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♥ 「 cαяdιиαl de lα тιeяяα 」: sιlence . . . :prιvaтe / yereмι:
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De: MaryChain (Mensaje original) |
Enviado: 05/12/2011 20:34 |
Nanajuuichi-Chiku. Había caminado y caminado, tan profundamente hundido en sus pensamientos, en sus no-recuerdos, en su imaginación, indagando por posibles respuestas (seguramente todas erradas), que había doblado por calles cualquiera, cruzado puentes cualquiera, dado pasos cualquiera... Había llegado sin darse cuenta a una hermosa tienda de antiguedades, cuya puerta estaba decorada con enredaderas de plantas, florecidas en algunos lugares. Se acercó precavido a la vitrina, notando adentro hermosas lámparas y muñecas que podría añadir a su colección. Muñecas en silencio, que seguro gritaban en su interior dolorosamente, abandonadas ahí, en esa oscuridad, rodeadas de personas, personas que eran objetos, y que lloraba... Una hermosa muñeca rubia que lloraba y gritaba desconsolada porque su dueño se fue. Golpeó ligeramente su cabeza con el vitral, intentando calmar el hilo de pensamientos, intentando calmarse... Pero no podía. Dispuesto una vez más a avanzar y sintiendose solo -sólo sintiendo, quizás estaba demasiado distraido-, bajó la manilla de la puerta, pero estaba cerrado. Una lástima, ciertamente. Media vuelta y- la puerta se abre muy sutilmente, invitandole a entrar. Sin dudar retrocede uno, dos pasos, y entra con cuidado, cerrando la puerta a su espalda. Estaba oscuro, si, pero una lámpara al final se encendió, indicando una puerta. Por qué ya no estaba la muñeca...? Extrañamente atraido, siguió, abriendo la nueva puerta, que daba a un pequeño patio. Había una mesa al medio y varias sillas dejadas descuidadamente por todo el lugar. Los rayos de luna apenas llegaban a ,su piel, pues habían muchas ramas de un gran árbol cubriendo todo el lugar. Si, era un buen sitio para descansar y pensar. Al dar un paso, sintió como algo pequeño se fragmentaba bajo sus pies. Se inclinó, y tomó a la muñeca de porcelana entre sus dedos: su rostro estaba fragmentado y sus largos cabellos rubios brillaban extrañamente a pesar de la oscuridad, como si estuviera viva... Sus parpados cubrian sus ojos; con un gesto delicado la tomó entre sus manos, dejando el bastón a un lado de la silla antes de sentarse con los codos en la mesa, nuevas luces encendiendose, luces qu estaban como enredaderas en las ramas de los árboles, sutiles, casi podría pensar que eran luciernagas. 'Quién te abandonó, pequeña? Esperaste mucho..?', le susuró, acomodando sus cabellos con tranquilidad y apenas rozando su dedo por la mejilla de ella... Dos trocitos de porcelana cayeron, abriendo un agujero. Suspiro pesadamente, estrellando la muñeca contra su pecho, su cabeza enterrada en la mesa. Si, definitivamente, ella estaba llorando, y había sido su culpa...
Aquí está el privado, espero le guste *A*! y si, Remiel parece loco hablandole a una muñeca uvu xD
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Caminó hasta la cama, con calma, como si el rubio no se encontrara allí mirándolo.
Pero al recostarse pudo oírlo hablar ¨No eres mi sirviente… No me trates de majestad, Yeremi¨ el demonio sonrió, tildando apenas la cabeza a un lado y agitando su cabello por el movimiento - …me gusta ser sumiso a la persona que adoro – murmuró explicándose y entrecerrando sus ojos al verlo sonrojarse e invitarlo a dormir a su lado tal y como le había pedido.
– gracias – musitó con una sonrisa posando uno de sus dedos en el poco taco de sus zapatos, empujándolo así a salir… descalzándose y abriendo su camisa mientras caminaba a la cama, sacándosela y dejándola sobre las sabanas. Tomó asiento en la cama suavemente intentando moverse lo menos posible hasta casi subir sobre el cuerpo de Remiel, recostando su cabeza sobre su pecho y cerrando los ojos.
Sintiendo el latido de su corazón… escuchándolo. Se sonrió ligeramente, hacía tiempo no oía con tanta atención un corazón latir, realmente hacía tiempo que le importaba un carajo si los corazones latían o no. Cubrió su cuerpo con las cobijas, tapando también al menor y se quedó quieto, aún con la sonrisa en su boca...
- …puede que esto me tranquilice un poco – susurró con los ojos cerrados. Las manos del demonio se montaron a los hombros ajenos, acariciándolos con lentitud, acomodando su rostro en su pecho, sintiendo su aroma. Era realmente un rito… o algo así como un embrujo, tener tan cerca a Remiel.
