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(Martes, 11 de Mayo de 2010 14:34)
Escrito por Mariana Mexia Palazuelos Martes, 11 de Mayo de 2010 14:31
¿Quién es la persona que
está detrás de nuestra idea sobre 2012 como un año apocalíptico? Laura
Castellanos se encontró al profeta que popularizó la noción del fin del
calendario maya como un momento de cambio y predice la llegada de unos
ancestros galácticos, así como el advenimiento de una frecuencia
vibratoria que nos llevará a una dimensión superior.
Por Laura Castellanos
A mediados del año pasado
comencé a investigar de dónde venía esta idea, ahora muy popular, de
que el mundo se terminaría en 2012. Así fue como me encontré con el
libro El factor maya, de José Argüelles, publicado en 1987, considerado
como la primera obra que introdujo la fecha del 21 de diciembre de 2012
como el día en que la humanidad iba a experimentar un cambio abrupto,
sino es que su desaparición. El libro ha sido traducido a una docena de
idiomas y leído en 90 países. Argüelles resultó ser un mexicoamericano
doctorado en Historia del Arte que vive en Australia. Es autor de una
decena de libros esotéricos y cabeza del movimiento sincronario de las
13 lunas, con presencia en 98 países.
Tomó varias semanas contactarlo: no da muchas entrevistas ni sale con
facilidad de Australia. Finalmente, lo intercepté en el viaje que él y
su pareja, y biógrafa, Stephanie South, realizaron a Los Ángeles el
verano pasado con motivo de la publicación del tomo VI de las Crónicas
de la historia cósmica. El libro de la trascendencia, continuación de
una saga en la que expone su pensamiento
espiritual-artístico-científico. La cita fue en el lobby de un hotel de
Hollywood, California, a dos cuadras de Beverly Hills. Me encontré con
un hombre de 70 años, alto, con la piel curtida, el rostro rugoso, las
cejas pobladas y una nariz larga. Vestía pantalón y saco claro, camisa
azul pardo y zapatos café oscuro. De su cuello colgaban turquesas
engarzadas en plata junto con una estrella huichola de chaquira.
Argüelles tiene una actitud serena. Habla español con acento anglosajón.
Apenas comenzábamos la charla cuando el filme catastrofista 2012 de
Roland Emmerich salió al tema. “Es muy apocalíptico, negativo”, dijo
molesto.
Argüelles se asume como el portador o profeta del mensaje que los “mayas
galácticos” de las Pléyades nos dejaron hace cinco mil años en sus
calendarios, y que es contrario al del filme: en el año 2012 acaba un
ciclo para la humanidad, pero no será el fin del mundo. El planeta se
alineará con el centro de la galaxia y desde ahí una nueva frecuencia
vibratoria nos llevará a una dimensión superior, que tendrá un efecto
profundo sobre nuestra conciencia colectiva y hará sucumbir al sistema
materialista que impera. Ese año, además, pueden regresar los mayas
cósmicos a la Tierra. Sus naves surcarían nuestros cielos para llevarse a
los 144 mil terrestres más evolucionados espiritualmente y conducirlos a
otro planeta o dimensión para proseguir sus enseñanzas.
Su vida y la forma en la que descifró el mensaje rebasan la ciencia
ficción: es el hijo gemelo de un comunista que asistió a Lázaro
Cárdenas, tiene un coeficiente intelectual de genio y recibió a lo largo
de su vida señales que lo encaminaron a los mayas. Fue hippie en
Estados Unidos y amante del rock and roll. Cayó en el alcohol y
experimentó con drogas psicodélicas. Descifró códigos
matemáticosencriptados en los calendarios milenarios, obtuvo
financiamiento del ex presidente Luis Echeverría, predijo el asesinato
del ex candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994 —por lo que
sufrió acoso gubernamental—, y detonó un movimiento mundial que crispa a
estudiosos mayas.
