* - Jhm, siempre tan preocupado por cosas tan triviales como el honor, realmente no ha cambiado nada en el Santuario. - Responde despectivo y sin ningún destello de remordimiento, pues en ese momento su esencia se manifiesta cuan enorme es. - No necesito que nadie limpie mi nombre, ya que yo, lo escribiré con Sangre por todo el Santuario, observa muy bien mi poder antes de que mueras bajo el brillo de las estrellas. - Adjunta en el instante en que adquiere una postura de combate, en la cual, separa las piernas en la forma de un compás, dejando la derecha apenas un paso más adelantada, mientras que, sus brazos adquieren una postura similar a la altura del pecho. - Comencemos. - Es tras esta declaración de guerra que su cuerpo emana numerosas galaxias que dan paso a una fina línea púrpura, misma que anuncia el inminente combate a muerte...*

**El espectáculo de luces es impresionante, pues mientras más crece el cosmos del renegado, el poder del Toro hace lo propio manifestándose como un imponente brillo dorado alrededor de la fisionomía del santo. Sin decir una palabra más, y a pesar de que las palabras del traidor lo molestan, el coloso aprovecha la corta distancia que ahora separa a su enemigo y se atreve a soltar un poderoso puñetazo recto en dirección del rostro de Aspros y, sin perder un instante, complementa su ofensiva con un segundo golpe directo al abdomen de su rival capaz de reducir a escombros una montaña entera. El toro sabe que la fuerza física es una de sus múltiples ventajas en contra del traidor, y la velocidad de sus puños es digna de un santo de oro; por lo que intenta mantener el combate a ese nivel. Las espejas cejas de Aldebarán se fruncen sobre sus ojos aceituna, los cuales no pierden detalle del enemigo. Puede que Aspros alguna vez haya sido considerado un santo de oro, pero al vender su alma por regresar a la vida y levantar su puño en contra de Athena lo convierten en un enemigo a derrotar si dudar ni un instante.**

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巨星 // Taurasu no Hasugādo

* Se dice que el enfrentamiento entre dos caballeros de oro podría dar paso a una batalla de mil días, pues ambos dominan la esencia misma del cosmos, siendo esa la razón por la que muchos de ellos optan por no entrar en conflicto; Sin embargo, en esta ocasión esa no es una opción y, justo con el embate realizado por el toro dorado es que inicia lo que podría volverse en un combate de mil días, pues ahora es cuando se manifiestan dos grandes poderes que hacen temblar los cimientos del Santuario. - ¡Jhm! - Gime con desdén cuando observa los enormes puños moverse en dirección a él, siendo su primera reacción el anteponer el antebrazo  al puño que va contra el rostro, escuchándose un poderoso estruendo que libera una onda expansiva, pues la potencia ejercida en el impacto sin duda es descomunal. - Tsk... Maldito Aldebarán. - Maldice conforme resiste la fuerza física de enemigo que además ha lanzado un segundo golpe que es observado por el geminiado que opta por aprovechar la fuerza del enemigo en turno para dar un brinco hacia atrás, siendo este más veloz por el impulso tomado a raíz del poderoso puño de Aldebarán que de alguna forma lo ha ayudado a evadir su segundo y más letal golpe, pues Aspros no tenía más opción que aferrarse a esa mínima oportunidad que le ha dado éxito. - Es muy extraño que rompas tu postura para pelear conmigo, ¿Temes no superar mi cosmos? - Cuestiona arrogante conforme siento un dolo agudo y punzante en la zona del antebrazo que resistió el golpe del oponente en turno...*

**Los ojos del toro no pierden detalle de su enemigo, siguiendo sus movimientos por más veloces que estos sean pues sabe que Aspros, aquel que alguna vez porto el título de santo de Géminis, no es un enemigo honorable y recurrirá a cualquier artimaña para ganar. El colosal cosmos de Aldebarán cada vez gana más fulgor y fuerza, como si una llama de oro envolviera su cuerpo en una gigantesca y ardiente pira; y su energía se siente por todo el santuario. Aspros es un enemigo de maldad pura, y el segundo campeón de oro no dudará jamás en vencerlo cuando tenga una oportunidad. -Yo no te temo, Aspros.-  afirma con su voz grave y profunda, mientras lentamente regresa sus brazos en forma cruzada sobre su pecho. Producto de su fiera energía, a sus toscas espaldas comienza a dibujarse la figura de un bravo toro apuntado sus cuernos en dirección del sirviente de Hades, resoplando con fiereza. Los argentos cabellos que sobresalen del yelmo del coloso de oro comienzan a flotar al igual que su capa de seda blanca. El toro tiene la firme decisión de derrotar a Aspros.**

