**oyendo el entrar de algún ser  a su recinto, el guardián el cual escondido en las sombras ve el ingreso al salón principal de aquel portador de sapuri, solamente sonríe de una forma un tanto tétrica y perturbadora “al parecer ya llegaron las rata jajajaja”  piensa aquel canceriano con un aire de ironía. Saliendo de entre las penumbras un muchacho de cabellera azul con orbes del mismo color, observa al recién llegado –bienvenido seas al recinto de cáncer, puedo preguntar el nombre de mi invitado de honor, ya que no quiero dejar su lapida sin uno—decía en tono de burla al recién llegado mientras contemplaba aquel ridículo ser con sombrero frente a el –para ser un perro de hades eres muy patético pero basta de charlas prepárate a morir rata inmunda—mientras comienza a juntar su energía vital la cual le empieza a dar un leve brillo en su aura, el cual difumina su cuerpo mientras que una cálida pero tétrica brisa se manifestaba haciendo que el cabello de el y su capa al igual q la cabellera de su oponente se mecieran ligeramente ante aquel aire de olor a muerte, así aguardando la respuesta de su nuevo adversario**

**divisando aquel desplante el santo de cancer observa como su enemigo se abalanza contra el, liberando un tanto mas de cosmos esparciéndolo por cada átomo de su anatomía lo cual comenzaba a surcar aquella energía vital por su cuerpo con destino de sus brazos y cruzándolos frente a su pecho recibe el golpe en ellos el cual lo manda por los aires y hace que se estrelle con una delas ensangrentadas columnas de su recinto cuarteándola del centro y haciéndola caer para atrás “Qué poder tan inmenso, tengo que tener cuidado con esta basura…”. Viendo como sus muñequeras de su cloth habían sufrido daños y teniendo diversas cuarteaduras notables en ellas “si no hubiera concentrado mi cosmos en mis brazos hubieran sido destruidos” piensa molesto, mirando sus brazos Manigoldo, levantándose apoyándose con su diestra observa con desdén a su rival—fue tu golpe de suerte basura…disfrútalo…-- mencionaba con una sonrisa en su rostro un tanto lúgubre. Concentrándose en su universo interno, siendo rodeado por una aura dorada por el contorno de su ser y haciendo más eminente su peste a putrefacción, fluctuando el tránsito de su cosmos hacia sus piernas se lanza en una carrera y dando un salto acrobático intenta propinar una patada a su adversario que si de lograrlo no solo seria una patada que podría lastimar severamente no solo el sapuri de su oponente si no su cuerpo, podría colocar su otra pierna en forma de pinza de cangrejo alrededor del cuerpo adversario y como si de las tenazas de su signo se trataran, partiría en dos a su oponente –toma esto insecto……¡Acubens!—grita el nombre de aquella técnica derivada de la estrella principal de la constelación de Cancer, esperando a que su golpe diera resultado**

**observando aquel ataque lanzado hacia el, sintiendo el dicho cosmos de ese espectro, Manigoldo comienza a concentrarse de nuevo en su cosmos sintiendo como surca por sus átomos y células induciéndolo con energía vital la cual deja escapar envolviéndolo en un haz de energía dorada desapareciendo en la escena  pero no obstante siendo gravemente herido por el ataque de su oponente. Cayendo en las tierras de yomotsu con parte de su armadura hecha añicos y jadeando sin casi aire de igual manera tosiendo y escupiendo sangra volteándose quedando boca arriba viendo aquel vacio cielo del infierno “¿Quién demonios es el….? Es más fuerte que incluso un juez del infierno..”  Piensa con un grado de enojo  siendo inundado nuevamente por recuerdos de su infancia de su soledad y su vida pasada, dibujándosele una mueca de confianza nuevamente en su cara, el santo comienza a brillar ligeramente levantándose del suelo tmbaleantemente y con cierto dolor, apoyando su surda en el suelo e incorporándose, continuando emanando aquel brillo de olor a putrefacción pero sin embargo con aquella calidez de los guerreros de su casta, reuniendo lo que queda de su energía vital, la cual se trasladaba por su fisionomía humana inundándolo de nuevo con fuerzas , alzando la mirada de nuevo hacia el cielo de aquel lúgubre lugar con la imagen no de su diosa en la mente si no del ser que lo salvo, su maestro …Sage de cáncer, ¿Qué estará planeando este caballero? ¿Seguirá peleando o se dará por vencido? Dibujandosele solamente una sonrisa siendo el unico que sabia lo que tenia planeado hacer**

**el caballero de cáncer aun estando el yomotsu seguía recolectando su energía vital haciendo ahora su brillo tal cual como el sol, y al nivel de llegar a hacer insoportable aquella peste emanada de su cosmos, agudizando así sus sentidos unificándolos y pasando mas allá de la intuición, dominando el séptimo sentido digno de la casta dorada de Athena --así que….así moriré…-- haciendo que las animas alrededor de el comiencen a revolotear tanto alrededor  de su fisionomía como de su armadura, cerrando sus ojos comienza a meditar haciendo que su cuerpo se vaya volviendo más claro como el de un fantasma, teletransportandose  así de nuevo a la casa de cáncer. Arribando a ella solo observa como su oponente el cual aparece a metros atrás de el, y dibujándosele una sonrisa comienza un ligero paso hacia el con su mano extendida haciendo que las almas alrededor de el comenzaran a moverse más rápidamente surcando su cuerpo el cual daba un tono dorado digno de un rayo solar, --jeje, eres muy fuerte…pero no t permitiré salir de la casa de cáncer sin un rasguño…….¡sepultura….de animas!—exclama aquel guerrero atheniense  y siendo así aquellas almas comienzan a concentrarse alrededor del brazo de Manigoldo, y liberando así los espíritus hacia su rival, quedando cerca de el, y de igual manera liberando con su cosmos recolectado un rayo dorado hacia los espíritus que al llegar y tener contacto con ellos los usa como pólvora  y no solo con aquellas animas recolectadas por el santo canceriano si no todo el recinto habitadas por aquellos entes comienzan un desgarrador grito de agonía y liberando así una explosión por toda la casa de cancer y sobretodo alrededor de aquel personaje portador de sombrero que si de ser alcanzado por aquel estallido quedaría reducido a cenizas, y liberando aquel poder el joven cangrejo cae de rodillas observando aquella explosión aguardando a ver y desenado que su último ataque surgiera efecto, dibujandosele solamente una sonrisa en su visaje**