Desde tempranas horas de la mañana se mantenía un poco más pensativa de lo normal, pues se presentaría ante al escuadrón al cual había sido asignada, lo extraño era que sus pensamientos se habían prolongado por un error de papeleo, por el cual tuvo que acudir a arreglar las cosas, que por tanto no había sido de tanta importancia, según como lo había visto. Lo sintió mejor a decir verdad, estaría más tiempo preparándose mentalmente.

Finalmente llegó al Palacio Imperial, bajando de la gran bestia, a la cual le acarició la cabeza como agradecimiento, sin más se adentró, buscando el lugar de su encuentro con el escuadrón y su capitán, servir a la Reina, al imperio, un honor sin duda, sintiéndose orgullosa, además de algo confiada. Sus ojos grises buscaban de lado a lado la puerta correcta, y al hacerlo se detuvo frente a ella, tocó un par de veces para avisar que entraría, al esperar unos cuantos segundos entró asomando su cabeza primeramente.- Buenos días.- saludó cerrando la puerta tras de sí, observando al que imaginaba claramente era su capitán, pues había estado averiguando un poco sobre el escuadrón al cual ingresaba, detallando el porte que tenía, algo, despreocupado pensó instantáneamente mientras se dirigía frente a la mesa donde yacía acostado el pelimorado.

-Mi nombre es Elizabeth East, soy la nueva integrante del escuadrón… Un placer conocerle.- dijo cortésmente, haciendo una ligera reverencia a su presentación ante el hombre frente a ella, se acomodó los azabaches cabellos hacia atrás de su oreja derecha y le sonrió con suavidad. Llevaba el cabello suelto; llegando este hasta su cintura, cargaba unas botas altas, pantalones ceñidos al cuerpo y una camisa de cuello alto con mangas largas, también algo ajustadas. Se había vestido un poco mejor de lo que ya lo hacía, pues era una ocasión especial y lo haría especial, según veía.

Miró claramente el lugar donde estaba, acostumbrándose a esa presencia de su capitán, esperando que le respondiera,  con curiosidad sus ojos grises fueron a los papeles que tenía el pelimorado sobre su escritorio, notando los garabatos que había, ladeo ligeramente la cabeza al verlos, preguntándose si, el famoso capitán era un aficionado a los dibujos, o hacía eso porque estaba aburrido, muchas cosas que prefería guardarse para no preguntar algo indebido.

 Pero claramente notó como el susodicho hombre le miraba de una manera especial, por lo que movió ligeramente sus caderas hacia un lado, arqueando una ceja con ligereza. Acepto su apretón de manos sonriendo serenamente.-  Oh ya veo…entonces espero poder ayudar con todo eso, se ve…¿acumulado?.- musitó mirando hacia la puerta, ya que como el otro había dicho “hablando del rey de roma”, el subcapitán hacia su entrada en el recinto, haciendo que ella se incorporara con una sonrisa. Escuchándole con atención como hablaba con el hombre tras el escritorio, y al ver cómo le ofrecía un apretón de manos, no dudó en aceptar.- Un placer conocerte Eyes…-dijo con suavidad y naturalidad, esbozando una tranquila sonrisa que demostraba reflejaba confianza.

 Y prácticamente uno tras otro, llego una chica de cabellos claro que llamo la atención al saludar cordialmente, y simplemente le sonrió al verla, un poco más aliviada al saber había otra chica en el escuadrón, aunque para ser más sincera no le tomaba mucha importancia.- Elizabeth East, un gusto.- comento con naturalidad, estrechando ahora la mano de la chica, ya estando un poco más tranquila al ser recibida por ya el escuadrón de una sola vez, y así un poco de ese nerviosismo que tenía antes, había desaparecido. 

-Hermoso nombre debo agregar, o por lo menos a mi me gusta.- dijo con suavidad al escuchar el nombre del escuadrón , manteniendo la atención en las personas que estaban en la misma habitación que ella, acostumbrándose a ellos, y claramente, diciéndose internamente que no debía preocuparse tanto como había hecho el día anterior. Escuchó al capitán y sonrió ladinamente, apoyando su mano en su cadera, pues le parecía una buena idea, además que le encantaba surcar los cielos con su querido Fenrir.- Cómo deseen, para mi está bien cualquier cosa.- dijo con suavidad, arreglándose los cabellos hacia atrás de su oreja derecha.

Observó la sonrisa repentina de Eyes al verla y de pronto su corazón sintió latir con más intensidad, aunque no se notaba en absoluto. Solamente dentro de ella sabía la complicidad con su superior y lo que sentía por él. Y se quedaba tranquila porque al menos de su parte, los tratos especiales con él dentro del escuadrón serían mínimos. Y le daba tranquilidad estar cien por ciento segura que Eyes pensaba lo mismo.

