*Apenas realizados los movimientos el samurái permanece durante breves instantes con el brazo derecho extendido, espalda recta y piernas inclinadas, tal como finalizará la avanzada con su Sabakatou, “Vaya, no creí que pudiera moverse tan rápido…” razona inicialmente para tomar una nueva sorpresa en su semblante al observar la forma de flotación de aquella, - Oh!, además sabes flotar… Sin duda alguna eres una combatiente muy especial – exclama con tono sincero de reconocimiento en su voz. “No puedo creerlo, me va a costar más de lo que pensaba, tiene varios trucos… Debo estar atento de que tenga nuevos que puedan ser letales” con este pensamiento al postura cambia nuevamente y el pelirrojo, realiza un pequeño salto, alejándose de esa posición, aterrizando en el sector central de aquel escenario, equidistante a cada tienda y alcanzada esta posición la mirada se eleva hacia la figura flotante de ella, más sin embargo esta cobra una mayor severidad, como si existiese algo más de fiereza combativa en su interior. Paralelo a todo esto, el cuerpo mismo del joven parece reflejar ese cambio de concentración, como si un aire de determinación lo rodeara. Con gran calma envaina su espada y flexiona ligeramente las piernas, dejando la mano izquierda apoyada sobre el cinto y la diestra sobre la empuñadura, girando ligeramente su torso, incrementando de esa forma la energía potencial en su cuerpo, mientras que a cada segundo puede notarse la creciente concentración en el samurái*

*La diestra del samurái se ve cerrada y fuerte sobre la empuñadura del sable de este, sin embargo un ligero zumbido, se oye desde la vaina de dicha arma, como si la hoja vibrara internamente, anunciando al energía combativa tanto del arma, como del espadachín. Gradualmente la fijeza y determinación en al mirada del pelirrojo aumenta, transmitiendo dicho ímpetu a su entorno, el cual no manifiesta cambio alguno, sin embargo pareciera que cierta energía estática se difunde por este, dejando que algunos rastros de hojas se vean impulsadas suavemente. – Eres muy fuerte, no había conocido nunca a nadie con tu poder… Pero no tenemos otra razón de ser en este momento, mi camino debe seguir aun si el tuyo se interrumpe… No puedo perder este combate, pero tampoco puedo hacerte daño, tu presencia aquí, sólo es una evidencia de la situación tan frágil de toda esta situación… Aunque seas mi oponente, no puedo derrotarte como a cualquier asesino, no puedo verte de esa forma… - exclama para sí mismo, aunque su mirada permanece sobre la mencionada dama ”… Y por eso debo actuar con mucho más cuidado…” en ese punto el pensamiento del joven se detienen cuando es resplandor del hielo y el frio que lo precede van tomando escena en ese lugar, “No puede ser…” a modo de reflejo instintivo, ese pensamiento recorre su mente, a la par que en un movimiento muy acelerado, cruza el mercado hacia donde una tienda había sido derruida y en ese instante con gran fuerza impacta sobre el techo de la misma, sujetando al mismo tiempo la pared delgada de la misma tienda, dejando que ambas estructuras se posiciones a modo de escudo, alcanzando a realizar esto en el preciso instante que el choque helado alcanza su posición, - Debo resistir! – increpa así su postura y esfuerzo, cuando las mangas y los tabis se muestran flanqueados por escarcha, observando esto el guerrero se agazapa, tomando su sable con gran fuerza, “Tifa… Tú recreas todo este espectáculo y por ello tú tienes esa defensa, no la figura que haz creado, así que debo mantener mi concentración sobre ti” razona con rapidez, cerrando los ojos y direccionando la empuñadura de su arma hacia la combatiente, y en ese momento sobre el clamor del escenario la voz del samurái se escucha estentórea y clara, atravesando el mercado y difundiéndose con severidad. – Mei Ryu Sen!! – Con estos vocablos  y durante un brevísimo instante la hoja de su Sabakatou relumbra en un tono plateado azulino, y efectuando una presión elevada y muy precisa, la hoja surge de la vaina rozando continuamente el reborde de la vaina, recreando así un roce continuo y muy agudo de estos metales, creando de esa forma ondas sonoras de una intensidad muy elevada, mismas que avanzan sin interrupción hacia la señorita, con unos tonos demasiado altos, en una frecuencia muy delgada, superando umbrales normales de dolor y de vibración de cualquier formación ósea auditiva. Y en ese preciso instante, la figura del samurái se ve caer con las dos estructuras de la tienda sobre sí, mirándose poco más allá algunos mechones de su cabello esparcidos sobre el sustrato sucio de dicho mercado*

