*Adentrándose en el octavo pórtico, es que el joven guerrero ateniense detiene sus pasos, al escuchar los vocablos emitidos por su ahora adversario, -vaya creo que soy el primero en llegar hasta aquí- le exclama “Shun viene algo debilitado será mejor que combata”, -pero… veo no nos dejarás pasar y no creo te interese saber nuestras intensiones, así que no queda otra que ¡combatir!- sus pupilas se dilatan, su corazón late con más fuerza, su respiración se agita, sus músculos se tensan, todo esto en preparación para el combate “no debemos perder más tiempo, Athena… Saori se encuentra aún en peligro mientras estamos acá y debemos rescatarla”  es su pensamiento al instante en que una cosmoenergía de matices celestes comienzan a rodearlo, haciéndose cada vez más intensa –ha habido muchos sacrificios para permitirme llegar hasta aquí por lo tanto no me vencerás tan pronto, esto será ¡por Saori y mis Amigos!- emite el valeroso caballero en el instante en que la tensión crece en el ambiente y observa en todo momento al guerrero del escorpión de esta época*

                                                                                              

 

*Seiya el caballero de Pegaso de la era futura, se encuentra en la casa de escorpio, con su camarada Andrómeda y Kardia su enemigo, tomando a su camarada y dejándolo afirmado en uno de los pilares exclama –Shun es momento que descanses un momento, yo combatiré- volteándose para quedar frente a frente a su antagonista, -nosotros iniciamos esta lucha por Athena y si dices que moriremos, pues no tenemos miedo, estamos preparados para entregar nuestras vidas por Saori y de una vez por todas acabar con estas guerras santas, nuestro camino está lleno de obstáculos y de adversarios poderosos y como diría Shun, quizás se pudiera resolver esto de otra manera, pero a veces se debe combatir así que¡ prepárate!- emite el joven guerrero de Pegaso, al instante que su mano se empuña, alrededor del cuerpo del caballero comienza a dibujarse un aura de tonalidades celestes que emana de manera intensa, iluminando la casa zodiacal, detrás de la figura del combatiente parece aparecer un Pegaso aquel legendario caballo alado, que parece tener sus alas extendidas, sus brazos se colocan a la altura de su pecho, sus pupilas se dilatan, su corazón se acelera, su respiración se hace más rápida sus sentidos se armonizan formando solo uno con el universo y emanando la fuerza del universo que reside en cada uno de los humanos esa esencia llamada cosmos, brillando intensamente como es su convicción visualizada en su mirada “esto será por Athena, Saori y todos mis amigos que luchan arduamente, pues debemos llegar donde la Athena de esta época y obtener su armadura lo antes posible…” es el pensamiento que cruza por su mente, tragando saliva en el acto mientras en el ambiente la tensión aumenta acercándose ya el combate en la casa de escorpio* 

                                                                                                          

*Visualizando el ataque de su antagonista es que el cuerpo de Seiya reacciona levemente al no distinguir tales movimientos con exactitud por lo que solo como acto reflejo alcanza a retroceder unos pasos para disminuir la fuerza del impacto, sin embargo es golpeado siendo arrojado varios metros hacia atrás hasta chocar con uno de los pilares, escupiendo sangre por su boca, algo adolorido por el golpe en uno de los puntos más importantes del cuerpo humano, sin embargo sin afectar ninguna función vital, es que el joven caballero de Pegaso se mantiene de pie, con sus ojos puestos en el adversario “vaya es muy fuerte y velos como imagine de los caballeros dorados de esta época, se parece mucho a Milo” menta mientras su enfoque se clava en aquella figura, -ouch vaya eres muy fuerte, pero ahora será mi turno de atacar ¡prepárate!- exclama limpiándose la sangre que escurre por sus labios, mientras su cosmos sigue ardiendo con gran intensidad*

                                                                                                                      

 

 

