**Los pliegues nocturnos de un lienzo sin fin se deslizan por toda la bóveda celeste que acoge entre sus negruzcos y azulados tonos a las estrellas, encargadas de iluminar con su belleza cada minúscula parte del cielo que se viste de gala al recibir entre sus foros cada uno de los rayos plateados expuestos por la Luna en todo su esplendor, cada luz platinada se posa en un lugar oscuro de la tierra para desterrar de sus lugares aquellas sombras que pretenden guardar secretos entre sus pilares, principalmente enfoca su destello en un templo custodiado por un caballero dorado siendo su misión la de cuidar la vida de Athena al igual que proteger la cuarta casa que en ocasiones parecía robarle el protagonismo a la misma Madre Selene al rebotar sus rayos contra sus paredes y hacer de sí mismas una iluminación propia, opacando cada fila de oscuridad a su alrededor y siendo aun más visible que los otros templos, pero aunque ese espectáculo diera paz a un ambiente tranquilo, era todo lo contrario, se podría percibir muerte y terror tatuados en cada pilar que mantenía en firmeza el techo del canceriano, poco a poco una brisa nocturna que mezclaba su temperatura entre frío y templado, se hacía notar en toda la estructura, arañando las paredes como si las desafiara para arrancar ese hedor tan fuerte que se percibía al tan solo entrar, el viento olor a rosas se deslizaba entrando por todas partes, pero no solamente hacia suyos los pilares, si no que se armonizaba con todo lo que tocara, aquella sensación a muerte era invadida por todo lo contrario, la paz, la tranquilidad se hacían participes del panorama, haciéndose poco a poco acreedoras a tanta belleza que desterraba la esencia del cuarto templo, no era más que el fulgor del cosmos proveniente de la sexta casa que se atrevía a entrar sin invitación o permiso del guardián desplegando tanto poderío por el recinto más no era un desorden, se mantenía concentrado y paciente tomando la forma de los ligeros vientecillos pero lo suficiente fuerte como para captar el cambio en todo el ambiente encajando a perfección ahora, desde el centro hasta la puerta con la bella pintura que se dibujaba entre los 12 templos del Partenón greco**

**El desafío de aquella voz del guardián sobre el silencio se hace ver desconcertada ante la esencia que inunda en todos sentidos el cuarto templo dejándola sin aquel aroma característico, algunos pétalos se paseaban ya por la entrada llegando hasta el suelo y algunos más sobreviviendo hasta rosar las paredes y colocarse alrededor del caballero, creando en su entorno algo hermoso, algo único de la tranquilidad, los aromas florales se asomaban a cada paso que daba el tiempo, la naturaleza adornaba aquella pintoresca vista donde a contrariedad de las afueras, el sol dominaba en todo su esplendor, magnifica vista de la que gozaría el canceriano donde ahora la naturaleza había borrado cualquier rastro de su casa, las avecillas tocaban los cielos y las nubes con sus frágiles alas, haciéndose notar al interrumpir entre cada aleteo el camino de los rayos luminosos del astro rey que intentaban colarse entre las grandes copas de árboles que marcaban sus años respecto a sus ramas, de donde se desprendían varias hojas que se llevaba una brisa pasajera, guiándolas cual turistas hasta alguna cascada o campo floral que se avecinaba en el panorama. ¿Qué era aquello que provocaba tanta belleza en un ambiente que podría ser pesado? Incansable era el dominio de una energía diferente, un cosmos lleno de calma que se lograba difuminar por todo el ambiente, se mezclaba con autenticidad sin dar el paradero de alguna presencia en aquella tierra, tan solo la fisonomía del dorado entre tanta belleza y el fulgor del cosmos invadiendo desde un lugar lejano, facilidad de habilidades entre quizá ciertos caballero que custodian a Athena, más es significativo entre el sexto signo, aquellos que custodian el sexto templo, los virguenses. A tanta tranquilidad habría ya de tener alguna idea de la esencia misma de la dama de virgo, más esta no se daría a conocer a pesar del tiempo, tan solo se limitaría a hundirlo en la hermosura de la naturaleza dentro de su propio templo**

**Las palabras