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**Las luces, púrpuras y doradas, bailan por todo el coliseo, ahora tiñéndose como el mismo universo, de una forma elegante y hermosa.  Sin embargo el poder que acarrean es tan destructivo que en un parpadeo podría acabar con una nación entera: La verdadera fuerza de dos caballeros dorados peleando entre sí. En la mente del toro de oro aparecen destellos de sus seres queridos: La terna de estudiantes que, bajo su tutela, buscan convertirse en santos; el joven caballero de Pegaso cuyo cosmos alberga la esperanza del mundo, el santo dorado de Sagitario con su franca sonrisa y, finalmente, la diosa de la justicia. -Yo protegeré a este mundo de tu ambición. Aunque la vida me vaya en ello… ¡no permitiré que destruyas la paz!- menta con fuerza mientras su cosmoenergía, por fin, llega a un pináculo de poder. Las piedras bajo sus pies flotan como por arte de magia, pulverizándose al acercarse demasiado al aura dorada. La figura del toro que rebufa tras Aldebarán brilla más que cualquier estrella en la ilusión universal de Aspros justo en el momento que el segundo campeón de oro exclama con fuerza -¡GREAT HORN!- y con esas palabras lleva sus palmas hacia el frente, en dirección de la sombra, de géminis a una velocidad impresionante.  Una ola de energía, que parece tomar por un segundo la forma de un toro que arremete contra su agresor, sale disparada en contra de Aspros a una velocidad que iguala a la de la luz. Es bien sabido que el gran cuerno del santo de Tauro es el ataque más veloz incluso entre los caballeros dorados, y su poder destructivo no tiene igual. Los ojos aceitunados del santo no pierden detalle mientras regresa sus brazos, a una velocidad que iguala a la de su ataque, a su postura original sobre su pecho.**

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**A pesar de que el Gran Cuerno es el ataque más veloz entre los caballeros de oro y la embestida dorada se acerca peligrosamente en su contra, Aspros parece encontrar el tiempo para ejecutar la legendaria Explosión de Galaxias; y la colisión de técnicas es inminente. El caballero de Tauro se encuentra en una posición defensiva, como es costumbre, y sus ojos aceitunados notan a detalle como ambos kens se funden en uno, generando una gigantesca explosión cuyo epicentro es el foco del ruedo de la arena. Cada bloque de piedra que forma el coliseo de batalla tiembla ante el poder del choque de los caballeros dorados; y pronto la gravedad no es suficiente para detener su estadía en la tierra. Una cegadora luz se apodera de todo el lugar, y el crujir de la roca y la energía pronto son silenciados: Un instante después todo el lugar está reducido a escombros, y columnas de humo blanco se elevan hasta el cielo. De entre un montón de piedras que alguna vez fueron parte de las gradas de coliseo, lentamente se levanta el gigante de oro revelando el efecto del choque de las galaxias con cuero de Tauro; su yelmo ya no está y la dorada hombrera izquierda está prácticamente deshecha. La sangre brota sobre su espesa ceja y resbala sobre su ojo derecho, acariciando con su calidez su curtida mejilla, hasta morir en su mentón. La armadura de Tauro muestra aquí y allá signos de batalla como resquebrajaduras y diminutos pedazos desaparecidos; sin embargo es precisamente aquella piel de oro la que le ha salvado la vida. Escupiendo sangre sobre el ruedo, mientras con sus ojos busca entre las rocas y el humo a Aspros, el segundo campeón se atreve a exclamar -Parece que tu poder no es tan grande para aniquilar a la gran estrella de Tauro, Aspros.- haciendo referencia a su nombre adoptado, Aldebarán y a los comentarios anteriores del traidor. Aldebarán sabe que si aquella explosión no lo mató a él, tampoco lo haría con Aspros por lo que todos sus sentidos se agudizan en busca de una señal del hijo de Géminis. Lentamente, el dorado cosmos de Aldebaran surge nuevamente de su cuerpo con dos motivos: Anunciar a los demás santos del santuario, que seguramente ya saben del combate que se suscita a las afueras del refugio, que su batalla aún no ha terminado y hacer ver a Aspros que el Toro no caerá tan fácilmente.**

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* Es tras la explosión que no hay ningún rastro del geminiano, quien opta por mantenerse en silencio conforme asimila el daño causado a raiz del impacto que de alguna manera ha sido más fuerte para él, pues la velocidad del Gran Cuerno le colocó la colisón más cerca. - Has madurado como caballero dorado, incluso ahora podría decir que bien podrías ocupar el puesto del Patriarca, eres como él. - Dice con cierto rencor, pues en lo último de la frase se refiere al santo de Sagitario. - Y esa sería más que una buena razón para eliminarte de la faz mi mundo, de este Santuario que se someterá a mis píes. - Decreta mientras la nuve de polvo y escombros va mostrando una efigie un tanto maltrecha, pues la sapuri se haya con numerosas grietas que en alguna ocasiones son acompañadas por sangre, misma sangre que emana de las comisuras de los labios, creando un par de líneas que se deslizan por el mentón. - Finalmente después de mucho tiempo, mi cuerpo experimenta la sensación del combate, ¡Haré arder mi vida hasta el límite! - Palabras que más bien suenan a un antiguo Aspros, al hombre lleno de virtudes que muchos en el Santuario admiraban y seguían, postulándolo como un furte prospecto a Patriarca; Sin embargo, el cosmos que presenta se encuentra lleno de maldad y odio, quizá producto del satan imperial que se auto ejecuto con el fin de no olvidar su venganza...*

