*Es un sonido apenas perceptible el que anuncia la llegada de alguien a aquel terreno tan particular de la Isla de los renegados, una sombra que detiene su andar algunos metros a espaldas de la intrusa manteniendo su imagen en completo misterio y únicamente proyectándose su sombra en dirección a donde la joven se mantiene. Las flores mismas parecen teñirse de sombras y es el pie diestro del mercenario y protector de aquel terreno el que pasa sobre ellas  mostrando nulo interés en el peculiar tesoro de la temible isla, la figura erguida y orgullosa del guerrero en cuyo rostro la ambiciosa sonrisa y los ojos hambrientos por la muerte del enemigo se muestran claro, retomando su avance lento en dirección a la intrusa a los terrenos que solo pueden ser comparados con el infierno mismo en la tierra, -¿Qué hace una mujer como tú en este lugar?- cuestiona lleno de confianza al momento que sus puños se cierran escuchándose la tensión de articulaciones, músculos y huesos. -¿Te envía el santuario?- cuestiona con altanería haciéndose notar aquella aura de muerte que rodea su figura y provoca que su cosmos se manifieste como un aura oscura y tenue únicamente a su alrededor*

**Las airadas palabras del recién llegado resuenan en lo más profundo de los pensamientos de la joven ”una mujer como yo” piensa en sus adentros al tiempo en el que con sus delicadas manos corta solo una de aquellas hermosas flores misma que comienza a cambiar su composición atómica una vez en las manos de dicha mujer; las arenas del reloj parecieran detenerse un instante en el cual la de rubias cabelleras aprovecha para terminar de admirar la rara belleza oculta en tan detestada isla, tras transcurrir el momento su cuerpo lentamente se incorpora tomando una postura erguida, elegante y orgullosa, con una rápida mirada observa de arriba abajo al caballero frente a ella –humm… ¿Y tú eres?- cuestiona de manera arrogante comenzando a emanar una gélida aura blanquecina que paulatinamente enmarca la figura de la joven para de a poco expandirse por los alrededores y amainar la casi intolerable temperatura…**

*Una mirada carente de amabilidad o bondad se clava como dardo envenenado en la anatomía de la portadora de la armadura de bronce, dibujándose de inmediato una sonrisa premeditada y llena de odio y sarcasmo en los labios del mercenario cuyos puños se mantienen cerrados y en un abrir y cerrar de ojos su figura es rodeada por una oscura aura que se enciende como manifestación de aquel cosmos propio de un guerrero de su estirpe. –Yo soy el Pegaso Negro, y me encargare de enviarte a la tumba- clama con autoridad haciéndose notorio el movimiento de su pierna izquierda que golpea el suelo debajo de el con la punta de la metálica bota, las flores son arrancadas con aquel simple movimiento y el polvo y tierra al igual que pétalos de aquella peculiar vegetación son lanzadas al rostro de la mujer con la sucia táctica de tratar de alcanzar sus ojos. Aquel movimiento también es aprovechado por el guerrero de oscura armadura para impulsarse atrás dando mayor espacio entre ambos y adquiriendo una postura de batalla que se complementa por su cosmos en ascenso de manera lenta, y una carcajada sonora que anuncia sus intenciones por eliminar a su rival*

**El rostro de la doncella de los hielos ligeramente se gira intentando evitar la tierra y los pétalos de las flores que a pesar de su reacción logran estrellarse con parte de su rostro, mas el polvo logra entrar en su cavidad nasal causándole casi un estornudo, de la misma forma algunas partículas de polvo logran llegar ligeramente hasta sus azulados ojos que al instante se cierran para que este no logre cegarle por completo “Pegaso Negro…” piensa mientras tose sutilmente; su cosmo energía continuaba elevándose lentamente al tiempo en el que los músculos de sus brazos se contraen denotando el enojo que aquella vil acción le producía; -tsk, acudes a sucias tácticas para obtener ventaja- masculla entre dientes para dejar caer la flor que sostenía en sus manos la cual ahora se encontraba cubierta de una ligera escarcha que a pesar de las condiciones climáticas permanecía como si nada -supongo que primero tengo que acabar contigo y después le eliminare a él- profiere con firmeza tras abrir súbitamente sus orbes que se fijan sobre su nueva presa “te arrepentirás de haber hecho eso” cabila ese pensamiento mientras su cuerpo va tomando una postura de batalla muy particular…**

*Una mirada hábil por parte del negro mercenario se mantiene, y de forma astuta sus ojos siguen el desenvolvimiento de las acciones. Es su pierna diestra que se adelanta mancillando una de las flores de aquel campo y usando este movimiento de apoyo para emprender un salto que le coloca sobre la joven guerrera, su figura se alza extendiendo sus brazos e inclinando su peso al frente para que al situarse delante de la joven su cuerpo gire cayendo detrás de ella y usando ahora su pierna izquierda para girar sobre su propio eje hasta quedar de frente a la espalda enemiga. –Ankoku Ryuseiken- exclama al extender su zurda cerrada en puño liberando una negra ráfaga de meteoros que rápidamente alcanzan la velocidad del sonido y buscan cerrar escape a su rival, aquel impulso mismo que permitió los movimientos del renegado sirve ahora para potenciar los de su técnica mientras en sus labios la sonrisa sarcástica se forma de manera gradual, pues aquella oscura lluvia de golpes esconde un letal secreto que requiere de un roce o impacto mínimo para comenzar a revelarse. El ataque es mostrado por el oscuro guerrero como la mejor respuesta y forma de defensa*

**su postura similar a la de un ave antes del vuelo se ve turbada ciertamente por las acciones de su oponente que con tácticas sucias intenta destruirla rápidamente “pero que demo…” piensa mientras siente como aquel le pasa por encima y cae tras de ella, “tu…” arruga instantáneamente su frente denotando descontento por lo sucedido; a la par de aquellas acciones por parte de su oponente el cosmos de aquella mujer seguía incrementándose formando una especie de aros casi imperceptibles al ojo humano alrededor de su fisonomía; al tiempo en el que aquel cae tras de ella los músculos de sus manos se contraen en señal de enojo, y al tiempo en el que escucha aquellas mortíferas palabras la dama de dorada cabellera intenta girar casi por instinto intentando moverse a la velocidad del sonido para quizá esquivar algunos de los meteoros que se dirigen hacia ella siendo su esfuerzo casi en vano pues gran parte de ellos logran impactar y penetrar en aquella semi-protección que tenia golpeándole partes del abdomen y brazos, golpes que le hacen retroceder y casi caer de espaldas a unos metros de distancia –¡bastardo!- profiere indicando desaprobación hacia el guerrero negro –lo pagaras muy caro- indica como cual promesa tras intentar levantarse casi instantáneamente…**