Psicomagia para Consultantes Sanos
AUNQUE NOS parezca que hemos logrado vivir con equilibrio y seguridad, el territorio que hemos conquistado y que sentimos inalterable pertenece a un mundo en continuo cambio y expansioriotu﷽﷽﷽﷽d, ya no siendo un cuerpo qiue enciuerttq a un espñritu, sino un espmos moror a nosotros mismos y volver a nacer; tarnón.NO VIVIMOS encerrados en una casa, en una calle, en una ciudad, en un país: evolucionamos sobre un planeta que participa en una danza cósmica. Nos lleva por el espacio alrededor del sol a 30 km / segundo. El sol lleva a la tierra en su viaje alrededor del centro galáctico a 220 km /segundo. La Vía Láctea viaja hacia su vecina Andrómeda a 90 km / segundo.EL GRUPO compuesto por la Vía Láctea y Andrómeda se desplaza a 60 km / segundo atraído por el conjunto de la Virgen y los súper conjuntos de la Hidra y el Centauro. Estos viajan hacia otra gran aglomeración de decenas de millares de galaxias.Y ASÍ Y ASÍ hasta los confines, donde nuestro universo es atraído por un universo aún más complejo y vasto que a su vez gira alrededor de otro, formando un pluriverso. En esta inconmensurable danza cósmica, todo va naciendo, muriendo, transformándose.¿CÓMO ENTONCES definirnos? A medida que el individuo desarrolla su conciencia, los vínculos entre sus neuronas cerebrales se multiplican. Si aceptamos la unidad de la materia comprendemos que todo está relacionado, y que el universo es una totalidad donde nada actúa por separado, podemos convenir que esa misteriosa energía que une las neuronas también es capaz de unir cerebros.A ESTAS UNIONES colectivas podríamos llamarlas egregores (del griego egregoroi). El mago y poeta ocultista francés Eliphas Levi (Alphonse-Louis Constant, 1810-1875) los define como “espíritus de energía y acción, príncipes de las almas.” Tendríamos un egregor familiar, un egregor nacional (simbolizado por animales: oso ruso, águila estadounidense, gallo francés, toro español, huemul chileno, etc.) y un egregor planetario producido por la humanidad entera. El individuo es efímero, la raza humana puede ser inmortal.PARA PASAR del uno mismo al nosotros mismos y participar en el proyecto cósmico, un universo en evolución donde cada átomo será espíritu, lo lograremos desprendiéndonos de las amarras mentales para que nada subjetivo nos separe de la energía creadora.DEJANDO de “pertenecer”, de “identificarnos”, de “definirnos”, llegaremos a la unión. Somos un cáliz que contiene ideas, pero no somos esas ideas, como tampoco somos nuestros sentimientos ni nuestros deseos, esos pensamientos-sentimientos-deseos, inculcados por nuestra familia, nuestra sociedad y nuestra cultura, debemos tomarlos como la materia primera y someterlos a un proceso que los haga mutar, proceso en el que debemos morir a nosotros mismos y volver a nacer; transfigurarnos, ya no siendo un cuerpo que encierra a un espíritu, sino un espíritu que navega de cuerpo en cuerpo hasta los confines de la creación.NO NOS definiremos como jóvenes o viejos, mujeres u hombres, ningún diploma, ningún uniforme, ningún nombre ni ninguna nacionalidad limitará nuestro acontecer impersonal; debajo de una máscara individual gozaremos de la paz del anonimato, no tendremos barreras entre lo humano y lo divino, conoceremos todo el universo, viviremos tantos años como vive en Universo, nos convertiremos en la Conciencia del Universo, crearemos eternamente…
LA REALIZACIÓN del individuo es imposible si no tiene una meta que englobe a toda la raza humana.- de Alejandro Jodorowsky, Manual de Psicomagia, Ed. GrijalboEN CASALUNA 