En el año 2000, Argüelles y sus simpatizantes en Estados Unidos crearon
La Fundación para la Ley del Tiempo, con sede en Oregon, dedicada a
promover el cambio del calendario gregoriano, que según él maneja un
concepto de tiempo artificial y mecánico, por el del tiempo maya,
natural e interdimensional. Esta fundación promueve el calendario solar
maya de 364 días más un día, llamado por Argüelles: “día fuera del
tiempo”, y la cuenta sagrada o tzolkin de 260 días, basada en el
movimiento de Venus. Ambos ya estaban integrados por los mayas.
Argüelles les dio el nombre de calendario de las 13 lunas y 28 días o
“sincronario”, pues dijo descubrir que hay frecuencias energéticas
distintas cada día para que la persona sepa cómo “sincornizarse” con
éstas. Su uso crearía una onda telepática masiva de armonía planetaria.
Argüelles llevó su propuesta de sincronario al Vaticano y a la
Organización de Naciones Unidas (onu), pero no tuvo eco.
El calendario de las 13 lunas es popular en el mundo en ciertas
corrientes indigenistas, círculos místico-esotéricos, así como de
ecologistas y jóvenes anarquistas, particularmente de Iberoamérica. La
figura de Argüelles es, sin embargo, controversial. No sólo porque
carece del respaldo de expertos ar-queólogos, antropólogos o
historiadores, sino también por sus periodos de consumo de drogas y
alcohol. Él mismo lo reconoce en el libro 2012, Biography of a time
traveler, de Stephanie South. Si bien en su movimiento no existe el
culto a su persona como sucede con otras figuras del New Age, como
Bhagwan Ahree Rajnessh, Osho, antiguos partidarios cuestionan su
egocentrismo y cómo gastó en drogas el dinero donado a esta causa.
“Traicionó los principios del movimiento”, dijo María Esther Hernández,
que fue su representante en México durante nueve años, cuando la
entrevisté en Aguascalientes.
En cambio, sus seguidores acogieron el título que en 2001 un consejo de
ancianos le designó en Teoti-huacan: Valum Votan, “El cerrador del
ciclo”, continuador del mítico Quetzalcóatl, para los aztecas, o
Kukulcán, para los mayas.
Quien controla tu tiempo controla tu mente”,
suele decir Argüelles. En su opinión los mayas conocieron cómo el tiempo
afecta a la mente. Su planteamiento central es dejar de
usar el calendario gregoriano de 12 meses y horas de 60 minutos, llamado
por él “frecuencia 12:60”, impuesto por el sistema patriarcal. “Tiempo
es dinero”, es la esencia de este calendario con el que funciona la
maquinaria de poder.
En su lugar promueve la “frecuencia 13:20”, expresada en su
interpretación del tzolkin que tiene 13 numerales y 20 glifos que él
estilizó, conocidos como “sellos”. Éstos representan las esencias
solares que marcan la cualidad del día, por lo que dan características
especiales a las personas conforme a sus fechas de nacimiento. Los
sellos están agrupados en razas y familias que comparten atributos en
común. Su propuesta la condensó en su frase: “Tiempo es arte”.
Argüelles piensa que su “sincronario” trabaja con las propiedades
“fractales o radiales” del tiempo y su uso genera una frecuencia que
permite sincronizarse con el entorno. Según él, quien lo usa potencia
sus capacidades intuitivas y telepáticas al fluir con la vibración y
ciclos naturales planetarios. Él creó herramientas didácticas para
conocer cómo interactúan las cualidades del día y de las personas de
acuerdo con su sello. Las primeras herramientas, las más conocidas, son
el Encantamiento del sueño y el Telektonon. Se trata de unos tableros
con sus fichas, como los que se usan para los juegos de mesa, con la
información necesaria para saber cómo sintonizarse con la energía del
día, para tomar conciencia del aquí y el ahora. Así se deja de vivir en
el tiempo mecánico. Las herramientas son de uso diario y muy complicado.
En el caso del Telektonon, mezcla elementos del Corán, la Biblia, los
mayas. Y en el “sincronario”, añade runas germánicas y hexagramas del I
Ching. Serían una especie de oráculos modernos que son comprendidos de
acuerdo con el nivel espiritual del usuario.
