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De: Pain (Mensaje original) |
Enviado: 08/12/2010 19:10 |
Tu derrota no me complace, Aiacos. No estaba dentro de mis planes, y definitivamente no era Mi voluntad de que terminaras así. Si hubieras muerto luego de eliminar muchos caballeros de Athena como lo hizo en su momento Minos (quién, aparte de unos miserables caballeros de bronce se llevo uno de oro) o si hubieras dado un combate con el nivel que se espera de un juez de los infiernos como lo hizo Radamanthis (quién también eliminó a un santo dorado), entonces me hubiera sentido triste de que una espectro útil muriera.
¿Porque hiciste todo ésto? ¿Porqué fuiste tú quién puso fin a la vida de mis espectros? ¿Con qué derecho actuaste de ésa forma? ¿En nombre del amor? ¿Tu amor por esa persona era más grande mis aspiraciones?
Déjame ponerte las cosas bien en claro: tu estabas al tanto de mis objetivos. Tu sabías que yo quería pintar el mundo con los colores de las tinieblas e hiciste la vista gorda en ello. Y para éso, yo necesitaba de mis espectros.
De todos, incluyendo a tus subordinados. No eran tuyos; eran subordinados directos tuyos, sí, pero me pertenecían. Yo los puse bajo tus órdenes, pero yo era el Amo y Señor de ellos. Tenían una misión que cumplir; la misma misión que te asigné y la que olvidaste miserablemente.
Eran míos y el objetivo de ellos era pelear por mi gloria. Por la mía, no por la tuya. Tu también tenías esa obligación, ¿acaso lo has olvidado?
Eras un juez del infierno, lo eres y lo seguirá siendo; ya tengo planes para tí. Si pierdo ésta guerra sagrada, me encargaré de que tú y ella nunca se vuelvan a encontrar porque has sido tú quién puso a mi ejercito en desventaja. Si volvemos a pelear por el mismo lado, espero que seas más competente y aprendas de éste gran error. Tu error, no el mío.
Esta muerta, asúmelo. Su alma esta sellada en ése rosario, pero yo no olvidaré que por culpa de ella fueron sacrificados, inútilmente, mis guerreros. Si vuelvo a pelear contra Athena, Violate estará asignada a otro juez y yo me encargaré de que no tengan la más mínima posibilidad de entablar contigo ni siquiera el mínimo intercambio de palabras, porque le dejaré esa orden a Pandora.
Lamentablemente no puedo destruir su alma porque se encuentra encerrada en el rosario que Asmita creó sacrificando su vida. Pero si eso no hubiera ocurrido, ella continuaría existiendo, ¿cierto?
Eres un desperdicio de hombre fuerte, admítelo. Pensé que serías útil.
Nunca imaginé que tendría que lidiar con ésta humillación. Mi ejercito fue degradado a un montón de cadáveres que se acumularon en el piso por culpa de la histeria de un hombre incapaz de controlar sus sentimientos. Tu fuiste quién le dio una ventaja temporal a mi enemiga y sus aliados.
Pandora interfiere de vez en cuando, pero al menos da signos de inteligencia y demuestra ser útil. Creo que debí haberla puesto a ella como juez del infierno, no a ti. Si lo hubiera hecho, no habría tenido que soportar ésta patética muestra de amor.
Eres un dios; comportate como tal. ¿Donde quedó tu dignidad? Te has rebajado hasta un punto lamentable.
Pero no estoy enojado. Molesto, sí, pero no he olvidado que te elegí como juez del infierno. Por eso no me complace tu derrota.
¿Que soy cruel? No. No lo soy. Tu, Aiacos, definitivamente, no sabes donde termina mi misericordia y donde comienza mi ira. Ni siquiera me has visto completamente enfadado. Y da por hecho que no vivirás para hacerlo.
El cuerpo de tu amada sera el arma que usaré; sera la forma en que expiaras el mal que me has hecho. Dolera un poco, lo sé, pero al menos pagaras tus errores con tu muerte. Después de ver tu sangre esparcida en el piso y tu cuerpo sin vida, consideraré que no ha pasado nada entre nosotros. Volveras a ser un espectro; por el momento, eres para mí un patético humano con sentimientos demasiado fuertes.
Contempla y disfruta el panorama: ésta es la última vez que la tendrás cerca. Es casi un regalo de despedida. En lugar de eliminarte personalmente, dejaré que Violate lo haga. Tu amante será la que desparrame tu sangre en el suelo. Tu amada te reducirá al cadáver de un hombre que vivo, sirvió al rey del Averno. Permitiré que ella te elimine y así evitaras la humillación de morir en manos de otro que no sea un ser querido.
Y yo me sentiré satisfecho, Aiacos. La deuda sera saldada automáticamente.
¿Ves que no soy cruel? En cierta forma, quedaremos en paz. Un ser cruel busca la paz sin la intención de que el otro expié sus faltas. Yo quiero que mueras para dejar de ser un pecador. Quiero que seas libre de ése sentimiento que ha corrompido tu ser, que te ha reducido a un hombre enamorado que no sabe medir acciones ni palabras.