** El poderoso escorpión dorado no se mueve un solo ápice, espera de frente el poder de su oponente, sintiendo como su cuerpo es atravesado por aquellos golpes, siente todo su cuerpo copado por aquellos meteoros, mas observa que no todos son golpes de gravedad, el impulso de su ataque hace que la cabellera del peliazul  se mueva dramáticamente hacia atrás, el empuje si es fuerte por lo que el guerrero dorado se ha movido apenas unos centímetros, respirando con paciencia y un gesto de decidía, indica con total resolución -- Menos del diez por ciento de tus meteoros son peligrosos, realmente crees que con ese nivel de fuerza puedes pasar por aquí, ya no digamos vencerme? -- la mano diestra es alzada, el sadismo en la mirada de Kardia es frenética, a continuación uña del dedo indice de la mano alzada comienza a tomar un brillo carmesí, un fino y fatal brillo que hace relumbrar todo su corto alrededor en un matiz de sangre, -- He probado tus golpes, que tal si ahora tu pruebas uno solo de los míos -- indica con total seguridad el guerrero de la esquela carmesí, ahora su uña apunta hacia el pegaso, pero la sadicidad del guerrero sale a relucir en el momento que pronuncia -- Sukaaretto Niidoru!!! -- dicha técnica es abalanzada, dejando una estela rojiza sobre el traslado buscando virtualmente el cuerpo del pegaso, en especifico la rodilla derecha, el juego para el escorpión dorado había comenzado, una sonrisa siniestra aparece entonces en su rostro ** « Kardia de Escorpion » || The Scarlet Sparkling will be the Last Thing you See ||

*En ese instante Seiya se sorprende al ver el poder de su adversario ya que el ataque efectuado no le afecto en nada y apenas le hiso mover solo unos pasos hacia atrás, es así que escucha los vocablos emitidos por su rival, cuyo poder se intensifica, de pronto solo logra distinguir un haz de luz de color carmesí, que se dirige rápidamente hacia su posición y sin poder hacer nada, es impactado por este golpeando la rodilla diestra del caballero de la constelación de Pegaso, que cae afirmando su otrora rodilla en el suelo de mármol del octavo templo zodiacal, sus pupilas se agudizan denotando de esta forma el inmenso dolor que escurre por su cuerpo, inmovilizándolo un par de segundos “vaya es igual que la Aguja escarlata de Milo, de igual poder e intensidad, como duele, además de ser muy veloz su técnica, apenas pude distinguirla, pero… no puedo rendirme”, reincorporándose con mucho dolor y observando la herida que penetro su rodilla es que el caballero de Bronce exclama –eres muy veloz y poderoso digno de un santo de tu estirpe que se dice es la más alta de los caballeros que protegen a Athena, sin embargo no es la única adversidad que nos hemos enfrentado, nuestras cicatrices, nuestras heridas, son las que demuestran todas las batallas que hemos enfrentado y superado para resguardar a Saori, quiero decir a Athena, si crees que está herida podrá detenernos, estás equivocado, quizás yo caiga en este combate pero detrás de mí, vienen mis queridos amigos, que juntos hemos superado muchas adversidades explotando nuestro cosmos al mismo tiempo que crecen nuestros lasos y nosotros mismos crecemos,¡ pues no me rendiré! Y aunque me lances todas las que quieras seguiré combatiendo mientras ¡mi cosmos arda!-, emite el guerrero mientras su mirada se clava decididamente en la humanidad del escorpión dorado*

                                                                                                            

** -- De acuerdo, veamos que ideales tienen mas fuerza -- claudica con total laconismo el escorpión dorado, su cosmo energia vuelve a abrirse en un brillante abanico de matices dorados, que van desde el color mas claro al mas oscuro, generando un golpe de cosmo que va incrementándose conforme el aura del escorpión se abre a su alrededor, poco a poco su cuerpo genera una posición electrostática, sus pasos comienzan a suscitarse en una linea recta, el guerrero de la octava casa, inicia la acometida, y la uña del dedo anular de la mano diestra vuelve a brillar con rojo carmesí, el codo se eleva hacia atrás, para darle mayor precisión, desarrollando todos sus movimientos a la velocidad natural de los santos dorados, y es entonces que con fuerza el guerrero vuelve a susurrar como una sentencia de muerte -- Sukaaretto Niidoru!!! -- ahora no es uno, sino tres golpes de aquella aguja mortal buscando el cuerpo del pegaso ** « Kardia de Escorpion » || The Scarlet Sparkling will be the Last Thing you See ||