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De: JoKeR-MaN (Mensaje original) |
Enviado: 24/08/2015 04:13 |
..Vs..
Lugar: Templo Inundado, Afueras del Santuario
Hora: Medio día
Contexto: Por órden de Pandora, Minos busca infiltrarse en el Santuario por uno de los pasajes olvidados y abandonados. Sin embargo, antes de poder adentrarse más, se encontrará con el santo dorado de Cáncer que ha sido enviado a patrullar la zona.
Inicia: Minos de Grifo
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..:: Roll On ::..
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** Los pasos niquelados dejan una estela de ecos a su paso que generan mas cacofonías en la estera a medida que inundan los recovecos, combinados con ligeros goteos provocado por el agua que corre en aquel templo, pequeñas ondas circulares se conforman por donde ha dado piso el sujeto en cuestión, enfundando en una de las mas hermosas gemas del inframundo aquel, camina con total seguridad, dos hermosas alas le flanquean dándole una majestuosidad aun mas fuerte, -- Que descuidado esta este lugar -- susurra para si mismo, mientras sus dedos rozan los bajo relieves de aquel olvidado templo, sigue caminando entre la penumbra mientras observa con mal talante todo a su alrededor, disfrutando la eventual destrucción de aquella cimentación, "así, como este lugar, pronto quedara todo en este santuario" una fútil sonrisa se aprecia en su rostro y sigue caminando con las sombras como cómplices de su arribo al santuario de athena **
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*Los rayos dorados del astro poeta, que brilla con orgullo sobre la creación, se filtran con gentileza y danzan en las aguas que serpentean los templos olvidados que circundan el Santuario de Athena. Sólo el susurro en correr del agua y el suspiro del viento reinan en aquel lugar, pero pronto la armonía se ve rota por el andar de unas botas oscuras, presagio de la tormenta. Para el Gran Maestro del Refugio no es desconocido el despertar de las 108 estrellas malignas de Hades, por lo que ha ordenado que incluso los santos de oro, los guerreros más poderosos de la orden, patrullen las cercanías en busca de enemigos que busquen tomar la cabeza de su Diosa; y precisamente uno de los 12 guardianes ha encontrado un enemigo digno en aquel olvidado paraje. De súbito, una oscura carcajada capaz de helar la sangre del más valiente de los hombres retumba por todo aquel lugar, rebotando en ecos y paredes de piedra, ocultando su origen. -¡Que sorpresa!- exclama la voz al terminar su oscura risotada con mismas propiedades fonéticas. -¿Será posible que uno de los 3 jueces del Infierno se pasea por aquí?-. En ese momento una elegante figura aparece sobre el techo de uno de los viejos templos, por cuyo dintel cae una cascada, bajo los pies de aquel guerrero. Su cuerpo es protegido por un ropaje del color del sol que chispea y brilla al roce de la luz y a su espalda una blanca capa de seda ondea de forma heróica. Su cabeza es protegida por un yelmo que imita a la perfección las extremidades de un cangrejo, y lo delatan como el cuarto campeón de oro: Máscara de la Muerte, guardián de Cáncer. Su mirar, azul y demoníaco, se clava como una daga sobre el hombre de la oscura armadura al que ve desde una posición más alta, mientras una sonrisa se dibuja en su rostro. El ruido del agua vuelve a apoderarse del lugar con su habitual naturaleza, pero ahora dos de los guerreros más poderosos de sus respectivos ejércitos se dan cita en los templos olvidados para dar inicio a la guerra santa.*
