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♦ 「 cαяdιиαl del ғυeԍσ 」: Homicidal::::[private]::::Remiel
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De: Shounen Kait (Mensaje original) |
Enviado: 09/08/2011 03:41 |
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Caminó con sus zapatos caros por los ladrillos apilados a unos centímetros de suelo, que dividían el borde entre la carretera y un barranco. La noche era tranquila y fresca en JousanChiku, y el rubio desarreglaba un poco su corbata antes de sostenerse de un farol negro que marcaba el final del camino de ladrillos y bajaba sus pies al suelo elegantemente para observar cara a cara a quien había estado siguiendo durante horas - Oh! … - exclamó con una sonrisa - …el gran Serpentmeister desciende de las alturas para mezclarte con los demonios… - fingió sacarse un sombrero invisible de la cabeza y hacer una sutil reverencia con él, agachando también la cabeza para volver a mirarlo con sus claros, y sonreír un poco más - mi Remiel.. -.
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Si, le gustaban las atenciones a ese rubio. Sonrió como siempre, miserable y maldito sin cura, como si tuviera un plan para él, pero no permitió que el de ojos escarlata lo viera. Cuando se detuvieron miró sus ojos, sereno y casi sin sonreír, como aparentaba estar. "N-no bailo bien" murmuró el muchacho, y observó desconfiadamente a los demás. Parecía nervioso, parecía temer por lo que se encontraba haciendo. Pero antes que se arrepintiera el ojiazul pasó su brazo por detrás de la cintura ajena, pacíficamente y entrelazando los dedos en el otro brazo de Remiel, comenzó a bailar una balada suave. Sencilla y templada. Sus ojos fijos le observaron, por primera vez en tanto tiempo estaban volviendo a estar cerca, tan cerca que incluso podían sentirse respirar. La música, sugestiva y completamente ambiental en sala... comenzó a desfigurarse y a convertirse en una melodía retorcida que infligía miedo. El mayor se arrimó al cuello del menor, quedándose a centímetros de su piel - ....hacía tiempo no sentía tu perfume - murmuró en los oídos ajenos al subir un poco sin siquiera rozarlo, mientras no dejaban de bailar. Las personas en el lugar tomaron asiento debido a que la música se había arruinado y resultaba incómoda. Observando a la única pareja en la pista, pero de forma sutil sin pretender que se den cuenta de eso. Los oídos de Remiel no oían la melodía distorsionada, seguía oyendo la música con la que habían comenzado a bailar, una melodía hermosa y suave. Remiel.. era la única persona en el lugar que seguía escuchando esa música.
me encanta este roll >< Yeremi estará haciendo de las suyas? 131313131 pffa jajaja :3
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Antes de poder huir de ahí, el demonio pasó su brazo por su cintura, tomando su otro brazo comenzando a bailar, con pasos lentos y no dificiles de seguir, mientras miraba sus pies para no pisarle. Al alzar la vista, Yeremi le miraba fijamente... Estaban horriblemente cerca, demasiado, sentía su aliento casi sobre sus labios... Tenía que huir, sabía que debía huir de ahí antes de algo, porque algo iba a pasar si se quedaba bailando, pero en sus brazos se estaba tan tranquilo... Yeremi se acercó a su cuello, poniendose tenso por eso, más aún el hecho de que estuviera cerca pero sin hacer nada. '...hacía tiempo no sentía tu perfume', murmuró en su oido, un escalofrío recorriendole la espalda. Seguía bailando tranquilamente, notando luego de un rato que eran los únicos en la pista. Por qué? Yeremi sonreía. Apretó su mano, frunciendo el ceño. 'Qué haces, Yeremi?', dijo, voz filosa. 'Por qué todos se han sentado?...', miró a todos en sus asientos, mirandolos sigilosamente. Estaba terriblemente incomodo con eso, y le desesperaba un poco que el demonio lo tuviera así de cerca. 'Quiero beber vino, sueltame. Me cansé de bailar', dijo severo, alejandose de Yeremi y mirandolo fijamente.
