(NC&T) El equipo de científicos usó campos eléctricos de alta precisión a modo de pinzas, para guiar y colocar nanocables de oro, cada uno con dimensiones del orden de la centésima parte del tamaño de una célula, en puntos predeterminados, cada cual en una célula específica. Las moléculas que cubrían las superficies de los nanocables activaron entonces una cascada de acciones bioquímicas sólo en la célula tocada por el cable, sin afectar a las demás células cercanas. Los investigadores creen que esta técnica podría conducir a mejores formas de estudiar células individuales o incluso componentes específicos de células, y en el futuro podría acabar permitiendo producir nuevos métodos de suministro de medicamentos en puntos muy específicos del cuerpo.
De hecho, las técnicas actuales que no utilizan esta nueva tecnología basada en los nanocables, no son muy precisas, lo que acarrea la estimulación no deseada de múltiples células, o bien requieren complejas alteraciones bioquímicas de las células. Con la nueva técnica, los investigadores pueden, por ejemplo, establecer como blancos de ataque las células que tengan propiedades cancerosas (tasa de división celular más alta de lo conveniente, o una morfología anormal), sin que en el ataque resulten dañadas sus vecinas sanas.
El investigador principal del proyecto es Andre Levchenko. En estudios anteriores, Levchenko ha usado dispositivos microfluídicos del tipo popularmente conocido como "laboratorio en un chip" para manipular la conducta celular. Pero los métodos vinculados a tales chips no son tan precisos como desearían los investigadores. En los chips microfluídicos, si se altera el entorno celular, ello afecta a todas las células al mismo tiempo.
Éste no es el caso con los nanocables de oro, que son cilindros metálicos con un diámetro de unos pocos centenares de nanómetros o menos. De un modo comparable a ese espectador mezclado con la muchedumbre del estadio deportivo quien, sin sospechar haber sido el blanco específico de un lanzador de palillos, sólo sentiría un suave golpecito en su cabeza, la célula sólo reacciona a las moléculas liberadas por el nanocable en el punto exacto donde dicho cable toque la superficie de la célula.
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Andre Levchenko. (Foto: Will Kirk/HomewoodPhoto.jhu.edu) |
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