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** -- Vaya, vaya -- susurra con suave tesitura en la voz, misma que representa en su fonética el sonido de la hoja de una espada que canta a la muerte, -- Los sabuesos dorados han salido también -- indica con una cordialidad expresa directamente por ser el mas educado de sus congéneres, así como el guardián del templo del silencio, aquel en donde las almas son evaluadas, por tanto aquel que contienen la sabiduría de todo el mundo, pues el conocimiento de las personas, represente su sabiduría, -- Que hace por aquí uno de los principales causantes de que el inframundo este sobrepoblado? -- pregunta con un dejo de sarcasmo en su voz, pues sabido es que aquel que tiene enfrente ha demostrado ser mucho mas letal quizás que los propios espectros al matar por gusto e innecesariamente, la sonrisa burlona hace su aparición en aquel lacado rostro, mientras que los marfileños ojos ocultos por el flequillo de su pelo engarzados en el yelmo que porta quedan fijos en aquella figura de grebas doradas, -- O, es que acaso vienes a mi encuentro a purificar todos tus pecados ? -- indica con una tranquilidad que pudiera ser pragmática, así se abre el telón a una nueva batalla, el aura de aquel oscuro ser comienza a reverberar con una suave intensidad morada que de a poco comienza a cubrirle por completo, dejando entrever porque es uno de los mas poderosos morados del inframundo, aunque el mismo se considera el mas poderoso después del señor de los muertos **
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*Ante las palabras del juez del silencio la macabra sonrisa en el rostro del campeón dorado crece aún más, alimentada por el orgullo que siente por los rostros que pueblan el templo de Cáncer. -¡Me alagas, pajarraco!- dice, colocando las manos sobre la cintura y dejando que la fresca brisa acaricia su capa y su cabello. -Pero no creeas que me convencerás de perdonarte la vida apelando a mi vanidad.- concluye, burlón y orgulloso, mientras su esbelta silueta protegida por aquella agresiva coraza comienza a verse iluminada en doradas luces que contrastan con el desplante cósmico conjurado por su rival. El agua que serpentea bajo sus pies y cubre hasta sus tobillos de súbito cambia su flujo, debido al putrefacto pero brillante cosmos del crustáceo celestre, formando un pequeño remolino cuyo centro es Máscara de la Muerte. Los ojos azules del cuarto guerrero de oro no pierden detalle del Kyoto frente a él, listos para cualquier ofensiva del maestro de las marionetas. Su postura, antes confiada y desafiante, se pone en guardia con el compás de las piernas ligeramente abierto, las rodillas flexionadas y ambos brazos elevados con las palmas abiertas. Su oscuro corazón codicia el rostro de un espectro de tal rango para su colección; la guerra santa, la protección de los débiles y la derrota de Hades en nombre de Athena no son cosas que le interesen al italiano, pero tomar la vida del Grifo será una medalla que nadie le podrá quitar jamás.*
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** Con total soberanía aquel portentoso guerrero observa al dorado, una sonrisa nefasta aparece en su rostro, y la energía helvética que lo rodea se hace tan pragmática que la tensión en todo el lugar pareciera poder palparse, su mirada se centra en las cualidades de aquel arcano y es entonces que con un tranquilo "donaire" emite una fugaz sonrisa que manifiesta la confianza que aquel sujeto tiene en si mismo, una linea delgada se abre a través de sus yemas y el dedo indice señala el punto central del peto del crustáceo dorado, es entonces que una pequeña esfera se abre en la punta de aquel dedo saliendo despedida a una velocidad inimaginable, comenzando así los primeros escarceos de aquella batalla, sin embargo lo realmente importante de esta acción, es el lanzamiento de aquellos finos hilos, tan delgados que se pueden ocultar con facilidad al ojo humano, le de o no, es lo de menos, lo importante es la distribución de aquella sutil habilidad suya, poco a poco espera con total certeza las acciones de su oponente, -- Rogar, cuando sientas el dolor que soy capaz de producirte tu seras quien me ruegue porque detenga tu tortura y tome tu vida como un ofrecimiento mas a mi señor Hades -- susurra lacónicamente el enviado del inframundo, aquel peliplateado solo observa con fina atencion y espera entonces las acciones de aquel perro guardian **
