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♦ 「 cαяdιиαl del ғυeԍσ 」: Homicidal::::[private]::::Remiel
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De: Shounen Kait (Mensaje original) |
Enviado: 09/08/2011 03:41 |
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Caminó con sus zapatos caros por los ladrillos apilados a unos centímetros de suelo, que dividían el borde entre la carretera y un barranco. La noche era tranquila y fresca en JousanChiku, y el rubio desarreglaba un poco su corbata antes de sostenerse de un farol negro que marcaba el final del camino de ladrillos y bajaba sus pies al suelo elegantemente para observar cara a cara a quien había estado siguiendo durante horas - Oh! … - exclamó con una sonrisa - …el gran Serpentmeister desciende de las alturas para mezclarte con los demonios… - fingió sacarse un sombrero invisible de la cabeza y hacer una sutil reverencia con él, agachando también la cabeza para volver a mirarlo con sus claros, y sonreír un poco más - mi Remiel.. -.
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'Tienes miedo..de conocerme?... o acaso...temes que aquello que llegues a conocer de mi ...te guste?' Alzó la vista, pensativo. A veces pensaba que lo mejor era dejar de huir de él, entregarse a lo que sentía, al demonio... Pero rápidamente esos pensamientos eran reemplazados por sus metas, sus temores sobre si mismo, la incertidumbre que el mayor siempre provocaba, el temor de sentir de verdad afecto por él; si fuera otra persona... si Yeremi fuera otra persona, tendría tanto temor e incertidumbre? Maldición, que ya no era un niño. Mientras se ponía de pie, la pared de roca iba bajando, quedando cara a cara con el demonio. 'No te tengo miedo', dijo con firmeza, arreglando su capa. 'Tengo miedo de mi. No lo puedo explicar, y si pudiera, no te lo explicaría de todas formas. No es algo que debas saber...', dijo, algo confuso, mirandolo fijamente. Si se quedaba un segundo más ahí, no sabía donde podría pegarle la próxima vez que se acercase, y detestaba ser grosero con las personas. Lo peor es que aún quería saber de Yeremi, quería saber qué lo había llevado a ser lo que era, quien era Yeremi... 'En serio quiero ir a casa... Quiero leer un libro, tomar vino, calmarme y dormir... Lo necesito...', dijo, con voz cortada y lenta, bajando la vista, su cuerpo temblando ligeramente, su mano firme en el mango de su bastón, como si fuera a romperlo en cualquier momento, le dio la espalda, arreglando su sombrero para cubrirse tanto como pudiera el rostro. Maldición, ahora si que se sentía como un niño... Y el grande no había hecho nada grave más que estar de pie ahí como para ponerse así.
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La pared de roca fue bajando, y el rubio mayor pudo dar con los ojos ajenos finalmente. "No te tengo miedo" le oyó aclarar "Tengo miedo de mi. No lo puedo explicar, y si pudiera, no te lo explicaría de todas formas. No es algo que debas saber..." sonrió, sonrió por como se lo dejaba bien en claro a pesar que resultase algo difícil de entender.. le comprendía. 'En serio quiero ir a casa... Quiero leer un libro, tomar vino, calmarme y dormir... Lo necesito...' habló difícilmente, como si se tratasen de sus últimas palabras. El ojiazul notó que su piel temblaba y quiso rozarla con sus manos, tocarlo para ver si tenía frio, si necesitaba algo. Pero ni siquiera estiró la mano, se mantuvo mirándolo, neutralizando su boca y sin sonreír. Justo en el momento en el que el Serpentmeister dio media vuelta logró sacar a afuera su voz, normal, sin una pizca de sentimientos en ella para que no se diera cuenta de los deseos ocultos en cada interletrado - ...¿Es una invitación o una despedida? - aún le observaba, pretendiendo detener sus pasos pero sin obligarlo. Ir a casa, leer un libro, tomar vino, calmarse y dormir con él resultaba cómodo a su parecer, por ello sonrió un poco al imaginarlo. Le había dado la oportunidad con aquella pregunta, le había dado la oportunidad de estar solo o simplemente llevarlo con él - ...yo... prometo portarme bien - escondió ambas de sus manos detrás de su espalda y su media sonrisa se mantenía por sus imaginaciones. Aunque aquello fuese divertido para èl, siempre estaba la otra opción; que le disgustaba pero aùn asì, y de todas formas, se lo había entregado a su consentimiento y esperaba allí mirando fijamente la espalda de aquel de ojos carmesí, sin moverse un solo centímetro.
