*La mirada carente de emoción por parte del maestro de los hielos permanece fija en aquel ente cuya temperatura comienza a ascender, por propia voluntad el aire helado que produce alcanza una temperatura inferior rozando de manera notoria aquella que puede contener incluso una armadura dorada, es en ese momento que el gesto calmado del hombre de apariencia juvenil realiza un movimiento con su diestra que pareciera dirigir una corriente helada en la cual se acumula primeramente un poco de helados cristales y posteriormente se une con otros, un sinfín de reflexiones se hacen presentes conforme aquel helado ataque cobra vida creando una intrincada red de vientos helados y cristales que buscan atrapar entre ellas el cuerpo del enemigo dejando a su paso escarcha y luz. Él, Krest de Kok-i-Noor se mantiene de pie detrás de aquella helada ráfaga de diamantes que se extiende buscando alcanzar al oponente creando a su vez una cegadora luz blanca capaz de dañar el ojo humano. –Diamond dust ray.- pronuncia finalmente al adelantar la mano que sostiene la varita de los hielos en dirección al rival justo en el punto cúspide del ataque que cierra el viento congelante en dirección al protector de hades con la intención de extinguir su calor con la frialdad del cosmos del maestro de los hielos.*

*Ni un inmutable gesto de sorpresa cambia o se aprecia en el rostro del hombre rejuvenecido, el quien por su edad y por su temple recordara perfectamente a los glaciares del helado norte, permanece impávido ante la muestra de poder por parte del enemigo, solo el aura helada que su ser emana parece contrariar el calor de las llamas adversarias amenazando con extinguirse entre ambas y buscando que el frío se manifieste aún alrededor de todo, los cristales helados se elevan como una danza de blanquizcas figuras que al ser atravesadas por la luz blanca del cosmos del hombre  quien fuera un santo dorado ocasionan la reflexión de la luz dejando que los colores del arcoíris aparezcan cual si buscara con ello avivar aquel oscuro sitio. -Tu arrogancia es tan patética que me hace preguntarme si en realidad tienes idea de que es lo que haces.- Sus parpados caen cubriendo la mirada serena y su figura inmutable avanza un par de pasos dejando la estela de aire helado con su sola presencia en el lugar. Al detenerse sus labios se curvan entonces en una tenue sonrisa que dirige al mitológico Bennu, -Tus llamas no son nada, al final no podrán derretir la verdadera naturaleza de mi viento helado.- amenaza sereno  al prepararse  para los movimientos del rival.*

*Las aseveraciones del espectro no son tomadas a la ligera por el experto guerrero, si no únicamente con la frialdad propia de un santo de los hielos eternos, ante el despliegue de calor originado por su contrario la figura del rejuvenecido guerrero emite el destello albo de su cosmos con la inusual temperatura que su presencia genera. Rápidamente su mano diestra apunta a un solo sitio entre aquella ráfaga de fuego enviada en su contra y su anatomía, el destello blanquizco del polvo de diamantes hace acto de presencia elevando cual espejo reflector un muro helado que se antepone a la poderosa demostración de su rival, buscando por medio de este el reflejar parte de su poder antes de colapsar, de igual manera uno a uno una serie de espejos de hielo y congeladas estructuras se abren paso cada una buscando aminorar y alentar la fuerza del rival.  Por primera vez, aquel inmutable rostro adquiere severidad, y la tensión se hace inminente en piernas y cuerpo en general dando un salto final que le pierde entre las estructuras heladas que creo mismas que se destruyen tras cumplir su cometido de servirle de escudo, dispersión y distracción elevándose un frío vapor a causa de esto que llena de inmediato la sala, el are helado permanece en aquel sitio dispersando el fenómeno anterior pero aún sin revelar la nueva postura del verdadero mago de los hielos que contempla desde un punto salvo el proceder del enemigo. “Muy intrépido, y bastante rápido, pero aún no has visto todos los trucos de Krest de Kook-i-noor, Jewel  de las reflexiones y los ángulos complejos”, razona par en acecho del Bennu y en contemplación del choque entre el absoluto cero y las eternas llamas.*