A mi también me gusta como va el rol *A*! akjshdasaklsjd <3 |
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Le miró perplejo cuando preguntó lo que hacía - bailo contigo - respondió, tranquilo, observando a los demás en cuanto Remiel los mencionó - ...No lo sé, nunca entendí a"los demás" - sonrió, pero apenas, no de forma socarrona si no más bien sincera. Aún no se habían alejado, derrepente el menor lo apartó y decidió dejar de bailar con un tono severo pero el ojiazul,audaz, no dejó que soltara su mano entrelazada, la mantuvo para arrimarse a él una vez más - ...no sería preferible, ir a otra parte?, la gente nos observa, no te gustaría.. que te llevara algún otro lado? si quieres puedes continuar bebiendo.. - susurró cerca de su oído, volviendo a sentir su perfume. Remiel ahora podía oír la música distorsionada, de bajo volumen y fiera, todo gracias a que se había apartado del corazón del demonio. Quien sonrió apenas, cosa que Remiel no pudo ver debido a que se encontraba en su oído - ...al parecer el disco se ha rayado - miró el tocador de disco en la mesa donde un empleado del lugar lo sacaba y trataba de colocar otro. El rubio se apartó del menor para mirarlo mejor, ahora si soltando su mano, tal vez.. dejándola ir - ..No me gusta que me ignores - sonrió un poco mirando el suelo, tal y como lo haría una persona al confesarse, con una sonrisa nerviosa en sus labios pues, sabía que pensaría que era un idiota pero.. - ..es la verdad - volvió sus ojos azules a los carmesí.
... :3
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Extrañamente sus sonrisas eran sinceras ahora... Por qué? Qué quería conseguir? él sabia que no le creeria, despues de todo, Yeremi era experto en mentir. Pero su mano aún estaba entre los dedos del demonio, y con eso le atrajo de nuevo, invitandole a otro lugar, poniendo como motivo que había mucha gente... No era mejor si había más? Se sentía mucho más seguro. La música comenzó a sonar horriblemente de pronto, acordes y cuerdas rotos de violines y otras cosas desagradables al oido; no hubiera pensado que él hizo algo respecto a eso de no ser por su comentario, mientras veía como cambiaban el vinilo. De pronto Yeremi soltó su mano y lo quedó mirando fijamente. '..No me gusta que me ignores... es la verdad', dijo, una sonrisa extraña en sus labios antes de mirarlo a los ojos. Así que realmente funcionaba el ignorarlo, realmente le molestaba tanto como parecia... Desvió su vista, cruzandose de brazos y arreglandose elegantemente el cabello. 'No te ignoro', dijo, haciendo una ligera mueca. 'Solo...', susurró, sin terminar la frase. Sí, sí lo hago. 'Vamos, quiero más vino', dijo, desviando el tema y dirigiendose a la mesa, donde se sentó con delicadeza, tomando uvas y comiendolas en silencio. No podía sacar de su cabeza la sonrisa nerviosa de Yeremi, viendose tan vulnerable... jamás hasta ahora le había parecido tan humano como en ese momento. Ah, tenía que dejar de pensar en estupideces; frunció el ceño ligeramente, mientras daba un sorbo a su vino. Qué haz hecho todo este tiempo?', preguntó al aire sin mirarlo, voz calma y asual. Odiaba los silencios incomodos, pero no quería parecer muy interesado en saber tampoco, pues el demonio podría pensar tantas cosas... En el fondo estaba ansioso por saber qué había sido de él en todo ese tiempo... y detestaba aquello.
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"Tks.. " sonrió al verlo regresar a la mesa. La gente observaba, pero no observaba a Remiel, sus ojos estaban clavados en Yeremi quien les miró y les sonrió elegantemente antes de seguir a Remiel con pasos pausados y firmes. Elevó una de sus cejas mientras el rostro pensativo del rubio menor duraba, observando sus ojos en cuanto le oyó hablándole y bebiendo de su copa, sin mirar sus ojos "Era de esperarse" sonrió, pensando para sí mismo - ..nada en especial, que se puede esperar de la existencia de uno de los Teufel más buscados del Imperio? - murmuró, sin sonreír, mirando las delicadas manos del rubio - ...unos cuantos asesinatos, masacres tal vez - murmuró apenas levantando un extremo de la comisura de sus labios, tomando la botella del vino ajeno con tranquilidad cuando Remiel la apartó de sus labios, sirviéndose en su vaso para beber del vino rojo sangre. Una vez que lo terminó casi la mitad del licor se dignó a responder - ..lo cierto es... que te he buscado durante todo este tiempo. No hablemos de mí, cuéntame ¿qué ha de ser la vida del hermoso de Remiel? - murmuró con tranquilidad, mientras servía también en la copa ajena, para invitar a cruzar sus brazos antes de beber. Del lado que fuese todos los discos parecían rayados, pues entonces suspendieron la música en el lugar, haciendo que con el tiempo algunos clientes se marcharan incómodos.