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*Los azules ojos del santo dorado no pierden detalle de las acciones de Juez, reflejando en la superficie de su armadura y en faz la oscura energía del enemigo mientras esta se acerca velozmente hacia él. -Me subestimas, engendro.- susurra sonriente mientras, con movimientos tan veloces como los del relámpago, emprende una carrera fuera del alcance de la mortal esfera para después saltar de la plataforma de altura en la que se encontraba y aterrizar al mismo nivel en el que se encuentra el Juez. Tan poca cosa hizo falta para escapar del desplante enemigo y sus hilos ocultos. Sin perder un instante, y a pesar de estar a una considerable distancia del titiritero, Máscara de la Muerte retrae su puño derecho a la altura de su rostro para después lanzarlo en contra de Minos como si este se encontrara a una distancia alcanzable para el golpe una y miles de veces, y de cada golpe una dorada estela sale disparada cual saeta en su contra. Los golpes son tantos y en tan diversos ángulos que una red entrecruzada de haces de luz se forma, buscando atrapar al espectro en ella y golpearlo con potencia sobre cada centímetro de su cuerpo. El rostro maníaco del santo de Cáncer se ilumina con luz dorada, y aquella grotesca sonrisa dibujada en su rostro parece acrecentarse con cada golpe lanzado. Cada saeta de luz agita las aguas que reinan el lugar, convirtiendo el alguna vez lago en una marea violenta que golpea las columnas y paredes carcomidas por el tiempo. -¡Toma esto!- exclama mientras la lluvia de golpes continua, con la intención de apalear al señor de la primera prisión.*
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** La red se comienza a tejer, los ojos del Kyoto del inframundo no pierden detalle ante los movimientos veloces de su oponente, una sonrisa se enmarca en su rostro al percibir aquellas intenciones de su oponente, una luz se extiende por todo el lugar envolviéndolo, no se mueve de su lugar, pareciera que no ha podido defenderse del ataque certero del dorado, sin embargo cuando esta nube de energía y polvo se disipa, la figura del heraldo oscuro se encuentra intacta, y es que aquellas hermosas alas aparte de adornar y dar una jerarquía a su rango y poder han sido también para su defensa, ninguno de aquellos golpes ha dado en el cuerpo del oscuro ser, -- Vaya, veo que sabes ladrar, espero que también sepas morder -- indica con total algarabía al sentir un gusto excelso por tener un oponente de su talla enfrente, las yemas de sus dedos se han movido nuevamente de forma discreta y ahora es cuando toda una red de aquel tejido cubre el piso del lugar donde se encuentran aquellos inoconicos seres, -- Pronto sera el tiempo en que tendrás doblar esas rodillas tan soberbias que posees -- indica mientras su energía cósmica comienza a subir de rango, inundando la estancia con una presencia grotesca, una presión llena de destrucción que esta a punto de explotar **
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( Post enviado por Suzaku, quien tiene problemas para entrar a gabitos )
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*La sonrisa en el rostro del campeón dorado es cambiada por una expresión de desencanto al darse cuenta de que la lluvia de golpes propinados al Kyoto no lograron hacer ni un rasguño a su oscura armadura. -Vaya, veo que eres más difícil de eliminar que una plaga de cucarachas.- dice con poco agrado mientras lentamente recupera su posición de combate sobre una de las plataformas de roca que sobresalen del terreno acuoso en el que luchan. Su cosmos dorado, antagonisando a las oscuras energías del Grifo, arde con fulgor e ilumina las aguas y los templos olvidados que circundan la batalla, haciendo sentir la fuerza de dos contendientes del más alto nivel por todo el Santuario. Pronto, los sentidos de Máscara de la Muerte se percatan de un casi imperceptible detalle que se apodera del campo de batalla: el agua se mueve con una naturaleza que no debería, como si algo invisible se moviera bajo su tranquilidad, reptando y acechando bajo los pies del cangrejo con la finura de un cabello. -Maldición...