euro ha venido cayendo frente al dólar de EEUU durante semanas. Han aparecido en los mercados financieros dudas acerca de las finanzas públicas de los países de la
Eurozona Portugal, Irlanda, Grecia y España, los llamados PIGS.
Grecia está sufriendo la crisis más severa, con su bono a diez años con un interés que se acerca al 7%. El gobierno griego estima su déficit presupuestario en un 12,7% del PIB en 2009. La deuda pública bruta suma el 113% de su PIB. Si el tipo de interés que tiene que pagar Grecia por su deuda sigue subiendo, el país tendrá que dejar de pagar sus obligaciones.
En un intento por recuperar la confianza en el futuro del país, el gobierno griego ha anunciado una congelación de los salarios públicos, una reducción del número de funcionarios y un aumento de los impuestos sobre la gasolina, el tabaco, el alcohol y las grandes propiedades inmobiliarias. Esto debería ayudar a reducir el déficit al 8% en 2010. Sin embargo, los mercados no confían en esta solución.
Mientras que el aumento de los impuestos causaría nuevos problemas para los griegos, otros problemas siguen sin abordarse: el enorme sector público no se ha reducido sustancialmente. Los niveles salariales siguen siendo pocos competitivos como consecuencia de los poderosos sindicatos.
Además, no está claro que el gobierno pueda sostener esos pequeños recortes en el gasto, pues habrá una huelga general en febrero. En diciembre de 2008, Grecia sufrió disturbios contra reformas políticas comparativamente menores. Como la mayoría de la población parece estar en contra de recortes en el gasto, el gobierno puede no ser capaz de evitar la bancarrota del país.
Durante años, el gobierno griego ha mostrado un comportamiento en el gasto bastante pródigo. Esto se exacerbó cuando Grecia empezó a pagar intereses más bajos en los bonos del gobierno al haber entrado en la Unión Económica y Monetaria Europea.
Los tipos de interés de Grecia estaban subvencionados debido a una garantía implícita de los miembros fuertes de la Eurozona, de quienes se esperaba que apoyaran a los miembros más débiles en situaciones con problemas.
Durante los primeros años del euro, los tipos de interés de los bonos griegos se vieron así reducidos: se acercaban a los de los bonos alemanes. Grecia gastaba desaforadamente pero pagaba intereses como si fuera un país mucho más conservador. Entre tanto, la economía y los votantes griegos se adaptaron al gasto gubernamental subvencionado por los bajos tipos de interés.
Cuando estalló la crisis financiera global, aumentaron los déficits tanto en los países fuertes como en los débiles de la Eurozona. Los países más fuertes tenían sus propios problemas y la gente empezó a dudar si apoyarían a los más débiles en caso de emergencia. Además, la diferencia entre el tipo de interés que Grecia tenía que pagar en sus bonos y el que tenía que pagar Alemania aumentó.
Hoy la cuestión es si Grecia sería rescatada por el resto de los países. Los funcionarios de los países más débiles tienden a destacar la solidaridad de la Unión, mientras que los países más fuertes dejan claro que no habría rescate.
Aún así,
el debate es erróneo: Grecia ya está siendo rescatada por el resto de la Unión. El Banco Central Europeo (BCE) acepta los bonos del gobierno griego como colateral de sus operaciones de préstamo. Los bancos europeos pueden comprar bonos del gobierno griego (pagando ahora una prima en comparación con los bonos alemanes de más del 3%) y usan esos bonos para obtener un préstamo del BCE al 1% de interés, un negocio muy rentable.
Los
bancos aceptan los bonos griegos porque saben que el BCE los aceptará como colateral para nuevos préstamos. Como el interés a pagar al BCE es menor del recibido de Grecia, hay demanda para esos bonos griegos. Sin la aceptación de bonos griegos por el BCE como colateral para sus préstamos, Grecia tendría que pagar tipos de interés mucho más altos que ahora. Por tanto, Grecia ya está siendo rescatada.
Los otros países de la Eurozona pagan la facturaEfectivamente, el BCE crea nuevos euros aceptando los bonos del gobierno griego como colateral.
Las deudas griegas se monetizan y el gobierno griego gasta el dinero que recibe por los bonos para asegurarse el apoyo de su población.