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'..nada en especial, que se puede esperar de la existencia de uno de los Teufel más buscados del Imperio? ...unos cuantos asesinatos, masacres tal vez' Frunció ligeramente el ceño, mirandolo con severidad; pero despues de todo era un Teufel, no podía pedirle precisamente a él algo distinto a su naturaleza, no? Siguió bebiendo tranquilamente, con lentitud, degustando el sabor del vino. '..lo cierto es... que te he buscado durante todo este tiempo. No hablemos de mí, cuéntame ¿qué ha de ser la vida del hermoso de Remiel?' Lo quedó mirando fijamente mientras le servía vino, desviando la vista y bebiendo luego. 'Buscarme? Es que acaso no sabes hacer otra cosa?...', murmuró irritado, casi exasperado de pronto. Bebió un poco del vino, sinceramente esperando otra respuesta, pero no sabía qué tipo de respuesta queria escuchar. 'Entrenando, trabajando... Tengo mucho por investigar', dijo, sus ojos mirando la mesa, sus pensamientos fijos en algo distante. Quería irse de pronto, quería ir a casa, a la comodidad de su sofá y sus libros, pero Yeremi le seguiría hasta ahí y no quería; no habia más opción entonces que continuar despierto ahí, hasta que no pudiera más, y buscar un nuevo lugar al que acudir. Otro par de uvas se fueron a su boca, y tuvo que pedir un nuevo racimo.
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- No - sonriò un poco - ...no se hacer otra cosa que estar detràs de ti - le diò la razòn con una pequeña sonrisa mientras observaba de reojo como ya casi la gran mayorìa se iba del lugar. A decir verdad, todos los presentes. El rubio le miraba a los ojos, nada màs - ..deberìas considerarte afortunado, porque el no saber hacer otra cosa que amarte asì... ya sabrà el infierno como hacer para aceptarlo... - murmurò, fijando intensamente sus ojos en los ajenos, pensativo, sin sonreir siquiera - ....es lo ùnico que hace que te respete y te espere tanto Remiel... - murmuro ya con màs naturalidad. Volviò a tomar un trago del vino ajeno que se habìa servido, y sonriò un poco miràndolo atentamente – Vas a emborracharte con tanto vino… - susurra para que nadie màs que ambos se oigan, y sonríe porque no había ya nadie allì - ...estoy esperando que eso suceda - sonriò una vez màs amablemente.
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'No. No sé hacer otra cosa que estar detrás de ti' Chistó ligeramente los dientes, aunque luego mirando a otra parte, recordando que se trataba de Yeremi, no de cualquier persona o cualquier demonio o cualquier ser. '..deberìas considerarte afortunado, porque el no saber hacer otra cosa que amarte asì... ya sabrà el infierno como hacer para aceptarlo...' Lo quedó mirando, fijamente, apoyando su menton en el dorso de su mano, como perdido en su mirada y en algo más; estaba resignado a la idea, pero cielos, si me amas tanto déjame respirar un poco... '...es lo ùnico que hace que te respete y te espere tanto Remiel...' Por cuanto tiempo más lo respetaría y esperaría y amaría? Decidió no pensarlo por ahora, volviendo a beber de su vino. Frunció ligeramente el ceño ante su comentario, sin despegar sus labios de la copa. 'Para tu desgracia, suelo beber vino. No me quedaré borracho con media botella.', dijo con elegancia, bebiendo tranquilamente. Al notar que en el lugar no quedaba nadie, solo los meseros y los dueños que comenzaban a ordenar, se sintió presionado a irse. Muy elegantemente se levantó, dirijiendose a pagar todo, para luego volver a retirar su bastón y su sombrero, dandole una mirada cómplica a Yeremi y un pequeño gesto con la cabeza para que le acompañara. Oh si, quizás más tarde se arrepentiría de haberle indicado que le acompañara (es distinto a que le siguiera). Caminó tranquilamente y con elegancia, llamando a sus serpiente, N y R, las que aparecieron bajo él y entre sus piernas, tales caballos; igualmente sucedió bajo los pies de Yeremi. Las serpientes comenzaron a viajar por un amplio camino de arena, con calma, el viento meciendole el cabello. 'Por qué tanta obsesión, Yeremi?... Tienes siglos para vivir y mirate, siguiendome como un perro...', murmuró con calma, pensativo, arreglandose la capa. 'Debe haber algo más que hagas', repitió, negándose a la idea de que simplemente le siguiera.
