EL GUSANITO
Había una vez un pequeño hoyito en la tierra donde vivía un gusanito que se llamaba Gusanin. Él se sentía muy solo y triste porque nadie lo quería, decían que no hacía nada bien. Siempre intentaba hacer cosas nuevas pero nada le salía bien.
Una vez se subió a un hermoso árbol para que los demás animales lo vieran y lo aceptaran, esperando dijeran: miren ahí va el grandioso, pero se calló. Intentó brincar, pero se dio cuenta que no tenía patas, intentó volar, pero se olvidó que no era pájaro y se deprimió mucho al darse cuenta que nada de lo que intentaba lo había podido lograr.
Así, triste y muy desanimado, se fue arrastrando hasta llegar cerca de su hogar, donde se encontraba su único "supuesto" amigo. Un pájaro que se llamaba Beto. Gusanin le dijo:
- No sirvo para nada, no puedo hacer nada bien. No puedo brincar porque no tengo piernas, no puedo volar pues no tengo alas.
Beto con sus ojos grandes y muchos deseos de darle animo, le respondió:
- Sí sirves para algo, eres gordito, eres jugoso y resbaloso.
Pregunta Gusanin:
- Entonces ¿para qué sirvo?
Contesta Beto:
- ¡Sirves para la cena ja, ja, ja, ja.
Gusanin pensó:
- OH no, me va a comer...
Gusanin salió corriendo y se escondió en su pequeño hogar. ¡Se sentía tan mal, tan solo! Ya no tenía a nadie. Su único "amigo" también lo había traicionado ya que se lo quería comer. ¡Estoy tan solo, solo, muy solo...!
Entonces Gusanin escuchó una voz que le dijo:
- No, no estás solo, me tienes a mí.
Pregunta Gusanin:
- ¿Quién eres? ¿Dónde estas?
La voz le contestó:
- Soy tu creador, tu Dios.
Gusanin preguntó:
- Dios, ¿Por qué me hablas? Tan solo soy un gusano, no sirvo para nada.
Dios le contestó:
- Sí sirves.
Gusanin preguntó:
- ¿Para qué sirvo? ¿Para qué?
Dios le respondió:
- Tú te comes la semilla que no va a dar fruto, tú haces hoyitos en la tierra y de esa manera las raíces de los árboles pueden sentir el aire. Ah, y lo más importante, fuiste creado por mí y eso es muy, muy importante. No importa lo que digan o piensen los demás. Lo único que importa es lo que yo piense de ti que soy quien te creó con un propósito especial. Puede ser que no sirvas para ellos que no saben nada de ti, pero para mí, eres lo máximo y eso es lo importante.
Aún cuando te sientas como un gusano que no sirves para nada y hasta tus amigos te hagan sentir así, recuerda que Dios que te creó, tiene un propósito especial para ti y te necesita. No intentes hacer cosas por complacer o para ser aceptado por los demás. No te encierres, vive la vida siendo un gran orgullo para tu Dios.