La noche había caído y el fastidio de la pelirosada iba en aumento. No, no era el hecho de estar tan alejada de su hogar lo que le tenía en aquel humor, sino el hecho de que había venido a una pequeña “reunión” realizada por uno de los allegados de su familia; una especie de descanso por el trágico accidente que le había ocurrido a los miembros de su familia. – Snoobs... No saben hacer otra cosa más que beber y divertirse a costa de los demás… – eran las palabras que en voz alta murmuraba la joven al momento de cruzar el umbral de la mansión que visitaba y se alejaba en la oscuridad que acechaba a la capital del agua. Era un plácido edén a diferencia de la capital donde ella residía,  pero aún así tanta calma podía llegar a ponerle los pelos de punta, simplemente no estaba acostumbrada a tal lugar. Pequeños sonidos de orquesta y algunos otros se escuchaban, como si estuviera celebrando por los alrededores…. “Que cosa más estúpida” pensaba la otra mientras seguía su camino, pegándole el aire al cuerpo y meneando su vestido blanco de seda, un estilo bastante singular como si se tratase de una diosa griega… Y es que ella misma se creía una diosa.

Cualquiera se preguntaría como era que una joven como ella se atrevía a salir a horas de la madrugada sin compañía y como si nada. La respuesta: no le importaba y mucho menos le interesaba sentirse segura en manos de algún guardaespaldas. Ella era capaz de cuidarse sola, si pudo sola con toda su familia, puede con cualquier otro que intente lastimarla. – Que mugre de ciudad… - gruño entre dientes mientras entraba por unas callejuelas, tomando un pequeño atajo para salir más rápido de la provincia y por fin regresar.