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Sonriò e incluso dejó salir una carajada leve al escuchar su respuesta, sabia que debìa bebeer frecuentemente como cualquier hombre, pero supuso que se encontrarìan mucho màs tiempo en aquel lugar. Tomando, tomando y tomando de ese vino maldito que no hacìa màs que entretener a su pequeña hermosura. Si eso fuera a llegar a suceder, èl no se molestarìa en absoluto al menos no más de lo que ya estaba, sonriò con simpatìa, mostràndole los dientes en la sonrisa, miràndo con atenciòn que el rubio menor notaba los pocos presentes que hacìan en el lugar. Le viò ponerse de pie, por un momento habìa pensado en quedarse allì sentado... le miraba desde su lugar, esperando algo quizàs, algo que sucediò. Los ojos carmesì le observaron como si sus ojos azules fueran un punto fijo, indicàndole: ...seguirlo. Cuando Remiel diò vuelta su rostro no pudo hacer màs que sonreir, afinar su mirada y levantarse de la silla.. para ir tras sus pasos. Incluso podìa sentir el aroma de su perfume por la nueva cercanìa. Abandonandose a las sensaciones nuevas, de las serpientes aquellas que le hacìan camino. No temiò por su vida cuando las vio enredarse en sus piernas, su "corazòn" tampoco se acelerò cuando se viò moviendose sobre la tierra sin la necesidad de caminar èl mismo. Su cabello hacia atràs, y sus manos en los bolsillos de su pantalòn de vestir. Su camisa blanca levemente suelta y su corbata sutilmente desarreglada hacìan de èl un hombre desalineado aunque elegante al mismo tiempo. Sus ojos azules se mantenian fijos en el horizonte al que se dirigìan, escuchando la melodìa de su voz como un susurro.. 'Por qué tanta obsesión, Yeremi?... Tienes siglos para vivir y mirate, siguiendome como un perro...Debe haber algo más que hagas' sonriò un poco, dirigiendo sus ojos a las lagartijas bajo sus pies - ..he "vivido" siglos haciendo lo que he querido - hablò con naturalidad, dirigiendo lentamente sus ojos al cuello ajeno. Dignàndose solo a mirarlo, observando su cabello, su oìdo... - ...està mal acaso... - sonrio con ternura, aunque el menor no lo veìa. Volviendo a mirar al frente para continuar hablando - ..que quiera atarme al amor?.. - murmurò elegantemente sin mirarlo - ...yo amo asì, de este modo - le mira, queriendo ver si aquel de ojos carmesì le observaba por lo menos de reojo - ...o es acaso, que no crees nada de lo que te digo? - sonriò, no le extrañaba. ¿Quièn podìa creerle a una persona tan mentirosa?. No preguntò donde irìan, no le interesaba. Podrìa estar en cualquier parte, incluso en todas a la vez. |
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'...està mal acaso... que quiera atarme al amor?' No pudo evitar observarlo cuando dijo eso, sin mover mucho su cabeza, notando su perfil, la nariz respingada, el cabello al aire del demonio. Los ojos ajenos pronto le observaron otra vez. 'yo amo asì, de este modo ...o es acaso, que no crees nada de lo que te digo?' Yeremi sonrió, y desvió la vista al frente, dando ligeras palmadas en su serpiente, la que comenzó a hacer una ligera curva, desviandose sutilmente de la linea recta en la que habian viajado por aquellos minutos. Creerle a Yeremi, confiar en Yeremi... siempre sería una tarea tediosa y compleja; hasta el día de hoy se debatía entre ambas. Cuando era sincero, cuando mentía? La sonrisa irónica, tendría alguna vez palabras sinceras? Las palabras sinceras, cuándo eran falsas?... Suspiro pesadamente, mirando al frente, ya cerca de su destino. Era una especie de parque, arboles de otoño con hojas rojas, los pocos arboles que habían en el Cardinal y que estaban por la zona donde residian los reyes y la nobleza... Algún día todos esos arboles le pertenecerían... Las serpiente desaparecieron de a poco, dejandolos de pie cerca de las bancas y los juegos infantiles. Caminó tranquilamente hasta una banca y se sentó, sabiendo que el demonio le seguiría. 