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'¿Es una invitación o una despedida? ...yo... prometo portarme bien' Volvió solamente su cabeza para mirarlo, sus ojos brillantes y algo empapados, pero por la poca luz era imposible de notarlo. Yeremi aún estaba ahí, de pie, sereno como había estado en todo momento... Una invitación o una despedida?... Ah, quién sabía lo que estaba haciendo, no tenía idea. Volvió la vista al frente antes de volver a caminar, decidido a largarse, sabiendo que el demonio esta vez no lo iba a seguir; sus pasos se mantenían firmes a pesar de ese pensamiento. Pero ya había andado varios pasos lejos del demonio cuando golpeó fuertemente con su bastón el piso, las serpientes de fuego volviendo a aparecer: una de ellas apareció de entre sus piernas, dejandolo sentado en la fina montura que tenía en su lomo; la otra apareció al lado de Yeremi, al cual miró por el rabillo del ojo con su usual calma, antes de que su serpiente comenzara a andar. Estoy siendo demasiado impulsivo, pensaba para sus adentros, dejando que el viento le rozara las mejillas y los parpados a gran velocidad. ...Luego habrá tiempo para arrepentirse. Su casa no estaba muy lejos, y si bien iba rápido, la otra serpiente siempre sabría cómo llegar, pues lo seguían a donde fuese. La serpiente desapareció una vez más, dejandolo en la puerta de su gran mansión. Abrió las rejas con cuidado, las criadas no apareciendo como usualmente lo hacían, pues tenían estrictas ordenes de no acercarse a él en la entrada. Sus padres usualmente estaban de viaje, así que su hogar era completamente para él, todos los grandes pasillos, la tranquilidad y el silencio, todo eso era para él. Abrió la puerta (que la dejó entreabierta), encendiendo las velas y suspirando relajadamente de encontrarse ahí, colgando su capa y su sombrero en la perchera de oscura madera. Con pasos calmos que hacían eco en las grandes paredes, comenzó a caminar hacia su habitación, iluminando con el candelabro que portaba los paisajes retratados en las paredes, los que desaparecían en la oscuridad apenas Remiel avanzaba algunos cuantos pasos. Adoraba especialmente la escalera de caracol que le llevaba a su biblioteca, pues le recordaba todo lo tétrico del propio Cardinal: los fantom, las pinturas deserticas, la ligera iluminación de las velas y al final, la oscuridad, la desolación... Su biblioteca siempre estaba con llave, la que siempre traía consigo, siendo esta pequeña y de hermosos adornos. Apenas entró apagó las velas, encendiendo luego las lámparas, las que comenzaban a iluminar y dar más visión lentamente de los grandes estantes, la antiguedad de los libros, la silla acolchada con terciopelo rojo, la gran mesa cubierta de papeles, algunos amontonados y ordenados, otro ligeramente dejados a la ligera sobre el roble barnizado. En una esquina, su pequeño bar personal, lleno de vino y hermosas copas, y a su lado, la ventana, cuyas cotinas oscuras abrió para dejar ver las luces del Cardinal y el mar de arena, abriendo las ventanas para dejar entrar aire. No quería escuchar, no se atrevía a mirar. Luego habrá tiempo para arrepentimientos. Tenía que tomar vino para calmarse, pero le gustaba estar ahí, dejando que el tiempo le meciera el cabello y haciendo como si no hubiera problema alguno en su cabeza.
askjas me encantan las respuestas de Yeremi, siempre dejan en jaque a Remi! *U*
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Le vio caminar alejándose paso a paso, parecía haber decidido que fuera un despedida. Sus manos se colocaron a los lados de su cuerpo y aún así se mantenía mirándolo fijamente, borrando su sonrisa por un momento, deseando aún que se diera vuelta y lo mirara como correspondía. Ladeó su rostro para mirar la serpiente junto a él y sonrió cada vez un poco más hasta estirar completamente sus labios. Fue una invitación. Montó aquella lagartija una vez más, dejando escapar una risita pequeña una vez que el rubio menor había desaparecido del lugar. Siguiendo sus pasos.
Cuando llegó a la puerta de aquella mansión, sonrió un poco, pero enseguida aquella mueca desapareció, pues estaba demasiado curioso para sonreír sin razones. El perfume de Remiel podía sentirse cerca, pero se alejaba lentamente de él, así que al ver todas las puertas entreabiertas dirigió sus pasos elegantes al interior del hogar. El aura que emanaba el cuerpo y esencia de Yeremi hacía que hasta los cuadros desconfiaran de quien había entrado a la mansión, aquel que se movía perfectamente en la oscuridad sin necesidad de nada más que la luz tenue de la luna que iluminaba alguna parte. Frenando sus pasos junto al sombrero y la capa que habían sido colgados, para tomar entre sus manos aquella tela y arrimarla a su rostro, rozando su nariz y sus labios en ella, suspirando su perfume. Y cerrando sus ojos para hacerlo lentamente parte de él mismo. O memorizar acaso su aroma para los momentos en los que no esté junto a él. Después, recién después continuo con sus pasos en las escaleras y llegando finalmente a la amplia biblioteca. Torció apenas su cabeza, como si hubiera algo que no concordara o no comprendiera, estaba seguro de haber visto en alguna parte un cabello de muñeca. Y él como adoraba a las muñecas!... eran una excelente hermosura de colección. Tan fágiles, indefensas y sin la posibilidad de reproche, ya que su voz nunca existía. Aún esperaba con ansias la muñeca con voz propia, quién sabe las cosas que le enseñaría a decir (...). Sus cabellos rubios se movieron con el viento que entró por la ventana, observando la espalda del rubio ojos carmesí, acercándose como si se encontrara acechando hasta colocarse justo detrás de Remiel, sin rozarlo, pero lo suficientemente cerca como para rozarse si alguno de los dos se movía, sus manos en los bolsillos y sus ojos claros fijos en el cristal de la ventana que se encontraba abierta, podía verlo reflejado allí, podía ver sus ojos fijos en el reflejo del Serpentmeister; le estaba mirando sin dudas. Sus labios cercanos al oído ajeno, y sus susurros calmos acompañados de una leve sonrisa - ...no te arrepentirás - susurró - ...conmigo, tu, nunca te arrepentirás de nada -.
