Rituales de transformación
Muchos rituales profanos hoy tienen rasgos salidos del uso masónico, del que muchos, sin duda, calificarían como ceremonias mundanas, más que como rito sagrados. Ejemplo de ello las novatadas Universitarias Y se equivocarían, pues este uso es de origen operativo magico, aunque es un rito secundario, que nada tiene de esencial y que, por otra parte, lo que es propio del Rito Escocés. Se trata de la “aclamación” que sigue a la “proclamación” como Masón del nuevo Aprendiz. Después de esta proclamación: El Venerable.- (Golpea una vez con el mallete y dice:) Hermanos Primer y Segundo Vigilante, informad a los Hermanos que decoran vuestras columnas, como yo de su luz según lo hace la plomada, así el Segundo Vigilante se tiende al Mediodía, etc...”. “Como el Sol se pone en el nivel del horizonte al acabar su trayectoria, a esta hora, que es la de la belleza y esplendor del día, así la situación del Primer Vigilante es al Occidente, etc..”. Lo que permite considerar, a una cambio tal, como casi jerárquico, es el “relato” bien conocido en la historia “legendaria” de la Masonería, y, según la cual, la primera Logia hubiera celebrado su tenida al “Este del Eden”, con el Padre Eterno como Venerable, Adán como Primer Vigilante y, Eva, como Segundo Vigilante. Una leyenda tal, evidentemente plantea problemas, tanto más cuando según la Biblia, Adán y Eva fueron los “primeros guardianes de Tierra Santa. La jerga masónica también es un lenguaje “no ordinario” o “no profano”, es decir: un lenguaje sagrado, que participa en una cierta medida, de la “permanencia” de las lenguas sagradas. Después de la tradición masónica, los términos de esta jerga serían los vestigios de esta lengua original (hablada en el Paraíso terrestre), que se perdió a consecuencia de la construcción de la torre de Babel, y de la que los ” hubieran conservado ciertos elementos. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado, es comúnmente conocido como “Rito Escocés”, sin ningún otro epíteto.El texto completo del “trabajo” de este ritual para el primer grado, ha sido publicado, en apéndice, en una obra antimasónica, que provocó una gran alboroto entre las dos guerras mundiales, y a la que alguien hizo caso jamás, contentándose con calificarlo incidentemente de “despreciable”. informo de los decoran el Oriente, que vamos a celebrar por una batería de júbilo, la iniciación de nuestro Hermano que lleva en Logia el nombre de Booz y a los que yo invito, a este efecto, a que se unan a vosotros y a mí. El Primer Vigilante.- (Mallete) Hermano Segundo Vigilante, Hermanos que decoráis la columna del Mediodía, el Venerable os invita a uniros a él, para celebrar, con una batería, la alegría de la iniciación de nuestro Hermano que lleva en Logia el nombre de -. El Segundo Vigilante.- (Mallete) Hermanos que decoráis la columna del Norte, el Venerable os invita a que os unáis a él, para celebrar, con una batería, la alegría de la iniciación de nuestro Hermano que lleva en Logia el nombre.... (Después, golpea otra vez con su malleteo y dice:) Hermano Primer Vigilante, el anuncio esta hecho en la columna del Norte. El Primer Vigilante.- (Mallete) Venerable Maestro, el anuncio está hecho en las columnas del Mediodía y del Norte. El Venerable.- (Mallete) Lo mismo se ha hecho en Oriente. Si hemos mencionado un uso tan insignificante, es, en principio, porque muestra hasta que punto llega a ser familiar, esta forma de trabajar en la Masonería; y, de hecho, nos hemos encontrado en un ritual de la “Logia de Mesa” del Gran Oriente de Francia, con la ocasión de los “brindis” solemnes. No se trata aquí de un nombre particular, sino de un nombre común a todos los Aprendices. El Rito Moderno conoce también este uso, por el tercer grado: “El nombre del Maestro es Gabaon”. Pero hay otra razón. Para el “descenso” del orden, el Venerable, mira al Primer Vigilante, que está en Occidente; después, el Primer Vigilante mira al Segundo, que está al Mediodía; y, al final, el Segundo Vigilante, mira a