Himura Kenshin - Samurái Vagabundo

*Dando un paso atrás el samurái obtiene mayor libertad para su movimiento, además que dicho paso es resultado del empuje del ataque de la figura femenina azulada, y en ese paso el tabi derecho, el que estaba adelantado, se rompe por efecto del congelamiento de las correas, mientras que los residuos de la construcción son destrozados y empujados en varias direcciones. “Un ataque muy fuerte… No entiendo como pudo proyectar o crear a esa nueva figura, pero sin duda alguna es muy hábil…” razona observando los fragmentos de las paredes de la tienda que había empleado,  sin embargo eleva su mirada a Tifa y especialmente se enfoca en esa tela. – Tifa, necesitas un refugio grueso y hermético para escapar del sonido, tus brazos y esa tela no serán suficientes, no te confundas en algo tan elemental... – exclama, tratando de ubicar su voz por encima del estruendo creado por aquella última técnica, misma que se desencadena en un fragor aun más fuerte al culminar el desenvaine de su sable, dejando que la punta se apoye en el extremo de la empuñadura, en un vibrar lento, que produce una resonancia aun mayor de los tonos agudos de su sable. – Esto no logrará detenerla, sólo necesito un poco de tiempo… - en una voz de volumen bajo, como si fuera la exposición retórica de una idea, en atención a la fuerte concentración del samurái, en ese escenario cada vez más afectado por ese encuentro.*

*Sin menoscabo de su concentración, el samurái resiste con estoicismo el frio que proviene desde la figura azulada, más aun el movimiento fluido de esta, “Parece que tuviera razonamiento propio… Pero su presencia, todo en ella denota que no es en sí mismo una persona diferente, debe ser una proyección de la energía de Tifa, sin embargo pese a que parece haber sido afectada por el sonido de mi espada, esa figura permanece con fuerza y gran habilidad, combatiendo y protegiendo a Tifa… Aun así, no debo perder la concentración, mi objetivo es Tifa” razona de forma concluyente el samurái, a la par que en un rápido movimiento separa por completo su sable de la empuñadura, sujetando con al diestra uno y la izquierda la otra, y en seguida la funda se extrae por completo del cinto, conjunto a esto la pierna izquierda se retrae un tanto, ampliando el compás de sus piernas, mientras adelanta por completo su cuerpo, con el hemisferio diestro por delante. – Tifa… Eres muy hábil, en realidad has exigido de mi bastante, pero sin embargo, no puedo regresar aun a Kyoto – En el rostro del samurái una ligera sombra de afecto, algo completamente honesto y profundo se hace ver, “Señorita Kaoru, le prometí que regresaría… Pero aun no es tiempo de que lo haga, tal vez me esté esperando y probablemente le haya dado problemas a Sanosuke y Yahiko… No puedo volver sin haber terminado mi misión, debo hacerlo” En ese instante cierra delante suyo la llave que conforma el sable y la funda, dejando que sus dos manos sujeten firmemente dicho equipo, y entonces, como si saltara ligeramente, se ve como se eleva grácilmente su cabello, en ese instante en un rápido movimiento, el sable es desenvainado, para seccionar a la mitad un trozo de tejado, aunque una de las aristas de dicho trozo lacera el antebrazo derecho, liberando unas gotas de sangre, que parecen levitar mágicamente durante un instante, cuando en veloz carrera el cuerpo del samurái desaparece, aunque por el mercado pueden escucharse sonidos como de golpes secos que recorren casi todo el escenario y rápidos haces de luz al momento que el sable secciona más elementos del mercado, y así alcanza una posición cercana al torbellino creado, cuando golpe con gran fuerza el sustrato, para elevarse contra el sol, perdiéndose su figura por el efecto lumínico del astro solar, en un avance directo hacia el azul de la orbe.*