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jajajaja se está convirtiendo en una costumbre para Remi teniendo a este tipo al lado uwu
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'no te arrepentirás ...conmigo, tu, nunca te arrepentirás de nada' Se sobresaltó ante sus palabras, volviendo la cabeza rapidamente, sorprendido. Le leía la mente o simplemente se le notaba en la cara?... Ni idea. El demonio estaba demaasiado cerca, demasiado cerca... 'No estés tan seguro', dijo, apartandose de él con calma para servir vino en dos copas, antes de caminar a su escritorio y sentarse en una de las sillas, dejandose caer cansado, despues de todo, había tenido un largo día de trabajo, entrenamiento, y muchas confusiones al caer la noche. Bebió tranquilamente de su vino, tardando en tragarlo y manteniendo la boca cerrado para saborearlo gustosamente, cerrando sus ojos, algo somnoliento (pero no, no puedes dormirte, Remiel). Luego tomó un libro que tenía en su mesa, al azar, comenzando a leerlo en voz alta un fragmento, el primero que encontró: ''Todo me parecía fugaz, transitorio, inútil, impreciso. Mi cabeza no funcionaba bien y María se me aparecía una y otra vez como algo incierto y melancólico. Sólo horas más tarde mis pensamientos empezarían a alcanzar la precisión y la violencia de otras veces', dijo, bajando el libro y mirando fijamente los ojos de Yeremi, simplemente indagando en ellos. 'Aún no me haz contado nada...', susurró con calma, bebiendo de su vino y mirando la mesa, levantandose para poner un disco en el tocadiscos y volver a sentarse, ordenando algunos papeles de paso. 'No creo que no hagas nada más que seguirme', susurró, volviendo a mirarlo fijamente, perdiendose por momentos en su mirada, para luego volver su vista a las rosas en su florero, acomodandolas y volviendose a relajar en la silla.
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- Porque no? - ...si se nota perfectamente cómo te gusta tenerme cerca, con todo ese numerito montado en la plaza en la que habían estado minutos antes, no le había quedado otra impresión. Molestia, incomodidad, incertidumbre... y como deseo oculto: el disfrute de dejarse llevar por lo que espantaba. Sobre todo el hecho de su sobresalto cuando mencionó sus palabras, él solo lo había dicho como una verdad lanzada a la deriva, sin embargo el rubio ojos carmesí le había observado, sorprendido de ello. Entonces... estaba pensando en eso; eh allí su respuesta "No estés tan seguro". Sirvió vino en ambas copas y se dejó caer cansado en una de las sillas de su escritorio, a lo que el teufel tomó la propia y continuó junto a la ventana, apoyado en el marco y bebiendo también de la suya, mirando fijamente los ojos rojos en la tenue luz de la habitación. El menor tomó un libro y redactó con calma "Todo me parecía fugaz, transitorio, inútil, impreciso. Mi cabeza no funcionaba bien y María se me aparecía una y otra vez como algo incierto y melancólico. Sólo horas más tarde mis pensamientos empezarían a alcanzar la precisión y la violencia de otras veces", sonrió con el cristal posado en sus labios rojos debido a la bebida. Apartó su copa lentamente; "Aún no me has contado nada..." susurró tranquilo como si hablara con algún conocido. Poniéndose de pie para poner un disco en el tocadiscos, el rubio aprovechó a mirar sus piernas aprisionadas como el resto de su cuerpo por esa ropa tan ceñida e impresionantemente ajustada. "No creo que no hagas nada más que seguirme" susurró, y cuando le miró fijamente el rubio mayor se vio obligado a sacar sus ojos claros del cuerpo del menor para mirarlo también, manteniendo sus pupilas en él hasta que apartó la mirada - sospecha que estoy detrás de ti por alguna otra cosa que no sea tu amor? - habló, arrimando la copa nuevamente a sus labios y dando lugar al líquido para que se deslizara gustosamente en su garganta y apartar la copa después - ...que un teufel como yo, un asesino, un ladrón, alguien que puede obtener todo lo que quiere sin siquiera mover un dedo, alguien al cual se le adjudica un peligroso trastorno de esquizofrenia en cada cartel de búsqueda y por el cual se ofrecen hasta millones como recompensa... estaría interesado en algo que tengas.... tu - no saca sus ojos de encima, sonrió ligeramente cuando dijo "tu" como si se tratara de cualquier persona sin algo en especial, pero prontamente continuo corrijiendose - ...Remiel D'Noir; heredero importante de tan majestuosa familia del Cardinal de Fuego.. - volvió a beber un poco, solo un poco más, cruzando sus piernas elegantemente encontrándose parado allí - ...Que puedo buscar en ti que me haga falta o que simplemente yo quisiera arrebatarte? - miró como arreglaba las flores con tranquilidad - ...sacas tus propias conclusiones y te dices que hacer al respecto. Pero lo cierto es que no quieres creerme cuando te digo... que quiero que seas mio - habló con calma, ahora perdiendo su vista en el liquido en la copa, moviendola un poco para distraerse.
