*El sol se oculta al horizonte como una esfera amarilla y roja totalmente visible cubierta en su circunferencia por nubes que se entintan de colores cálidos y se difuminan más al cielo en tonos purpuras y azules profundos. Aquellas tierras frías son prados de leyendas en el norte del mundo, donde un gigantesco palacio de millares de pasillos se alza sobre una elevación que termina en un risco y donde en el cielo, desde cualquier punto se puede obcervar la silueta de la estatua de Odín. Un mal presagio llega a las tierras nórdicas, desde los cielos una estrella cae sonando con un silvido agudo perdiéndose sin referencia alguna más una incómoda sensación hace que del bosque a faldas de la elevada montaña cientos de aves levanten vuelo despavoridas, sólo las que pueden volar alto y escapar por en cima de las altas copas de los árboles... Al bosque una doncella ha llegado, la dama de largos y ondulantes cabellos rubios, ojos claros, piel blanca y pálida, con labios oscuros y vestida de ropas largas como si fueran túnicas sacras se encuentra sentada muy ligeramente sobre una rama en lo alto de un árbol, feliz y tranquila la aparecida habla con algo o algien invisible o tal vez con su mano la cual tiene extendida frente a ella -Parece que este bosque esta lleno de vida, vé querida se mis ojos en este nuevo terreno que nuestro señor Thanatos quiere para él- nada parece ser visible y solo un muy tenue zumbido se aleja de la dama quien se recuesta en el tronco del árbol con las piernas cruzadas sobre la rama, esperando noticias.*

*La señora se ropas sacras porta un tinte alegra y mientras juguetea con sus rizados cabellos rubios uno de los que parecen ser los guardianes de estas tierras le interrumpe. -Oh, siento mi descortesía por no haber tocado la puerta, pero no hubo mucha oposición al momento de legar, vaya que esos vikingos son feos- Sin voltear su mirada abajo donde el hombre le había llamado el rostro de la mujer frunce el ceño y se tapa la nariz en gesto de repugnancia -Ese olor tan jovial y vivo tuyo y de este bosque me repugnan...- El espectro baja la mirada para ver a su anfitrión, la dama sonrie juguetona -Vaya que guapo hombre, diferente a los otros apestosos bárbaros que llegaron antes de tí- La mujer baja de un solo brinco hasta el césped a la altura del nórdico -Soy Verónica de Druj Nasu, la estrella celeste de la invastigación. Enviada y disípula de mi señor Thanatos- La mujer se acerca paso a paso, no de forma amenazante ni peligrosa, ni siquiera su cosmos se siente turbio, pero si de forma atractiva hacia el nórdico de buen ver.*

*Con la aparición del nordico a espaldas de Verónica esta detiene su avance sorprendida, volteando con sigilosidad cubriéndose medio rostro con su brazo enguantado y cubierto por la extensa manga de la túnica oscura, lanzando ojos de nerviosismo a su oponente y con una gota de sudor esta le susurra -No dañarías a una dama indefensa, ¿o si?-. De bajo de la tela de su manga el espectro dibuja una tétrica sonrisa, así aprovechando la advertencia de su oponente, esta se impulsa en un ligero salto que le lleva a los aires con los brazos abiertos con sus ropas moviéndose con las brisas le dan una forma angelical y terrible. Verónica cae lejana a su oponente cerca de un árbol extendiendo la mano hacia el tronco al momento que otra mano aparece detrás del árbol, una mano morena y gruesa y pesada con un guantelete de piel idéntico a los que usan los soldados Asgarianos. -Si, lástima que no estoy indefensa ni sola... ¿verdad queridos?- Una llamarada translúcida de color violeta se desprende desde abajo de los pies de la mujer meciendo sus ropas y sus rubios rizos, un cosmos lleno de corrupción y con pleno olor a muerte, pero los últimos vocablos de Verónica evocan un llamado de gruñidos guturales por todos lados alrededor de los árboles. El espectro de Nasu toma la mano morena que se le extendio y jala a un hombretón de altura, fornido y vestido de pieles, armado con un hacha de guerra, igualmente varios hombres parecidos, exactamente 7 más el primero salen detrás de los árboles alrededor del oponente. Son la guardia externa del bosque de Asgard, pero ahora hombres amenazantes en traición contra uno de sus mayores en el pais, todos exhalan cierto olor a podrido muy sutil, con sus miradas secas y perdidas se acercan hacia el dios guerrero precavidamente. -A estos muchachones seguro los conoces, lamentablemente ya no siguen órdenes de Asgard, ahora son parte de un proceso nuevo de vida y servidumbre... claro bajo mi control, como puedes notar ya no estan vivos, se pudren poco a poco, pero estan hambrientos de vida y carne... ¡Vamos señores, cómanse a la presa que tienen frente! jajajaja- riendo y cubriéndose su boca con la manga de sus ropas la mujer ordena a los zombis atacar quienes sin perder tiempo se lanzan en carrera contra el guerrero de Alpha para devorarle la carne sin alguna piedad y atacarle con sus armas pesadas, entre hachas, lanzas y espadas.*

