Dios me enseñó la luz en el brillo luminoso de tus ojos... y el nectar de la vida me lo brindó en tus besos. Me enseñó el amor entre tus brazos, pero tu destruiste el embelezo... y mantando aquel hermoso frenesí lo deshiciste todo en mil pedazos y... Dios no me enseñó como vivir sin ti.
Dios me enseñó la luz en el brillo luminoso de tus ojos... me enseñó muchas cosas que contigo aprendí... a beber en la fuente de tus labios rojos... el mundo encantado de las rosas... que la vida fue a tu lado ¡MARAVILLOSA! Pero... DIOS no me enseñó como vivir sin tí.