Arabia Saudita no permitirá que los bombarderos israelíes atraviesen su espacio aéreo para atacar las instalaciones nucleares iraníes. Eso fue lo que declaró el príncipe Mohamed Ben Nawaf, enviado de Riyadh a Londres, desmintiendo así la información publicada en The Times.
¿Significa eso el fin de la alarma? En lo absoluto. Nadie en Washington ha desmentido la información, proveniente del Pentágono, de que un ataque israelí contra instalaciones nucleares iraníes ha sido «planificado con el consentimiento del Departamento de Estado estadounidense» y que otro corredor aéreo está previsto, principalmente en función del ataque contra Bushehr, a través de Jordania, Irak y Kuwait. Pero los hechos, más que las palabras, están demostrando que intensifican los preparativos para un posible ataque contra Irán.
El ministro de Defensa [israelí] Ehud Barak, de visita en Washington, obtuvo nuevamente grandes cantidades de suministros militares, en especial de bombas Jdam fabricadas por la firma estadounidense Boeing.
Se trata de bombas de gran poder que, al agregárseles un dispositivo de cola con direccionamiento por GPS, pueden ser lanzadas a más de 60 kilómetros del objetivo y se dirigen automáticamente hacia él.
Esas mismas bombas fueron equipadas recientemente con un sistema de direccionamiento por láser que las hace más precisas aun. Según el diario israelí Haaretz, esas bombas ya fueron utilizadas durante la segunda guerra contra el Líbano, en 2006, y en la operación Plomo fundido desatada contra Gaza en 2008.
Barak también pidió a Washington que aumente en un 50% los «depósitos de urgencia» que las fuerzas armadas estadounidenses crearon en Israel en diciembre pasado, por decisión de la administración Obama. Haaretz reporta que esos depósitos contienen misiles, bombas, municiones para la aviación, vehículos blindados y otros armamentos, catalogados en el momento de su llegada, para garantizar un «acceso fácil y rápido a la parte israelí».
Parte del armamento destinado a los «depósitos de urgencia» seguramente proviene, aunque no se ha dicho, de Camp Darby, la base logística del US Army (situada en Italia, entre Pisa –que cuenta con un aeropuerto para uso civil y militar, con personal exclusivamente militar en la torre de control– y Livorno, puerto comercial. NdT.). Según el Global Security, hace tiempo que la 31ª Escuadra de Aprovisionamiento de esa base es también responsable de los depósitos situados en Israel, una especie de sucursal de Camp Darby que garantizó el aprovisionamiento de las fuerzas israelíes durante sus ataques contra el Líbano y Gaza.
Entre las municiones que Estados Unidos está entregando a Israel se encuentran las «ojivas penetrantes pesadas», como las Blu-117 de una tonelada, adaptadas para ataques contra los búnkeres iraníes. Se trata de las mismas armas que desde hace meses han venido acumulándose en la base estadounidense de Diego García, a la que han sido enviados los bombarderos B-2 capaces de atravesar las defensas antiaéreas.
Según Dan Plesh, director del Centro de Estudios Internacionales de la universidad de Londres, «los bombarderos estadounidenses ya están preparados para destruir 10 000 objetivos en Irán en pocas horas». Y, tras esas tranquilizadoras declaraciones, Arabia Saudita está potenciando sus 150 caza-bombarderos F-15, proporcionados por Boeing, con las tecnologías más avanzadas, las que aumentan su eficacia en los ataques nocturnos y los capacitan para actuar en operaciones conjuntas con la fuerza aérea estadounidense.