*Es solo el viento frío lo que responde a la demostración del dominio cósmico del oponente, una ráfaga helada pasa primero al ras del suelo y posteriormente se eleva ayudando a disipar la niebla y dejando a su paso escarchados suelos con una delgada pero resistente capa de hielo, cristales helados se forman nuevamente y el danzar de el fino del polvo de diamante se hace presente, el sonido metálico de su andar se escucha nuevamente y el gesto severo del maestro de los hielos vuelve a su inexpresividad acompañada únicamente por la mirada de uno de sus ojos que no está oculto bajo su cabellera. –Te equivocas.- anuncia cortante el guerrero cuya figura se mantiene inmóvil delante del alado, su cuerpo es entonces embestido nuevamente por el frío brillo de su cosmos que pareciera provocar que las ráfagas heladas se concentraran en su persona, provocando de inmediato que la chaqueta sobre su coraza se abra, es entonces que aquella estética armadura de tonos oscuros se muestra, similar, mucho a la que viste a su rival pero distinta por las hermosas joyas incrustadas en ella. –Yo hace tiempo que deje de ser un santo de Athena, soy nada más que un mero humano que está cansado de los juegos de los dioses y sus guerras, es por ello que estoy aquí levantando mi puño en su contra y terminando con milenios de rivalidades donde las vidas de los humanos se pierden pro egoístas voluntades divinas… espectro, apártate o te convertirás en el ultimo mártir de esta locura.- adjunta soberbio al tiempo que su diestra se extiende a su lateral tensando entre sus dedos la varita de los hielos alrededor de la cual el danzar del polvo de diamantes se acelera, mostrando que el cero absoluto esta cerca y que incluso su cosmos arde con una intensidad que muestra su fuerza real.*

*Aquellos parpados caen de forma tranquila sobre los ojos calmos del guerrero rejuvenecido, cuya figura permanece inmóvil como un iceberg delante del guerrero al servicio del dios de los muertos, sus labios se abren nuevamente y su voz profunda y carente de emoción  se escucha haciendo un eco delante de sí. –Es verdad, es bastante pedirle a un ser como tú que recapacite, sin embargo eso no cambiara tu destino, por el simple hecho de servir al dios de la muerte tu ser esta condenado ya.- exclama al reabrir sus ojos clavando aquellas pupilas, su mano diestra se extiende al frente apuntando con aquella peculiar varita a la fisonomía del enemigo, el brillo blanquecino de su aura adopta en aquel punto tonos dorados que recuerdan su estatus dentro de la jerarquía de protectores de la diosa de la sabiduría y el congelante aura que emite se expande con una sutil violencia que sin embargo basta para que de forma concéntrica a si estructuras heladas se eleven y el danzar agitado de los vientos congelados y el polvo de diamante se agite cual si con aquella severa sentencia guardara también la promesa del final. –Bien guerrero, entonces concederé a tu alma un final adecuado.- proclama finalmente en el punto donde su álgido cosmos raya en sus límites.*

*El aura que rodea la figura de aquel experimentado guerrero de apariencia juvenil se acrecienta al tiempo que el danzar del hielo parece detenerse ante las negras flamas, su rostro baja y sus cabellos ensombrecen su mirada y rostro, mas aquello es solo por un mínimo periodo de tiempo, una sonrisa se dibuja en los labiales del frío guardián cuya diestra se mantiene tensa y se eleva sobre el bajando de inmediato, -Freezing Shield.- delante de él un muro de hielo se abre camino a una impresionante velocidad, aquella técnica que es capaz de detener por completo los movimientos atómicos mostrando el dominio del cosmos helado, el cero absoluto para crear una barrera de hielo tan formidable como la tumba helada que se dice ningún santo dorado es capaz de romper , misma que busca frenar el avance de los soles negros elevando vapor y agua a su paso y continuando su camino no solo tratando de detener aquel infierno mostrando como los átomos de todo se pueden detener, si no también tratando de llegar al espectro, la técnica más temible de los santos de los hielos es liberada ante una apacible figura que confía en la protección del escudo helado y en la capacidad de esta para convertirse en una helada tumba, mientras el vapor reina nuevamente en el lugar dejando todo ala expectativa*

*Fría mirada es lanzada por aquel diestro hombre que emerge de entre el vapor, el gesto perpetuo d su rejuvenecida imagen parece romperse mostrando por instantes vestigios de cansancio y molestia por aquello ante su orgullosa figura. –Es todo- Anuncia como sentencia para que sus pasos se escuchen firmemente avanzando hasta la tumba helada creada con la intención de sofocar aquella rebelión del enemigo y bajando su rostro que es inmediatamente ensombrecido por las hebras de su cabello. “Los dioses juegan siempre con el destino de los humanos, es por es que un humano es quien debe terminar esta locura”, razona haciéndose el silencio y tomando instantes con la intención de descansar, muestras de la batalla se ven claras en la ropa que cubre la oscura armadura llena de pedrería que porta así como en su rostro, mientras aquel ambiente helado queda en perpetuo silencio*