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'sospecha que estoy detrás de ti por alguna otra cosa que no sea tu amor? ...que un teufel como yo, un asesino, un ladrón, alguien que puede obtener todo lo que quiere sin siquiera mover un dedo, alguien al cual se le adjudica un peligroso trastorno de esquizofrenia en cada cartel de búsqueda y por el cual se ofrecen hasta millones como recompensa... estaría interesado en algo que tengas.... tu' Ah, se sentía tan menospreciado cuando lo trató de tú, como si todos sus temores hubieran tomado forma y realidad, entrecerrando los ojos y frunciendo ligeramente el ceño, inmóvil sobre la silla, la copa inclinada como si en cualquier momento su contenido fuera a caerse a la alfombra. 'Remiel D'Noir; heredero importante de tan majestuosa familia del Cardinal de Fuego.. Que puedo buscar en ti que me haga falta o que simplemente yo quisiera arrebatarte? ...sacas tus propias conclusiones y te dices que hacer al respecto. Pero lo cierto es que no quieres creerme cuando te digo... que quiero que seas mio' La cordura, qué más si no?... Se puso de pie, acomodandose en su silla, tomando una postura no tan relajada y descuidada como cuando se arroja una muñeca, si no que una más severa: piernas cruzadas, dedos entrelazados a la altura de su cintura, inclinado hacia el frente, cabeza baja pero ojos mirando al frente, casi con dureza en sus pupilas. 'Puede ser... puede ser, Yeremi, que digas la verdad. Puede ser que me ames y que en realidad me quieras...', dijo, media sonrisa en los labios, siempre dudoso de sus palabras. 'Pero no es eso a lo que me refería. Los rostros de los carteles no están ahí por nada, lo sabes mejor que yo', dijo con su habitual calma, dejando caer su espalda en el respaldo de la silla otra vez, sus manos en los brazos de la silla, sus piernas aún cruzadas. Entrecerró sus ojos, mirando el techo ligeramente alumbrado. 'Antes de andar acosandome, eres persona... o bueno, lo que queda de una persona', inquirió casi con maldad, apoyando su mejilla en una de sus manos, mirandolo de pies a cabeza. 'Hay motivos por los que te buscan, hay historias tras el Yeremi que estoy viendo... Sabes? no sé nada, absolutamente nada de tí', susurró, casi con melancolia. Volvió a beber vino, como si aquello le diera valor, una excusa perfecta para sus acciones tan poco calculadas, las palabras casi sinceras y desmedidas. 'Yeremi, Teufel, sonrisa irónica y ojos mentirosos... qué infiernos ocultas?', repitió con calma, bebiendo vino y mirando el techo nuevamente, pensativo.
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"Puede ser... puede ser, Yeremi, que digas la verdad. Puede ser que me ames y que en realidad me quieras..." sonrió, al verlo tan sexy sentado en aquella silla, completando una posición por demás seductora. Y seguramente sin darse cuenta de ello. Dejó ver una media sonrisa y aquello atrapó los ojos de Yeremi, que le veían fijos. La mano que sostenía la copa lentamente fue abandonando la misma en alguna parte. "Pero no es eso a lo que me refería. Los rostros de los carteles no están ahí por nada, lo sabes mejor que yo" sonrió al igual que el rubio, pero esta vez completamente mientras caminaba con lentitud hasta el rubio de ojos carmesí que miraba el techo de la habitación. "Antes de andar acosándome, eres persona... o bueno, lo que queda de una persona" agregó "Hay motivos por los que te buscan, hay historias tras el Yeremi que estoy viendo... Sabes? no sé nada, absolutamente nada de ti. Yeremi, Teufel, sonrisa irónica y ojos mentirosos... qué infiernos ocultas?"; el ojiazul posó la palma de sus manos en los brazos de la silla, inclinándose levemente hacia adelante para ver cara a cara al menor, estando lo suficientemente cerca. Había dejado de sonreír por un momento y sus labios se veían levemente rojos por el vino. Le había encantado que se preocupara por saber de él - infierno... - susurró casi sobre los labios del rubio pero sin rozarlo y sin apartar los ojos claros de los carmesí. El cuerpo del menor se encontraba con la espalda recostada en la silla y el cuerpo del mayor con sus manos en los brazos de la silla, se inclinaba cada vez más hacia Remiel - ....quieres saber sobre mi infierno... - murmuró, permitiendo que el menor sintiera su perfume y su aliento. Que no pudiera evitar su mirada - .... - sonrió levemente antes hablar - ...yo fui un niño lindo y tierno como tu alguna vez - su mano salió del brazo de la silla para tomar la barbilla ajena y mirarlo con más profundidad - ...pero menos hermoso, obviamente, no me comparaba contigo - sonrió un poco - ....yo también tuve una familia feliz alguna vez - se arrimó lentamente a su boca.