La noche había pasado y el mundo estaba en plena luz del día pero una siesta pequeña, reparadora, no le hacía mal a nadie. Prontamente las manos de Yeremi dejaron de moverse, y el propio rostro del demonio era completamente humano... una vez más. Cada vez que dormía. Realmente había estado cansado? o al parecer, lo suficiente como para bajar tanto la guardia y dormirse de verdad? El joven D´Noir le daba tanta tranquilidad, le trasnmitía tanta confianza que se había reducido a un simple humano dormido sobre su cuerpo... En esos momentos no era nada más que eso. Dejaba de ser el maldito demonio buscado en los cardinales para pasar a ser una marioneta más de nombre Valence Yeremi que había encontrado la paz justo en ese momento.
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Lo escuchaba retirarse los zapatos, la tela rozar la piel... Era costumbre suya dormir siempre sin camisa? O solo era así ahora? Se hundió ligeramente cuando Yeremi se sentó sobre la cama, repentinamente nerviosa, sintiendo las mejillas arder horriblemente. Por qué se encontraba tan nervioso justo ahora? Se sobresaltó al sentir la cabeza del rubio en su pecho, pues estaba tan metido en sus pensamientos que ignoró por momentos su accionar. Se quedo quieto, avergonzado de que escuchara su corazón, dejando en completa evidencia su nerviosismo, mientras intentaba calmarse. Yeremi los cubrió a ambos con las sabanas antes de quedarse quieto, atisbando una ligera curva en sus labios. "…puede que esto me tranquilice un poco" Su cuerpo se relajó lentamente, para darle cierta comodidad al hombre, una de sus manos posandose suavemente en la cabeza de Yeremi, volviendo su cabeza lentamente a él, sus ojos prestando atención al demonio. Las caricias cesaron, y le bastó inclinarse un poco para notar que el hombre estaba completamente dormido... O al menos eso parecia. Fuese como fuese, no había notado lo agradable que se sentía en situaciones así de calmas junto con Yeremi; en ese instante el mayor parecía un niño, y repentinamente tenía una imperiosa necesidad de protegerlo, acurrucarlo fuertemente contra su pecho, protegerlo de lo que fuese... Nunca le había visto verdaderamente dormido, y podía notar una ligera diferencia respecto a la vez anterior, donde lo creyó dormido, en su rostro; era algo, pero no podía precisar qué. Besó suavemente su frente, apenas apartando los labios de ella, acariciando con suavidad su cabello, su mano libre tomando suavemente una de las que se posaba en su hombro. No quería pensar qué haría si Yeremi estaba despierto, o si despertaba, solo quería tenerlo así entre sus brazos... Sólo quería abrazarlo mientras estuviera dormido, cuando él no lo veía, el único momento donde se sentía capaz de mostrarle sus sentimientos... Quizás no era tan valiente como creía. Y así se quedó dormido, con los labios en su frente, sus manos sujetadas y los dedos en los cabellos rubios, profundamente dormido, una suave brisa colandose por la ventana, un profundo silencio reinando en la mansión.
me llenó de ternura su post ;A;! y y me inspiré asi que le respondo uvu <3
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Jamás había dormido tan bien. Tan tranquilo, tan seguro de que quien lo acompañara no iba a matarlo o entregarlo al príncipe como el Teufel buscado que era. Aunque una visita amistosa a ese idiota no vendría nada mal… Como fuera, pasaron horas antes de despertarse. Si fuese temprano cuando llegó a esa mansión, pues ahora serían como las seis o siete de la tarde, evidentemente el sol había desaparecido, o estaba por hacerlo. Abrió los ojos, haciendo un pequeño gesto con la voz, un – humg… - como el niño molesto que se debe despertar por la mañana para asistir a clases. No pudo reprimirlo, se sonrió de sí mismo cuando se dio cuenta de ese pequeño ruido que él mismo había provocado. Lo primero que divisó y quedó mirando justo frente a sus ojos, eran las manos unidas entre él mismo y Remiel. Sus uñas perfectas, tus pequeñas manos, delicadas hasta incluso en el agarre. La mano del ojiceleste parecía monstruosa a su lado, a pesar de la elegancia que tenía y de lo delicado que también fuera. Se veían tan diferentes, pero se sentían impresionantemente igual de cálidas. Sintió el peso sobre su cabeza, y la levantó un poco, elevando su torso para ver el rostro de Remiel, tan cerca. La mano del menor se deslizo, pues se encontraba acariciando los cabellos del demonio. Ahora mismo aún parecía humano, un humano que no sonreía, que se mantenía sorprendido observando a otro. Curioso, despeinado y recién despierto. Una imagen digna de un simple… un simple humano.
