Porque si es así cuidado, ya que esta costumbre puede llegar a tener una fuerza superficial muy considerable. Mejor que te parece si juntos hacemos el intento, aunque sea por esta ocasión, de celebrar de una manera diferente:
Comencemos por desempolvarnos la mente para recordar en realidad que y para quien estamos haciendo todo esto. ¿Ya te acordaste? pues si, vamos a festejar el nacimiento y la llegada de Jesús a la tierra, aquel quien representa para muchos personas el sustento espiritual y en donde desembocamos nuestra fe, alegrías, tristezas, agradecimientos, peticiones y hasta culpas; alguien que es fiel representante de la nobleza, la sencillez, sabiduría, el sacrificio y quien posee en su plenitud el maravilloso don de amar y perdonar. A Él, por Él y para ÉL es el festejo. Muy bien, ahora para recibirlo debes prepararte como lo haces cuando vas a un evento de gran importancia: poniéndote tus mejores galas.
Tus mejores galas serán tu disposición y creatividad para elaborar un pesebre en tu casa, bajo el árbol o donde tu decidas; tal vez no será el más grande ni con las piezas más finas, pero sí el que esta adornado con la ayuda de toda la familia, un nacimiento sencillo y deslumbrante.
Tanto el pesebre como el árbol navideño serán complementos de energía, pues el arbolito es de alguna manera la antena que está conectada hacia el universo, mientras que el pesebre representa el renacimiento de Jesús, Él en donde muchos de nosotros contemplamos nuestra esencia.
Enseguida vamos a ocuparnos de nuestra persona, ya que una vez conscientes de la celebración debemos mostrar una actitud optimista, reflexiva y dejando de lado todo aquello que solamente hace que olvidemos el verdadero sentido de la navidad. Ya la cena entre toda la familia la podemos ir planeando, conforme nuestras posibilidades y sin derrochar lo que bien nos puede servir para después; nuevamente algo muy sencillo pero muy bien condimentado con tiempo y amor.
Quise dejar hasta el último los regalos, porque creo que estos serán los más grandes y costosos de todas tus navidades. Por la envoltura ni te preocupes pues ya la tienes, esa es nada más y nada menos que TÚ; dentro de ella hay preciados regalos: unos brazos fuertes capaces de transmitir afecto, y más adentro, desde tu corazón, podrás encontrar amor, cariño, perdón y compresión para obsequiar.
Ahora sólo faltaría el moño, que te parece si lo haces de una oración constante y fervorosa por los tuyos y sus familias, para que Jesús los colme de bendiciones.
Desde luego hacer todo esto no en nada fácil, implica un esfuerzo considerable y más si estamos acostumbrados a celebrar la navidad de otra manera, sin embargo vale la pena intentarlo.
Al realizar estos cambios seguro te enfrentarás ante la actitud negativa de los demás; te tacharán de raro(a), avaro(a), anticuado(a), etc.; pero no te preocupes por que ante tal respuesta tienes dos opciones: Vuelves hacer el intento el año que viene o definitivamente te olvidas de todo y aquí no haz leído nada interesante.
Sólo recuerda que en esta ocasión, ya por el simple hecho de pensar diferente acerca de este gran acontecimiento; de darle importancia a lo que verdaderamente lo tiene te haz ganado un 10, porque aunque sea por un momento te diste la oportunidad de que Jesús volviera a nacer en ti y tú en Él.
LADY ATHENA