A UN HOMBRE BUENO
Querido amigo: Desconozco dónde moras, solo sé que tu alma voló en busca de otros mares un catorce de septiembre, día de mi cumpleaños. Mientras yo soplaba las velas y esperaba verte al día siguiente, tu luz se apagaba como un cirio ante la brisa otoñal. Y es que partiste cuando se acababa el verano, cuando los pajarillos volaban en busca de otros nidos más cálidos en los que formar su hogar. La enfermedad me arrebató tu espíritu en tan solo tres meses. Nos vimos en junio y yo palidecí al conocer el diagnóstico de tus bronquitis, pero tú sonreías esperanzado. Habías dejado de fumar e ibas a luchar como un león para vencer a la carroña que se estaba apoderando de tus pulmones. Tus alegres ojos poseían la chispa de inteligente humorismo a la que tan habituada estaba. Éramos amigos, compañeros de trabajo, solo eso. A pesar de la secreta atracción que nos unía, no llegamos más allá de un leve coqueteo en días festivos, ese coqueteo que a nada compromete pero que demuestra un interés que no se decide a romper barreras. Ni tú las quebraste, ni yo, a causa de mi timidez habitual, tampoco. Sin embargo, nos buscábamos sin apenas mirarnos, nos veíamos sin fijar la mirada. Siempre pensé que debía disimular en mi centro de trabajo, y tanto disimulé que partiste sin conocer mi cariño, mi perpetua atracción por ti. Y es que, en mi ingenuidad, pensaba que envejecería contemplándote en la distancia - pero junto a ti-, observando como tu enjuto cuerpo se inclinaba como un árbol cargado por los años. Te recuerdo entre suspiros sabiendo que nunca más amaré, porque es muy difícil encontrar un buen hombre que además sea el centro del corazón. Ahora solo te sueño, y te presiento leyendo dichoso por detrás de mi nuca esta carta en la que plasmo el sincero amor que pudo haber sido y no será. Un amor que, rota por las lágrimas, recuerdo hoy como mi gran oportunidad..., si hubiese sido capaz de dar un paso adelante hacia la libertad. La felicidad entró por tu puerta y luego, sombría: "Dos veces no pasa".
MARIA ORETO MARTÍNEZ SANCHIS
|