**A pesar del momento tan intenso que podría representar la visita de aquellos seres, la dama de virgo se encontraba en perfecta calma al sentir delante suyo la imponente figura del caballero de Tauro, que se alzaba con gran magnitud como si se tratase de una pared humana, tras unos segundos después percibió un cosmo diferente, maléfico pero conocido, la Jueza de Griffon se había hecho presente con la altanería y la elegancia que le correspondía, burlándose de los caballeros de oro al tomar la pregunta del Taurino, por ultimo pero no menos importante, el caballero de Sagitario casi igualando la tranquilidad que la amazona portaba, susurrando a los aires la verdad de aquel encuentro; el astro rey había anunciado ya la llegada de cada uno de los presentes comenzando a relucir en un brillo dorado la fisonomía de la virguense que detallaba cada parte de su cuerpo, haciéndole resplandecer como si del mismo sol se tratase, no tendría por qué responder a cualquiera de los vocablos que el viento se llevó, pues bien, todos sabrían el la razón de su enfrentamiento, sus sentidos se mezclaban poco a poco agudizándose gracias a su cosmo que iba creciendo conforme los segundos transcurrían manteniendo una postura de total concentración estando atenta a cualquier movimiento de sus ahora contrincantes, el ambiente comenzaba a cambiar de forma invadido por una paz inigualable, unas brisas lograban colarse entre la gran estructura, haciendo una entrada magnifica, parecía que tomaban un papel importante en aquel encuentro que estaba por empezar siendo aquellas las que darían el intermedio entre la presentación y el inicio de la pelea**

**El Astro rey comenzaba a imponer su figura reluciente ante la postura defensiva de los presentes, queriendo penetrar las paredes del magnífico castillo donde las sombras dominaban espacios que los rayos solares no podían alcanzar, más la virguense mantenía total concentración como si se tratase de una lucha incansable contra el sol, se mantenía en tranquilidad a pesar de saber que tendría que pelear contra caballeros que alguna vez estuvieron a su lado, pero no era momento de nostalgia, por lo tanto estaría calmada meditando al hacer arder su cosmos, brillaba cual resplandor dorado en su fisonomía y comenzaba a sentirse la tierra temblar, poco a poco se veían las paredes tambalearse cual trompo en el suelo, efectuaban un movimiento de vaivén cerca de las figuras de los santos empezando a caer grandes pedazos de rocas sobre ellos con la intensión de aplastar sus fisonomías por culpa de la gravedad, cual temblor derrumbaba el castillo a su antojo levantando varias partículas de polvo al caer pedazos de la estructura y provocar un estruendo, pero las damas ya no se encontraban en aquel lugar, su presencia desapareció al escuchar retumbar la tierra como si de un rugido se tratase, dejando a los caballeros solos a merced de las sombras que se iban comiendo todo conforme el sol se rendía en aquella batalla, la oscuridad y la desesperación harían de los dorados sus víctimas pretendiendo tomar su vida, el ambiente era desastroso, una gran edificación se derrumbaba con gran facilidad mientras los vientos hacían de las suyas al mover el polvo de un lado a otro y haciendo de un escenario magnifico algo terrorífico borrando la paz que en un inicio se sentía**

**Parecía que la ilusión no les había sorprendido al presentar una actitud prácticamente calmada y esquivar con facilidad las rocas que caían para aplastarles, ante todo el desastre que se observaba una oleada de paz inundo todo el ambiente y en seguida el entorno se vio fuertemente sacudido, siendo el movimiento de la tierra mayor que él anterior, haciendo que las paredes se desmoronaran por completo e hicieran caer piedras y polvo sobre ellos, la rapidez de la destrucción fue impresionante al cerrarles todas las salidas y cual cascada buscaba ahogarlos entre todas las partículas que se desprendían de la destrucción total del magnífico castillo, si no fuese el polvo que entraría por sus pulmones consumiendo a su paso todo el oxígeno restante, serían las piedras y la arenilla que caerían al suelo las causantes de terminar con su vida, sería entonces este el momento preciso en el que llegarían probablemente sentimientos de desesperación en la mente de los caballeros, a pesar de la tranquilidad que lograba sentirse en instantes, pues bien, el cosmos de la virguense seguía incrementándose al fundirse con todo su alrededor siendo fruto de esto las imágenes en las que se veían sumergidos los dorados por aquellos breves pero aterrorizantes momentos, manteniendo completamente invisible y a salvo las fisonomías de las damas**