La primera parte de la entrevista con Argüelles la realizamos en su
habitación del hotel. El estilo era minimalista y elegante, en tonos
cálidos. Nos sentamos en una salita junto a la ventana. Se le veía
relajado. Hablamos de su vida.
—Cuando tenía 14 años y subí a la Pirámide del Sol en Teotihuacan, tuve
clara mi misión de recuperar las enseñanzas cósmicas de los antiguos y
darlas al hombre moderno —me dijo.
Argüelles está convencido que desde su nacimiento fue predestinado a
difundir el mensaje de los mayas galácticos, distintos a los mayas
terrestres de la actualidad. Él nació con un hermano gemelo, al igual
que Quetzalcóatl, y que los héroes mayas del Popol Vuh, Hunahpú y
Ixbalanqué. Abrió los ojos en un hospital de Minessota, donde vivía su
familia materna, en 1939. Su madre Ethel Meyer era de ascendencia
alemana, su padre Enrique Argüelles, de Guadalajara. Su padre fue
comunista y asistente del general Cárdenas, y en algún cumpleaños
infantil de su hijo Cuauhtémoc, los gemelos Argüelles fueron invitados.
Los primeros cinco años, la familia habitó en la calle Tula de la
colonia Condesa, en la ciudad de México. Vivir en la calle con el nombre
de la ciudad tolteca donde se encontraron las primeras alusiones
iconográficas de Quetzalcóatl es para él otra señal de su
predestinación. Luego la familia emigró a Estados Unidos. Su reencuentro
con México sucedió a los 14 años, cuando fue a Teotihuacan.
Argüelles cursó Historia del Arte y desde su época de estudiante se hizo
alcohólico. Culminó el doctorado, se casó tres veces y tuvo un hijo y
una hija. Como académico abrazó la contracultura y se hizo un hippie
afecto a las drogas de moda, como el lsd. Se adentró en el estudio de
culturas y religiones, en particular de textos como el I Ching, el Corán
y de sabiduría tibetana, budista, hindú y maya. También incursionó en
lo esotérico, la teosofía y el pensamiento hermético. En el arte
encontró la trascendencia espiritual. Plasmó sus inquietudes en mandalas
bellos y complicados. Por medio del yoga y las medi-taciones fundió su
conocimiento, ydice que así empezó a recibir mensajes telepáticos con
información enigmática, específicamente de carácter matemático. Los
mayas galácticos hicieron presencia en su vida.
Su interés inicial por los mayas creció cuando su amigo Tony Shearer
llamó su atención sobre la sabiduría matemática del tzolkin de 260 días.
De ahí surgió su libro Earth Ascending, en el que expuso una conexión
matemática del tzolkin con el adn. El libro llegó a manos de Hunbatz
Men, un chamán maya de Yucatán especializado en el tzolkin y la
astrología maya. Hunbatz lo buscóy compartió información calendárica con
él, pues estudiaba 17 calendarios mayas cuando los arqueólogos sólo
reconocían una docena. Argüelles luego leyó el libro Parapsicología maya
de Domingo Martínez y su percepción sobre dicha cultura se expandió. La
amalgama de conocimientos adquiridos, sumada a la información que los
mayas le canalizaron, devino en El factor maya, publicado en 1987.
Ese año, con apoyo de su tercera esposa, Lloydine Burris, Argüelles
organizó la “Convergencia Armónica”, un espacio en el que confluyeron
manifestaciones místico-esotéricas, ecológicas, holísticas y artísticas,
en distintas partes del mundo para meditar por la paz. En su
organización, Argüelles hizo campaña para llamar a 144 mil personas que
se apostaran en sitios sagrados entre el 16 y 17 de agosto de 1987 para
así abrir energéticamente la cuenta regresiva al año 2012. La cifra,
citada en el Libro de las Revelaciones de la Biblia, de aquellos que
pueden ser salvados del apocalipsis, tiene para él un potencial
“fractal”. Sería el número menor de seres humanos que se necesitan para
crear la retícula energética que suba de frecuencia al planeta. Su
convocatoria insólita fue noticia de los grandes medios: The New York
Times, Wall Street Journal, USA Today, Los Angeles Times y CNN. Su
movimiento creció exponencialmente.