'Así que asfixiar es tu modo de amar? Tsk, así enfermarías a cualquiera', susurró, mirando los juegos, sonriendo ligeramente. 'No lo maximices: es bueno... verte otra vez', dijo, levantandose hasta uno de los juegos y sentandose en el columpio, mirando las hojas de los árboles caerse, el cielo estrellado, Yeremi. 'Nunca sabré cuando creerte. Dices algo, pero es otro. Si te pregunto qué dices de verdad, dirás una cosa, pero siempre tendré la duda de si es lo contrario; es horriblemente complicado creerte', dijo, meciendose con calma, mirandolo de igual forma. Luego se quedó en silencio, pensativo, midiendo sus palabras y el efecto que podrían tener sobre Yeremi. Se quedó mirando sus pies mientras se columpiaba. 'Ese vino estaba bueno', murmuró al aire, como si se le hubiera escapado un pensamiento, la vista aún fija y perdida en algo.
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Las lagartijas desaparecieron sutilmente, y los pies del demonio volvieron a andar por la tierra, como hacía durante toda su muerte. Andar en la tierra. Observó al rubio menor antes de caminar, quería notar donde iría. Una vez que lo vio sentarse elegantemente en la banca, sonrió para sus adentros. El lugar le traía viejos recuerdos, él también había sido un niño alguna vez aunque pocos lo imaginen o lo puedan recordar. Siguió sus pasos en la tierra y tomó asiento a su lado, con calma, oyéndolo. 'Así que asfixiar es tu modo de amar? Tsk, así enfermarías a cualquiera'; el rubio sonrió como si le estuvieran haciendo un cumplido cautivador y resultara vergonzoso admitirlo. Dirigió sus ojos azules a los rubí y pudo ver... una sonrisa. Una pequeña sonrisa significativa, seguida de las palabras 'No lo maximices: es bueno... verte otra vez'. Hasta el propio Yeremi se quedó mirándolo, con los labios entreabiertos y sin nada que decir. Solo mirándolo, atento, sorprendido. Ahora si, en verdad se sintió cautivado. Le vio sentarse en el columpio, con la mirada perdida en todas partes, en el cielo de la noche incluso. "¿Hay tantas estrellas en el cielo hoy o acaso Remiel brilla por si mismo?" se cuestionó dentro de sus pensamientos; perdido también, pero en el rubio, que se encontraba frente a él. Era como si la actitud atrayente y regocijante de Remiel le ardiera en los huesos, y él lo quisiera solo para él. Pero también... a veces ese lado del rubio menor escapaba de sus manos, y demostraba la dulzura y el romance que podía causar. Le demostraba sin querer, lo pequeño que era ante el mundo y lo pequeño que también era él. Cómo no tenía poder sobre nadie en realidad. Como si todas y cada una de sus malas acciones no significaran nada para Remiel. Quizás... solamente quizás. Sus manos seguían en sus bolsillos, y sus oídos pendientes pero incluso su propia boca no había dejado, en ningún momento, de mantener una sonrisa sincera y llena de afecto. Así, hasta que los ojos rojos se cruzaron con los azules, allí pudo verlo. 'Nunca sabré cuando creerte.' dijo 'Dices algo, pero es otro. Si te pregunto qué dices de verdad, dirás una cosa, pero siempre tendré la duda de si es lo contrario; es horriblemente complicado creerte'.... 'Ese vino estaba bueno'. El rubio sacó las manos de sus bolsillos y cambió de posición con una sonrisa que incluso mostraba sus dientes blancos - ... - posó sus codos en sus rodillas, teniendo las piernas abiertas y los pies en el suelo. Inclinándose un poco como si quisiera verlo de más cerca - ...yo creo... - aún sonreía entretenido - ...que me gusta hablar contigo - dejó escuchar su risa un poco - creo que eres la única persona que no me canso de escuchar, y que deseo que me escuche - admitió. Pensó todo lo que le había dicho Remiel a medida que se lo decía, con esa calma y plenitud interna que parecía tener por dentro - A mí también me encanta volverte a ver - sonrió un poco al pensar que daba a entender que a Remiel le "encantaba" volverlo a encontrar también, maximizándolo