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'infierno ....quieres saber sobre mi infierno...' Pensó en responderle, olvidarse de la seriedad, la compostura, la dureza y responderle, pero a cambio no dijo nada, simplemente le miró fijamente los ojos, sin apartar la mirada. No te tengo miedo, y en realidad no temía, sin inmutarse a la cercanía del mayor. El demonio sonrió de pronto '...yo fui un niño lindo y tierno como tu alguna vez, pero menos hermoso, obviamente, no me comparaba contigo ....yo también tuve una familia feliz alguna vez' Yeremi tenía un aroma caracteristico de él, sería cosa de demonios? Un perfume que no se encontraba en ningun otro sitio. Su rostro se mantenia sereno, casi desinteresado, aunque sus labios ligeramente tensados cuando tomó su barbilla, sin querer demostrar la sorpresa, por ningún motivo. Se acercaba más, los ojos de Yeremi parecían estar cada vez más cerca, y se embriagaba con su aroma, con su presencia, con sus ojos... Sus brazos estaban tan relajados que sentía cómo la copa se inclinaba más de la cuenta, pronta a su contenido caerse, si es que ya no se había caído algo de vino; los parpados también comenzaban a caer, lentamente, ignorando sonido alguno, su cabeza inclinandose muy ligeramente hacia la del demonio, los labios rozando apenas... Peligroso, era demasiado peligroso. El vino se iba a caer, y tan rápido como pudo echó su cabeza hacia atrás, abriendo ampliamente sus ojos, como si prestara nuevamente atención, doblando su rodilla a la altura de su pecho a modo de empuje, deshaciendose ligeramente en la silla para separarse de la cabeza de Yeremi tanto como pudiera, poniendo la copa en sus labios. Parecía haber reaccionado, aunque actuaba con su naturalidad de siempre, ignorando su ligera recaida, porque no, no caería. 'Y luego? Qué destrozó a la familia feliz? Qué destrozó tu humanidad, Yeremi?', preguntó con calma, mordiendo el cristal sutilmente, sin beber.
akjsdhaskjdha!! -explota- xd
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Sus labios se rozaron, algo suave.... intenso... que prometía ser aún más suave, aún más intenso si unían sus bocas plenamente. Incluso saber que sentiría la lengua del menor, ardiente en el interior de su garganta, le volvía loco, ansiaba sentirla. Le desesperaba probar su boca y comprobar que Remiel era algo que ya no existía, que su "especie" estaba extinta, que no había otro igual en definitiva, que el único era y seria solamente para él. Pero no, su boca quedó con las ganas de hacerlo suyo en un beso y sus ojos fijos le miraron cuando se vio apartado de él, parecía que realmente le importaba saber. Conocerlo, aquello le hizo sonreír. Pues no había cedido a su deseo tan fácilmente. 'Y luego? Qué destrozó a la familia feliz? Qué destrozó tu humanidad, Yeremi?' sonrió un poco más, sin arreglar su cabello que se encontraba ligeramente despeinado, sus ojos claros miraron fijos la copa que Remiel mordía, aunque sin estar seguro de que hacía exactamente, solo sabiendo que allí se encontraba aquella boca que quería probar de una vez por todas; tal y como lo había hecho tiempo atrás - ..... - arregló su camisa, sonriendo. Su imaginación le estaba excitando y solo podía sonreír de verse en esa situación, para nada incomodo. Dio unos pasos atrás, apenas, para sentarse sobre el escritorio y mirarlo fijamente - ....Luego - sonrió un poco más mirando el techo, el lugar en sí, las cosas en la habitación, la ventana, recorriéndolo todo con una mirada serena y una sonrisa mordaz. Recordar, hacer memoria, era algo necio para él, pero si Remiel lo pedía pues... Remiel lo tendría. -Luego mamá enfermó – sonreía, hablando de ello como si no sintiera dolor alguno. Pero lo cierto era que ya había dejado atrás ese dolor, hacía mucho tiempo – Entre mi hermano.. Brian y yo.. – Sonríe mirando a Remiel – yo era el preferido de mamá.. y papá siempre trabajó para sacarnos de la basura, porque… Remiel… – susurró tiernamente mirándolo – yo… no tenía ni siquiera un plato de comida sobre la mesa.. – volvió su mirada a la nada, aun manteniendo su sonrisa, Siempre manteniendo su sonrisa - …siempre nos causó problemas mamá… había que detenerla cuando se portaba mal, cuando molestaba a los vecinos… cuando rompía mis juguetes – miró el suelo, pensativo - …Pero Brian enfermó también… enfermó de celos… creo yo – sonríe un poco – imagino… de otra forma no puedo suponer porque mató a papá, a mamá… y porque quiso matarme a mi… si tan solo.. eran un pequeño niño bueno para nada, que mal podría hacerle? – le miró fijamente - …te estoy aburriendo?, precioso.. – sonrió, estirando su mano para tomar el mentón ajeno, para… acariciarlo solamente.
