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PERTURBACIÓN
DE PARTE DE QUIENES QUIEREN
PERVERTIR
EL EVANGELIO DE CRISTO:
El
Evangelio a diferencia de otras doctrinas, transmite un mensaje de
salvación en el nombre del Mesías, es Santo y es Eterno, que significa: “BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN”.
El cual por mandamiento del
Divino Maestro, le fue encomendado a sus Apóstoles, para predicarlo
a toda criatura, con el pro y la contra, de que quien creyere y fuese
bautizado, será Salvo, pero el que no creyere, será condenado (Mc.
16:15-16).
Cuyo
Evangelio es la única Doctrina del Mesías, porque de acuerdo al
Nuevo Testamento no hay otro, sino que hay algunos que perturban y
quieren pervertirlo (Gl. 1:7). Los primeros en tratar de pervertir el
Evangelio de Cristo, eran algunos fariseos de Judea, que quienes con
una conducta legalista de persistir en guardar el rito de Semut
(Moisés), querían imponerselo a los gentiles conversos, bajo la
suposición de que si no se circuncidaban, no serían salvos (Hch.
15:1, 5, R.V.); y esto era una herejía en contra del Evangelio de
Cristo, porque no consiste en ser justificados para con el Santísimo
por el cumplimiento de las obras de la ley, sino por la fe, en la que
se sostuvo el Patriarca Abraham, que por haberle creído al Eterno,
le fue contado por justicia (Gl. 2:15-17; 3:5-11, 24-25; y 5:1-13,
R.V.). También con igual aptitud de perversión, estaban los falsos
hermanos, que entraban a escondidas en la congregación, para espiar
la libertad que los Apóstoles y otros discípulos tenían en Cristo,
a fin de reducirlos a esclavitud (Gl. 2:4, R.V.). Aunado a esa
perversión, son los falsos apóstoles, que el apóstol Pablo de
entre otras cosas que le escribió en su segunda carta a los
Corintios, los menciona a posterior de decirles, que como la
serpiente con su astucia engañó a Eva, los sentidos les serían
extraviados de alguna manera de la sincera fidelidad a Cristo, en
cuanto a la predicación de otro Mesías, al recibimiento de otro
Espíritu y a la aceptación de otro Evangelio distinto al que han
aceptado (2 Co. 11:3-13, R.V.).
Al
haber quienes perturban para pervertir el Evangelio de Cristo, no es
para nada bueno que los discípulos del diablo lo hacen, sino es con
la mala intensión de corromperlo para ajustarlo a sus desenfrenos e
intereses perversos, que entre otras cosas, es actuar con una
conducta desafiante y descarada; y torcer la adecuada enseñanza que
transmite, para darle un viraje con ideas adulteradas de humana
sabiduría, que conllevan a una determinada tergiversación. Su fin
es el dinero, las ganancias deshonestas y los bienes materiales.
Tal
perversión, ya se sabía que vendría, luego de la partida del
Apóstol Pablo, como el mismo se lo presagió a los hermanos de la
iglesia, diciendo:
"Después
de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos rapaces, que no
perdonarán al rebaño”; y también de entre vosotros mismos, se
levantarán hombres y hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí” (Hch. 20:29-30).
Aún
de lo inmediatamente anterior, el Apóstol en mención también
escribió:
“Porque
vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina
sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme
a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y
se volverán a las fábulas” (2
Timoteo 4:3-4).
Y
no solo el Apóstol Pablo estuvo sabido antes de tiempo, de lo que
acontecería respecto a la citada perversión, sino que el Apóstol
Pedro
fue
también oportuno en lo tocante a ello, porque entre otras cosas
dijo:
“Pero
hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo
sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus
discilusiones, que por causa de los cuales el camino de la verdad
será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros
con palabras finjidas. Sobre los tales ya de largo la condenación
no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pd. 2:1-3).
Otro
tanto pero cuando ya estaba aconteciendo la citada perversión,
escribió el Apostol Judas en la carta de la que fue su autor:
“...Porque
algunos hombres, que de antiguo habiendo sido escrito de antemano a
juicio, se introdujeron furtivamente, siendo Irreverentes a la gracia
inmerecida de nuestro Dios, transfiriendo hacia dentro una conducta
libertina, descarada y desafiante al solo dueño Dios, y repudiando
al Señor nuestro IESUE ungido” (Jd. 1:4, BIG).
En
todo lo antes expuesto, se ha de observar con bastante detenimiento,
quienes son los que dentro de las congregaciones cristianas, causan
la perversión del Evangelio de Cristo, y son precisamente los que de
manera descriptiva, se pasan a señalar:
-
Los
judaizantes (Hch. 15:1,5. R.V.).
-
Falsos
hermanos (Gl. 2:4, R.V.).
-
Falsos
apóstoles “Obreos Fraudulentos” (2 Co. 11:13, R.V.).
-
Lobos
rapaces (Hch. 20:29-30).
-
Falsos
maestros con herejías destructoras (2 Pd. 2:1-3. R.V.).
-
Maestros
conforme a sus propias conscunpisencias (2 Tm. 4:3-4. R.V.).
-
Hombres
de conducta libertina, descarada y desafiante. (Jd. 1:4, R.V.).