tal y como le había dicho que no lo hiciera. No era para enfurecerlo, solo quería demostrarle lo mucho que le agradaba verlo en realidad, después de unos segundos en silencio continuó - ...No lo tomes a mal, pero cada vez que el tiempo pasa, te vas poniendo más hermoso, sin duda. Cada vez más hermoso y no entiendo.. que es que haces para no darte cuenta... de cómo te estoy mirando - sus ojos brillaban intensos, y su sonrisa se había ido mientras decía aquello casi en un susurro. Si hubiera secretos en su vida de muerto, que por supuesto los hay, a quien se los confiaría sería a Remiel. Confiaría en que el rubio menor sabría qué hacer con ellos el día que lo liquiden; pues las autoridades ya no pretendían capturarlo con vida y él sabia que habría un final algún día. Confiaba que Remiel, fuese el único que tal vez el rubio ojiazul permitiría que se apiade de un demonio perdido y enfermo como él. Mostrarle el corazón a una persona como Remiel... no; no a una persona como Remiel. Si no más bien A REMIEL. Solamente a Remiel. |
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'...yo creo...que me gusta hablar contigo. creo que eres la única persona que no me canso de escuchar, y que deseo que me escuche. A mí también me encanta volverte a ver' Alzó su vista al escucharlo hablar, escuchando con atención todo lo que le decía, pero en completo silencio. Suspiró resignado, contorneando los ojos hacía arriba: le había pedido que no maximizara su frase, y fue lo primero que hizo (aunque había preevisto que lo haría, de todas formas). 'No lo tomes a mal, pero cada vez que el tiempo pasa, te vas poniendo más hermoso, sin duda. Cada vez más hermoso y no entiendo.. que es que haces para no darte cuenta... de cómo te estoy mirando' Levanto la vista de sus pies y frunció ligeramente el ceño al escucharlo decir eso, aunque rapidamente su rostro se vio sorprendido, lleno de sorpresa: los ojos de Yeremi, azules, le miraban de otra forma; no podría explicar qué había en ellos, era un brillo curioso (debían de ser las estrellas?), la sonrisa desaparecida de sus labios lo hacían abstraido en algo, algo lejano... A veces se preguntaba qué había detrás de Yeremi. No sabía de él nada más que era un demonio, que le acosaba, y que a veces parecía que su mundo giraba en torno a si, y se negaba a aceptar eso. Qué ocultaba? Tras las palabras de ''SE BUSCA'' bajo él en los millones de carteles, qué infierno ocultas, Yeremi?..
Sin darse cuenta se encontraba de cuclillas frente a Yeremi, habiendo murmurado su último pensamiento. No sabía cómo había terminado ahí, en qué momento había decidido ponerse de pie y llegar hasta él, perdido completamente en sus pensamientos, una extraña curiosidad guiandolo a estar tan cerca de Yeremi, tan cerca de eso que quería evitar, de lo que quería escapar. Una hoja se posó en su cabeza y reaccionó, alejandose rapidamente de él, mirandolo confundido. No te acerques ni un milimetro, pensó, sin poder hablar. De pronto se sentía perturbado por tener a Yeremi cerca, confundido... No podía entender que sucedía cuando estaba cerca, pero sabía que le enfadaba. Desvió la vista y le dió la espalda, tomando de su bastón para comenzar a caminar a paso rápido, huyendo una vez más de ahí, de él, de todo. |
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Mirándose, se había detenido el tiempo y ambos solo se miraban fijamente a los ojos. Hasta que Remiel murmuró unas palabras, que aquel demonio pudo oír sin duda alguna. Después de todo estaban tan cerca que podían escucharse incluso la respiración. Yeremi levantó lentamente una de sus manos para llegar al rostro ajeno, pero aquel contacto incorpóreo se rompió, se rompió enseguida cuando el rubio menor pareció sorprendido de si mismo y se alejó deprisa. Confundido y quizás, asustado de lo que Yeremi podría llegar a decir?. Desvió su vita y simplemente se fue. Tal vez no fuera buena idea revelar secretos que nadie quiere oír. Que todos temen escuchar. El ojiazul se puso de pie inmediatamente y caminó hasta él, siguiéndole apenas unos pasos antes de tomarlo del brazo, evitando que se vaya - Porque te vas Remiel? - preguntó, sin poder sonreír, tal vez con en ceño algo fruncido - no quieres escuchar nada que venga de mi - habló, preguntándolo y a la vez afirmándolo. Estaba
