Cuando elogiamos es como si ofreciéramos un premio. Un premio que exige:
a) compromiso: "Si te portas como a mí me gusta te diré que lo has hecho muy bien"
b) competencia: Te diré que "eres una campeona" o que "lo has hecho muy bien" sólo cuando ganes o seas mejor que el resto.
Estimular no fomenta la competición ni exige un compromiso.
Se centra en mostrar a nuestra hija o a nuestro hijo que nos interesa lo que hace y que nos alegramos cuando les vemos disfrutando y aprendiendo con lo que hacen. Resaltamos su esfuerzo, su progreso, agradeciendo, cuando sea el caso, su contribución al bienestar de quienes le rodean. No nos interesa compararle con otras personas, sino ayudarle a aceptarse como es y a ser capaz de enfrentarse a tareas difíciles.
A continuación, un listado que nos puede ayudar a enviar correctamente mensajes de estimulación.
Frases que demuestran aceptación:
"Me gusta la manera que haces eso"
"Me gusta como has enfrentado el problema"
"Me alegra que te guste aprender"
"Ya que no te gusta, ¿qué puedes hacer para que te sientas bien?"
"Parece como si eso te gustara"
"¿Qué te parece esto?"
Frases que demuestran confianza:
"Sabiendo cómo eres, seguro que lo harás bien"
"Tú lo lograrás"
"Tengo confianza en que tomarás la decisión adecuada"
"es difícil, pero seguro que lo conseguirás"
Frases que enfatizan habilidades, aprecio y contribución:
"Gracias, eso ayuda mucho"
"Ha sido un detalle por tu parte"
"Realmente agradezco tu ayuda, has hecho mucho más fácil mi trabajo"
"Necesito tu colaboración para..."
Para un grupo familiar:
"Realmente he disfrutado el día, gracias..."
"Tú tienes habilidad para...¿podrías hacerlo para la familia?"
Frases que reconocen el esfuerzo y el progreso"Parece que has trabajado duro en eso"
"Parece como si hubieras pensado mucho en eso"
"Veo que estás avanzando"
"Mira qué progresos has hecho..." (hay que especificar, decir cómo...)
"Estás progresando en..." (especificar)
"Puede que sientas que no has alcanzado la meta, pero ¡mira qué lejos has llegado!"
(extraído de"El lenguaje especial de la estimulación"BILCOM Psicología y Salud)
Antes de finalizar, una advertencia. Todas estas frases de estimulación pueden convertirse en desalentadoras si las utilizamos de forma incorrecta. Las frases estimulantes pierden su valor si a continuación las unimos a comentarios calificadores o moralizantes.
Por ejemplo:
"Parece que realmente has trabajado mucho en esa... ¿Por qué no lo haces así siempre? Esto último tira por tierra todo lo anterior.
Lo mismo sucede con:
"Has trabajado duro... ¡Ya era hora!
"Has trabajado bien... ¡Fíjate lo que puedes hacer cuando quieres!
Estimular no es juzgar, por lo que no es necesario añadir frases "para que aprendan" (ya aprenden). Como todo, requiere práctica. Al principio es costoso porque nos han enseñado todo lo contrario y cambiar pensamientos automatizados es difícil. Pero en cuanto comenzamos a transmitir ese tipo de mensajes estimulantes vemos que la persona con la que los usamos (hija, hijo, adolescente, joven, compañera de trabajo, vecino,...) se siente mejor, con mayor disposición a atendernos... y quienes los usamos, también nos sentimos mejor.