- susurra para sí, pues a pesar de desconocer de que poder o maleficio se trata, sabe que no puede confiarse por un segundo cuando se enfrenta a un enemigo como Minos. Su cosmoenergía crece a cada instante, elevando el aura resplandeciente por encima de su cabeza; sin embargo, una gota de sudor helado resbala por un costado de su rostro. Los ojos azules del coleccionista de rostros miran con detenimiento a su enemigo, pero todos sus demás sentidos se enfocan en detectar la red oscura que se teje bajo su nariz. Sin atreverse a dar un paso en falso, el italiano aguarda mientras combustiona su poder, el cual será volcado sobre el titiritero tarde o temprano.*
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** Los ojos del argento oscuro lo observan con una sonrisa diáfana, orgullosa, fatídica, sus alas extensas se abren entonces dejando nuevamente al descubierto el cuerpo de su portador -- eres quizás aun un novato en esto de la guerra, te has dedicado a matar, niños, mujeres, hombres indefensos que no te presentaron ningún reto, por eso mismo no puedes esperar vencerme con un simple cumulo de golpes -- menciona con parca actitud, le observa atentamente y cuando aquel ha desviado la vista hacia el agua, la movilidad del sujeto oscuro revela que posee la rapidez que los santos dorados se enorgullecen de poseer, buscando conectar un golpe directo al mentón de su oponente, la diestra se cierra en puño y explota, mientras que la siniestra se coloca en ristre dejando poco a poco pequeños corpúsculos luminiscentes que se observan como una estela que cruza la distancia entre ellos, buscando dejar una huella profunda en la barbilla de su oponente -- Quizas sea conveniente que no te distraigas -- le indica cuando ya esta a escasos centimetros de su estancia **
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*A pesar de no haber despegado los ojos del grifo, los movimientos enemigos toman por sorpresa al campeón de oro sobre cuyas azules orbes se refleja el oscuro puño justo antes de impactar sobre el mentón con una fuerza sorprendente. El golpe causa un singular sonido e incluso las aguas cristalinas que cubren los templos, antes solo mecidas por el invisible peligro que se arrasta bajo ellas, ahora son agitadas por la velocidad y la fuerza del golpe. -¡Kgh!- se escucha expresar con dolor a Máscara de la Muerte,mientras que su cuerpo es elevado algunos metros por los aires. Sin embargo, cuando el cuerpo del cangrejo dorado debería comenzar su natural descenso al llegar al punto mas alto por la proyección del golpe, su humanidad se queda suspendida a esta altura sobre las los templos inundados por las aguas del tiempo. Flotando en los aires, Máscara de la Muerte regresa su mirar regresa al hórrido espectro bajo sus pies y le dirige una iracunda mirada, pues este se ha atrevido a insultar sus valiosos trofeos. La sangre, roja y tibia, resbala desde el costado izquierdo de la comisura de su boca hasta su mentón. Fúrico, el domador de espíritus escupe sangre y saliva a modo de insulto desde las alturas en dirección del rostro de Minos para después exclamar -¡Te arrancaré el rostro, maldito!-. Su energía dorada brota nuevamente, aun no gastada en un ataque, ardiendo con una fuerza sorprendente. Su blanca capa ondea con violencia e incluso las aguas, varios metros bajo sus pies, se agitan debido al desplante cósmico del santo dorado. Los ojos del italiano resplandecen en tonos tornasoles, pues su cosmos ha llegado a un clímax difícil de igualar.*
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Parece que ya se regularizo mi internet, espero ya poder continuar con mas fluides, en un momento te posteo.
