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De: Alex argos (Mensaje original) |
Enviado: 01/02/2010 14:37 |
Porqué Jaguares?
Por el contenido implícito esotérico terrenal y chamánico que recuerdan a los Mayas de México. Sería entrelazarse con los mundos espirituales mágicos que concaténan los diferentes mundos visibles e invisibles aquí en la tierra.
EL JAGUAR EN MESOAMÉRICA
EL ICONO FELINO EN MÉXICO FAUCES, GARRAS Y UÑAS
Nicholas J. Saunders
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El jaguar es el más grande y poderoso
felino de América y por más de tres mil años fue uno de los más importantes
animales simbólicos de Mesoamérica. La imagen del jaguar, al igual que la
del ocelote y la del puma, aparece en el arte de todas las civilizaciones
prehispánicas, desde los olmecas hasta los aztecas. La fascinación que
ejercieron los jaguares sobre la imaginación de los pueblos indígenas persistió
en la época colonial y ha llegado hasta nuestros días.
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El jaguar entre los
mayas
Entre los mayas del Clásico (250-800 d.C.) el jaguar fue un
icono recurrente para simbolizar liderazgo, sacrificio y guerra. La colorida
piel del felino fue utilizada como vestimenta emblemática de reyes-guerreros
perteneciente a una dinastía y cubría los tronos que en ocasiones tenían la
propia forma del animal, como se puede ver en Palenque, Chiapas, y Uxmal y
Chichén Itzá, Yucatán.
El rasgo distintivo de la indumentaria guerrera en
los murales de Bonampak son los atuendos y accesorios de jaguar, o tal vez de
ocelote. En las Tierras Bajas mayas del Clásico, el simbolismo del jaguar
aparece constantemente asociado a inscripciones jeroglíficas que se refieren a
guerra, cautivos y sacrificios humanos. Estas asociaciones fueron profundas y
persistentes. Se sabe que en tiempos posteriores, durante el Posclásico, la
expresión "extender una piel de tigre" era sinónimo de guerra, y en la Colonia
el "petate de jaguar" aún era el asiento de las autoridad en los consejos mayas.
El prestigio que los gobernantes mayas del Clásico concedían al jaguar puede
constatarse en los títulos reales, que siempre incluyen un jaguar. Excavaciones
arqueológicas en Uaxactún y Kaminaljuyú, Guatemala, y en Altun Ha, Belice,
muestran que los reyes mayas eran enterrados con pieles, garras y colmillos de
jaguar. En Copán, Honduras, fueron sacrificados 15 jaguares por el rey Yax Pac,
uno por cada uno de sus ancestros, en un acto que parece indicar una
identificación espiritual entre la realeza y el gran felino. Hoy en día, entre
los mayas de Chamula, Chiapas, se considera que los líderes políticos y los
curanderos tienen como animal compañero al jaguar, mientras que los individuos
de menor rango tienen ocelotes, conejos o tlacuaches.
La identificación del
jaguar con la clase social alta también se puede constatar a través del lenguaje
y la literatura mayas. En el Popol Vuh de los maya quiché el término
balam se refiere tanto al jaguar como a su fuerza y ferocidad, y sus
garras son usadas como signo de liderazgo. En Chichén Itzá, Yucatán, durante el
Posclásico, aparecen grandes felinos manchados comiendo lo que al parecer son
corazones humanos, lo cual podría ser una representación metafórica de
sacrificios humanos que llevaban a cabo los miembros de una sociedad guerrera
del jaguar.
Cada una de las civilizaciones mesoamericanas desarrolló su
propio concepto sobre lo que el jaguar o el puma significaban, y representó con
un estilo propio a los felinos mismos o a criaturas míticas con rasgos felinos.