. . . . . Yeremi está atento, quiere ver si Remiel esta dormido o despierto hace tiempo o si se despertará al mismo momento para ver esa imagen del rostro del rubio este xD jajaja yo se que puedes imaginarte a jaejoong recién despierto pues es él jaja
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Había dormido profundamente, y tan bien como hace mucho tiempo que no dormía. De pronto su mano cayó, lo que lo despertó. Lentamente fue abriendo los ojos, hasta divisar la ventana, y notar ya oscuridad, no completa, en su habitación. No podía recordar cómo había llegado a dormirse, e intentó pensar rapidamente: Yeremi, y si no se eequivocaba, él debía estar... Volvió suavemente su cabeza al frente, viendo al demonio sobre él, despeinado, con los ojos abiertos de plato como un niño. Fue recién en ese momento que notó que aún lo sostenía de la mano, sobresaltandolo y soltandola rapidamente, desviando la vista a otro lado. Por un segundo había dudado que fuera Yeremi, pues jamás le había visto en aquella condición, ligeramente vulnerable, con una curiosidad de gato. Lentamente volvió su vista a él, casi con ternura, pues no podía negar que eso le provocaba verlo. "Deberíamos comer algo... Es tarde", murmuró con elegancia, peinando sus propios cabellos que seguramente estaban igual de desordenados que los de Yeremi. Agradecía que la oscuridad fuera suficiente, pues no deseaba que notara que estaba levemente sonrojado, y también feliz.
asdsldja *A*!! estoy emocionaaadaa!! lamento la tardanza, pero acabo de hacerme tiempo hehehe <3! perdon lo cortito pero me llene de ternura al imaginarlo *-*! y y eso, estaré esperando su respuestas *v*
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Remiel pareció sobresaltarse e incluso apartó su mano del rubio, que miraba sorprendido su reacción - …todo está bien? – susurró, pues la noche, el silencio y el hecho de estar recién despierto no le permitía hablar normalmente. Incluso no estaba sonriendo, estaba absolutamente normal. Preocupado por el tormentoso despertar del rubio menor. Observando sus ojos cuando volvió su rostro a mirarlo una vez más… quedándose así, en silencio. Observándose un momento.
Ambos así, como si recién se conocieran. ¨Deberíamos comer algo… Es tarde¨ murmuró Remiel con su suavidad característica en la voz. Peinando sus propios cabellos con lentitud, podía ver los movimientos a pesar que la luz era tenue al estar anocheciendo y resguardados en una cálida habitación entre cuatro paredes.
El cuerpo de Yeremi se movió lentamente, inclinándose sobre el rostro de Remiel. Sin haberse peinado ni un poco, sin haber cambiado aún el rostro. El torso desnudo y las manos sobre la cama, sosteniéndose. La boca del rubio mayor se acarició con los labios ajenos… sinónimo de un “buenas tardes”, una dulce bienvenida al despertar…. Pero estaba besándolo con una pasión sumisa, casi romántica, poética...
Aún así no parecía intentar ocultar la posesividad de su repentino aunque lento ataque a su boca. Separando más sus labios para profundizar el beso lentamente… sin tocar su cuerpo… sin aplastarlo… manteniéndose sobre él a consta de su propia resistencia, comiéndole mansamente la boca… de un beso.
. . . . . Yeremi saluda a Remiel (a su forma) con un buenas tardes (?) >3~
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Miraba a otro lado cuando escuchó las sabanas rozar, volviendo su cabeza a Yeremi, quien tenía su rostro muy cerca suyo, sin poder evitar su mirada ya. Sus labios se apretaron ligeramente, nervioso e intentando no chocar su aliento en el de él, cuando los labios del mayor rozaron suavemente los suyos, haciendolo relajar la postura, sus parpados cayendo suavemente, entreabriendo ligeramente sus labios para recibir los de Yeremi, tan suaves... Con una demanda posesiva que siempre lo hacia remecerse de tierno gusto, respondiendole con igual pasión y lentitud, centrado solo en aquello y nada más. Su estomago rugió muy suavemente, y era imposible no oirlo en aquel profundo silencio. Se separó de Yeremi, rojo de verguenza, tomandole de los hombros para alejarlo suavemente a la vez que se sentaba. Estaba horriblemente avergonzado por ello. "Realmente, deberíamos comer algo...", balbuceó, rojo como tomate, arreglandose el pijama antes de ponerse de pie con cuidado y tomar su bata. Suspiró suavemente, jamás antes su estomago había rugido y tenía que rugir ahora, en el más completo silencio, solo para avergonzarlo.
yo tambien quiero un buenas tardes de Yere ;U; <33 xD! perdon lo corto del poostt ;A;
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Muy a lo contrario de lo que imaginaba, el rubio respondió a ese beso. Y de la misma manera, logrando una sensación completamente placentera. Porque se sentía tan bien ahora acariciar su lengua? Yeremi frunció el seño mientras lamia el interior de Remiel, haciéndose agua a la boca… pero algo, un sonido lo sacó del transe en el que se encontraba, más bien, sacó al menor de aquel transe - …? – confundido, sonrojado, le era imposible mirarlo a los ojos y el rubio no comprendió si no hasta que le oyó hablar: ¨Realmente, deberíamos comer algo…¨ la sonrisa inexistente hasta ahora en el rostro del rubio mayor comenzó a nacer, y a crecer y a crecer a medida que Remiel se levantaba.
