«La Tierra y el espacio están a punto de entrar en contacto de una forma que es nueva en la historia de la Humanidad». Expertos de la NASA han vuelto a advertir del peligro que puede suponer para la Tierra la explosión de una única y gran tormenta espacial, generada a más de 150 millones de kilómetros de distancia, sobre la superficie del Sol. Una actividad solar en extremo intensa -en los próximos años se esperan niveles cada vez mayores- causaría un desastre sin precedentes. Nuestros sistemas energéticos y de comunicaciones quedarían gravemente dañados por el alcance del plasma solar y nuestro cómodo sistema de vida occidental, que descansa más que nunca sobre la tecnología, se vendría abajo como un castillo de naipes. No es la primera vez que la NASA realiza esta advertencia. Hace dos años,
hizo público un estudio en el que incluso predecía millones de muertos en 2012 si el Sol descargaba su «tormenta perfecta».
Investigadores, legisladores y políticos norteamericanos
se han reunido estos días en Washington para perfeccionar el enfoque en la protección de infraestructuras críticas. El objetivo final es mejorar la capacidad del ser humano para prepararse, mitigar y responder a fenómenos meteorológicos del espacio potencialmente devastadores. «Creo que estamos en una nueva era en la que el clima espacial puede ser tan influyente en nuestra vida cotidiana como el clima terrestre común», afirma Richard Fisher, jefe de la División Heliofísica de la NASA.
«El Sol está despertando de un profundo sueño y en los próximos años esperamos ver niveles mucho más altos de actividad solar. Al mismo tiempo, nuestra sociedad tecnológica ha desarrollado una sensibilidad sin precedentes a las tormentas solares», expone el especialista. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS) hizo público el problema hace un par de años en un importante estudio financiado por la agencia espacial norteamericana.
Reflejaba un panorama desolador. La civilización del siglo XXI se sustenta sobre sistemas de alta tecnología. Pero estas redes inteligentes de energía, la navegación GPS, el control del transporte aéreo o los sistemas de comunicaciones puede ser eliminados por una intensa rabieta solar. Un fenómeno de este tipo podría causar daños económicos veinte veces más fuertes que el huracán Katrina.
A pesar de todo, hay una respuesta. La NASA cree que gran parte del daño puede ser mitigado si se conoce con la mayor exactitud posible la llegada de una tormenta, con acciones que, por ejemplo, protegan los satélites o desconectando los transformadores. Para ello, sondas de la agencia espacial, entre ellas
STEREO, ACE y SDO, proporcionan información actualizada al minuto sobre lo que está sucediendo en el Sol.
SDO (Observatorio de Dinámica Solar) es la última incorporación a la flotilla. Lanzada en febrero, es capaz de fotografiar las regiones solares activas con una resolución espectral sin precedentes. Ahora, los científicos pueden observar las erupciones con gran detalle