En 1988, Argüelles incrementó su presencia en México. Viajó para hacer
trabajos energéticos en centros ceremoniales prehispánicos. Conoció a
Alberto Ruz Buenfil, hijo del arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier,
descubridor en 1952 de la legendaria lápida de Pacal Votan, y se
hicieron amigos. Al arrancar los noventa, un movimiento incipiente en
torno a Argüelles emergió en México. El núcleo inicial fue el grupo
espiritual Acción Guardiana Internacional de Monterrey. Su objetivo
inmediato fue imprimir tableros del Encantamiento del sueño para
distribuirlos masivamente y así promover la frecuencia 13:20. Ruz
intervino, logró el respaldo de Tynetta Muhammed, la viuda de Elijah
Muhammed, fundador de Nation of Islam en Estados Unidos, y sir Reinhart
Ruge del World Constitution and Parliament Association, que radicaban en
Morelos. Ellos conocían a Echeverría y sugirieron buscar su apoyo
económico. Así sucedió. Echeverría los recibió en su casa de San
Jerónimo en la capital mexicana. Argüelles, con ayuda de Ruz como
traductor, explicó su tesis y la necesidad de promover su herramienta
didáctica. Se vieron una vez más, porque Echeverría quería que
especialistas de su confianza analizaran la información matemática del
Encantamiento del sueño.
“Concluyeron que les parecía imposible que José y Lloydine hubieran
diseñado ese instrumento sin la ayuda de computadoras”, recordó Ruz
cuando lo entrevisté en su casa de Huehuecóyotl, Morelos. El ex
presidente quedó convencido. Financió 10 mil tableros con sus fichas que
fueron impresos en Hong Kong y distribuidos gratuitamente en
Iberoamérica.
Argüelles y su esposa Lloydine vivieron más de un año en México, en el
departamento de María Esther Hernández y su hija Oralia. Daban talleres,
conferencias, organizaban ceremonias y meditaciones. Andaban muy
activos. Sus necesidades las cubrían sus seguidores con donaciones
económicas y en especie. En el otoño de 1993, Hernández vio inquieto a
Argüelles. Había recibido una profecía telepática que hablaba de la
fractura del partido hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional
(pri), y del asesinato de Luis Donaldo Colosio, entonces secretario de
Desarrollo Social, y elegido como sucesor del entonces presidente Carlos
Salinas de Gortari. Él ordenaría su muerte. También hablaba de un
levantamiento indígena por surgir. El presagio fue llamado “Las
profecías de Pacal Votan”.
Hernández me contó su versión de los hechos. Charlé con la mujer, de
complexión media, cabello recogido y ojos grandes, en un restaurante del
centro histórico de Aguascalientes. Química de profesión, es una
persona sencilla, directa. Recordó que Argüelles intentó sin suerte
entrevistarse con Salinas para pedirle que no matara a Colosio. Ella
piensa que Salinas entonces desconocía lo que sucedería meses después,
pero Argüelles, por medio de símbolos y fechas del tablero del
Telektonon, interpretó que el crimen “ya estaba escrito”. El Telektonon
decía que “Serpiente espectral”, el sello de Salinas, mataría a “Noche
solar”, el sello de Colosio, dice Hernández.
El primero de enero de 1994
irrumpió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln). Y el 23 de
marzo del mismo año Colosio fue asesinado. Un mes después, Argüelles
convocó a conferencia de prensa para señalar al responsable del
asesinato. Hernández conoció incidentalmente a una asistente del
político ejecutado que les ayudó a organizar el evento en la Quinta
Colorada del Bosque de Chapultepec. El lugar se colmó de periodistas.
Argüelles dio su conferencia. Hernández rememora que al lugar llegaron
agentes de la Secretaría de Gobernación y al final los intimidaron y
desalojaron. Ni una nota fue publicada. Días después agentes de
Gobernación llegaron al departamento de Hernández. Le dijeron: “Tienen
una semana para irse”. Hernández desmontó su departamento. Ella, su
hija, Argüelles y su esposa, se fueron a vivir a Puerto Morelos,
Chiapas.