- Jajajaja – finalmente rió, divertido y real, se arrodilló en la cama, estirándose para tomar un brazo de aquel rubio ojos carmesí, y traerlo una vez más a la cama. Casi de forma graciosa lo hizo tambalear hasta caer, recostándolo una vez más boca arriba y volviendo a arrimar su rostro al ajeno, besando… superficialmente - …si mi amor… ya vamos... – respondió, cariñoso, risueño. Volviendo a besarlo tiernamente una y otra vez, todas seguidas - …ahí vamos – musitaba una palabra por cada vez que se alejaba de su boca.
Cuando se detuvo se le quedó mirando un momento, sus cabellos aún se encontraban descuidados. Sus ojos brillaban como si estuviera vivo y su sonrisa era la misma de siempre solo que esta vez… - …te amo – sonrió un poco más cuando dejó escapar eso en un susurro, deslizando sus dedos por la barbilla ajena y exhalando después de unos minutos. Como si se hubiera sacado algo de sobre los hombros, como si haber dejado salir esas palabras le hubieran ayudado a sentirse mejor.
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Se alejó del rubio, saliendo de la cama para ponerse de pie y tomar su camisa, en vez de ponérsela, la llevó con una de sus manos, colocándola sobre su propio hombro derecho y buscó un cigarro en el bolsillo de su pantalón, encendiéndolo con calma, sin dejar de sonreír. Miraba el suelo, parecía pensativo. Fumó una vez, exhalando el humo con lentitud y comenzó a caminar a la puerta de la habitación. A todo esto el silencio había durado relativamente poco; pero para ambos era como si hubiera pasado una eternidad antes que Yeremi parara sus pasos repentinamente, para dar media vuelta su rostro y observar a Remiel sobre la cama… manteniendo esa sonrisa.
- La vida en pareja es… Interesante… - habló, dejando escapar una pequeña risa – podría acostumbrarme a esto… -
Dicho eso continuó su camino al baño para arreglarse un poco antes de cenar. Él... Estaba feliz (…)
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Frunció notoriamente su ceño al escuchar la risa de Yeremi, completamente rojo y dispuesto a regañarle, cuando sintió que lo arrastraba a la cama, oponiendo resistencia que fue imposible. "Qué ha-!" Sus reclamos fueron siendo apagados con cada beso superficial que le daba, sus palabras escuchandose entrecortadas porque Yeremi las silenciaba con su boca, mientras sus manos se posaban en su pecho, cumpliendo función de una barrera contra los besos del demonio mas que para apartarlo. Por fin había acabado su juego, pero cuando se disponía a regañarle seriamente, Yeremi le observaba de una forma especial, casi humana, sonriendo suavemente, casi como si no fuera él quien hablaba en esos instantes. …te amo susurró, los dedos del mayor deslizandose por la barbilla ajena y exhalando luego, como si hubiera tenido las palabras retenidas en la lengua desde hace mucho tiempo, como si un gran peso hubiese sido liberado de Yeremi al decirlas. Sus ojos, en cambio, se abrieron como platos, sin ocultar el asombro, completamente aturdido... Cómo debía sentirse? Jamás antes Yeremi había parecido tan sincero al decir algo, menos algo así. Yeremi se retiró de encima de él, Remiel aún incapaz de decir nada, mientras el mayor prendía un cigarro y lo fumaba con profunda serenidad, mirando el suelo como si buscara algo en el, su espalda desnuda ante sus ojos. Remiel también miraba el suelo, aún sorprendido, sin notar que Yeremi no se había ido y que le hablaba, aún con la sonrisa en la cara. "La vida en pareja es… Interesante… podría acostumbrarme a esto…" Yeremi rió suavemente antes de irse, dejandolo completamente aturdido. Llevó sus dedos a sus labios y luego a su mentón, sobresaltandose ligeramente. Yo también te amo, pensó, recordando aquella vez que había sido incapaz, por orgullo, de decirselo, respondiendole en un susurro que jamás escucharía. Seguramente estaba sonrojado porque podía sentir sus mejillas arder. Una pareja, uh? No se había percatado en qué momento sucedió, pero no le incomodaba, por ahora, en nada. Tomó la bata y se fue al otro baño cercano a la habitación, aseandose un poco y vistiendose. Por alguna razón había demorado menos que Yeremi, así que decidió ir a la cocina a preparar algunas cosas. Mientras bajaba la escalera, pudo ver como el cielo comenzaba a tornarse gris, como si quisiera llover... como si hubiera alguien afuera buscandole... Debía de ser su imaginación... o tal vez no?
oh rayos, tardé demasiado! continuemos con esto Kait *v*!
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Gris, lánguida noche… se tornaba lentamente de gris. A través de la ventana los ojos carmesí podían notar las nubes exhibirse, cubriendo plenamente el cielo con su apenada lentitud. No dejaría ver incluso a la luna, cuando esta llegara. Extrañamente al parecer del rubio el ambiente a su alrededor se había tornado un tanto más leve y pausado, al son de sus pies bajando las escaleras casi parecía sentirse observado por alguien tan paciente que lo esperaría con eterna templanza a bajar cada escalón para ser recibido sin ninguna molestia en absoluto. ¿Que podría ser esa sensación?…¿alguien estaba allí? ¿Detrás de la puerta de su hogar?
