*Aquel sepulcral silencio que reina el segundo de los templos se rompe por el metálico sonido de un sigiloso andar, cual sombra la figura revestida de negro se abre paso al centro de aquella construcción dejando atrás la luz de la tarde y perdiéndose en las sombras propias de aquel lugar. Una sonrisa ambiciosa y ojos hambrientos de poder se alcanzan a observar debajo del yelmo negro de mirada rojiza que representa al Pegaso vuelto sombra, y es en aquel momento que el mercenario oscuro detiene su andar escapando una carcajada burlona ante la aparente victoria conseguida en su misión. –Hahaha, así que este es el segundo de los templos del santuario, es una verdadera pena que no me parezca siquiera un reto llegar hasta aquí- exclama inmerso en autoconfianza aquel guerrero renegado cuyos pasos ahora son lentos y su mirada se clava en el dorado de aquel premio anhelado por si, -Tan fácil que incluso me parece un verdadero insulto, ahora la sagrada armadura de Tauro es mía- anuncia cual vencedor conforme aquella oscura energía de su cosmos se manifiesta tenuemente a su alrededor buscando probar a sí mismo y a aquel manto su valía*

Pegaso negro

*Y es ante aquellas palabras que llegan a sus oídos que la inconfundible y ambiciosa sonrisa del mercenario se forma al curvarse sus labios, su figura gira lentamente hasta dar de frente con aquel rostro recién llegado analizándolo como un depredador analiza el movimiento de su presa y buscando encontrar en su mirada un atisbo de duda que pueda ser aprovechada como ventaja. –Un caballero de bronce protegiendo una armadura dorada-, profiere el Pegaso negro con un tono burlón que produce un eco en el interior del segundo templo zodiacal. Su figura avanza un par de pasos provocando que el metálico ruido de su bota delate su movimiento hasta situarse en una postura más cercana al joven caballero, la vista del renegado recorre con detenimiento aquella figura y sus labios se abren liberando una carcajada, -¿Tú, el caballero de Pegaso?- cuestiona sorprendido burlándose no solo del enemigo sino también del curioso destino que enfrenta al oscuro guerrero con el original portador de la armadura y constelación que le visten. Sus puños se cierran y sus piernas se abren en un compás, manifestándose su aura cósmica como una sombra que rodea su silueta oscureciendo aún más su figura.*