Noche de Invierno Márchate… Vete de aquí, yo… Yo - Murmuro con la doliente voz de su corazón tomando sus hombros para así alejarla de él, se le quebró el alma su cuerpo se volvió una sustancia deleznable todo a su alrededor se destruyo y por fin comprendió, después de mucho tiempo, que real mente era inmensamente triste. Viviste en un albedrío a costa de mis costillas… Yo he vivido bajo la sombra de la censura por dejarte exento de toda responsabilidad… - Silencio, ya no emitió ni articulo una sola palabra más, el ambiente se volvió lóbrego, a los pocos segundo comenzó a nevar, pequeños copos de nieve cayeron sobre la fisonomía de ambos – Probo, sensato, recto y austero creía que lo eras… Pero en realidad – Levanto la cara muy alta para que el claro de los reflectores de la acera puedan alumbrar su mirada – Solo fuiste un aciago pérfido que con una inicua voluntad me destruyo, aunque debo admitir cumpliste cada acto con gran alevosía, me has dejado anonadada pero sabes… Ha sido deplorable tu final, no debí enterarme jamás… – En su ligero rostro se enmarcaba una extraña mirada nada ordinario de ella, una cruenta sombra marco sus delgadas pestañas y el fruncir su ceño le daba escalofríos, lo pálido de su rostro se volvió sombrío y antes de continuar… Espera…! – Exclamo – Me causas a mi, de ser pérfido de ser un infausto… Que inverosímil situación he e incluso tus palabras. Ya has olvidado lo ufana que eres, tus ataques de frenesí, lo refractario de tu personalidad… Hasta incluso lo timorato de tu carácter… Has olvidado que siempre he sido yo el único gamberro que ha conocido esa disoluta fase escondida tuya – Levanto su diestra y la poso en el frio rostro de aquella, algo le palpito sintió un fuerte dolor en el pecho la miro una y otra vez a los ojos pero… No encontró nada más que un tétrico aliento y a esto se sumo lo muy fría que ella estaba – Cosett… Cosett – Pronuncio su nombre – Nunca… Nunca te he mentido… Y los rumores que jamás te declare, ni uno solo de ellos son verdad… Jamás te fui infiel – Concluyo con un vano aliento, su voz se había consumido hasta volverse solo un murmullo, la acerco y la aferro contra su pecho tratando de cubrir y abrigar su frágil contextura. Su mustia presencia se perturbo aun más… “Entonces… Porque mentirme, porque hacerme sufrir”, su mirada cambio, conjeturas se apresuraron a su mente… – Que esperas ahora… Que de buenas a primeras cambie como estoy pensando ha caso crees que al decirme eso algo cambiara, pero… Te creo, sé que me dices la verdad pero eso no responde, el porqué de esto – Se alejo unos pasos y fijos sus incoloras iris sobre el rostro de aquel… Su mirada tiene tanta candidez, el tacto de sus manos tienen tanto candor, ella sabe que es su otra mitad pero su caprichoso orgullo la hacen padecer, su propia personalidad no dejara que en ella se vea debilidad o una sola gota de sufrimiento – El agravio de tus actos han roto la confianza depositada en ti… en estos escasos minutos me has vuelto áspera hacia ti… Todo esto me ofusca y la desolación que siento me mata, Cedirc esto ha sido súbito y fatal para tan poco tiempo – Con cuidado alejo los brazos que la rodeaban y aunque el abrigo negro que llevaba para el frio la protegían, dentro de su ser, gélidos soplos la mataban. Su postura se torno apocada, lo visible y ceñido de sus prendas complacieron una vez más a sus onerosa y fastuosa personalidad – No encontraras encono en mis palabras pero es ineluctable nuestro alejamiento sea cual sea la razón yo… Mi madre está muriendo – Dijo con su voz muy grave – Su vida fue tan alegre, que la exultación de las circunstancias la hicieron olvidarse de su salud y ahora con cada tos o con cada estornudo un pedazo de su pulmón se desprende… Es por eso… Esa es la razón por la cual me voy, Cosett no sé, no sé que voy hacer mi madre me necesita… Se está muriendo y no puedo hacer nada, estudio medicina y no sirvo para nada! – con fuerza aquel joven cayó sobre el blanco pavimento – Cedric! – Se agacho junto con él tratando de sostenerlo – Cosett… Aun eres una niña… Me debes perdonar – Se le hacia un desgarre con cada palabra que pronunciaba y no lo pudo aguantar más, unas cuantas lagrimas cayeron por sus mejillas. Observo todo hasta el más mínimo detalle y comprendió que él si la amo, la amo tanto… Mientras ella solo amaba su forma de ser y las noches que le regalo… – Cedric… No, no sufras si sabes que tu madre se te está yendo ve con ella pasa tiempo y comparte con ella, pregúntale, conócela… Yo te entiendo, te entiendo – Poso ambas de sus manos sobre el rostro de este y le regalo un beso en la mejilla mientras sentía que el alma se le partía, esa era su despedida – No guardo ningún mal recuerdo contigo es todo lo contrario me hiciste feliz siempre gracias por tu tiempo y paciencia… – Culmino, se levanto y lentamente se alejo, sin voltear, sin mirarlo, sin siquiera suspirar por la partida, consciente de que el corazón de aquel joven se desgarrara. Prometiéndose no volver a pensar en él se alejo cada vez más… En aquella fría noche de invierno en un pequeño parque se quebró el alma de un buen joven y una pequeña niña conoció el sufrimiento por primera vez…
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