entenderse en dos formas: 1. Que son la primera entrega o adelantos de la gran cosecha. Los 144.000 son los vencedores en el gran conflicto con la bestia y su imagen (ver com. Ap 14:1). Han sido librados de esta lucha y están a salvo delante del trono de Dios. “Habiendo sido trasladado de la tierra, de entre los vivos, son contados por ‘primicias para Cristo y para el Cordero’ “ (CS 707) 2. Que sencillamente significa “un presente” o “una ofrenda”. Aparj’ es en la LXX la traducción más frecuente del Heb. terumah, 841 “contribución”, “ofrenda”. En Exo 25:2-3 terumah es la contribución de los hijos de Israel para la construcción del santuario. Terumah describe con frecuencia una “ofrenda” (ver Num 5:9, LXX, aparj’). Inscripciones antiguas muestran que aparj’ se usaba comúnmente para describir un “presente” para una diosa, sin referencia al tiempo. Cuando aparj’ es la traducción de terumah, tampoco hay referencia al tiempo. Por lo tanto, los 144.000 pueden considerarse como las “primicias”, ya sea en el sentido de que son parte de una cosecha mayor, o de ser una ofrenda o presente para Dios. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 5
[V.5-> Fue hallada. La reflexión del verbo griego indica acción pasada en un momento determinado. En el momento de hacerse la investigación, los 144.000 eran intachables, limpios por la gracia de Dios. Mentira Gr. pséudos, “falsedad”, “sutileza”, “fraude”, “engaño”. El Evangelio de Jesucristo transformara al pecador, lo convierte ningún fingimiento, ningún engaño, ningún pecado. Sin mancha Gr. ámōmos, “sin defecto”, “sin culpa” (ver com. Efe 1:4; cf. PVGM 47-48; TM 506). Delante del trono. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. La omiten la BJ, BA, BC y NC ]
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