Los precios empiezan a aumentar en Grecia y el dinero huye a otros países, aumentando los precios en toda la Eurozona. En el exterior, la gente ve que sus gastos en la compra aumentan más rápido que sus ingresos. Esto significa una redistribución que favorece a Grecia.
El gobierno griego está siendo rescatado mediante una transferencia constante de poder adquisitivo del resto de Europa.
El
futuro del euro es oscuro porque hay grandes incentivos para un comportamiento fiscal imprudente, no sólo en Grecia, sino también en otros países. Algunos están en situación similar a Grecia. En España, el desempleo oficialmente se acerca al 20% y el déficit público es del 11,4% del PIB. Portugal anunció un plan de privatización de activos nacionales y su déficit está en el 9,3% del PIB. La burbuja inmobiliaria de Irlanda explotó con un déficit del 11,5% del PIB.
Los incentivos para un comportamiento irresponsable de estos y otros países están claros. ¿Por qué pagar tus gastos aumentando los impopulares impuestos? ¿Por qué no emitir bonos que se comprarán creando nuevo dinero, aunque al final aumenten los precios en toda la Eurozona? ¿Por qué no externalizar los costes de los gastos gubernamentales que son tan vitales para asegurarse el poder político?
En nuestro sistema monetario, los derechos de propiedad en el dinero no están adecuadamente definidos o defendidos, dando lugar a la expansión inflacionista del crédito. Nuestro sistema bancario fiduciario de reserva fraccionaria produce una
tragedia de los comunes, que lleva a una sobreexplotación de los recursos.
Un ejemplo típico de una tragedia de los comunes es la pesca excesiva en el océano. Como los bancos de peces no son propiedad de nadie los costes de pescar se externalizan en todos los demás pescadores. Si no pesco tantos peces tan rápido como pueda, mi competidor los pescará. De forma similar, los derechos de propiedad en los depósitos bancarios no están claramente definidos. Los bancos tienen el incentivo para expandir el crédito y externalizar los costes en la sociedad.
Para los estados miembros de la Eurozona, los costes de un comportamiento fiscal imprudente pueden también, hasta cierto punto, ser externalizados.
Cualquier gobierno cuyos bonos se acepten como colateral por el BCE pueden utilizar esta imprenta para financiar sus gastos. Los costes de esta estrategia se externalizan parcialmente a otros países cuando el dinero recién creado eleva los precios en toda la unión monetaria.
Cada gobierno tiene un
incentivo para acumular déficits mayores que los del resto de la Eurozona, porque sus costes pueden externalizarse. En consecuencia, en el
Eurosistema hay una tendencia interna hacia continuas pérdidas en el poder adquisitivo.
Esta sobreexplotación puede acabar ocasionando el colapso del euro.Cualquier tragedia de los comunes puede resolverse privatizando el recurso concreto. Pero en lugar de privatizar, los gobiernos generalmente prefieren regular. Así, se impuso una regulación para la Unión Monetaria Europea. Se llama el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y obliga a que el déficit presupuestario anual de cada país esté por debajo del 3% y su deuda pública bruta no sea mayor que el 60% de su PIB. Se definieron sanciones para hacer cumplir estas reglas.
Aún así esas sanciones nunca se han hecho efectivas y el pacto generalmente se ignora. Para 2010, se espera que todos los estados miembros menos uno tengan un déficit presupuestario mayor del 3%; el nivel de deuda general europeo es del 88%. Alemania, el principal país en obligar a estos requerimientos estuvo entre los primeros en rechazar cumplirlos.
¿Cuál es el futuro del euro?
Como hemos visto, los incentivos inherentes a la Eurozona animan a la destrucción de la divisa porque los costes de los déficits están externalizados. Por tanto hay tres posibilidades principales:
1) Finalmente se hace cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Por desgracia, la fuerte resistencia política hace que de posibilidad algo muy improbable.
2) Los estados miembros más conservadores rechazan continuar rescatando a los más pródigos. Los estados económicamente más fuertes fuerzan a los más débiles a entrar en bancarrota y abandonar la unión monetaria.
3) Los países continúan aumentando sus déficits, intentando externalizar los costes. Ceden ante los incentivos y participan en una carrera del gasto que lleva a una hiperinflación y el euro se acerca cada vez más al colapso.
Artículo elaborado por Philipp Bagus, profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos, publicado originalmente en Ludwig Von Mises Institute, y traducido por Manuel Lora.