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Lo se, a mi tambien me pone histérico ajkshakjshajkshaksjb *¬*
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'Luego mamá enfermó. Entre mi hermano.. Brian y yo.. yo era el preferido de mamá.. y papá siempre trabajó para sacarnos de la basura, porque… Remiel… yo… no tenía ni siquiera un plato de comida sobre la mesa.. siempre nos causó problemas mamá… había que detenerla cuando se portaba mal, cuando molestaba a los vecinos… cuando rompía mis juguetes …Pero Brian enfermó también… enfermó de celos… creo yo. Imagino… de otra forma no puedo suponer porque mató a papá, a mamá… y porque quiso matarme a mi… si tan solo.. eran un pequeño niño bueno para nada, que mal podría hacerle?' Entrecerró sus ojos serenamente mientras escuchaba a Yeremi hablar, con atención, pasando su dedo de forma circular alrededor de la copa, haciendola sonar ligeramente. Había tenido una gran imagen mental de la infancia del demonio: el amor loco de su madre por él, el esfuerzo de su padre por mantenerlos vivos, la locura propia que ella poseía, el odio de su hermano (porque tenía un hermano; dónde?)... Incluso cruzó en su imaginación el asesinato de su familia, el peligro de la vida del demonio, la silueta desconocida de su salvador, la tristeza por los celos y la furia del hermano. Todas eran cosas que jamás conoció ni entendería, ni la pobreza, ni la locura, ni el sentimiento de sentirse desplazado por un hermano. Estaba sumido profundamente en sus pensamientos, su vista perdida, el dedo aún jugueteando alrededor de la copa, cuando escuchó la voz de Yeremi, sobresaltandolo. 'Te estoy aburriendo?, precioso..' Apenas negó ligeramente con su cabeza, sin mirarlo. Le bastó estirar el brazo para dejar la copa en la mesa, su otra mano aferrandose con delicada simpleza a la muñeca de Yeremi, sin alejarla o presionarla, sin molestar la pequeña caricia en su mentón. 'Entonces?', susurró, para luego mirarlo con ojos severos, los ojos de siempre. 'Quién te salvó?... Porque si eras un pequeño bueno para nada, no pudiste defenderte de tu hermano, verdad?', dijo con calma, subiendo ambas piernas a la silla, hechando la cabeza hacia atrás, rompiendo el contacto con suavidad. Sus brazos cayeron a los lados, como un muñeco de trapo. 'Porque si eras un pequeño bueno para nada, algo te hizo volverte un demonio... Porque si eres un bueno para nada... un bueno-para-nada.... Por algo te obsesionas con la gente, verdad, Yeremi?...', murmuró, casi para si mismo, aunque, al final, mirandolo fijamente.
akjsdhaskjdha es que está tan interesaaantee *A* ♥!! gracias por responder1! *llora de felicidad*
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Sonrió tan solo un poco más al sentir la mano del menor rodeando su muñeca con calidez, quizás fuese solo para detenerlo, pero le estaba tocando y aquello le hacía sonreír de gusto. Lo veía tan metido en sus pensamientos que no había podido evitar interrumpirse a si mismo. "Entonces?" susurró "Quién te salvó?... Porque si eras un pequeño bueno para nada, no pudiste defenderte de tu hermano, verdad?" - No, por supuesto que no... - sonreía mientras el menos rompía el contacto con su piel, se sentía tanto abrigo en aquella casa, que por un momento imaginó que finalmente había encontrado un lugar donde en sí, él era bienvenido. 'Porque si eras un pequeño bueno para nada, algo te hizo volverte un demonio... Porque si eres un bueno para nada... un bueno-para-nada.... Por algo te obsesionas con la gente, verdad, Yeremi?...' sonrió más aún, vivaz ante su deducción, apartando su mano para posarla en el escritorio y acompañarla con su otra mano que se encontraba descansando en su propia pierna, le miraba desde donde se encontraba sentado y recordó por un momento que ni si quiera había pedido permiso para usar su escritorio como asiento, soltó un pequeño ruido parecido a una risita al pensar en eso. - Olvidé mencionar - susurró con tranquilidad - no solo era el favorito de mi mamá, también lo era de la familia de mi madre - miró las piernas estiradas del menor, sin tocarlas, disfrutándolo con los ojos - ...mis tíos aborrecían a mi hermano y a mi padre; nunca supe porque. Fueron ellos quienes mataron a mi hermano, justo delante de mis ojos... -se quedó pensativo por un momento, mirando al frente, a la nada, como si estuviera recordando aquella escalofriante escena - ...yo amaba a mi hermano - murmuró, susurrante y volvió sus ojos a Remiel - ...