quebrantaban la melodía creada por la naturaleza que endulzaba los sentidos completos de un cuerpo embelesado por tanta belleza, aquella que era imposible de encontrar junta en cualquier campo floral, 4 elementos invadiendo el terreno,¿ acaso era posible tanta hermosura que a los ojos del canceriano se presentaba? Su voz llego hasta los sentidos de aquella quien manejaba con facilidad ese panorama verduzco, terrenal, más no hicieron efecto alguno en su esencia, siendo que de tranquilidad se inundaba y de calma se llenaba con cada palabra llevando más allá de su alcance parte de su poder inconfundible. – Tu mente ha sido aturdida de tanta belleza, es increíble como has considerado que la hermosura natural pudiese si quiera dañarte – Una voz cálida proveniente de todos lados y ninguno a la vez se hacia presente con tal magnificencia que podría derrotar cualquier sonido foráneo de aquel ambiente, sin amenaza alguna fuese solo la respuesta a sus fuertes vocablos siendo un dulce tono que era dominado sin duda alguna por una dama que mantenía en secreto su paradero al igual que su identidad, meditando, concentrando con mayor fulgor aquel cosmos que rodeaba en totalidad al guardián del cuarto templo, más no pretendía atacar, no por ahora, tan solo sus sentidos se mantenían alerta ante cualquiera manifestación física que pudiese atentar contra ella gracias a la suave mescla entre su poder y la bella naturaleza**

**La frágil pintura, hermosa belleza natural, se estremecía al simple tacto del poder del caballero de cáncer, su aura aquella que iluminaba su armadura, se desprendía por su cuerpo rosando los pastizales que le sostenían, el sol cual rey insultado, buscaba iluminar el mundo terrenal con sus rayos cálidos que daban vida a su alrededor en una competencia hacia el destello de la armadura dorada del canceriano, más el ambiente a pesar de esa lucha de luz, se mantenía sereno a expectativas del tiempo, como si el mismo panorama tuviese vida propia, esperaba tan solo un punto clave en aquel momento que si bien, pudiese respirarse tenso, era un aroma total a calma – Tus sentidos parecen estar aún confundidos, Manigoldo de Cáncer, tanto que en tus palabras la coherencia no habita en ocasiones siendo la duda dominante en tu pensar – Nuevamente es corrompido el silencio armonioso por aquella dulce voz que se alimentaba de cualquier espacio, sin ser ninguno en específico – Soy Rena de Virgo, discípula de Asmita – En tan solo una breve pausa dictamina su esencia, quien era aquella quien manipulaba a su favor tanta hermosura, mas no es sentencia tan solo detallar algo que era de esperarse después de la acertada afirmación del caballero. Unos segundos de la ausencia del ruido bastaron para retumbar las tierras con el cosmos de la virguense, como si un volcán hubiese hecho erupción así se daba a conocer en parte el cosmos tan fuerte de virgo, que gracias a su meditación y concentración seguía creciendo sin temer a la debilidad, más aún seguía oculto entre aquella ilusión, la tranquilidad era aún punto clave de aquel encuentro aparentemente sin razón alguna, quizá aquel motivo que la guardiana del sexto templo deseaba callar ante tanta elocuencia, o simplemente no era el momento de revelar su visita, cualquiera que fuese su motivo el ambiente era dominado por su presencia que ya no era ningún misterio, los fuertes vientos se mantenían constantes alrededor de Manigoldo moviéndose todo, las rosas que dejaban que algunos pétalos se fuesen de su lado, los árboles que imitaban el viaje de sus hojas ante sus menores, el agua que llevaba ciertas gotas al rocío, entre otras cosas más bellas que se sometían al gobierno del aire en defensa de alguna catástrofe**

**Un juego de sombras se hace presente al desvanecerse cualquier presencia de aquella ilusión que hacia suyo cada momento, dejando en dominio total a la soledad, suave y serena va consumiendo todo lo que le rodea, el silencio es presa de su poder tanto que ambos en equipo se comen el paraíso, las sombras, todo aquello queda en la nada un vacío interminable que se encargaba de borrar todo rastro de la cosmoenergía de la amazona del sexto templo, la ilusión se rompía, cual obra sin anfitrión, sin