No lo olvides nunca: soy un dios, tú eras un juez del infierno que tenía una tropa de espectros bajo su cargo. Nada más y menos.
Y los eliminaste a todos, A TODOS. ¿Esperas que sea misericordioso? ¿Que finja que nada pasó? ¿Que derecho tendrías tú para pedirme eso, eh?
No lo creo. Nada ha pasado; todo continua ocurriendo, y esos caballeros vivos son la prueba irrefutable de que eres un estúpido al que debo eliminar personalmente.
Y no me estaré contradiciendo porque ya no me eres útil. Antes lo eras, ahora no. Tú me conoces. No necesito decirte todo para que lo comprendas, no necesito recordarte que te elegí como juez porque te consideraba inteligente. Por lo tanto, no me esperaba ningún signo de estupidez de tu parte; te creía capaz de mantener la cabeza fría, hombre. Yo pensaba que eras un ser listo, Aiacos. Tu forma de actuar demuestra todo lo contrario. ¿Que tenías un motivo para eliminar a tus enemigos? Sí. Pero los espectros que mataste no eran enemigos, ¿acaso los culpabas, de alguna forma, de la muerte de tu amada? Las perdidas son inevitables en las guerras. Ellos no fueron responsables ni de su muerte ni de los errores que cometió en la batalla. Tampoco era obligación de ellos protegerla.
Ella sabía lo que podía pasar si se involucraba en un combate; no hables como si fuera una rosa sin espinas a la cual hay que cuidar. Todos sabemos lo que le espera a todo quién entra al campo de batalla. Era una muñeca. Todos lo son. Tu no eres la excepción; no te creas especial porque tienes un estatus alto dentro de mi Orden. ¿Y quién la mató, continua con vida o no? Contestame. No me mires así, con esa mezcla de ira y sorpresa. No pretendas hacerme reír. No me veas como si no te esperaras todo ésto. Tu derrota no me complace. Eliminaste mis espectros y perdiste un combate. No mataste ningún caballero. Le diste la ventaja al enemigo. ¿Y pretendes que te comprenda, que tenga en cuenta tus sentimientos? No me malienterpretes. Sé cómo te sientes. Entiendo que te encaprichaste con una persona porque yo también lo he hecho. Tenma era, para mí, la única persona a la que me hubiera gustado salvar. Era mi favorito, pero prefirió quedarse con al lado de Athena. Rechazó mi ofrecimiento y continua vivo; no sé si considerarlo algo maravilloso o una molestia. Me molesta verlo al lado de ella, pero definitivamente me enfada más que no me hubiera elegido. Y sin embargo, me alegra que se encuentre vivo. Su voz es como música para mis oídos; adoro verme en sus ojos porque sé que esta sufriendo, y me encanta saber que soy responsable de su tristeza. Sé cómo se siente añorar la piel de otra persona, acariciar sus cabellera y sentir como cada mechón de pelo se enreda en tus manos. Mientras era Alone, pude hacerlo varias veces y la sensación continua; recuerdo como que tenía el pelo tosco, rebelde, algo áspero, pero suave cuando se lo peinaba. El odiaba que lo hiciera porque, según él, le daba un aire bobo, y en cierta forma tenía razón. Mucha razón.
Y supongo que quería mantenerlo a mi lado para poder acariciarlo y abrazarlo. Si hubiera aceptado mi ofrecimiento, tal vez yo habría podido aceptar los motivos que te impulsaron a actuar de formatan estúpida. Porque si Tenma hubiera estado a mi lado , yo habría sabido otra cosa que detestar el tener que soportar compartirlo con otra persona.
No me malinterpretes. Te comprendo mejor de lo que piensas, pero creo que el problema radica en que tus sentimientos no me importan. Sólo me interesa aplacar éste sentimiento que, ahora, se acerca a la ira. Y da por hecho que me encargaré de eliminarte, Aiacos. Y me sentiré satisfecho pero triste a la vez. Me hubiera gustado que comprendieras una cosa, Aiacos: éstos es una guerra, simplemente. Y en una guerra, no hay espacio para el amor. Mucho menos, para la derrota.
A continuacion les expondre un fic que encontre merodeando por el internet.... espero y lo disfruten. consiste en una reprimenda de parte de Hades al Juez de Antenora.
"Solo me deshice de lo que no me era útil.....¿Acaso no puedo?"
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No tienes una engloriando al poderoso Radamanthys xD
Fuera de eso, esta muy bueno...
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Recien me percato de este mensaje y claramente se ve que quien lo hizo tiene muy en claro la personalidad de Hades. El buen dialogo y todo al respecto, lastima que el criticado sea el kyoto Aiacos xD
SI se llegase a conocer a dicho creador, un buen valuarte para el Inframundo seria. MUy buen aporte Aiacos
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