(21 Agosto 2004).- A pesar de que sólo el 30 por ciento de los católicos practicantes cree en el infierno y en el diablo, según el sacerdote español José Antonio Fortea, experto en demonología, el exorcismo es una realidad y va más allá de la ficción cinematográfica. De acuerdo con especialistas de la Iglesia católica, este proceso es poco frecuente pero oficial.
En la Arquidiócesis de México hay uno o dos exorcistas por cada zona pastoral, que suman menos de 20, revela el presbítero José de Jesús Aguilar Valdés, Sacristán Mayor de la Catedral Metropolitana. "El exorcismo es una acción de Jesucristo, mediante la autoridad de la Iglesia, para que las personas u objetos sean protegidos contra las asechanzas del maligno", indica Aguilar.
El Código de Derecho Canónico, la ley de la Iglesia Católica, señala que sólo pueden ser exorcistas los sacerdotes con preparación especial nombrados y autorizados por un Obispo. La Biblia menciona que el Demonio, Satanás o Diablo existe, y no sólo es una figuración del concepto del mal, añade Aguilar. Jesucristo realizó exorcismos, enfatiza, y la Escritura claramente distingue entre curaciones de enfermedades corporales o posesiones demoniacas.
De la incredulidad a la experiencia Cuando José Antonio Fortea, uno de los exorcizadores más reconocidos de Europa, terminó su tesis sobre el tema en 1998, no imaginó lo que le deparaba su destino como clérigo. Ante la falta de expertos en su país, otros sacerdotes empezaron a remitirle feligreses con aparente posesión diabólica, entre los cuales enfrentó sus primeros casos reales, asegura. Nacido en Barbastro en 1968, Fortea ha sido calificado como el exorcista con más trabajo del mundo, porque sólo él y otro sacerdote cumplen esa labor en España.
Aunque declina precisar cuántos exorcismos ha realizado, "porque no hay que llevar un registro para batir ningún récord", acepta contar algunos de los fenómenos más extraños de los que ha sido testigo. "La levitación no es común, pero la he visto dos veces. En una ocasión, el demonio que poseyó a una chica joven se sabía la Biblia entera con capítulo y versículo, y en otros dos casos, dos niños entendían y hablaban el latín.
"Una vez, el demonio del poseído dijo los pecados de todos los ahí presentes, con lo que sembró desconfianza y discordia, y el proceso no se pudo terminar", recuerda en entrevista vía telefónica. Acostumbrado a realizar los exorcismos en su Parroquia de Nuestra Señora de Zulema, en Villalbilla, Madrid, precisa que con frecuencia el demonio que invade el cuerpo del poseído entiende todos los idiomas. "Al principio se le pregunta su nombre ya que puede haber más de un demonio, el poseso se sienta o se acuesta en una colchoneta y los familiares pueden ayudar a sostenerlo.
"Se pide a Dios que libere a esa persona del mal que lo oprime y después se ordena al demonio en el nombre de Jesús que salga, ahí se produce una explosión de blasfemia, ira y rabia, que varía en intensidad según el caso", explica el exorcista. El proceso puede durar una o dos horas, aunque en ocasiones requiere de varias sesiones.
"Me concentro en la oración, el exorcista principante está muy pendiente de lo que está ocurriendo y así es menos probable tener éxito", asegura. El argumento científico Por sus características, algunas enfermedades psiquiátricas se confunden con casos de posesión diabólica. "El síndrome de Gilles de la Tourette presenta muchos tics, la persona dice malas palabras, mueven el cuello y la cabeza, tiene una conducta muy rara.
Esta enfermedad es de un diagnóstico muy difícil, yo sólo he tenido tres casos en toda mi vida, sí hay que hacer muchas pruebas y por supuesto tiene tratamiento", explica el psiquiatra Jorge Escotto Morett. En los casos de histeria disociativa, agrega, también actúan como si estuvieran siendo poseídos. "Dicen cosas muy raras, lo mismo sucede en ocasiones con la esquizofrenia o psicosis, pero para el psiquiatra es fácil distinguirlo.
"Algunos pacientes que he tenido, o sus familiares, sí llegan a pensar que están posesos, pero no lo expresan fácilmente", puntualiza. El primer exorcismo La búsqueda de salud, dinero, poder, amor y venganza a través de prácticas esotéricas facilitan que el demonio pueda poseer el cuerpo de una persona, revelan Fortea y Aguilar. En Europa, indica el primero, hace unos 20 años no había tantos casos de posesión, ahora hay más, o en países como Cuba, Brasil y Haití, que practican mucho la santería. Todos los cristianos reciben por lo menos un exorcismo en su vida, explica Aguilar, el rito del bautismo incluye un exorcismo simple que puede ser realizado por cualquier sacerdote.
"Esta es la razón por la que popularmente se dice que con el bautismo se le quitan los cuernitos al niño o se le saca al chamuco", apunta. Realidad o ignorancia Una de las causas por las que fenómenos como el exorcismo tienen arraigo en la población, es la tendencia de atribuir explicaciones sociales a todo, y a la falta de atención de las instituciones públicas de salud, señala el antropólogo Felipe Vázquez Palacios, del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social del Golfo.
"Cuando preguntamos por qué una persona está muy flaca, por ejemplo, responden que es por envidia, no buscan una explicación fisiológica sino social, y no es una situación exclusiva de círculos marginados". En la mayoría de quienes solicitan un exorcismo, se ha podido comprobar que se trataba de enfermedades, aunque existen casos reales, sostiene Aguilar.
Un exorcismo se realiza únicamente cuando existen pruebas que indican posesión e incluyen estudios fisiológicos, psicológicos y psiquiátricos. Cuando existe sospecha de posesión, se debe llamar a la diócesis correspondiente, si ellos no cuentan con un exorcista, lo remitirán al más cercano. "El demonio es un ser espiritual sin forma, el arte lo ha representado como macho cabrío, perro con cuernos y cola, pero esas son sólo figuras, más no el demonio en sí. El demonio puede tomar diversas formas, o ninguna, para engañar", concluye.