Himura Kenshin - Samurái Vagabundo

*Durante unos instantes la espalda del combativo samurái reciben con paciencia la calidez de los rayos solares. “Debemos estar cerca de terminar… Los dos hemos gastado mucha energía en este combate…” De repente la desaparición de la dama azulada sorprende al samurái, “… Vaya… Finalmente se ha perdido, pero estoy seguro que Tifa no perderá una defensa como la que tenía, y quedar simplemente expuesta… Eso me obliga a cambiar un poco” y con ese pensamiento, la mano diestra cambia un tanto de posición, pegando más la hoja de la espada al cuerpo del guerrero, a la par que todo este cambia su curso, en una flagrante caída hacia el cuerpo de su antagonista. “El estilo Hiten Mitsurugi Ryu, no fue hecho para matar, sino para defender a los más débiles, a pesar de su poderío y de la velocidad de los Dioses que puede alcanzar, la verdadera esencia está en anteponer incluso los deseos del propio oponente, liberándolo a través de la derrota, de lo que pudiera sucederle si persiste, así como he salvado a muchos con mi espada, de sus atacantes y también  estos he salvado, pues a veces todos necesitamos entender a través de una perdida, que nuestro camino debe corregirse… Esto lo aprendí hace mucho tiempo después de una época de mucha sangre que derramé, y por eso este estilo de pelea aun tiene más significado con mi Sabakatou… “ Fuerte mirada y espíritu, desborda aquel misil aéreo, mientras desciende, con gran fuerza aprisionando su espada y gran precisión en su postura y dirección. – Tifa! Prepárate! – Grita cerca de su objetivo, cuando al velocidad de caída alcanza la máxima cuota posible. - Karatake, Kesagiri, Sakagesa, Miginamgi, Hidarinagi, Mickiriage, Hidarikiriage, Sakakaze y Tsuki. – El desenvaine de la espada produce un resplandor comparable al del sol en su cenit, mientras que a cada palabra un símbolo se recrea en tal resplandor, dirigiéndose alternadamente a diferentes secciones del cuerpo de Tifa, para concluir en una especie de rompecabezas, donde cada símbolo adopta su posición respecto de los demás y de la parte del cuerpo que representa. – El Dragón de Nueve Cabezas – Y con estos últimos vocablos, una fortísima onda de viento, cual si fuese explosión grave y poderosa, se difunde desde la figura del samurái, mientras que en precisa y veloz arremetida, una a una las estocadas que componente dicha técnica acaecen como en una fusión ininteligible de espadazos, aunados por la fuerza del brazo de guerrero y el peso del mismo aumentado por al velocidad de su caída, sucesos que se nublan entre el estrépito delirante y el sinuoso batir de los rojizos mechones en ese estertor del combate.*

*Arreciaba la conducta y la fuerza, la determinación y la decisión en quienes destrozo habían causado en el mercado. Fiera la espada del samurái descendía en muestra inexorable de poder, tras ser convocado uno de los poderes mayores de este joven, sin embargo en tal momento, la mirada de este, marrón y fija, pierde foco, efecto de un desfase temporal. “Acaso… Es como si Tifa pudiera moverse en un mismo instante de un lugar a otro… Aunque… Esa primera palabra” reaccionando mentalmente a la situación dada, el espadachín hila la confusión presente. – No puedo detenerme! – voz sorda, casi retórica, ante el fluido de estocadas generadas en su último ataque, “Aquí esta!” reacción inminente ante la posición actual de la dama, a sus espaldas la observa y con gran ímpetu en su descenso, a cada instante, la diestra continúa erguida, aunque a al dirección de esta es alterada. “Sólo me queda una defensa” interpreta así lo apurado del momento, y la izquierda, misma que sostiene la vaina, se mueve ligeramente, de forma que la funda de su Sabakatou, elemento recubierto de algunas trenzas y artífice de la protección de una espada que otrora derramara sangre sin misericordia. Este elemento se atiene por brevísimos segundos, donde el cascote impacta, pero tan cercano del suelo, el efecto de dicho impacto produce un descenso en diagonal del samurái. Estrépito como ninguno, se eleva polvo y rocas de entre la explanada en el epicentro de las viejas y destrozadas tiendas, en ese punto un cráter se forma, entre un cúmulo de aquel material desprendido, así al destrucción resuelve el choque entre la espada y el suelo, cráter dicho, que se forma agrandando la profundidad durante dos metros, al final de estos donde la mayor fuerza del choque ha sido recibida. – Argggggg – rugido del samurái, y la tierra descarnada de su recinto, fue expulsada, como si fuese un espacio de caída, la izquierda, desvanecida su funda, recibe en la palma, antebrazo y codo la fuerza de rechazo de la tierra, cuando entre el polvo indivisible, las piernas del joven aprestadas sobre el agujero, aligeran la postura, más fieras ondas de dolor acometen al guerrero desde el centro de la espalda, que desnuda recibe estoica el flujo de polvo, mismo que se deposita con dolor en la carne herida y la piel desgarrada. – Tifa!! – Nuevo rugido, que se acompaña de nueva mirada, esta vez, más fiera que otra alguna ha sucedido en ese medio día nefasto para ese lugar, mirada que pretende traspasar aquella barrera de polvo y piedras. “Es un ser único… Tanto poder y tanta voluntad… Cómo… Como puede ser usado en ella de esa forma... Sólo tengo como camino continuar… Aun puedo usar mis piernas y mi mano derecha… El señor Hiko, mencionó esto la última tarde… No es temor a la muerte, es indecisión por la vida…” acuciando la empuñadura, los nudillos diestros resaltan por la presión. – No importa cuanto sufra, ahora he decidido redimirme y no dejaré que detengas mi camino! Se lo prometí a la señorita Kaoru y a mis amigos… Debo volver!! - *