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** Las aguas perennes se ven violentamente sacudidas al sentir la presencia del cosmos de aquel sujeto dorado, -- Vaya, el perro dorado se ha enojado, no entiendo como un sujeto como tu, se encuentra a las ordenes de una Diosa quien según cuida la verdad y la justicia, todos ustedes no son mas que una jauría de mentirosos, -- indica hiriente aquel adalid oscuro, sus orbes no pierden las acciones de aquel, que aunque ha recibido el impacto de su golpe, seguramente debe de necesitarse aun mas para derrotarlo, aun y cuando es una persona nauseabunda e irónicamente mas impía que los propios espectros, posee una armadura dorada que se cuentan entre los élites al servicio de la diosa protectora de la tierra, Minos que sabe esto no pierde detalle de las acciones de su oponente, y con tranquilidad aparente queda en el lugar donde el santo de oro ha sido despedido, una energía cósmica aun mayor comienza a sentirse por todo aquel lugar, y si el agua ya emitía ondas con el movimiento del oponente, con el suyo pareciera comenzar a burbujear, generando pequeños choques electrostáticos a su alrededor, comenzando a hervir en donde los pies del kyoto se posan, generando pequeñas volutas de vapor, los ojos casi inexistentes del rostro de Minos, observan la escena y espera con tranquilidad el accionar de su oponente, mientras las curiosas llemas de sus dedos han comenzando a emitir pequeños destellos de energia, que poco a poco se van volviendo mas y mas presentes en su diestra y siniestra **
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*El dorado cosmo emitido por el santo de Cáncer arde como un pequeño sol, irradiando su poder y su calor en todas direcciones e iluminando todo el campo de batalla con su fulgor. Incluso el cielo se cubre de negras nubles de tormenta que, de vez en vez sueltan relámpagos, bajo el cosmos del maligno santo que lleva acumulándose ya varios minutos. Sus iris, ahora reflejando el universo mismo, se clavan con furia sobre el antagónico Grifo mientras, poco a poco, a sus espaldas comienza la aparición de un cangrejo holográfico, producto del cosmos en clímax de Máscara de Muerte. Sonriendo con insolencia, sintiendo ventaja sobre Minos, el señor de los espíritus se atreve a contestar -Athena, Hades... Igual me da. ¡Mientras mi colección de rostros continúe creciendo, usar una armadura negra o dorada no importa!- y tras estas sucias y poco leales palabras, el italiano extiende su brazo en dirección de Minos con su dedo índice apuntando hacia el enemigo. Todo su cosmos se arremolina en la punta de aquel falange, y un brillo blanco y lechoso comienza a desprenderse. -¡Muere con las capas del espíritu! ¡Seki Shiki Meika Ha!- exclama como un maníaco, y de la punta de aquel dedo una blanca radiación en forma de anillos continuos sale disparada en contra del amo de las marionetas a la velocidad de la luz. Aquel ken, de naturaleza espiritual más que física, busca arrancar el alma del cuerpo de Minos y enviarla a la entrada del mundo de los muertos; Máscara de la Muerte es consciente de que con quien se enfrenta es un espectro, y el Yomotsu no representa ningún peligro para él, sin embargo no le será tan fácil volver a poseer su avatar físico y es ahí cuando el cuarto de oro buscara acabar con la vida del cuerpo sin alma que quedará en el suelo. Las Ondas Infernales avanzan con velocidad y energía espiritual, y ni el mismo juez de Grifo podrá doblegar la oscuridad del corazón de Cáncer.*
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** -- Insensato!!!! -- grita mientras las hermosas alas se extienden a la misma velocidad que la del santo dorado -- piensas que con esa tecnica puedes frenar el avance de uno de los jueces del infierno ?? -- las alas comienzan a batir de forma automatica y un viento huracanado se aviva, al mando de las palabras del orgulloso adalid oscuro -- Gigantic Feathers Flap -- mientras las ondas pretenden alcanzarle, aquel viento se dirige hacia ellas con el unico afan de evitar que aquellas le alcancen, centrando su intencion en el choque de tecnicas y neutralizar aquella poderosa tecnica, aun y cuando no le afecta en lo mas minimo, ir y regresar del Yomutsu puede ser para el un tiempo perdido y dar una facilidad a su oponente que no tiene la minima intencion de dar, las grandes alas aletean lo mas fuerte posible, haciendo que todo aquel templo comience a sufrir los embates del viento portentoso que amenaza con destruir los muros exteriores, los interiores muchos de ellos ya se han derrumbado los mas cercanos a donde se ejecuto la tecnica, y el avance de aquellos vientos, se encuentra directamente con la tecnica del argento dorado, una explosion se sacude y una nube de polvo se eleva, y posteriormente el silencio total se apodera unos segundos de la escena **
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