seguro que algo le había incomodado e incluso llegó a pensar que seguramente haya sido el hecho de hablarse con sinceridad. Obviando que tal vez Remiel se sintiera avergonzado por su propia actuación ante él. |
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'Porque te vas Remiel? no quieres escuchar nada que venga de mi ' Como por inercia se giró cuando le sujetó el brazo, golpeando al mayor con su bastón de forma mecánica para alejarlo. Lo quedó mirando asustado, dando un paso atrás, sujetando su bastón con las dos manos y con fuerza, lentamente frunciendo el ceño y bajando la vista. No era Yeremi el del problema aquí, era él mismo, el problema era él cuando Yeremi estaba cerca, cuando Yeremi le seguía, cuando Yeremi le hablaba... 'Lo siento, yo...', murmuró, bajando su bastón y arreglando con cuidado su capa. Se desconocía cuando estaba con Yeremi, dónde quedaba su calma, su paciencia, su templanza? Dónde quedaba Remiel cuando el demonio estaba ahí? No podía entenderlo. 'No es eso. Solo quiero saber qué haces, qué es de tí... Me molesta querer saber, sabes?', murmuró, aún mirando el suelo. 'Tsk, me molesta que me saques de quicio siempre, me molesta que no pueda entenderme cuando andas cerca', dijo, alzando ligeramente sus ojos para mirarlo. 'Por qué diantres te digo todas estas cosas?... Maldición...', dijo, golpeando el suelo con su bastón, sintiendo las mejillas arder, volviendo mirar el suelo. 'Huyo solo por miedo...', murmuró aún más bajo, sintiendo de verdad temor, pero temor de dejar de ser Remiel... Temor de perderse a si mismo, aunque quisiera a Yeremi cerca. Se puso de cuclillas de pronto, abrazando sus rodillas y apoyando su cabeza en ellas, golpeando el suelo ligeramente con su bastón, una pared de roca, no muy alta, rodeandolo. Sentía verguenza de mostrarse tan débil, pero ya no sabía cómo huir de ahí. Detestaba sentirse como un niño, aunque haciendo eso no demostraba mucha madurez, no pensaba moverse de ahí.
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Recibió el golpe, apartándose apenas. No era un perro para ser apartado así cada vez que se arrimaba pero sin embargo se mantuvo expectante, curioso ante el otro que le miraba como nunca que le había mirado y actuaba extrañamente. "Lo siento, yo..." murmuró, y el ojiazul sonrió apenas al verlo tan molesto "No es eso. Solo quiero saber qué haces, qué es de tí... Me molesta querer saber, sabes? Tsk, me molesta que me saques de quicio siempre, me molesta que no pueda entenderme cuando andas cerca" Contenerse, contentarse de que? la boca del mayor permanecía semiabierta, escuchando al rubio de ojor carmesí que le miró frontalmente antes de hablar 'Por qué diantres te digo todas estas cosas?... Maldición...' tenía razón, Yeremi le observaba sorprendido pues nunca había escuchado explicaciones de parte de Remiel, tampoco se las había pedido. "Huyo solo por miedo...." murmuró bajo y el rubio se acercó, atento - ... - "No me temas..." quería decirle, pero sonrió un poco al pensar que él mismo no era digno de pedir algo como eso. Se arrimó para tocar su rostro cuando lo vio de canclillas, pero de repente una pared de roca se levantó rodeándolo. A lo que el demonio posó ambas de sus manos - Tienes miedo..de conocerme? - habló, esperando respuesta mientras acariciaba la roca frente a él, sonriendo un poco aunque como si aquello le diera ternura - o acaso...temes que aquello que llegues a conocer de mi - continuó, esperando unos segundos - ...te guste? -. |
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