Simpatizantes del movimiento que enraizaba en Chile invitaron a
Argüelles a vivir en su país. Así lo hizo. Mientras tanto el movimiento
en México se replegó por un par de años, luego emergió con fuerza, y
fluyeron donaciones económicas importantes. Hernández constató la
descomposición de la red creada en torno a Argüelles, pues empezó el
lucro y el egocentrismo, contrario al mensaje maya. “Muchos se
enriquecieron, muchos cayeron en drogas”. Ella atestiguó cómo parte del
dinero donado y enviado a Argüelles se destinaba a comprar drogas,
particularmente cocaína. Hernández rompió con Argüelles en el año 2000.
“Muchos se retiraron del movimiento”. En México se desinfló, mientras
prendía en países como Brasil o Japón.
Argüelles niega las acusaciones. En un correo electrónico posterior al
encuentro en California, sostuvo que en su vida sólo consumió
psicotrópicos en los años sesenta. “¡Nunca usé cocaína en mi vida!”,
escribió. Dijo que su época de excesos quedó atrás, ahora es
vegetariano.
Argüelles se movió después a Nueva Zelanda. Y hace año y medio cambió su
residencia a Australia. Hernández no volvió a tener contacto con él,
pero separa su persona del conocimiento que canalizó, al que considera
genuino y poderoso. Le cuestiona, además, que no haya cumplido el propio
mandato que él dijo le transmitieron los mayas: su misión mensajera
culminaba a los 66 años, en 2005. Sucedió lo contrario. Ese año fue
ungido como “Cerrador del ciclo”, es decir, como el profeta del fin de
la era material de la humanidad. Su misión ahora es enseñar a la
comunidad a prepararse telepáticamente para el año 2012.
A mediados de 2009 seconmemoró el “día fuera del tiempo”, la fecha más
importante del calendario de las 13 lunas, dedicado al perdón, las
relaciones humanas y el arte como lenguaje universal. Esa mañana el
cielo estaba apretado de nubes oscuras en la capital mexicana. Desde
temprano yo me reuní con el núcleo central del movimiento en México, que
con rituales y música celebraría el fin e inicio de un nuevo ciclo. Ese
día era el equivalente al fin de año gregoriano. La ceremonia fue en el
Cerro de Moctezuma, en Naucalpan, Estado de México. El cerro, pequeño,
con una pirámide —oculta por tierra y vegetación— en su cúspide, desde
lejos parecía un penacho verde enclavado entre tiendas comerciales,
torres eléctricas y construcciones residenciales.
El grupo de 200 personas distaba mucho de las 20 mil que se reunieron
esa fecha en alguna ocasión en la primera época del movimiento en
México, cuando María Esther Hernández estuvo a la cabeza. Al salir ella
en el año 2000, el sucesor fue Pedro Hernández Gutiérrez, cuyo sello, o
“firma galáctica”, es “Perro entonado blanco”. Anda en los 40 años, de
complexión media, moreno claro, cabello corto y sonrisa fácil. Llevaba
lentes oscuros, camisola y pantalón de manta con bordados, y huaraches.
La gente, gran parte de la corriente de la mexicanidad, deambulaba
festiva entre una ofrenda hecha con flores y semillas, casas de campaña,
tambores de cuero y un puesto con libros y recuerditos de los distintos
sellos. Luego de que Pedro Hernández hiciera la salutación de
bienvenida y una plegaria a las “siete direcciones galácticas”, nos
sentamos sobre el terreno a charlar.
—¿Qué pasó de fines de los noventa para acá? —le pregunté sobre la baja
notable de seguidores.
—De repente pareciera que fueran como booms, y ocurren cuando Argüelles
viene por aquí porque trae nuevo conocimiento y vamos a Teotihuacan,
Palenque o Chichén Itzá.
