Blackwater es una empresa privada de origen estadounidense que ofrece, entre otras prestaciones, servicios de seguridad a nivel nacional e internacional, entrenamiento militar y asistencia en tragedias humanitarias.
Fue fundada en 1997 como una empresa que prestaba entrenamiento a policías. Desde entonces, de la mano de la amenaza del terrorismo internacional, no ha parado de crecer. En menos de 10 años, Blackwater se ha convertido en una fuerza de seguridad paralela a la de Estados Unidos, con armas igual de poderosas que las del ejército, empleados experimentados y entrenados - algunos son ex soldados americanos y ex empleados de la CIA- y con una infraestructura tal que les permite construir vehículos de guerra propios.
Los servicios que ofrece Blackwater - que los ofrece a cualquiera, no sólo a los gobiernos - son servicios que antes sólo podían prestar los Estados Nacionales. De allí que hayan surgido vacíos legales difíciles de dirimir. Por empezar, los mercenarios de Blackwater no son contratados directamente por el Estado, son civiles que trabajan para una empresa privada y, por ende, no se someten a las leyes militares.
Este problema se hizo evidente durante la guerra de Irak cuando los empleados de Blackwater cometieron acciones que podrían encuadrarse dentro del delito de "crimen de guerra". El caso más resonante fue el de los asesinatos del 16 de septiembre de 2007. Ese día, empleados de Blackwater que custodiaban a diplomáticos estadounidenses, dispararon contra civiles iraquíes en la plaza Al Nasur dejando un saldo de 17 muertos y más de 20 heridos. Este caso, si bien fue el más resonante por la cantidad de muertos y heridos, no fue el único; las tropas privadas de Balckwater ya se habían visto implicadas en tiroteos indiscriminados con anterioridad a 2007.
Tampoco se puede responsabilizar al Estado que contrata a Blackwater por los abusos de sus empleados. Así, la privatización de las fuerzas de seguridad no sólo proporcionan un negocio gigantesco para las empresas sino que, de algún modo, deslinda responsabilidades al gobierno que contrata a esas fuerzas.
Por otro lado, los empleados de Blackwater pueden ser de cualquier nacionalidad. Aún cuando el gobierno de Argentina no quiera participar de una guerra, no puede prohibir que uno o cientos de ciudadanos argentinos trabajen para Blackwater en el campo de batalla. Y entonces, el país atacado ¿seguirá considerando a Argentina un país neutral?
Por otro lado, nada prohíbe que Blackwater contrate como mercenarios a militares que se hayan visto involucrados en crímenes de lesa humanidad y tampoco se puede controlar qué tipo de entrenamiento reciben sus soldados.
Otra cuestión se presenta al momento de contabilizar los caídos en una guerra: cuando un empleado de Blackwater muere ¿se contabiliza como un caído? Este caso se complica aún más si el mercenario es un chileno luchando en una guerra entre EEUU e Iraq.
Uno de los fundadores y cara visible de Blackwater es Erik Prince. Prince, de ideología católica y republicana, se muestra orgulloso de su empresa y se presenta como un ferviente luchador contra el terrorismo internacional. De hecho, el terrorismo internacional fue, sobre todo después del 11 de septiembre de 2001, el gran impulsor del crecimiento de Blackwater. Después del atentado de las torre gemelas, EEUU reforzó su seguridad interna a la par que extendió sus guerras en medio oriente en busca de Bin Laden y de armas de destrucción masiva. Mientras necesitaba armas, soldados y personal vario para enviar al exterior, también precisaba reforzar su seguridad interna. Tal es así, que el gobierno de Bush, contrató a Blackwater para ayudar a las fuerzas estatales durante la tragedia del huracán Katrina.
Foto: Erik Prince
El gobierno de EEUU, descubrió, de a poco, que era más rentable y más eficiente contratar terceros para "hacer la guerra". Así, Blackwater no fue la única empresa favorecida por esta "privatización" de las fuerzas de seguridad; otras que crecieron en tamaño y rentabilidad fueron Dyncorp, Halliburton y KBR. En varias ocasiones, Erik Prince ha comparado a Blackwater con la empresa postal Federal Express: cuando los americanos quieren que un envío llegue rápido y seguro prefieren contratar el servicio de FED EX antes que utilizar servicio postal público de EEUU.
Jeremy Scahill, periodista norteamericano que investigó exhaustivamente el caso de Blackwater, señaló que “desde el momento que comenzó la concentración de tropas estadounidenses para la invasión de Irak, el Pentágono integró a los contratistas privados con las operaciones. Aún cuando el gobierno aparentó públicamente que buscaba soluciones diplomáticas, Halliburton ya hacía preparativos para una operación masiva. Cuando los tanques estadounidenses entraron a Bagdad en marzo de 2003, los acompañó el ejército de contratistas privados más grande de los tiempos modernos. Al terminarse el mandato de Donald Rumsfeld a fines de 2006, se calcula que había más de 100,000 contratistas privados en Irak, lo que representa una proporción de casi uno a uno con los soldados estadounidenses en servicio activo”.
Dada la mala imagen que se creó Blackwater , la empresa cambió su nombre y pasó a llamarse "Xe Services". Pero de poco le sirvió, la compañía aún genera un fuerte rechazo por parte de gran parte de la comunidad norteamericana e internacional. Pero a pesar de su mala imagen, la empresa siguió obteniendo contratos millonarios con el Estado norteamericano, en parte por el accionar de los lobbystas que actúan en el Congreso presionando y colaborando con algunos legisladores estadounidenses. En su libro " Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army", Scahill, revela que Blackwater tiene más de 2300 soldados trabajando en guerras internacionales, más de 20 aviones y helicópteros blindados y que, además de tener contratos con el gobierno de EEUU de público conocimiento, tiene otros contratos secretos para trabajar con las agencias de inteligencia norteamericanas.
A continuación, un video que muestra la infraestructura, entrenamiento y acciones militares y de rescate de Blackwater.
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