alguien que la actuara se desvanecía dejándole al director nada más que abandonar su papel, cada partícula del templo de cáncer parecía recobrar su existencia, no solamente la esencia del cuarto guardián había desaparecido, si no que también todo lo que había transcurrido apenas unos minutos atrás era ya parte de un lienzo en blanco, dejándole el mando nuevamente al hedor a muerte, el frío se avecinaba rozando cada pilar que alzaba la casa, inundando la soledad el paraíso, cubriendo con su frivolidad el calor que una vez existió, la paz perdía total fuerza, toda tranquilidad y calma se habían alejado ya como si nada hubiera pasado ahí, cual habría sido el camino del caballero de cáncer, o hacia donde se dirigía, seguía siendo una incógnita pero no era el único misterio enredado en aquella batalla que ya había empezado, en tan solo un segundo el cosmos avivado de la virguense también había desaparecido, ¿bajo que concepto? Un juego en el que ambos se someterían, tomando como recurso cualquier detalle que uno u otro olvidarán dejando a merced su camino**

**Las palabras amenazantes de su rival se han hecho presentes al verse consumida la poca paciencia característica del signo de cancer, perdiendse totalmente en un duelo, que sin saber el motivo alguno de una visita inesperada se ha sometido por cuestiones de intranquilidad, la cuarta casa ahora era dominada por el fulgor de los muertos, entre llamaradas azules que se expandían en sus paredes provocadas por aquel caballero guardián de l recinto, su cosmos ahora dominaba en indeterminables segundos que parecían hacerse eternos ante la visita lunar con sus rayos platinados, dibujando la luz en las sombras, no era mas que un aviso a la esencia de la fémina, guardiana del sexto templo, quien tras los vocablos de su compañero de armas y su comportamiento, no daba mas que dar inicio a aquella pelea catastrófica entre dorados. El templo parecía revivir si duda alguna aquel olor a flores, la magnificencia de la paz y la tranquilidad desbordantes se apoderaban cual golpe de todos los pilares que habían sidos rosados por el cosmos de Cáncer, cediendo a su paso en un destello que se fragmentaba al mismo tiempo del sentir tan tranquilo, un brillo sin igual que hacia alución a la entrada del mismo astro solar, tragandose a su paso cualquier luz insignificante que osaba retarle en su camino, siendo nada mas que la sentencia del fuerte cosmos de virgo - Manigoldo de Cancer, tendras la dicha de escoger a cual de los seis mundos se ira tu alma condenada después de tu muerte - Una voz firme llena de dulcura y quietud dominaba los aires del silencio, sentenciando lo que a continuación proseguia - Rikudo Rinne - El ambiente comenzaba a ponerse pesado como si la gravedad estuviera en contra de cualquier movimiento, la tensión al rededor del caballero seria punto clave en este momento donde aquella luz dominante empezaba a brillar con tal magnitud que hacia imposible divisar todo a su alrededor en tan solo unos segundos, y como si se tratara de un pequeño relato de un mayor a un niño comenzaría a escucharse la voz de la virguense al mismo tiempo que la mente de Manigoldo era dominada, tanto en vision como audible, se hacia real cada una de sus palabras - Primero, el mundo infernal. Jigoku-kai - Inquiere al tiempo que las imagenes empiezan a dibujarse en su mente, lagos de sangre, mares de fuego, montañas de agujas era el panorama que se presentaba en aquel lienzo - Aquí dominan las almas cuyos actos han sido terribles, de temor tras temor, aquellos que caigan en este mundo sufrirán eternamente - el panorama de negrura se mezclaba tras el sufrimiento incanzable de aquellos seres condenados a sufrir por la eternidad, poco a poco cambiaban las imágenes pinceleando a cada trazo seres delgados completamente con un estomago abultado, demonios que a simple vista aterrorizaban con la malformación en su aspecto que mostraba su duro castigo, aquella sed de riqueza, hambre de poder, envidia y avidez, no era mas que si destino comer y nunca estar saciados - El segundo mundo, el reino de los espíritus hambrientos. Gaki-kai. Dominantes aquellos seres con la piel sobre los huesos, cuerpos esqueléticos y