Una de la características resaltantes de su ser, es su gran orgullo; que por consecuente puede llegar a ser uno de sus mayores defectos. La mayor parte del tiempo se mantiene tranquila, confiada y parece tener una paciencia envidiable, aunque como siempre tiene sus excepciones. Es una chica que mantiene sus tradiciones y creencias, inteligente, creativa, fiel, educada, valiente, carismática y alguien con la cual se puede tener una buena conversación.

Nació en una familia noble, con una buena educación, calor familiar, y destinada a hacer grandes cosas, como tal, ser una dama al servicio del  imperio, pues, apenas en su nacimiento ya había heredado un grifo recién nacido. Aunque duró poco tiempo la época de felicidad, pues, a la edad de 8 años, su padre tuvo un problema financiero, o para ser más específicos le tuvieron una trampa, haciendo que todos los bienes que había adquirido se le fuesen arrebatados, dejando a su pequeña familia, constadas de su mujer y su pequeña hija, en la calle. No obstante como buen hombre hizo todo lo posible para mantener a su familia, consiguiendo un trabajo humilde y una pequeña casa en la zona de Bauer,  pasando así los años lentamente mientras se asentaban y conseguían una vida amena, más que todo para cuidar a su única hija que ya a la edad de 12 años empezó a buscar trabajo, en busca de ayudar a sus padres, más que todo, por la gran necesidad… Su madre había contagiado una enfermedad que le ponía débil cada día y se mantenía siempre en cama, por tanto la pequeña Elizabeth, hizo de todo un poco, labores rurales y cada pequeña cosa para poder ganar dinero para las medicinas de su madre, al igual de desarrollar una personalidad fuerte e independiente, con sus  respectivas dificultades, peleas, desacuerdos y cada cosa que la vida le trajo, fue superándolo poco a poco.

Los años pasaron y una promesa salió a relucir en el corazón de Elizabeth “volveremos a vivír en la zona noble, como antes…como si nada hubiese pasado, mejor que antes”, sólo esto a su madre que lentamente perdió la vida, antes de que ella pudiese cumplir su cometido de llevarla a una casa más grande y a un lugar totalmente cómodo, con un hermoso jardín, y vestir junto a su madre, hermosos vestidos, hablando de “cosas de chicas”. Pero como quien dice “no siempre la vida es fácil”, a los 18 años, ya formada como toda una mujer le dijo adiós a su madre. Quedando con su padre y saliendo adelante con la tristeza que les daba la ausencia de la mujer a la que ambos amaban, como esposa y como madre.

Y por las dificultades se llegan a grandes lugares si se persevera, gracias a esto, ella fue más fuerte, se animó mucho más a conseguir su cometido, aún si su madre no estuviese con ella, debía cumplir una de sus principales metas, así mismo empezó a entrenar con el arco, ya que era un arma la cual se le daba bien, y le gustaba… En uno de sus entrenamientos, tuvo que apartarse de la civilización ya que había desarrollado sus poderes para generar flechas de fuego y de viento, además de ir desarrollando una combinación de ambos; junto con su gran grifo Fenrir, que le acompañaba desde siempre, montando sobre él, demostrando tener una habilidad innata para ser una Reichmaske, cosa que pocos años después, luego de perfeccionar un poco más sus poderes, su fé, las ganas de luchar por algo y haber conseguido vivír nuevamente en Turm, decidió volverse una dama al servicio de la reina, como estaba previsto por sus padres desde pequeña, no tanto porque ellos le hayan mencionado, realmente fue por voluntad propia. “quiero demostrar mi valía, quiero ser grande y proteger a los que me importan, aún más ser fiel a la tierra que me vio nacer, junto con todos sus habitantes”. La cruz se le fue dada luego de un tiempo, atesorándola, como una meta más que había alcanzado, sonriente y orgullosa por sus logros, la lleva oculta bajos sus ropas, en una cadena de oro, guindada a su cuello.