Para que eso fuese así a la manera como el Todopoderoso ya había vaticinado, debía acontecer algo que obligara a los descendientes de Abraham, a ir a la nación de Mitzraim “Egipto”, y es entonces cuando José el hijo de Jacob, a la edad de 17 años, comienza a tener sueños proféticos, por los cuales sus hermanos movidos por los celos y la envidia, lo venden como esclavo a una caravana de mercaderes madianitas-ismaelitas, con destino a Egipto, en donde lo venden como esclavo a Potifar, oficial de la guardia de Faraón (Gn. 37:2-28, 36; 39:1-2; y Hch. 7:9). Luego acontece: “El sueño del faraón Sesostris I cuando tenía 27 años de su reinado; La excarcelación de José cuando tenía 30 años para que lo descifrara, y su ascensión de gobernador con el nombre de Zafnat-panea como el segundo después de faraón; y la hambruna en toda la tierra”, que obligó a los habitantes de las demás naciones a depender de Egipto, ya que tenía abundancia de trigo y de pan por un lapso de siete años (Gn. 41:1-57; y Hch. 7:10-12). De manera que así Egipto se convierte en un imperio debajo del cual las naciones extranjeras debían estar a su merced; y es así entonces que Jacob con todos los suyos, llegó a morar en Gosén de Egipto, pero pasado el tiempo durante él murió y también José cuando tenía 110 años, acontece después la esclavitud de los descendientes de Jacob (1850 a.C.), bajo el faraón Sesostris III “Senusert III”, el sexto de la dinastía XII (Gn. 46:1-34; y 47:1-12; 49:29-33; 50:22-26; y Hch. 7:14-15); y quienes luego al cumplir los 400 años de ser maltratados y oprimidos en Mitzraim “Egipto”, tal como el Todopoderoso le había dicho a Abraham, fue en el año 1450 a.C., que les llegó la liberación por parte de ƎҒƎƵ mediante Senmut, que invertido es Mutsen (Moisés), a quien había erigido como salvador, para que los librase de Tutmosis III (Gn. 15:13; Hch. 7:8; y Éx. 12:40).

Otros acontecimientos de sometimiento y esclavitud, le ocurrirán a los descendientes de Jacob (Israel), dentro y fuera de las tierras de Canaán, bajo el dominio de otros cinco imperios, a consecuencia de la desobediencia e idolatría, que causó la determinación de ƎҒƎƵ (IEUE), de hacer surgir a los asirios, a los babilonios a los medos-persas, a los griegos-macedonios y a los romanos. A los cuales Elohim también les tenía prefijado su juicio en contra, para que en su debido momento se fueran sucediendo y terminando cada uno. Por lo tanto es en el tercer imperio, que ƎҒƎƵ (IEUE) hace que Nabucodonosor cuando era rey de Babilonia, tuviera un sueño profético de una imagen que tenía varias particularidades, porque la vio compuesta de cinco fases, que a saber: 1) Cabeza de oro; 2) pecho de plata; 3) vientre de bronce; 4) Piernas de hierro; y 5) Pies de barro cocido mezclado con hierro. Cuyo sueño por parte de ƎҒƎƵ (IEUE) le fue descifrado o revelado mediante el profeta Daniel (Dn. 2.1-45).

De esos cinco imperios, se hace énfasis en cuatro, que fueron descritos como 4 bestias: 1) Babilónico, simbolizado como león que tenía alas de águila; 2) Medos y Persas, simbolizados como un oso; 3) Griegos y Macedonios, simbolizados como un leopardo de cuatro alas de ave en sus espaldas y con cuatro cabezas; y 4) Romano, simbolizado como el monstruo espantoso y terrible, y en gran manera fuerte, con dientes grande de hierro, que devoraba, desmenuzaba y hollaba la sobras con sus pies (Dn. 7:1-7).

De ellos en lo atinente al cuarto (el imperio romano), que descrito por el profeta Daniel como la cuarta bestia terrible y espantosa, era de entre los sietes imperios en mención, el sexto que en definitiva cayó en su debida oportunidad, y se dio paso al séptimo imperio, que es el actual, simbolizado en la estatua vista en el sueño profético de Nabucodonosor, como el imperio a forma de dos pies de hierro mezclado con barro cocido, significando su parte fuerte y su parte débil, que no se compacta lo uno con lo otro, así como no se mezcla el agua con el aceite, y es como producto de alianzas humanas (Dn. 7:33, 41-43). Cuyos pies cada uno tiene cinco (5) dedos, que en total representan a diez (10) reyes; y estos son los que mediante un acuerdo internacional, crearán el octavo imperio mediante un gobernante mundial. La mayoría de esos 10 reyes son del continente europeo, quienes por un acontecimiento desfavorable a la humanidad o por una guerra mundial que afectará en gran manera la economía global y con la que será diezmada la población mundial, se verán obligados a establecer el octavo imperio político y religioso, que será auspiciado por el hijo de perdición o el anticristo, bajo un gobierno signado con el 666 en forma de veri-chip incrustado en la mano o en la frente, que a tal efecto es el 666, que se trata de un número de hombre como una señal, que indica la manera de su gobierno en el manejo de su economía y en otros aspectos; y que por lo visto será descartado el dinero y se hará la supresión de la mayoría de las creencias y cultos religiosos, y tan solo quienes adoren al anticristo y tengan el veri-chip insertado en el cuerpo, podrán comprar y vender (Ap. 13:16-18). Será una manera de monopolio y control político, económico, religioso, militar, policial y social, desde la metrópolis, en la que estará asentado el anticristo. La cual será Jerusalén, porque el gobierno sionista y masónico del moderno Estado de Israel, construirá con la avenía y el apoyo financiero de varios países del mundo, el tercer templo, para volver al sacerdocio levítico que por voluntad de ƎҒƎƵ (IEUE) fue cambiado, por otro sacerdote según el orden de Melquisedec. Y ello en cumplimiento, a lo vaticinado por el Apóstol Pablo a los Tesalonicenses diciendo:

“y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el Espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo avenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos…el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Elohim como Elohim, haciéndose pasar por Elohim…” (2 Ts. 2:1-12).

Definitivamente que aunque el surgimiento de los siete imperios más poderosos más uno que en detrimento de la humanidad fueron predestinados a existir por voluntad del Ser Divino, hay que estar en la plena confianza y la certera esperanza, que habrá uno quién borrará de la tierra todo vestigio de ellos, ya que si ƎҒƎƵ (IEUE) hizo que a Satanás se le diese todos los reinos y las riquezas del mundo, esto no será para siempre, porque un buen reino que simbolizado en la gran piedra que arrojada contra los pies de la imagen vista en el sueño profético que tuvo Nabucodonosor cuando era rey de Babilonia, ha de ser eterno; y esto es el reino de Jesucristo, que primero reinará desde la Jerusalén terrenal por mil años, para luego desde la Nueva Jerusalén, por toda la eternidad.