Algunos murales de la gran ciudad de Teotihuacan muestran jaguares cubiertos de
plumas verdes que soplan caracoles marinos, los que, de nueva cuenta, son
representaciones de guerreros. En la Calzada de los Muertos se conserva un mural
que representa a un puma, y en el Palacio de Zacuala se ve un "guerrero jaguar"
pintado en bellos colores que lleva un escudo y un tocado con un jaguar
rugiente. En 1988 se encontraron restos de dos grandes felinos, tal vez pumas,
bajo la Pirámide de la Luna, que fueron enterrados vivos en jaulas de madera
como acompañantes de una víctima del sacrificio. Una de las más enigmáticas
imágenes del felino de Teotihuacan es la del llamado jaguar reticulado, que
lleva el cuerpo cubierto de diseños entrelazados.
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Aquí un documento de investigación seria y científica al respecto:
http://www.uam-antropologia.info/alteridades/alt12-4-valverde.pdf
Jaguar y chamán entre los mayas MA. DEL CARMEN VALVERDE VALDÉS*
Es por todos conocido el hecho de que una de las características más importantes de los chamanes mesoamericanos, junto con su capacidad de curar y provocar enfermedades, adivinar, soportar el dolor físico y realizar viajes a regiones sagradas tales como el interior de las montañas, el inframundo o el cielo, está la de transformarse en algún otro ser, ya sea éste animal o fuerza natural como un rayo (Garza, 1990: 171). Esta transubstanciación generalmente se lleva al cabo mediante técnicas extáticas o el uso de plantas o substancias alucinógenas, y su objeto fundamental es acceder a otros planos de realidad en los que el chamán se pueda desplazar en distintos tiempos y diversos espacios, buscando en el pasado y en el futuro, para encontrar en ocasiones respuestas a ciertos males o enfermedades de sus pacientes. Así, estos hombres se distinguen en su comunidad por poseer esta serie de dones extraordinarios. El análisis de las prácticas chamánicas en su conjunto es algo tan amplio, que rebasa por mucho la intención de este trabajo; es por ello que en esta oportunidad me referiré únicamente a la transmutación del chamán en un animal concreto, el jaguar, y dentro de una cultura específica, la maya.
Esta práctica chamánica fue una creencia tan fuerte que pervive en casi todas las comunidades indígenas contemporáneas. Cabe hacer la aclaración que, junto con ella, se conserva también la idea del tonalismo, que puede prestarse a confusión, ya que esta última se refiere al concepto de una alter ego animal en el que habita una parte del espíritu de cada ser humano, de manera que el hombre queda ligado a su compañero animal desde que nace hasta que muere. Sin embargo, esto es algo natural, un común denominador del género humano, mientras que el transformarse voluntariamente en algún otro ser, es un poder especial y sobrenatural que sólo ciertas personas poseen (Garza, 1990: 172-173).
De igual forma, el animal en el que se convierte el chamán debe a su vez reunir una serie de cualidades notables que lo distingan del resto, que lo hagan especial, en pocas palabras, más poderoso. En este sentido, el jaguar en su medio natural es el depredador por excelencia, el cazador más audaz y el más fuerte de los carnívoros americanos. Este poderoso felino, de hábitos crepusculares y nocturnos, es además un excelente trepador y nadador, es decir, transita libremente por todos los ámbitos de la selva, desde las copas de los árboles hasta los ríos, lagunas y pantanos. Su piel manchada y su capacidad para moverse en su ambiente sin ser notado lo convierten en un ser críptico y escurridizo.
Con todas estas características, el félido no sólo es el alter ego de los hombres principales de la comunidad, de los grandes señores, sino también estará asociado prácticamente en forma indisoluble a los chamanes. Así, cuando éstos se convierten en él, adquieren no sólo su apariencia, sino también todas sus cualidades, tales como su corpulencia, la fuerza de sus garras y colmillos, su habilidad como cazador para acechar y seguir rastros sin dejar huella, su aguda visión aún en las noches más oscuras, su penetrante olfato, etcétera.
* Centro de Estudios Mayas, IIF, UNAM. excepcional. De ahí que una de las constantes entr
vean éste curioso video de dizque iniciación en Palenque... ante la proliferación de extranjeros ansiósos por experimentar "mágia chamánica maya" (que al final solo los tránzan y les bajan los dólare$ y euro$!, se prestan a payasádas, que solo alimentan a sus maltréchos egos.
http://www.youtube.com/watch?v=6FAMbXqHA48
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