Vió como el Capitan mostraba indirectamente el reporte de Aleix y no hizo ninguna expresión. No demostró que estaba enterada que su Capitan sabía que ella había ido a la fiesta con Eyes, que estaban bailando, que se habían besado o bien, que se habían ido juntos. Tanto asi, que parecía no importarle en absoluto. Por un momento se vió siendo el vivo reflejo de Eyes. Bbrr… . Kyoshi sabía muy bien que a Eyes podía molestarlo lo que el ojiazul soporte, pero Brisa… era de muy delicado carácter.

-Que les parece un pequeño patrullaje con nuestros Greif para darle la bienvenida a Elizabeth? – La chica en cuestión pareció estar de acuerdo, y para serse sincera a Brisa le gustaba la idea, siempre había algo curioso y por demás sospechoso amenazando la paz del Imperio. Aunque sería el primer recorrido de su escuadrón. No reuniones burocráticas, no misiones secretas (secretas hasta para ella, lo cual no le era de su mejor agrado), no pérdida de tiempo innecesaria. Ahora suponía estar por hacer un trabajo oficial y propio de los Reichmaske. Eyes también parecía estar de acuerdo, y ella volvió a mirarlo. Él le sonrió de nuevo.

Brisa se inclino una vez más y salió por la puerta – Entonces a patrullar como el Taicho manda – Sonrió abiertamente mirando a su Capitán a través de su hombro mostrando sus dientes. Y volviendo prácticamente sobre sus pasos, caminó el recibidor, y salió por una de las puertas al patio. La puerta que había cruzado más de una vez cada vez que tenía que dirigirse a las caballerías en donde resguardaban los grifos mientras visitaba la casa de Kyoshi. Aunque ahora, los cuatro habían dejado sus mascotas en el aire libre, confiados que eran amaestrados y fieles a sus dueños como para volar lejos de allí.

Al salir afuera, ahí estaban. Los cuatros grief, majestuosos e imperiosos. Supremos y soberanos dueños del cielo, imponiendo orden y respeto. Así se veían los cuatro… hasta que Brisa fijó su vista en Cler.

El ave se encontraba gimoteando levemente con la cabeza escondida en las plumas de debajo de su ala. Claramente se había lastimado. No sabía de que manera, no sabía cuando, como, donde, no entendía porque no lo había notado, seguramente ocupada pensando en cosas mientras acariciaba la punta de su flecha como si nada. La muchacha caminó hacia su mascota casi corriendo para ver su estado y una vez allí, corrió su cabeza para ver la herida. Una profunda lesión sangrante provocada obviamente adrede. Nada de lastimarse sin querer por sobre volar bajo ni nada por el estilo. Esto se lo había hecho alguien. Definitivamente.

-Brisa! – se acercó un sirviente encargado de mantener el jardín en condiciones – El grief! Se volvió loco porque un niño que salió de la nada lo quizo acariciar y…y..! – El hombre parecía agitado, habrá perseguido a Cler por todos lados? –

-Y que!? – Brisa casi se desesperó. Ella había estado tantas veces para salvarle la vida a su dueña, que verle un rasguño a Brisa le ponía los pelos de punta.

-Y bueno, el bicho se puso como loco – Si, eso era obvio, el carácter de su mascota era tal o más delicado que el de su dueña, si alguien que no conocía se le acercaba precipitadamente, Cler de ponía maniática – Entonces el niño sacó de la nada una lanza oscura, y comenzó a amenazarle mientras se reía y el animal se ponía cada vez peor y le pegó un manotazo en el rostro asique el tipo le…le – Mientras el hombre hablaba, Brisa escuchaba con atención – Le clavó la lanza ésa en el cuerpo y desapareció. Salió corriendo como si nada, como si hubiera hecho una travesura! – El hombre se agarró la cabeza- No quieres que lo curemos?. Señor!! –miró a Kyoshi- Permítame llamar a alguien! – Se inclinó y salió corriendo hacia adentro. Ignorando por completo el –Nekrón- que Eyes utilizaba para sanar heridas, ignorando que pudiera ayudar ante la desesperación. Quizás ver el ataque lo perturbó bastante como para exasperarse por una herida no mortal como la de la grief.

Brisa se mantenía con las manos sobre la herida de su animal tratando de calmar su dolor, adormeciendo esa zona de su cuerpo, aunque sabía que eso no detenía la sangre que seguía saliendo, ensuciando a la mujer. Tragó saliva al ver como Cler se calmaba, y ambas sabían bien que no estaba curando nada, aunque el ave dejó de moverse quisquillosa.

Cuando salga de esta pesadilla, iría a buscar a ese niño idiota. Y con sus propias manos lo haría trizas.