**El toro de oro no se encuentra en su mejor momento, sin embargo su cosmos continúa ardiendo con la misma intensidad que su estrella guardiana ganando con cada segundo fulgor y fuerza.: Nuevamente, el choque de cosmo-energías es inevitable, haciendo danzar las luces claras y oscuras, como una historia tan vieja como el tiempo mismo. Aldebarán sabe que a quien tiene frente a sí es uno de los antiguos caballero considerados para el puesto de Gran Maestro, pero su orgullo como santo y su deber le prohíbe retroceder ni un solo centímetro.  -¡Esa vida de la que te jactas no es más que una ilusión!- menta el segundo campeón de Athena -Nadie en este mundo se arrodillará ante un ser como tú. Yo me encargaré de eso, aunque me juegue la vida.- y como si estas palabras bañadas en orgullo fueran combustibles, su brillante cosmos arde con una fuerza impresionante incluso para los 12 caballeros de oro. Sus largos cabellos, ahora enredados y cubiertos de polvo, desafían con más violencia la gravedad y los escombros a su alrededor son reducidos a polvo frente a su tremendo poder. El toro está listo para dar la vida si eso significa detener al traidor de cumplir su objetivo.**

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**Una batalla entre caballeros de ese rango puede decidirse en cuestión de fracciones de segundo, y el gigante de oro sabe que no puede dejar pasar un instante o eso podría costarle la vida a él y a los suyos. El cosmos del Toro llega nuevamente a un punto culminante y la luz dorada que lo rodea comienza a entintarse de colores anaranjados; mientras el cielo de golpe se cubre con nubes negras que sueltan esporádicamente relámpagos brillantes pues el poder emanado por Aldebarán ha hecho estragos en las partículas de la atmósfera. Cada uno de los enormes músculos de su cuerpo se tensa y su mirada, ardiendo con determinación, no pierde detalle de la figura frente a él. -¡Este es tu fin!- ruge con fiereza mientras eleva su brazo derecho, con la palma abierta, al cielo, y su fuerza parece concentrarse entre sus dedos. –¡TITAN’S NOVA!- menta con orgullo el nombre de su técnica más grande, mientras deja caer su diestra mano sobre el ruedo bajo sus pies y, al tocarlo, enormes olas de poder se desprenden desgarrando todo el suelo del lugar. Pilares de luz entre dorada y anaranjada salen de las entrañas de la tierra, y las rocas, tanto grandes como pequeñas, son disparadas al cielo. Todo el coliseo comienza a caerse en pedazos, derrumbado por el sorprendente poder de Tauro, pues la nova de titán no sólo busca golpear al enemigo con su fuerza bajo sus pies, sino enterrarlo, vivo o muerto, bajo los escombros del lugar. El ken más fuerte de Aldebarán busca la derrota definitiva de Aspros, con la firme intención que muera consumido por la energía de una supernova. Tras iluminar todo el santuario en su luz, de súbito la luz se extingue y el silencio reina el lugar. Lo que antes era el legendario coliseo y los pequeños templos y edificaciones que lo circundaban ahora no son más que un montón de rocas y escombros, así como una pila de polvo y humo. No se encuentra presencia del toro aún. ¿Habrá cumplido su cometido?**

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巨星 // Taurasu no Hasugādo

-----------------------------Combate cerrado------------------------------

Jueza Pily pase a dar el veredicto.

Segundo me gustaría expresar mis felicitaciones y admiración para cada uno de ustedes ya que ha sido un encuentro bastante bueno en todo sentido y eso justamente es lo que me ha dado un poco de problema al momento de escoger un ganador... Tanto Hasgard como Aspros han demostrado un buen manejo narrativo e interpretativo de sus respectivos personajes..

Aspros: Sin duda alguna eres uno de los mejores aspros que he podido leer y no es ninguna exageración!! Se nota que géminis es uno de tus personajes favoritos y le pones tanta pasión, tanta perfección, es como estarlo graficandoo... Tu estilo de roleo atrapa, cautiva. 

Hasgard: No se si anteriormente has roleado con este personaje pero dejame decirte que lo has hecho muy bien... Por lo general acá en Ng uno está acostumbrado a leerle a Aiedail o a Kyo usar este personaje pero tú en este combate has demostrado el buen estudio y la facilidad con la que te has adaptado a él. Se nota que eres de los que se preocupan que la narrativa tenga una buena presentación tanto en sintaxis como en ortografía...Y adicionalmente eres un buen estratega, supiste resolver muy bien las acciones de tu rival. lo cual justamente le dio una buena dinámica al combate

Si existiera la opción de empate con todo gusto la usaría!! pero como solo debe haber un ganador pues por un minimo detalle me inclino hacia Hasgard, sobre todo por las estrategias empleadas para contrarestar los ataques de Aspros así como la fuerza en la descripción que le supo dar a cada una de ellas ..