¿Que se siente... cuando la persona que más amas en el mundo, quien es... tu admiración... acaba con todo lo que tienes y muestras sus claras intensiones de terminarte a ti también? - sonrió - ...Ni si quiera puedes imaginar lo que se siente - pausó por un momento. Y ambas manos subieron a su cuello para desabotonar lentamente y con cuidado, pretendiendo que Remiel lo observara, los primero tres botones... - ...crecí muy enojado - susurró haciéndo énfasis en la palabra "enojado", abandonando lo que hacía y sonriendo al ver que efectivamente había llamado su atención con eso. Su perfume caro se sintió con mucha más intensidad en el ambiente, era embriagador - ....muy enojado con mis tios que me salvaron de mi destino, de lo que yo TENIA que vivir; de no ser por ellos yo no sería lo que soy ahora... - sonrió un poco - ...Por supuesto que hubo personas que intentaron cambiarme - una sonrisa apareció en sus labios cuando a su mente vino un pequeño rubio, con rasgos Italianos y hermosos ojos verdes - ...pero eso no hizo más que enojarme más - movió su cabeza en señal de negación, cerrando sus ojos como si "lo lamentara por él". Le miró a los ojos, esperando que dijera algo. Había obviado un momento.. el momento del pacto, antes de que el menor hablara le interrumpió - ...soy un incomprendido, solamente eso - levantó sus hombros como si no lograra entenderlo - La gente nunca sabrá lo que viví... pero, solo basta con conocerme, no es así Remiel? o es acaso, que tu si comprendes mi "dolor"? - hablaba como si no se tratara de algo tan importante. Incluso su sonrisa se mantenia allí, pendiente como siempre. Era como un fantasma, que reacía una y otra vez su muerte,involucrando a cuan persona se le acerque tan solo por venganza, por dolor, por sentirse reconfortado con el dolor ajeno, con el hecho de sentir... que lo entienden. Que de alguna u otra forma, él se convertía en lo que más amaban y después él los destruía.
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Finalmente contó un poco de él kjashjasbajhsb >D aunque de miedo! |
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'Fueron ellos quienes mataron a mi hermano, justo delante de mis ojos... ¿Que se siente... cuando la persona que más amas en el mundo, quien es... tu admiración... acaba con todo lo que tienes y muestras sus claras intensiones de terminarte a ti también? ...Ni si quiera puedes imaginar lo que se siente' Entrecerró sus ojos, volviendo la vista a la ventana. No, no podría imaginarse qué se siente, pero si podía pensar perfectamente en lo que se hace con alguien así... lo podía pensar y realizar en su mente, y eso le pareció bueno. Yeremi algo hizo y su aroma lo golpeó con más fuerza que otras veces, captando su atención, su mirada fija en los dedos que desabotonaban la camisa, pensando en qué se le ocurriría, hasta que dejó de desabotonarla para hablar otra vez. 'Crecí muy enojado....muy enojado con mis tios que me salvaron de mi destino, de lo que yo TENIA que vivir; de no ser por ellos yo no sería lo que soy ahora... Por supuesto que hubo personas que intentaron cambiarme pero eso no hizo más que enojarme más...soy un incomprendido, solamente eso. La gente nunca sabrá lo que viví... pero, solo basta con conocerme, no es así Remiel? o es acaso, que tu si comprendes mi "dolor"?' De pronto se puso de rodillas en la silla y se inclinó hacia Yeremi, mirandolo de cerca y fijamente, mirada casi filosa, una mano al lado de su pierna para apoyarse, guardando silencio algunos segundos, largos segundos. 'Y si estuvieras muerto?... Realmente muerto, Yeremi, no estarías más tranquilo? No estarías agradecido de tus tíos por evitarte todo esto, agradecido de tu hermano por matarte?... Y esas personas que intentaron cambiarte, calmar tu enojo... No hubiera sido mejor, para ti, para ellos, compartir tu furia y apaciguarla a su lado? Evitar ser una bestía dormida...', dijo rapidamente, voz casi monotona. 'Tu dolor es una buena excusa para lastimar, no? A cuántos harás caer contigo hasta que tu dolor se acabe?', preguntó, con voz casi amenazante, para luego añadir con un susurro, mirando sus mejillas. '... Hasta qué punto esperas que te soporte antes de que tu incomprensión y tu rabia me ataque?... Porque sé, Yeremi, sé que me destruirás como a ellos en algún momento...' dijo, mirandolo fijamente a los ojos despues.