los Aprendices, que están en el Norte. Tal como vemos, la trayectoria de la palabra que parte del “Maestro en el púlpito”, describe, sobre la Logia, un trazo que, visto desde la perspectiva del Venerable, resulta ser la cifra número 4, sobre la que alguien ha escrito que se trata de un signo de Maestría Nuestro segundo ejemplo tendrá un mayor interés, pues se trata del cumplimiento del “primer deber” después de la apertura de los trabajos de una Logia. Sabemos la equivalencia que alguien estableció entre el “deber” del Compagnonage, el due guard de los Masones ingleses y, el signo de “orden”, de los Masones Francesas. Además del parentesco etimológico entre las palabras “orden” y “rito”, podemos decir que, el “primer deber” de la Masonería, es su “primer rito” y, en efecto, en los antiguos rituales, los trabajos comenzaban así: “Los Hermanos reunidos en Logia, el Venerable golpea con el mallete - golpe repetido por el Primer y el Segundo Vigilante-, y dice: El Venerable.- Hermano Primer Vigilante, ¿cuál es el primer deber de un Vigilante el Logia? El Primer Vigilante.- Asegurarse de que el Templo está cubierto. El Venerable.- Aseguraos, Hermano mío El Primer Vigilante.- Hermano Segundo Vigilante, queréis aseguraros de que el Templo está cubierto El Segundo Vigilante.- Hermano guarda del santuario, cumplir con vuestro oficio. El guarda templo interior.- (Hace su oficio y dice:) Hermano segundo Vigilante, el guardian externo está bajo las armas, los profanos están aparte. El segundo Vigilante.- Hermano Primer Vigilante, la Logia está regularmente cubierta. El Primer Vigilante.- Venerable Maestro, nos encontramos a cubierto. Vemos aquí que el “descenso” de la orden se “repercute”: del Segundo Vigilante hasta los “guardianes del umbral”. (Tal es el efecto del papel ejercido por el guarda del santuario y el guardián externo, que los ingleses llaman por otra parte, Inner Guard y Outer Guard). Ahora bien, la plaza regular de la “puerta exterior” de una Logia, está en Occidente del lado del Mediodía, y podemos verlo , donde el “recorrido” de la orden concerniente al “primer deber”, se efectúa según un trazo que es el esquema del rayo. . Nos referimos a una fuente americana, primero, porque los rituales americanos proviene de la Gran Logia de los “Ancianos” y, segundo, porque la prosperidad de la Masonería del otro lado del Atlántico, les permitió tener Templos conforme a las prescripciones rituales más minuciosas, lo que no es el caso ni de Francia, ni de Inglaterra. Existe en el Rito Inglés una particularidad análoga. Inmediatamente después de la proclamación de la apertura o de la clausura, el Venerable efectúa, con su mallete, la “batería” del grado (knocking), después, el Primer Vigilante le imita y, luego, el Segundo Vigilante; después de lo cual, el Guarda interior, ejecuta la mencionada batería en la puerta de la Logia y, el Guarda exterior, le responde de la misma manera. Aquí vuelve a producirse el trazo del rayo, acompañado, esta vez, por el ruido del trueno. Limitándose al Rito Rectificado, no pueden entrar en consideraciones de este orden, pues el Rectificado, como el Rito Moderno, sitúa a los dos Vigilantes a Occidente, hecho al que alguien calificó de “falsa simetría”. Sin esto, los dos autores cuyo trabajo estamos comentando, no hubieran omitido hacer un acercamiento con el “gesto”, por el cual, en las Logias que practican el ritual inglés, “la influencia espiritual” es comunicada a lo largo del la iniciación1 y Le Selier, no hablan ni siquiera del rayo, a pesar de la progresión “zigzageante” (y no “piétinante”, como de la que hablan los textos chinos) de preguntas y respuestas, en la Logia, al menos la redacción del Simbolismo, tiene, junto a su artículo, una “Nota de la Dirección”, donde , da un corto extracto de una carta de alguien concerniente a un tema conexo: la ausencia de “consagración” en las recepciones hechas según el ritual anglo-americano. No es violar el secreto masónico, el citar fragmentos de rituales o dar indicaciones como la que