**El astro rey se despide nuevamente de otro día no sin antes resplandecer cálidamente por entre las montañas, tiñendo con un tono rojizo el firmamento dando uno de los más bellos paisajes que el ser humano puede observar; Eolos se pasea libremente llevando consigo el cantico de los pajarillos a cada rincón del lugar donde la paz y la tranquilidad parecen reinar, el pacifico panorama es desequilibrado por una luz resplandeciente desde la cual emerge el cuerpo de una mujer, ”¿Qué dónde estoy?” es el pensamiento de aquella dama de dorada cabellera que sin dar total crédito a lo que se muestra ante sus ojos intenta mantener la compostura, sutilmente se sacude su bronceada armadura mientras que divaga en sus pensamientos “recuerdo que estaba en ese lugar cuando de pronto esa energía me cubrió y…” sus azulados ojos se abren de par en par al darse cuenta que está en un tiempo distinto al suyo –¡un vórtice!- murmura casi inaudible para luego contemplar el sitio donde una pirámide se yergue imponente en medio de grandes montañas –hmmm… que lugar tan interesante- dice mientras avanza para explora sintiendo como el cálido viento roza su piel…**

 **El astro poeta brilla con orgullo sobre el cielo, bañando la tierra con sus cálidos rayos de oro. Una espesa jungla se extiende por todo el paisaje con sus esmeraldas tonalidades, rompiendo el silencio con los sonidos de la naturaleza: El trinar de las aves, el viento acariciando las múltiples palmas e incluso el aullido de uno que otro mono. Y, alzándose con majestuosidad en medio de aquel paraje, una enorme pirámide de piedra flanqueada por dos serpientes emplumadas talladas al altorrelieve. Aquel edificio desprende una singular y cálida energía, que parece estar robando del mismo núcleo de la tierra. Pronto, el veloz resonar de unos botines metálicos se escucha de forma lejana de entre la selva, y poco a poco parece acercase. Abriéndose paso entre la maleza, aparece la figura de un muchacho de alborotada cabellera marrón y piel besada por Apolo. Su cuerpo es recubierto por una entallada armadura anaranjada con detalles en color carmesí, y sobre su corazón una gema brillante chispea al roce del sol. Su cabeza es coronada por un yelmo que imita el rostro de un león joven, como aquel caballero. -Así que estas son las ruinas del fuego... ¡Debo destruirlas cuanto antes!- menta para sí aquel muchacho con una galante sonrisa dibujada en el rostro, mientras continúa su caminata hacia la pirámide, hasta que sus ojos se cruzan con una hermosa mujer protegida también por una armadura. Elevando sus puños en modo defensivo, Soma ruge con fiereza -¿¡Quién eres tú?!- . El leoncillo sabe que numerosos caballeros han puesto su lealtad en Marte, y aquella mujer puede ser un enemigo más que derrotar.**#ea5d00.

**La calidez del lugar le provoca cierta desarmonía pues algo dentro de ella le dice que ese sitio emana cierta maldad, inmersa en sus pensamientos la atención de aquella joven se ve mermada pues una varonil voz desconocida que se hace presente en aquella imponente pirámide haciendo que inmediatamente gire su cuerpo para ubicar al recién llegado a quien observa con cuidado “¿un caballero?” piensa mientras sigue observándolo detenidamente “aunque su armadura es… distinta, no creo que este al servicio de Athena ¿o sí?” se dice para sí misma al momento en el que sube su diestra para colocarla en su cintura comenzando a emanar de ella una sutil y gélida energía que enmarcan ligeramente su fisonomía –Angie no Cygnus ¿y tu quien eres?- dice con cierta arrogancia mientras dirige una fría mirada al caballero intentando determinar si es aliado o enemigo, pues en estos tiempos de guerra no se sabe a ciencia cierta quién esta de qué lado…**