El cielo se despejó por un buen rato. Asomó un sol sañudo. Pedro
Hernández, un contador que labora en el área administrativa del
Instituto Electoral del Distrito Federal (ifedf), negó que hubiera un
culto a la personalidad de Argüelles. “Él no es relevante para el
movimiento, sino que haya una persona que señale que hay un cierre de
ciclo, y debemos trabajar —dijo—. Es un gran amigo, maestro, caballero,
alegre, amoroso”.
Hernández ya recorrió cuatro veces la república con el apoyo del
movimiento para promover el calendario de las 13 lunas. Ahora realizará
una gira nueva por el país que culminará en el año 2012, para reactivar
la red de simpatizantes nacionales. También ya viajó a 90 países
llevando el mensaje de Argüelles. Brasil, España, Argentina, Chile,
Colombia, Japón, Rusia y Estados Unidos están a la vanguardia cósmica.
Según Hernández, en el mundo hay 52 millones de seguidores y ese día
grupos en 98 países también celebraban el “día fuera del tiempo”. En
México, otros grupos festejaban en Morelos, Querétaro y Yucatán, entre
otros estados.
Argüelles no viene a México desde 2005, cuando visitó Teotihuacan para
asentar la cuenta regresiva de los últimos siete años hacia 2012. “Pero
en 2010 ‘Semilla autoexistente amarilla’ lo traerá de nuevo”, dijo
Hernández al aludir al significado del año que arrancaba y que para
ellos será de cultivo de la conciencia y cosecha de lo sembrado. Al
concluir la entrevista, él prosiguió con su programa. Primero hizo una
representación del Telektonon con los asistentes. Colocó a 84 personas
en un tablero imaginario de acuerdo con la frecuencia de sus sellos. “Me
falta un ‘Enlazador de mundos blanco’”, decía, y alguna mano se
levantaba y ocupaba el lugar indicado. Le tomó como dos horas. Luego los
hizo expresar vocalizaciones para “crear una resonancia telepática
desde México para todo el planeta”.
Yo rondaba por la zona y charlaba con los asistentes. Algunos llevaban
años en el grupo, otros recién se integraban. Una mujer madura me
preguntó mi fecha de nacimiento, consultó una brújula de cartón con los
sellos de colores rojo, blanco, azul y amarillo. Me dijo que mi sello
era “Perro magnético blanco”, mi función en la Tierra era ser leal, mi
raza blanca tenía la propiedad de refinar con el poder del corazón, mi
tono magnético unificaba, mi familia era la polar y guardiana de la
evolución mental, y como misión tenía que encontrar a mis compañeros de
camino. Vaya.
Me sorprendió ver a mi ex cuñada, Adriana Álvarez, y su esposo, antes
ajenos a todo lo esotérico. Ella es “Humano rítmico amarillo” y checa el
calendario cuando tiene algo importante que hacer para ver qué energías
se moverán ese día y actuar en consecuencia. “Estamos cambiando para
bien”, apuntó. Ella no había escuchado hablar de Argüelles. No sabía
quién era. Sin embargo está en un taller sobre el calendario de las 13
lunas que se imparte por el norte de la ciudad. Ella, como otros
asistentes con los que charlé en el cerro, tampoco tenía miedo del año
2012, pues lo veía comoun “salto cuántico de transformación”.
Me acerqué al puesto de ven-ta, donde Julia de la Portilla, una de las
seguido-ras más antiguas, vendía los artículos del movimiento: libros,
agendas, sellos en gargantillas, calcomanías, tazas, re-vistas. No había
fotos de Argüelles, sin embargo, él estaba presente en las charlas de
los más veteranos. “¿Cuándo vendrá?, salúdalo de mi parte”, me decían al
saber que yo lo vería después. El puesto tenía algunos de los libros
editados en Estados Unidos. No eran baratos. Los tomos de la saga Cosmic
History Chronicles, por ejemplo, costaban 73 dólares cada uno.
