México.- Un grupo de italianos pertenecientes a una secta apocalíptica construye en una alejada y humilde comunidad de Yucatán, Xul, comisaría de Oxkutzcab, una “Ciudad del fin del mundo”.
El hecho ha despertado el interés de campesinos de la región, así como de religiones legalmente constituidas en el país, autoridades municipales e investigadores sociales.
En el sitio los extranjeros ya edificaron una especie de ciudadela, donde llama la atención el grosor de las paredes que, según vecinos del rumbo quienes participaron en las labores de albañilería, están ahuecadas en el centro y rellenadas con materiales no conocidos, y que según los extranjeros los protegerán de radiaciones y bacterias cuando se aproxime el fin del mundo.
El municipio de Oxkutzcab se ubica 110 kilómetros al sur de Mérida y su nombre en lengua maya significa “tierra o lugar de tres pavos monteses”, así como “lugar del ramón, tabaco y la miel”, si bien en la actualidad es el corazón de la zona citrícola de la región, con alto grado de expulsión de migrantes, tanto hacia Estados Unidos como a la Riviera Maya y Cancún, en Quintana Roo.
José Gualberto Ayora, presidente municipal de Oxkutzcab, reconoció que la presencia del grupo de italianos en la comunidad de Xul ha causado revuelo, particularmente porque en sus breves encuentros con la población local, han hecho saber que el motivo de su estancia tiene relación con el fin del mundo y la profecía maya de la cuenta larga, prevista para el fin de los tiempos el 21 de diciembre de 2012.
Las autoridades se encuentran preocupadas por las repercusiones que pueda tener la presencia del grupo y sobre todo su visión apocalíptica, por lo que se ha recurrido a especialistas para hacer un análisis sobre el caso.
Francisco Fernández Repetto, doctor en antropología y director de Extensión de la Universidad Autónoma de Yucatán en la zona sur de la entidad, refirió que también se han percatado de la estancia de los extranjeros y de la preparación que realizan para lo que consideran es el mejor sitio para ubicarse al momento del fin del mundo.
Dijo que hasta el momento, el saldo puede considerarse como positivo, pues han generado empleo y una derrama económica inesperada en la zona, además de que es mínimo su involucramiento directo con la sociedad local.
En Yucatán, en años recientes, se ha incrementado la presencia de grupos de extranjeros con creencias vinculadas a las profecías o a los poderes curativos de las zonas arqueológicas mayas, como ocurre con un asentamiento de gnósticos de diversas nacionalidades en Ek Balam, del municipio de Temozón, cerca de la frontera con Quintana Roo, así como manifestaciones visibles de estos grupos durante los fenómenos arqueoastronómicos de equinoccios y solsticios en Chichén Itzá o Dzibilchaltún.
También en el sur hay el conocimiento de una comuna europea-indígena, en el municipio de Muna, que encabeza Xoconoztle Gómora, quien preside una fundación que por años ha reclamado en Austria el presunto penacho de Moctezuma.
El ex director del Hospital Psiquiátrico Yucatán, Gaspar Baquedano López, indicó que el riesgo en el entorno psicológico social es que este tipo de sectas apocalípticas por lo general terminan en tragedias y esto marca a las poblaciones y a sus habitantes.
Marco Antonio González, subsecretario de Asuntos Religiosos de Yucatán, también reconoció tener conocimiento de la llegada y desarrollo de una comunidad extranjera en Xul, principalmente por quejas de representantes católicos y evangélicos, pero hasta ahora no han solicitado registro o apoyo alguno, si bien “tienen todo el tiempo para hacerlo, al menos de aquí hasta el 21 de diciembre de 2012 cuando dicen que se acabará el mundo”, apuntó el funcionario.