Himura Kenshin - Samurái Vagabundo

pdt: Gracias por seguir =)

*Brisas pesadas y oscuras van reemplazándose por otras más claras y límpidas, dando paso a la visión de este escenario derruido al punto que rastros de polvo se sientan y otros se disipan, al igual que rocas piedrecillas que caen y van rodando por aquella superficie agrietada. “Ya sólo queda un movimiento me parece, tanto ella como yo, estamos llegando al límite” atento en la figura femenina el espadachín no altera su objetivo, y con un ligero esfuerzo queda erguido, dejando que por instantes el brillo solar recubra su rojo cabello, aunque al punto, este da paso a su rostro elevándolo, en profunda meditación de cara al astro solar. “Ya casi… No es sólo ganar en esta batalla, es volver y seguir con mi promesa… Aun hay cosas que debo hacer… Tifa, no creí que pudiera exigirme tanto, pero tal vez sea como tú dices, un esfuerzo de convicción, todos estamos listos para darlo todo por nuestros ideales” un cariz de nostalgia brilla en la mirada de este, más de repente, su rostro cambia y ahora enfoca un punto en el espacio, no propiamente a Tifa, si no el espacio donde ella se encuentra, demostrando una cierta ausencia que se acompaña por la mirada cristalina, casi vacía en este joven. El tiempo transcurre con cierta calma, pese al destrozo, y tanto cabellos como sus ropas manifiestan el único movimiento en el joven, quien impertérrito se observa con su espada en la diestra, sostenida con tacto y precisión, ambas estiradas sobre ese mismo costado, de forma que la punta de su sable casi rosa una grieta del suelo, en tanto, la izquierda presenta goteo continuo de sangre, que se desprende desde el hombro y denuncia además el daño en el antebrazo. – Argggh!!! – Impetuoso y sorpresivo grito de el samurái, cuando todo su cuerpo se manifiesta en profunda contracción, con la espalda tensa y echada ligeramente hacia adelante, y tanto las piernas como brazos ligeramente inclinados, en tanto que algunos rastros de polvo retoman hacia este, y en lo alto algunas hojas se ven atraídas hacia este punto, donde el samurái continua con su mirada vacía y en dicha postura, para que al contacto de la primera hoja, no sólo esta se fraccione, sino que el cuerpo del espadachín desaparezca, causando profundas grietas por el impulso de partida, en aquel suelo tan mancillado, y en vaivén sin dirección ni flujo coordinado las hojas dejan hacer efecto ala gravedad, más en todo aquel escenario una carga energética se disipa desde varios puntos casi al unísono, a la par que un ligero silbido y otro sonido como de taconeo fluyen casi inconexos, más a cada sonido en algún sector del mercado parece fluir una ligera corriente de viento, gradualmente ascienden como llamados por otra fuerza, las partículas de polvo y el viento en flujos sin orientación, va en flujos sórdidos, por todo el lugar, reavivando con mayor desorganización el caos en aquel mercado.*