A lo lejos vi a Hernández. Ahora llamaba a hacer la “Cubicación codónica
de las tablas del tiempo”. La gente se sentó. Hernández mencionaba cada
día del año y su correspondencia energética: “Abro el registro
telepático de la Noche eléctrica azul”, “Abro el registro telepático de
la serpiente entonada roja”, decía. Así, hasta completar los 364 días
del “sincronario”. La gente, con los ojos cerrados y el índice en la
palma, subía las manos en dirección al cielo, y luego hacia la tierra.
Él explicó que con ese ejercicio se “activaban los registros telepáticos
de la noosfera”, es decir, se creaba una rejilla energética que
unificaba laconciencia planetaria. El ejercicio to-mó dos horas. Algunas
personas lo siguieron atentos, otros, dormitaban. El cielo volvió a
cerrarse de nubes oscuras. Prosiguieron las danzas de concheros. Mucha
gente se unió. Ya tarde, una brisa fresca aceleró el descenso de la
mayoría. No llovió.
Muchos partidarios de Argüelles lo ven como un gurú, mas él se asume
como un profeta o “mensajero de la ley del tiempo”. En El factor maya,
él habla del calendario de la cuenta larga que registraba ciclos de5 126
años, llamados baktun, y de cómo el último ciclo se cerraba el 21 de
diciembre del año 2012. Dicha información, decodificada por el
arqueólogo Eric Thompson, ya era familiar entre los estudiosos mayas de
los años setenta. Era una cuenta para registrar el tiempo y fenómenos
astronómicos, pero sin carga profética. Sin embargo, Argüelles dice que
en sus meditaciones recibió la información de que tal calendario se
usaba para medir un “rayo de sin-cronización galáctica” con ciclos de
fluctuación de 5 125 años, y que el 21 de diciembre del año 2012 se
cerraba el último ciclo, por lo que teníamos frente a nosotros una
oportunidad única de cambiar y prepararnos para una era evolutiva en la
Tierra.
La publicación del libro de Argüelles y la organización de su
Convergencia Armónica en 1987, llamaronla atención de los grandes medios
y la fecha se dio a conocer mundialmente. Pero no fue el único que la
popularizó. Casi una década después, en 1999, el arquitecto colombiano
Fernando Malkún, aprendiz en escuelas esotéricas, lanzó de manera
comercial las “siete profecías mayas”, que según él obtuvo de unos
chamanes mexicanos. Estas siete profecías mayas, de las que se desconoce
la fuente maya de origen, retoman en esencia la tesis de Argüelles del
rayo galáctico y la fecha citada. Y añade, de forma básica, información
del cambio climático, la aparición de un cometa y la llegada de una
nueva era. El egresado de la “Universidad del amor” con sede en Bogotá,
produjo con tintes apocalípticos una serie de videos titulada Los dueños
del tiempo, con gran éxito comercial.
Luego otras interpretaciones proféticas se fueron aderezando, a veces
forzadamente, en la misma dirección del año 2012, y mezclaban las
profe-cías de Michel de Nostradamus, el Apocalipsis de la Biblia, o la
tesis gnóstica de Joaquín Amortegui Valbuena, conocido como Rabolú, que
escribió que un planeta de nombre “Hercólubus” impactaría la Tierra y
produciría una hecatombe. A esto se sumaron las predicciones científicas
nada halagüeñas sobre el cambio climático y las explosiones solares que
en un futuro próximo pueden afectar el campo electromagnético de la
Tierra. La visión catastrófica del año 2012 se masificó y sofocó la
tesis de Argüelles. Según Argüelles esto ocurrió porque “el ser humano
ha estado en la oscuridad por mucho tiempo, por lo que para muchos no es
posible pensar en el cierre de una era sin hacerlo de forma fatal”.
Las distintas interpretaciones del año 2012, recogidas en más de una
veintena de libros en el mundo o en programas de History o Discovery
Channel, le tienen, sin embargo, sin cuidado. “No me importan, yo fui el
primero que planteó lo del 2012 en la conciencia colectiva”. Y su
calendario de las 13 lunas, además, no sólo ha estado vigente desde hace
20 años, sino que parece vivir un nuevo auge en peque-ños grupos que se
multiplican por el mundo. Su figura, muy por el contrario, parece
diluida.