Cualquier pensamiento posible se vio frustrado, pues los pasos despreocupados del ojiceleste se hicieron presentes, arrasando como un tornado esa expectante calma, como si no pudiesen convivir juntas. El rubio mayor le observó desde arriba, mientras bajaba con ligereza y arrogancia, la sonrisa en su boca continuaba. Esta vez estaba vestido, formalmente como de costumbre, pero sin la corbata. El cigarro se había terminado y como no era de fumar constantemente parecía que si Remiel continuaba a su lado iba a terminar por dejar el hábito, pues cada vez se le podía ver fumar menos – esperándome? – indago presuntuoso. Llegando a alcanzar el cuerpo del menor y rodeándolo apenas con uno de sus brazos, deteniendo sus pasos para mirarlo con calma - …hice algo recuerdas?... aún tenemos comida, déjame ir a prepararlo todo. Puedes ocuparte de otras cosas… - abandonó su cuerpo, elevando su mano para correr unos mechones de su rostro, el rostro de Remiel se veía raro. Raro como ya hacía un tiempo.
Extrañándole a él mismo esa expresión en su rostro - que te aqueja? – musitó, interesado, sonriendo un poco – el futuro conmigo? – intentó adivinar, aunque seguramente no solo se trataría de eso - ...jaja – rió un poco al darse cuenta – disculpa, quise decir, el nofuturo conmigo? – sostuvo su mentón con una mano, bajando los escalones que restaban hasta tocar el piso con los pies. Apartando sus manos y mirándolo desde apenas esos metros de distancia que lo separaban los escalones, guardó sus manos en los bolsillos, observándolo con seriedad, aunque en sus labios se dibujara esa sonrisa aún - …estas haciéndome sentir que soy el único que está feliz ahora mismo con tanto silencio de tu parte, principito – quiso que se oyera como un broma, pero tenía un porciento de verdad que ni el mismo Yeremi podía expresar <¨Me preocupa en lo que piensas…y que no me lo digas, me aterra¨> se mantuvo allí, esperando una respuesta, un gesto, una sonrisa, o una mueca de desprecio, ALGO que le hiciera sentir que no se encontraba solo en ese mismo instante. Era algo que ninguna marioneta entendería… algo guardado en las profundidades del demonio, donde solamente Remiel puede hurgar.
. . . . no me abandones! -perrito yeremi
dime si no parece eso x3
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"esperándome? …hice algo recuerdas?... aún tenemos comida, déjame ir a prepararlo todo. Puedes ocuparte de otras cosas…" Miraba con calma a Yeremi, hundiendose en su mirada, dejandose hacer en sus brazos como si fuera un muñeco, una de sus manos apenas posandose en su hombro con elegante delicadez, sin chistar ante su gesto, sin oponerse casi como una muñeca. "Que te aqueja? El futuro conmigo? ...jaja, disculpa, quise decir, el nofuturo conmigo?" No-futuro? Pero Yeremi, al contrario de acercarse, se alejó, dejandolo a él en alturas, desde aquel escalon, mirandolo con una seriedad contraria a su sonrisa. Remiel no podía hacer más que mirar, perdido en sus pensamientos. "…estas haciéndome sentir que soy el único que está feliz ahora mismo con tanto silencio de tu parte, principito" Rió muy ligeramente, bajando la cabeza y cubriendo elegantemente sus dientes con un par de sus dedos, bajando un escalón, deteniendose frente al hombre y mirandolo fijamente, tal como hace unos instantes. Su mano se alzó, hasta posarse en su mejilla, mirandolo fijamente. Guardó silencios algunos largos segundos, su rostro rojo, como si estuviera conteniendo algo. "Yo también te amo", dijo, aunque las palabras se le trabaron y por verguenza prontamente se alejó, caminando rapido a su lado para dirigirse a la cocina. Yeremi no sabía lo feliz que se encontraba, que le dolía que no pensara en el futuro con él después de sus grandes esfuerzos por acomodar su vida para él, pero eso era algo que el demonio no debía esperar que se lo dijera, sino que le adivinaría,porque Yeremi le conocia, verdad? Y no pudo evitar mirar por algunos segundos sus ojos, aún caminando a la cocina, y parando en seco al sentir algo rondando por el hogar, sin poder distinguir si era dentro o fuera de este. Se asomó por la ventana, sin divisar nada, pero cerrando las cortinas por mera precaución. Volteó donde Yeremi aún algo alarmado, pero recordando lo que le había mencionado y sonrojandose a más no poder, desviando su vista, acercandose a él y tomando suavemente su mano, casi con timidez, mirando el suelo. Quería darle la seguridad de que nada le incomodaba, que el tiempo con él, en muchos minutos más adelante, no le molestaba. Sólo era incapaz de verbalizarlo, y prefería estar así, sujetando con fuerza su mano, apoyando su cabeza en el antebrazo del hombre, cerrando sus ojos. Solo eso... Solo necesitaba eso de Yeremi, ahora y en el futuro.