motiva la presente nota. No reproducimos nada que no haya estado impreso a la Luz o en depósito en las Bibliotecas. La Masonería inglesa, que tiene la reputación de ser muy “formalista”, no lo es mucho en esta materia; sin embargo, hay en los rituales “partes esotéricas”, poco numerosas, que no deben jamás imprimirse y, de las que, incluso, está prohibido hablar, salvo por circunstancias muy graves. La Masonería americana es particularmente rigurosa en este punto. Pero todo el resto es accesible a cualquiera que se interese en temas masónicos. Los autores masónicos ingleses, a veces, han puesto su atención sobre la falta de aislamiento de los “anexos masónicos”, donde se hacen, frecuentemente, las reuniones en los albergues de provincia o en los hoteles de las grandes ciudades, y J. T. Lawrence, en Sidelights on Freemasonry, ha expuesto ejemplos picantes sobre los inconvenientes que resultan. Tales “fugas”, está claro que hay que evitarlas. ¿Pero, a fin de cuentas, son tan perjudiciales y tan peligrosas? No lo creemos. Por el contrario, lo que si es peligrosamente mortal para la Masonería, son las “infiltraciones” que se ejercen en sentido inverso. Sabemos lo funestas que llegan a ser, para una fachada, las “fisuras” por las que se filtra la “lluvia”, y es necesaria una atención vigilante para que se produzcan los menos posible y para reparar las ya causadas, con el menor retraso. Es por lo que el Guarda-Templo externo, que asegura la “cobertura exterior” de la Logia, debe, sin cesar, estar en “guardia”, para descartar a los profanos y, sobre todo -A medida que el mundo se precipita hacia su fin, las tales fisuras son cada vez más abundantes y más abiertas, agravando el peligro de abrir el paso, no sólo a las influencias profanas o pseudo- iniciáticas, sino a los agentes de la contra-iniciación. He ahí el texto de esta citación: “... La importancia del trueno (en las pruebas de iniciación) es mucho más grande de lo que podamos imaginar, porque, después de encontrar las similitudes con los ritos de los pueblos más diversos, representa una llamada al “descenso” de las influencias espirituales; la respuesta a esta llamada viene dada al fin de la iniciación, por la consagración con el mallete (rayo) y la espada flameante (relámpago), de manera que aquí hay, en No examinaremos al detalle las partes del artículo concerniente al Zen y a las demás escuelas budistas. Los textos reproducidos son de un gran interés, pero los intentos de acercamiento, por parte de los dos autores, no nos han parecido plenamente justificados. No hay que confundir la repetición de las “órdenes” y los “anuncios”, siempre limitados en número, con la repetición casi indefinida de frases o palabras (notablemente de “nombres divinos”) que constituye una de las formas más extendidas y más constantes de la “encantación”. Si piensan que la repetición desarrolla la “quietud” (que la asimilan justamente a la Paz Profunda de los Rosa-Cruces). Esto es un efecto probable para el encantamiento. Pero, en lo referente al Rito Masónico, ¿cómo se explica el hecho de preguntar tres o cuatro veces: ¿Que hora es? - es medio día en punto, o : “El templo está cubierto”, o aun: “El anuncio ha sido llevado”, pues esto, pudiera pacificar la mente perpetuamente agitada de los Masones contemporáneos? Nosotros creemos firmemente que se trata de todo lo contrario, y las críticas a las que, nuestros dos autores, han hecho alusión, muestran muy claro que no haría ninguna falta generalizar este modo de trabajo, y que sería prudente atenerse al uso limitado que se practica en todos los Ritos; que, por otra parte, es suficiente -e incluso, admisible-, bajo el punto de vista simbólico. Es, por lo tanto, una prescripción masónica muy ignorada hoy en día, al menos en Francia, que, si estuviera mejor observada, sería, sin duda, capaz de producir esa “quietud” a la que los dos autores le exigen tanto: es la que ordena recitar el ritual “de memoria”. Un texto no se aprende de memoria más que repitiéndolo muchas veces; es, por