estomago inflamado, hinchado por el hambre de comer cualquier cosa, buscaran eternamente comida sin saciarse, pasando días devorando y devorando - Aquella dulce voz que tenía en sus manos la narrativa era un conjunto hermoso ante tanto sufrimiento de imágenes de castigos, almas que habían sido condenadas por sus acciones en vida. No paso mucho tiempo al silencio de sus vocablos cuando terceras imágenes comenzaban a dominar nuevamente - El tercer mundo, Ashura-kai. El mundo de los semidioses o espíritus maleficos, el mundo de los luchadores o matanzas, donde su destino es pelear cada día sin fin alguno, es el destino de aquellos que pasaron en el combate y la violencia - su mente se ilustraba de asesinos y adversarios en constantes luchas, donde la sangre derramada era la pintura de su eterno castigo, armas, golpes, peleas, todo aquello a lo que aludía la guerra era condena en este nuevo sendero. Prontamente las penumbras se hacían presenciar y a tan solo unos segundos transcurridos el cuarto panorama repleto de bestias que se someten a la ley del mas fuerte, donde solo aquel mas hábil y audaz es triunfador entre los débiles, condenadas las almas que han vivido por sus instintos - El cuarto mundo, el mundo de la brutalidad y las bestias, Chikusho-kai - las imagenes eran de cazadores, bestias que luchaban cual salvajes por la sobrevivencia - Aquí yacen las almas que han vivido de sus instintos, presas de su estupidez, aquellos que son transformados en animales salvajes, el fuerte se come al débil - Ilustraciones tan brutales que se comen los sentidos de aquel que viaja a traves de esos mundos, condenas interminables para aquellos que errores han cometido, por quinta pintura se hace ver un mundo conocido, los humanos transitando los senderos, un mundo sin duda alguna inestable al ser dominado por las libres emociones de los seres que la habitan, felicidad, odio, rencor, llanto, miseria inundaban a todo aquel sencillo pero ilustre hábitat - El quinto y penultimo mundo, el mundo de los humanos. Jin-kai. El destino donde se sufre de una inestabilidad y deterioro mental, al ser mezclados todos los sentimientos en este mundo partidos entre el bien y el mal. Aquellos que aqui habitan son torturados por los extremos de dichos sentimientos - Se veía el sufrir, o la felicidad de cada uno de los humanos que divagaban en aquella imagen, representando cada uno de ellos los múltiples sentimientos que se apoderaban de su ser. Al final un silencio absoluto se hizo dominante de la mente que era controlada ante tanto sufrimiento, por ultimo un mundo de tranquilidad se hizo presente, podría ser el mundo mas acogedor de los cinco que ya le había presentado, contando con este ultimo, el sexto y ultimo sendero de aquel momento - Por ultimo, el sexto mundo, el cielo, Ten-kai. Es el mundo mas peligroso de los seis, donde se puede caer del mundo de las bestias y del infierno de la hambruna así como del mundo de los humanos y del infierno, ese es el cielo. - Susurra aquella voz al tiempo que las imágenes llenas de calma y seres celestiales inundaban los pensamientos dominados por el poder de virgo, mostrándose el mas tranquilo, tanto que hacia alución a sus palabras al tambien ser el mas peligroso y temible de todos los reinos. Aquellas ilusiones, aquel sonido tan melodioso y narrativo llegaron a su fin en una mezcla de sentimientos atroces que buscaban derribar el alma de su contrincante y condenarla a alguno de los mundos mostrados anteriormente, sin duda alguna, el objetivo de su técnica podria llegar a ser confusa, al mostrarse como un simple dominio a sus sentidos en una ilusión, sin embargo, planeaba mas alla que eso considerandose un ataque directo al alma de Manigoldo. La ilusión se daba por vencida, mostrandose nuevamente el templo de cáncer, con sus paredes lastimadas por batallas y el cuerpo inerte del joven canceriano, inmovil, su alma habría de caer en uno de los seis mundos y tan solo en un susurro se presenciaba por ultimo acontecimiento la voz de la dama de virgo - ¿En donde has caído, Manigoldo? - un cuestionamiento suave y ligero esperando respuesta alguna, física, mental o cualquiera que fuese de parte del dorado. ¿Habría muerto?**