**El astro poeta brilla con orgullo en el cielo, bañando con sus rayos de oro las tierras griegas. Una embravecida multitud de caballeros, aspirantes y soldados del santuario se reúnen en el coliseo de batalla para un espectáculo que solo ocurre una vez por era: Un torneo de santos de oro. Los gritos de los espectadores ahogan las gradas en expectativa de la batalla venidera. Después de un par de minutos, una gallarda figura aparece con andar sereno en el ruedo para deleite de la muchedumbre.  Porta una elegante armadura dorada que chispea al roce del sol, y una capa blanca que ondea con aires heroicos a su espalda. Su tez clara es besada por el sol, y una alborotada cabellera tan negra como la noche se mece con el viento. Un yelmo de oro, adornado con un par de afilados cuernos mirando al cielo, corona su cabeza con elegancia y lo delata como el caballero dorado de la décima casa zodiacal: El Cid de Capricornio. Todo un diamante del redondel. Con su impenetrable rostro mirando al otro extremo del coliseo, aquel santo espera la llegada de su contrincante entre los gritos y las aclamaciones de los presentes.**

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**Con una serie de movimientos tan veloces como el trueno, el santo de Capricornio aparece tras la amazona dorada; para asombro del público. Con su mano izquierda toma por el brazo a la geminiana, mientras que su brazo derecho toma la forma de una espada; y lo coloca a pocos centímetros del cuello de su adversaria. Con aquella amenazante postura, El Cid susurra a su adversaria –Como seguramente sabes, mi brazo es tan afilado como una espada. De moverte tan solo un poco, tu cabeza caerá.- Entonces guarda un segundo de silencio, para continuar sus palabras. –A pesar de que eres mi adversario en esta batalla, no deseo utilizar la fuerza contra una mujer. Así que ríndete por las buenas.-  Entonces el guerrero calla, sin soltar a Nishino ni alejar su afilado brazo del delicado cuello de la amazona. Una complicada situación sin duda es en la que ahora está la guerrera de géminis. ¿Podrá librarse del santo dorado de Capricornio?**

Nota: Primera manipulación. Espero que no se repita.

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**Al verse en aquella precaria situación, una gota de sudor helado recorre la mejilla de la hermosa amazona de géminis. El santo de Capricornio en verdad era veloz, y era inútil desencadenar una lucha contra él desde aquella posición. Cerrando sus ojos con pesadez, Nishino levanta su mano izquierda con la palma abierta. –Me rindo…- comenta con la amazona con tristeza, para asombro de todo el estadio. En aquel instante, el santo dorado de Capricornio suelta el brazo de su rival y da media vuelta. Todo el coliseo se sumió algunos instantes en silencio, sorprendidos por la corta batalla y la abrumadora ventaja del santo masculino. Mientras El Cid salía del coliseo, la muchedumbre recobró el habla, y un grito estalló cantando el nombre del vencedor: -¡El Cid! ¡El Cid! ¡El Cid!- exclamaban los santos y aspirantes vueltos locos, mientras el serio y poco expresivo santo de Capricornio se pierde entre las sombras.**

Nota: Segunda Manipulación. Me declaro vencedor de este combate. Solo espero que un juez haga esta delcaración oficial.

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