así decirlo, una repetición “incorporada”; y la misma expresión “de memoria”, es significativa a este respecto Las relaciones de la memoria con la iniciación son bien conocidas, y, las búsquedas de nuestros dos autores, hubieran aun podido desarrollarse más y ofrecer consideraciones llenas de interés. En efecto, quien dice “repetición” dice forzosamente “ritmo”, y una de las primeras finalidades de los ritos iniciáticos ¿no es situar al iniciado en armonía con el “ritmo del mundo”? Nótese que no decimos “el ritmo de este mundo”, pues de lo que se trata, no es de otra cosa que lo que alguien designa como “ el ritual, dos elementos que son en realidad complementarios. A este propósito, siempre he estado disconforme con la ausencia de la consagración en el rito inglés. Parece que hay aquí, en los rituales franceses, algo que no puede remontarse directamente a una fuente operativa muy anterior a 1717-Con su extraordinario espíritu de síntesis, y su comprensión del “modo operativo” de los ritos, alguien ya había visto que faltaba algo de carácter esencial -y, podríamos llamarlo: elemento capital- en la iniciación masónica inglesa o americana, y que estaba relacionada con el ritual: este elemento capital, es la intervención del rayo. El rayo juega en la Masonería anglo-americana, el mismo papel que juega en la occidental, el mismo papel que juega en las iniciaciones de todas las Tradiciones de la Tierra. Para la recepción del grado de Aprendiz, el relámpago viene representado por el “gesto” del que antes hemos hablado, y el tercer movimiento de este gesto viene acompañado por el trueno. Si alguien no le ha hablado de estas cosas , es porque aun no se había hecho mención en los rituales publicados. De todas formas, habiendo sido planteada la “cuestión”, pensamos que son las Tradiciones masónicas quienes deben “dar la respuesta”. A este propósito, debemos dar las gracias a uno de nuestros amigos, Masón de una Logia extra-europea, por lo mucho que nos ha ayudado sobre este punto tan importante. unificación del microcosmos con el macrocosmos”. El ser que alcanza este estado, es el “Hombre Verdadero” restablecido al estado primordial. Es el Maestro que, según la palabra sagrada de su grado, “posee el mundo” y no es poseído por él. Esto es a fin de que el Aprendiz pueda acceder, más tarde -al menos virtualmente- a un estado tal, que se puedan poner, en sus manos, el mallete y el cincel necesarios para trabajar la piedra. Quien dice repetición, dice número, y el número está también ligado al ritmo. En los Ritos masónicos, el número de golpes con el mallete, dados por las tres “luces” de la Logia, no tiene nada de arbitrario, no puede ser más que un número sagrado. Y esta intervención del número, nos debe recordar que, según alguien , el simbolismo es una ciencia exacta, es decir lo contrario de un conjunto de especulaciones más o menos fantasiosas, fruto de las imaginaciones vagamente poéticas; esta palabra “poética”, tomada en el sentido que tiene entre nuestros contemporáneos, y no en el sentido que le daba Dante, quien reprochaba ya a ciertos poetas de su siglo, de “ritmo sostenido”. No vamos a insistir más sobre estas indicaciones del estudio . Podría muy bien generar otras consideraciones, puesto que el propio pensamiento simbólico, contrariamente al pensamiento discursivo, es el de poder dar lugar a desarrollos, no únicamente indefinidos, sino rigurosamente infinitos como la misma Posibilidad Total. Creemos necesario aclarar que la expresión “de memoria”, y es muy posible que, el hecho de que sea significativa, en la temática que estamos tratando, esté más acorde con el corazón, que con la mente. Se hace mención de esta unión o unificación del microcosmos con el macrocosmos, en el texto, aportado por nuestros dos autores y que hemos reproducido antes. Según alguien , el número correspondiente a esta unificación es el 11, que es el número de pies utilizado por Dante, en los versos de su “Poema Sagarado"
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