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En la soberbia noche oculta en suspiros, viendo desde la quietud de las sombras, la luz de la nada penetra cual ladrón en la casa cuyo dueño está ausente. Reposando en una cama cubierta por violetas mantos de seda los cuales acarician el suelo helado como petalos de flores que susurran en el invierno cuando el frio manto les obliga a caer para cobijar el suelo, un cuerpo hermoso de piel suave se encuentra, con una mano caída sobre su abdomen exquisito, el cual esta vestido por un manto oscuro que se aferra a su silueta como si ésta no necesitase de la vital respiración. Su otra mano, la delicada diestra, está levemente levantada de forma que sus falanges acariciasen su mejilla, la cual era pálida como la luna en su máximo esplendor.
Posee los ojos perdidos en aquel cuarto de terciopelo, viendo el techo oscuro mientras una fuente descarga agua en el suelo, cayendo en canales creados especialmente para cubrir y delinear el recinto. La mirada vacia de la hermosa amazona manifiesta sus pensamientos los cuales delinean su mente sin entorpecer sus bellas facciones infantiles. Esa noche ha vuelto a soñar aquello que tan recurrente se presenta ante ella cuando ve su propio reflejo, el cual ignora constantemente para evitar la ingrata imagen que le devuelve. Más allá de los años, ni siquiera el tiempo se atreve que borrar su memoria. Más allá del cambio tan brutal que su cuerpo ha pasado, destiñendo sus cabellos hasta volverlos tan pálidos como los oceanos y tiñendo sus ojos del mismo color de sus sabanas purpuras, aun tiene el parecido con aquella mujer. Esa mujer que una vez compartió con ella todo lo que eran, y luego le traicionó, ganando la confianza y la bendición del Patriarca. Esa mujer que osó llamarla hermana y que actuó como Caín para luego ser castigada por la fuerza suprema del manto Geminiano, el cual impartió justicia llevandose su ultimo aliento de vida. Akasha compartia con ella la misma mirada, la misma belleza y la misma suerte. Ambas habian muerto aquella noche en la tercer casa, siendo asesinadas por el ingrato destino.
El hermoso y marfilado perfil parece tallado por los dioses que crearon a Afrodita, incapaces de fallar en el más infimo detalle. Akasha coloca sus pies delicados en el suelo, cayendo detrás de estos el manto sombrio de sus vestidos, y asi se pone de pie, seguida por su espesa cabellera, la cual roza sus tobillos. Con pasos parsimonicos se aleja de aquel lecho, vistiendo un manto elegante que se asemeja a los caros vestidos de la nobleza sin llegar remotamente a la opulencia de ésta. En el cruce con el espejo evita su mirada mezquina y soberbia, esa cara que le recuerda al sueño que acaba de tener, donde ve a la imagen del anciano que le traicionó permitiendole la muerte y el inevitable pase al otro mundo -¿Por que me persigues, Ariadna? Si tu cuerpo ya no está en este mundo ¿Por qué sigues rondando mis pensamientos?- susurra viendo la nada que se abre frente a ella. Caotico su espiritu, pero quieto aún, como el silencio que precede el despertar de la tormenta. Una sonrisa se asoma por sus labios mortecinos teñidos de rojo, mientras un pensamiento grato zurca su pérfida mente a medida que su aliento escapa cual cálido murmullo - ¿Es envidia lo que sientes? ¿Envidia porque yo puedo caminar más allá de la muerte y tu no eres más que un ente perdido?- pregunta cuando sus ojos se cierran, sin perder su semblante el gozo de lo que cree, es un descubrimiento.