perdone la respuesta fail, no sé expresarme en estos momentos y por ende Remi tampoco, PERDOOON ;U;
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Sintió un placer increíble al verlo sonreír y cubrirse la boca, afilando su mirada azul y sonriendo un poco más al verlo aproximarse así… tan travieso. Sintió su calidez y miró el suelo dejándose acariciar, deseando que lo toque, pero mirando el piso como si se encontrara avergonzado de algo, un cálido color rosa subió hasta sus mejillas. Pero después escuchó a su pequeño decir esas palabras hermosas que alguna vez quiso oír que las gritara en la cama… ¨Yo también te amo¨. Sorprendido ligeramente subió su mirar para encontrarse con sus ojos, pero Remiel ya no estaba allí, había salido casi huyendo hacia la cocina – Remiel – sonrió mientras sus pasos lo seguían casi al mismo momento en que lo vio alejarse, como en una sobreactuación de un tango donde el demonio perseguia a su victima casi pisandole los talones y haciéndola ir deprisa, se sonría de solo pensar en lo bien que se había sentido oír algo como eso. No podía creerlo, aunque lo sabía, muy por dentro su piel lo sabía. Sabía que ese pequeño príncipe se sentía atraído hacia él y podría llegar a estarle amando, sin embargo… se sintió tan extraño que se lo dijera, tan feliz de escucharlo.
Mientras le llamaba amorosamente con esa sonrisa y algo de picardía en la mirada y en la voz, observaba como se arrimaba a las ventanas para cerrar las cortinas. Atónito ante esas acciones elevó una ceja, Remiel se acercó y tomó una de sus manos, manteniéndose así, apoyado contra él. El rubio mayor estaba estupefacto, en menor medida, pero estupefacto al fin. Acaso iba a secuestrarlo o algo por el estilo? Pues había cerrado las cortinas y se había arrimado a él, a caso quería tener un momento íntimo?. Se mantuvo en silencio unos segundos, que se lo dijera no hacía más que aumentar su ego, y las ganas de verle la cara y oírlo decirlo otra vez. No se movió de esa posición, arrimándose al oído ajeno con cuidado y susurrando muy suavemente - …como pretendes que oiga algo como eso sin excitarme? – sonrió un poco más, dejando salir el aliento entre sus dientes y arruinando el momento con diversión, con simpatía y complicidad. Acariciando sus labios en la piel de la mejilla del rubio menor, llevando esa mano que sostenía hasta su boca, besándola con devoción…. Mirando los ojos ajenos, carmesíes… - la próxima vez que lo digas quiero que sea… mientras hacemos el amor en tu cama… - seguro lo sonrojaría, seguro se enfadaría, pero ahí estaba el demonio, sonriente, seguro de lo que causaría en Remiel. Feliz de habérselo dicho. Volvió a besar la misma mano con cuidado y con el mismo cariño que la primera vez… mirando sus ojos fijamente después - …con su permiso, príncipe, iré a calentar la comida – habló con seguridad y esa plena sonrisa en su rostro – o debería llamarte… ¨mi amor¨, ¨amor de mi vida¨ , ¨cariñito…¨ ¨cosita¨? – Intentó sonrojarlo mientras se reía y caminaba adentrándose finalmente en la cocina – me ama… - susurró más para sí mismo que para Remiel - ME AMA! – gritó riéndose, fingiendo exageradísima felicidad ante él, mirándolo sobre su hombro con sus risotadas, para ver si se reía o lo maldecía, alejándose hasta el horno y preocupándose por la comida.
Cuando Remiel finalmente se vio solo pudo oír un sumiso golpear en la puerta de entrada. Suave, tan, pero tan suave, que apenas parecía querer será atendido. Apenas se había oído, alguien detrás de esa puerta estaba demasiado inseguro como para llamar a la puerta realmente y quizá solo había arrimado sus dedos… dando unos ligeros golpecitos con la punta. Golpes tan sumisos que solo Remiel pudo oír en ese momento. Al alejarse Yeremi, la calma a su alrededor y el silencio habían vuelto. Solo al alejarse él.
