*Era una de las tantas noches frías en el pueblo nórdico de Asgard, en lo más alejado del planeta, donde jamás se vio el sol, ni el verde de los campos, ni el azul del cielo, fuertes vientos helados y nieve caen abundadamente sobre la tierra de Odin, donde como simbolo se marca una estatua de dicho Dios desde la mitologia, con su espada en mano derecha desenfundada apuntando hacia abajo y un escudo protector sobre su otro brazo y su sombrero con 2 cuernos en sus extremos, simbolizando al Vikingo, un país donde al nacer ya se comienza a luchar. Es lo que marca el nacimiento de Christián, un noble jovencito que desde que llegó al mundo debio soportar las heladas más tremendas, vientos mas fuertes, ya que desde pequeño fue abandonado por su familia, lo cual se vio en el problema de vivir en el intenso, oscuro y tenebroso bosque del Norte, su etapa de crecimiento fue positiva, ya que sin concoer a su familia, sin tener hogar ni comida se rebuscó cazando animales para comer, para seguir viviendo, siendo que jamás utilizaría la fauna como diversión, con la piel de los animales buscó abrigo, lo cual lo mantuvo caliente durante su juventud. Durante años avanzó de extremo a extremo de Asgard decidido a entrenar debido a que su destino era uno solo, proteger su territorio que lo vio crecer y pelear duro, por ese mismo motivo el mismisimo Dios Odín le dió otorgada la vestimenta mitológica del antepasado del Tigre (Smidolon), aquel los colmillos grandes y mortíferos, colocandose como armadura en forma de animal frente al joven Christián, éste asombrado de ver creyendo que no era realidad lo que veía..
-Christián, por tu lucha y esfuerzo desde tu niñez, yo..el Dios Odín de Asgard te otorgo la sagrada armadura de Mizar Zeta, para proteger y servir para tu pueblo-
Una voz ronca que pareciera salir desde la armadura quien posee una lugar blanca muy espesa por sobre su alrededor, dejando sorprendido al noble joven que...
-Odín...-
Responde sorprendido quien no despega su vista del impresionante Tigre Nórdico ni un segundo...
-Serás nombrado como el Dios Guerrero de Mizar Zeta donde estarás bajo tutela en el Palacio principal. ¡Asgard está en tus manos, joven!-
Se despide dejando asi al Tigre con su color original, posando frente a Christián, imponente, su luz habia desaparecido, pero permanecía lleno de vida...
-¡Dios Odín, protegeré mi pueblo con mi vida, si es necesario derramar sangre por sobre nuestra blanca nieve, lo hare!-
Finaliza sus vocablos mientras levanta su mano derecha hacia el oscuro cielo, cerrando su puño en simbolo de fuerza, dejando escuchar el sonido modesto del paso del viento. Asi es lucha en Asgard, desde el nacimiento, hasta recibir como premio lo que uno ha estado buscando, en este caso por la lucha, la supervivencia, el honor, ser compensado como un Dios Guerrero.
Mizar Zeta