aajskhda justo me metí y me había respondido recién, asi que no me aguanté y le respondi ;U;
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Sonrió enseñando sus dientes blancos al ver el repentino movimiento del rubio menor, montándose a la silla con agilidad y acercándose amenazadoramente a él. Se quedó mirando sus ojos carmesí ante el silencio, sintiéndose "acorralado" y disfrutando de ello. "Y si estuvieras muerto?... Realmente muerto, Yeremi, no estarías más tranquilo? No estarías agradecido de tus tíos por evitarte todo esto, agradecido de tu hermano por matarte?... Y esas personas que intentaron cambiarte, calmar tu enojo... No hubiera sido mejor, para ti, para ellos, compartir tu furia y apaciguarla a su lado? Evitar ser una vestía dormida...Tu dolor es una buena excusa para lastimar, no? A cuántos harás caer contigo hasta que tu dolor se acabe?" habló con decisión, incluso observó el rostro del ojiazul antes de continuar "'... Hasta qué punto esperas que te soporte antes de que tu incomprensión y tu rabia me ataque?... Porque sé, Yeremi, sé que me destruirás como a ellos en algún momento..." se arrimó a su boca, rozando su nariz solamente - ...que prueba tienes de ello.. si las personas que hasta ahora eh lastimado en un principio vinieron a mi - susurró, apretando sus dientes con furia y mirando fijamente sus ojos, pero apaciguándose enseguida como si se tratara de un simple enojo "de mentira" - ...no es suficiente con que Yo haya decidido ir tras de ti? no estés tan seguro Remiel, no a todas mis victimas les cuento quien soy - habló con neutralidad. Mirando su boca - ...no todos los muertos en mi placar tienen tus ojos, no todos huelen como tu - volvió sus ojos a los ajenos - ...tan difícil créeme... - exclamó en un susurro tibio y una sonrisa - ..tan difícil - habló, repitiendo la exclamación con calma; manteniéndose cerca del rostro ajeno. Incluso rozando la mano que apoyaba junto a su pierna, apenas tocando sus uñas con cautela - Me hubiese encantado que Brian hubiera logrado su cometido, para ser sincero eso era lo único que esperaba. Ya no tenía motivos para vivir si mi familia solo era un montón de carne podrida amontonada en el piso... que comenzaría incluso a oler mal... - sonrió un poco, sin sacarle los ojos de encima - ..pero no ocurrió así Remiel, no ocurrió así. Ahora soy quien vez, aquí frente a tus ojos, una bestia despierta esperando oír tu voz... deseando tener un motivo, solo uno, para calmar esta sed… - susurrante, su voz y su aliento golpeaba con la piel de los labios ajenos. Jugando a arrimarse para besar, pero sin hacerlo. Y fijando sus ojos en los carmesí, dejando de sonreir por un momento.
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Todo bien aprobecharé que respondiste y volveré a responder (L)
se pone caliente estas escenas ejmcofcof |
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'Que prueba tienes de ello.. si las personas que hasta ahora eh lastimado en un principio vinieron a mi... no es suficiente con que Yo haya decidido ir tras de ti? no estés tan seguro Remiel, no a todas mis victimas les cuento quien soy... no todos los muertos en mi placar tienen tus ojos, no todos huelen como tu ...tan difícil créeme.....tan difícil' Se quedó mirando fijamente a Yeremi, casi inexpresivo, sin despegar la vista de sus ojos. Tan díficil no matarte, no verte sufrir, obligarte a que me entiendas, pensaba. 'Me hubiese encantado que Brian hubiera logrado su cometido, para ser sincero eso era lo único que esperaba. Ya no tenía motivos para vivir si mi familia solo era un montón de carne podrida amontonada en el piso... que comenzaría incluso a oler mal... pero no ocurrió así Remiel, no ocurrió así. Ahora soy quien vez, aquí frente a tus ojos, una bestia despierta esperando oír tu voz... deseando tener un motivo, solo uno, para calmar esta sed' Entreabrió ligeramente los labios, mirando sus mejillas, antes de cerrar sus ojos, apretar los labios y apoyar su otra mano en el pecho de Yeremi, haciendo que el demonio escuchase la sangre propia recorrer cada vaso sanguineo, el estomago trabajar, los ojos moverse con un chillido, el palpitar del corazón, todo, todo su interior pudiera escucharlo, como si buscara torturarlo con eso, quería recordarle que él también era un pedazo de carne. 'Aunque me hables de tí, seré una victima al final. Como una muñeca, te aburrirás de ir tras de mi... Nunca me dejas confiar en ti, siempre voy a huir, Yeremi, siempre, tal cual tú huyes...', susurró sobre sus labios, sin dejar de mirarlo fijamente. 'Qué podría indicarme que soy diferente de todos ellos? De todos los que quisieron que cambiaras? De los qué querían un poco de esa extraña felicidad... para tí?', murmuró con algo de duda, aún más despacio, el rostro divertido, como si quisiera reirse, hablando ya sobre sus labios y rozandolos, ojos cerrados, como cegado. De pronto los abrió, sacando la mano del pecho de Yeremi y con esto, el demonio dejando de escuchar los sonidos de su cuerpo en sus oidos con gran estruendo. 'Es extraño... es extraño que quiera cambiar a alguien que no sea yo, sabes?... Es extraño... que deje de pensar en mi por una vez...', dijo con lentitud, bajando lentamente su cabeza, somnoliento, los ojos cerrados. Él mismo también buscaba una excusa para calmarse, para dejar de mostrar sus sentimientos, de mostrarse débil ante el demonio, ante si mismo... Estupidamente negaba en su cabeza las palabras anteriores: si, por hablarle de su pasado, quizás era realmente distinto a los demás?...
uuy si, parece que nos estamos acercando a la mejor parte (?) xDD
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