La segunda parte de la entrevista con Argüelles la realizamos en un
restaurante de la avenida Sunset Boulevard, a unas cuadras del famoso
The Actors Studio. Habíamos tenido que cortar la entrevista en su
habitación para realizar la sesión de fotos, pues la administración del
hotel impidió que la fotógrafa Colleen Durkin desplegara su equipo en
sus instalaciones. La sesión en las calles se alargó más de una hora.
Nos acompañó su novia Stephanie South, treintañera, delgada, de cara
redonda y cabello rubio y largo. Llevaba un vestido fucsia, suéter
blanco, un colguijo de plumas en el cuello y sus uñas pinta-das de azul
asomaban de las sandalias. Tras culminar la sesión, la pareja y yo
fuimos a un restaurante a charlar.
Argüelles ahondó en lo que viene en 2012 y sobre los mayas galácticos.
Dijo que los seres con los que tiene contacto no se le presentan
físicamente, sino de forma mental. Son de Sirio y su vida, a diferencia
de la nuestra en el plano físico o tercera dimensión, ocurre en una
cuarta o quinta dimensión. Ellos pertenecen a la “Federación galáctica
de las galaxias”, y su misión es “adelantar la paz en los sistemas
estelares en donde haya inteligencia”. “Como en la serie Viaje a las
estrellas”, le dije. Asintió conla cabeza.
Aunque Argüelles critica la versión fatalista sobre el año 2012, no
descartó que ocurran desgracias debido a las explosiones solares que
pueden golpear el campo electromagnético de la Tierra. La misma nasa lo
afirma, expuso. Esto es, nos quedaríamos en la total oscuridad, sin
electricidad y señales satelitales por un buen tiempo. También, como en
el filme 2012, podríamos sufrir terremotos, huracanes, tsunamis.
“Cualquier cosa es posible, pero yo siempre digo que tu mente es la que
atrae las circunstancias”. Refrendó su propuesta de subir la vibración
energética de la Tierra a partir de pensamientos positivos y la práctica
de la frecuencia 13:20. Él cree, no obstante, que si el planeta
estuviera al borde de la hecatombe en 2012, naves extraterrestres
vendrían a recoger a los 144 mil de frecuencia más elevada. “Quizá
vengan naves para llevárselos a otros mundos y continuar con su
educación”, advirtió.
Para Argüelles la debacle económica mundial es una señal del fin del
ciclo materialista. Y es el motivo porel cual la crisis económica y la
violencia se recrudecerán especialmente en México conforme nos
acerquemos al año 2012, pues el país es el epicentro del mensaje maya. Y
profetiza, sin detallar, que en las elecciones de 2012: “Lo que va a
ocurrir será algo nuevo, sin precedente”.
Argüelles prepara la “Convergencia Armónica” de 2012, que integrará
eventos en los que distintas comunidades se enlazarán vía telepática ese
año. A sus seguidores los acaba de nombrar “tripulantes de
sincronización galáctica”, e impulsa el establecimiento de comunidades
ecológicas en las que se desarrolle la telepatía. Por lo pronto
Argüelles vino a fines de enero de 2010. La empresa Great Mystery
organizó un encuentro en Cancún con una decena de especialistas sobre el
año 2012 y él fue el primero de la lista.
Terminada la comida, la entrevista prosiguió. Su novia nos dejó solos
por un rato. Argüelles comenzó a cansarse, se veía inquieto. Stephanie
South regresó y la charla, finalmente, tuvo fin. La pareja tenía un
compromiso posterior e iban justos de tiempo. Nos incorporamos de los
asientos. Se despidieron de prisa. Argüelles me dio un abrazo fuerte. “A
los perros magnéticos les gustan los abrazos”, dijo. Y sí. Salieron
apresurados del restaurante hacia un mundo que gira, todavía, en la
frecuencia 12:60. \
Fuente:
http://www.gatopardo.com/numero-108/cronicas-y-reportajes/2012-adios-al-materialismo.html
FUENTE
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