. . . . EDITO Linda, estas requetecontramega perdonada, se que estas ocupada
anoche mande esta respuesta pero tuve problemas y preferí editarla hoy
mientras tomaba unos ricos mates y oía algo de tango. Siempre hay inspiración
en mi vida para ti (L) *sabes que remiel me vuelve loquito* |
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Estaba realmente cómodo a su lado, cuando escuchó como susurraba en su oído, tensando sus hombros por acto reflejo de sentir su aliento chocando con su delicada piel. "…como pretendes que oiga algo como eso sin excitarme?" Se quedó quieto e inmovil, mirando el suelo. Todo lo que viniera de él parecía excitar a Yeremi, lo que lo halagaba, pero también intimidaba en cierto modo; aún así, no podía negar el hecho de lo mucho que adoraba sentir los labios de Yeremi en su rostro, adoptandolo como un hermoso gesto que no le desagradaba en absoluto, volviendo su cabeza a él al sentir que besaba su mano, hundiéndose en su mirar con rostro sereno y calmo. "la próxima vez que lo digas quiero que sea… mientras hacemos el amor en tu cama…" Se puso rojo, peor que un tomate, bajando la cabeza para mirar el suelo, logrando que el pelo le cubriera la mirada. Si supiera que estuvo a un paso de decírselo aquella vez... Oh no, que verguenza le daría, se llevaría aquello a la tumba. En su cama, uh? Eso le recordaba que nunca nadie había entrado a su habitación, ni sus padres, lo que convertía aquel espacio en su templo, propio y sagrado, donde todo él residia, todo. La mirada de Yeremi volvió a cruzarse con la suya, retirando con cuidado su mano, avergonzado y nervioso."…con su permiso, príncipe, iré a calentar la comida, o debería llamarte… ¨mi amor¨, ¨amor de mi vida¨ , ¨cariñito…¨ ¨cosita¨?" Esta vez frunció notoriamente el ceño, aún increiblemente sonrojado por todo lo que le decía, guardando silencio y retirandose para sentarse, apoyando su cabeza en sus manos. Recién en este punto había comprendido que lo había malentendido... Suspiró pesadamente, como si hubiera contenido todo el rato la respiración, escuchando que Yeremi murmuraba algo pero sin saber qué, hasta que lo gritó, sobresaltandose por lo repentino de su voz y su risa, mirandolo fijamente con una ceja arqueada, sin poder disminuir el sonrojo...
Tak tak.... Un ruido suave, casi inaudible. Volvió su cabeza en dirección a la salida, pero no volvió a escuchar. Su imaginación, quizás? Pero ahora podía, no solo oirlos, sino que sentirlos... Unos dedos suaves y finos golpeando tan suavemente... Se puso de pie con calma, retirandose de la cocina, antes de abrir repentinamente la puerta. No esperaba encontrar con alguien...
DASLDJAS AME EL POST *A*! y me inspiré, asi que le respondo ahaha <3
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Levantó su mirada del suelo, sus ojos verdes intensos y soñadores, como si esperaran algo... se encontraron los carmesí dispuestos y sorprendidos. Su cabello color otoño, no era tan rubio como el de Remiel, sobre todo porque estaba pegado a su rostro debido a la lluvia que había comenzado hace tiempo. Su mano levantada en el aire, como si aún tocara la puerta… la bajo hasta su cuerpo. El kimono que lo cubría completamente empapado y sus sandalias de madera lo hacían ver de un aspecto, una cultura extraña.
Por unos momentos no dijo nada, los mismos momentos en lo que Remiel se mantenía seguramente en estupor, detenido en el tiempo, envuelto en la calma a su alrededor. Sus labios entreabiertos temblaron un poco, hablando con normalidad aunque parecía que era preferible que nadie más lo oyera - …ahí esta él ¿verdad? – su voz, aunque con un tono normal, era pacifica en totalidad. Sus ojos se notaban tristes, desahuciados al pronunciar esas palabras.
Se arrimó un poco más a la puerta, aunque sin entrar en la casa, tratando de concebir una mirada más seria a pesar de la tristeza - …no es sano, es peligroso… y lo sabes - ¿Acaso era una especie de súper héroe? ¿Venía a salvarle la vida a un extraño a cambio de nada? ¿Eran celos porque él si podía tenerlo, si podía hacerlo suyo? …Suposiciones que a la única conclusión que llegaron fue que el rubio había tenido uno de sus tantos impulsos empáticos al pasar y rozar con sus finos dedos la casa y el miedo se apoderó de él al recordar el dolor de ese amor tan perfecto. No sabia si tenía la responsabilidad… pero necesitaba decírselo. Aún a pesar de no conocer siquiera su nombre.