Akasha No Gemini |
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** La noche era eterna en aquellos somrbios lares donde el dios magnanimo, hermoso, omnipotente, eregido del destino de los muertos, incolumne, precursor de la paz a traves de la muerte, se encontraba difuso en sus pensamientos, cuando siente la cercania del odio, ese intenso odio que siente sobre un ente, el mismo que sintio en la persona de aspros, sapuri de geminis, antiguo caballero dorado, hoy uno de sus mas fieles guardianes, la magnifica presencia se difimuna de una dama, aquella que se encuentra corrompida por el odio, la envidia, la avaricia, mientras ella se encuentra dilucidando con ella misma, la figura del dios de los muertos, se abre paso en su subconciente, y mientras esto sucede, la mente de aquel viaja dejando su cuerpo etereo, suave un susurro se escucha dentro de su peregrinar -- Akasha .... -- como si solo pronunciar el nombre bastara -- Akasha -- la palabra suena mas fuerte, se adentra en su presencia, mientras desde lejos la oscuridad reina en todo el ambiente que rodea ahora a la dama que se encuentra peleando con aquella podredumbre de su interior, la muerte tal vez podria traerle paz **
Atte
♦ Aiedail Triskal Luxor Alatory ♦ .: Con el poder de la muerte, yo los liberare :.
:::::: Hadesu no Alone ::::::
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El sonido del silencio retumba en el recinto como si chocase con las paredes de aquel hermoso lugar oscuro, donde solo el agua interrumpe la platica de Akasha con los fantasmas que se ocultan en lo más profundo de su memoria. El manto violeta que recae sobre su espalda se mueve con lentitud acariciando sus hombros pálidos, de forma que estos quedan en evidencia cuando aquella tela cae como un telón sobre el suelo, abriendose como las alas de una mariposa en pleno vuelo. Mueve sus brazos para llevar sus manos a la altura de esas gemas cristalinas que luce en sus pupilas, viendo en sus dedos la palidez de la luna llena y en su suave palma la quietud de Ofelia.
Por vez primera su rostro parece sumido en un estado de contradicción, moviendo lentamente su exquisita derecha hacia delante para apreciarla de lejos -Hm - Solo eso escapa de sus labios ligeramente separados, delineados en un suave tono carmesi que le da la imagen de una princesa gotica oculta en las profundidades del inframundo. Su entrecejo se ve marcado por una delicada fisura, propia de su propia confusión cuando una voz habla a su mente, provocando que abriese los ojos de forma sorpresiva, dejando aun más a la vista y apreciación el color violeta de estos - ¿Quien eres? - separa sus labios para proferir la interrogante, volteandose elegante a medida que su propia cabellera larga envuelve su bella silueta como manto de seda. Ese cosmos, esa voz , esa presencia. Akasha no evita la desarmonización de sus rasgos cuando su nombre vuelve a resonar en su mente como el reclamo de un dios que desea demostrar su presencia - Eres quien ha vuelto a soplar sobre mis labios el aliento de la vida ¿Por qué lo has hecho? - interroga sin levantar la voz, viendo hacia alrededor.
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** La presencia seguia ahi, por tercera ocasion el nombre de la dama se encuentra en sus labios y en la mente de ella -- Akasha -- es entonces que suavemente la presencia toma vida y forma dentro de l a mente de la dama, un claroscuro sujeto, una penumbra que hace sentir la muerte misma en aquel momento, -- preguntas porque?, porque da un padre vida a un hijo, porque da un cientifico vida a un experimento, porque? -- mientras estas palabras resuenan en la voz y recovecos de la imagen formada en aquella mente femenina, el dios de la muerte sentencia -- acaso prefieres seguir durmiendo en la deshonra, acaso no quieres venganza, tu corazon esta tranquilo con tu muerte ?? -- despues de aquellas palabras el silencio se vuelve taciturno, hueco, la zombra queda expectante mientras una suave brisa tenebrosa se asoma por la ventana y recorre aquella habitacion donde lo real es lo irreal y viceversa, que era lo que la dama veia, sueño o realidad, de repente aquella zombra se esfumaba y unas ultimas palabras asoman en la voz hueca de aquel presente -- si deseas poder ven, tu sabes en donde enconrarme -- **
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