*El guerrero bárbaro hace muestra de su gran velocidad superando a los zombis que le atacaron, pero Verónica no es para nada igual a esos guerreros y si la primera vez pudo ser sorprendida por la velocidad del guerrero, ella aprendió a no perder de vista al oponente, así mirando su retraso por el zigzagueo entre los muertos esta coloca al nivel de su rostro ambos brazos cruzados en equis. El impecto se da limpio contra la defensa del espectro la cual ve rota su defensa con el inmediato golpe siendo lanzada a unos cuantos metros atrás formando dos surcos con sus pies. Las mangas de su túnica se ven incineradas por la energía del golpe, mostrando unas duras braceras de un extraño metal oscuro pero igualmente brillante, sus manos forradas hasta las uñas por un guantelete en forma de garra. -Jajajaja, golpeas fuerte- susurra la dama que es embuelta por la llama violeta que representa su cosmos -Yo no he jugado con la vida de las personas, lo que tu crees que es vida no es más que una simple ilusión hambrienta, un pequeño regalo que les ofrecí que puedo quitarles cuando yo quiera... pero no vida, sólo una luz alterna en el camino de las almas- Verónica abre los brazos de forma beata y al mismo tiempo los cuerpos de los nórdicos comienzan a caer como manzanas podridas, expulsando de sus boca un álito de azul translúcido que vuelan y serpentean como serpientes alrededor de Verónica hasta desvanecerse en el cosmos del espectro y desaparecer. Verónica sonrie y mira al cielo donde las estrellas comienzan a brillar entre las altas copas de los árboles, y otra estrella refulge muy tímidamente en la frente de la rubia dama.*

*Con la mirada absorta a la nada Verónica parece distraida a las acciones del guerrero, esta con duda voltea al piso viendo como un surco de luz se dibuja a su alrededor, volteando la cabeza de lado a lado, cuando el surco se une rodeando a Nasu esta voltea su mirada al nordico mirando como la luz que salió de su dedo lo había dibujado -Jm... Estup....¡aaaaa!- Las palabras de Verónica se cortan y una energía proveniente del suelo la toma y la laza al cielo de forma totalmente vertical, la mujer que aparenta ser muy ligera sale despedida más alto que los árboles del bosque, esta se encorva protegiéndose el rostro y juntando las piernas todas cubiertas por su ropa oscura. Desde abajo decenas de trozos de cristal y piedra salen en el encuentro de la destrucción del espectro la cual no hace nada más por defendarse... las astillas golpean a Nasu terminando de romper sus ropas, aparentemente golpeándola con fuerza, quedando de esta una sombra negra que se pierde entre la oscuridad de las copas. ¿Estaba muerta el espectro? .-Interesante, muy interesante, lástima para ti que ahora si deseo tomar tu vida- estalla la voz de Nasu por todo lo alto del bosque igual que su cosmos tétrico y lleno de muerte, que se logra ver como una llama violeta que cae al césped que de inmediato se pone negrusco y se muere. El espectro sigue con vida, pero ahora desprovista de sus ropas se muestra con toda su efigie con una oscura armadura sapuri que encierra en su brillo el resplandor de la luna, cubierta de pies hasta el cuello de una gruesa coraza con forma insectoide, con 2 pares de alas amorfas a su espalda la dama rubia retira el cabello de su rostro -Soy Verónica de Druj Nasu, te enseñaré por que me llaman la reina de las moscas, Terminarás siendo devorado por mis sirvientas, como cualquier cadaver en descomposición- las palabras de Nasu son acompañadas por lejanos zumbidos provenientes del aire y que se acercan con rapidéz, nubes negras danzan entre los troncos de los árboles, que al pasar dejan los troncos con cortezas raspadas. -Muere Dios Guerrero... ¡AAAAHHHH!- Con el grito de Verónica esta abre de par en par su boca, escupiendo con el mismo aullido otra nube negra zumbante, pero no era una nube, sino miles de moscas carnívoras, que como rafaga muy veloz comparando la velocidad del Dios Guerrero contra él para comérselo entero, no hay donde huya, las moscas le seguirán, y los anjambres alrededor del claro incluso bloquean el camino, ni el cielo. Cualquier contraataque es inutil las moscas pueden devorar incluso energía y cosmos, y el frio del ambiente solo sacian su sed con las particulas de hielo.*