¨Mira… esto es lo que él dejó de mi… de mi persona… el resto se lo comió, lo destrozó con sus dientes sin piedad… no termines así, aléjalo, apártalo, retíralo de tu vida. No permitas que su insistente e intenso amor te devore¨. |
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Primero pensó que era una mujer, con el cabello corto pegado a la cabeza y todo su cuerpo y su ropa empapada, mirando fijamente sus ojos verdes. Algo en su mirar le declaró y convenció que no era una mujer, y sólo le bastó bajar un poco la mirada para comprobarlo. A pesar de ello, ya la sentía como una muchacha, como una muñeca abandonada, con ropajes extraños y los labios fríos. No podía hacer nada más que sostener su mirada, sentía que le conocía desde siempre, aunque era primera vez que le veía. "…ahí esta él ¿verdad?" Sus labios se apretaron de pronto, y la sorpresa no alcanzó a llegar hasta sus ojos, sino que los entrecerró ligeramente y con calma, como si de pronto comprendiera todo. Afirmó suavemente y una vez, sin soltar ahora la triste mirada de la joven... el joven. Por qué se veía tan muerto? Y, en parte, sentía que se estaba observando a si mismo en él... como si el Remiel del futuro hubiera viajado en el tiempo a este preciso momento para demostrarle algo. De pronto se arrimó un poco más a la puerta, sobresaltandolo ligeramente el movimiento inesperado, pero arrimandose a él ligeramente para escucharlo mejor, sin soltar jamás su mirada. …no es sano, es peligroso… y lo sabes" Apretó con más fuerza los labios, como si intentara apagar ese pensamiento. Desde cuando quería dejar de pensar en ello? Y más aún, por qué?... "Lo conoces", afirmó. Ambos sabían de quien hablaban aunque jamás habian mencionado su nombre. "A ti también?...", murmuró suavemente, aunque casi con rabia contenida mientras apretaba sus labios. El rostro se le compungió levemente, y no pudo evitar acercar sus dedos al rostro del rubio, tocar sus mejillas y luego retirarlos rapidamente; no había sido consciente hasta que punto se dejó llevar por aquél impulso, de ver si era real... Estaba tan frío... Por primera vez soltó su mirada, tomando una chaqueta del perchero cercano y cubriendole los hombros con ella. Despues de todo, qué esperaba encontrar? Que aún no estaba muerto? Se rió apenado en su interior por la idea, sin soltar jamás su mirada, como esperando lo siguiente que quería decirle, como esperando que le juzgara...
Disculpe la demora Kait! Espero le guste el post! estoy muy emocionada por seguir *A* <3
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"Lo conoces" murmuró, y abrió un poco más sus ojos al conocer su voz, en ese momento la curiosidad lo invadió, ¿Que podía tener ese muchacho que le habría interesado tanto al demonio? "A ti también?..." insistió con su voz. Que si a él también?... Hisoka supuso que sí, pero no respondió ni si quiera con un movimiento con la cabeza, ni si quiera con eso. Se quedó allí, observándolo reaccionar... recibiendo su mano en su rostro, sin hacer más que entrecerrar sus ojos cuando fue tocado, cuando fue acariciado. Su piel era fría pero suave. Otro hombre considerado? se preguntó para si mismo, sorprendiéndose ante encontrarse resguardado del frio al que tanto estaba acostumbrado, aquel, de ojos carmesí había colocado sobre sus hombros una chaqueta, y lo había hecho casi con un amor maternal. Primero se había constatado que se encontraba frio, con nada más y nada menos que con una caricia, luego lo había resguardado. Acaso era eso.. lo que el demonio había encontrado en ese muchacho? un amor.. Casi maternal o sobreprotector?. Permaneció en silencio, observando sus ojos, tocando con sus manos la tela y desviando sus ojos solo para observarla, caer en cuenta - ...n... no hace falta - habló, sonrojándose un poco ante la acción y volviendo a mirar sus ojos.
Estiró uno de sus brazos y se dirigió a ese frágil cuerpo sin consentimiento, sin más que furia, tomando del cuello a un Hisoka que lo único que hizo fue tastabillar hacia atrás y quedar colgado, apenas posando la punta de sus pies en el suelo. La chaqueta cayó al piso y el rostro de Yeremi parecía asustado, nervioso. Sus extremidades temblaban levemente-
- que.... le.... dijiste...?? - su voz sonó fuerte, intensa, diferente. Como si la furia contenida se escapara, mientras salía de la puerta de la casa empujando sutilmente a Remiel y arrimándose al rostro de Hisoka, encontrándose fuera de la casa completamente. El rubio ojos verdes aferro sus uñas, largas, que hasta ahora Remiel seguramente no habría notado, lastimando las manos de Yeremi en la desesperación de sentirse asfixiado - ahg...kagh... - abrió uno de sus ojos para mirarlo, con dolor, como si su mirar le pidiera que retornara - QUE HACÉS ACÁ?! - la mandíbula de Yeremi se presionó tomando fuerza en sus brazos y arrojando a Hisoka al suelo de forma completamente cruda, atroz, casi como si se tratara de un objeto. Logrando que el cuerpo del menor hiciera un ruido sordo en el asfalto, como si se tratara de un cuerpo muerto, haciendo vibrar el ambiente. La calma que emanaba el ojiverde era completamente quebrantada ante ese desafecto y furia que reinó repentinamente en la calle – ¡ALEJATE DE ÉL! – fue el grito del rubio a la persona que se encontraba en el suelo, que mas que un grito roncó como un rugido, una voz inhumana. Incluso su imagen pareció cambiar repentinamente y por un momento, la noche no dejó ver exactamente en qué… como si un monstruo se hubiera apoderado de su voz por un segundo. Marcando territorio, aún sabiendo que seguro vencería.
------------------------------------- Me ha gustado el post, no te preocupes yo espero que le guste el mio >D
perdón si tarde, se ha puesto algo dificil la jornada.
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