EL GUERRERO DIVINO MIDGARD DE JORMUNDGAD
Las puertas de un reino ancestral se abren para recibir a un extranjero, Hyoga el Cisne de bronce a viajado a lo mas recóndito del mundo, a las lejanas tierras de Asgard tras ser enviado por Athena en función de embajador…
``Nunca pensé que aun existieran personas viviendo en lugares tan lejanos, apartados de las grandes civilizaciones… ´´
Los pensamientos del joven diplomático se ven reflejados en su pura mirada como las cristalinas aguas de Siberia, mirada atenta a los alrededores, pues a pesar de ser un invitado, los conflictos en las tierras de Odín son lo que le llevaron hasta ahí
n Hace ya mucho tiempo que no estaba en un lugar tan frio, desde mis entrenamientos con mi maestro Camus—
Su baja voz se silencia cuando su atención es captada en los guardias del reino, la aglomeración de guardianes que lentamente han cubierto las salidas en sigilo ponen en alerta al santo ateniense de inmediato
``¿Qué está sucediendo?´´
Se pregunta dirigiendo su vista a la formación de centinelas que rodean el lugar de una forma llamativa
n Jejeje –
Es la risa burlona que se oye de uno de aquellos guardianes quienes se muestran ahora más ofensivo frente al Cisne
n El señor Dolbar no puede atenderte en este momento, pero nos pidió que gentilmente te diéramos la atención debida –
Sin duda las cosas se han tornado diferente, de una forma hostil que se hace manifiesto de inmediato cuando el joven rubio es sujetado por atrás tratando así que inmovilizarse, en su rostro un semblante de sorpresa pero preocupación por dichos actos se logra divisar, pero tras un golpe en el estomago de aquel opresor logra zafarse
n No sé que esté sucediendo en Asgard, pero díganle a Dolbar que Athena me ha enviado personalmente—
Sus palabras no llegan a la decena de guardias que ahora atacan en dueto y a su vez son eludidos con las habilidades presenten en el atlético guerrero de bronce
``es inútil… algo está sucediendo y es obvio que no quieren que el Santuario se entere ´´
La preocupación le invade al no llevar consigo la preciada armadura de Cisne por su pacifica labor de embajador, la diplomacia ni siquiera pudo ser iniciada y en vez de ello, los golpes y ataques se hacen presentes en aquella sala. Uno a uno van cayendo los guardias que a su vez parecen multiplicarse, haciendo de esto más difícil de lo que ya es
``si no hago algo no podre salir de aquí… pero me tienen rodeado por completo´´´
Su mirada inquieta continua, pero el despertar de su cosmos se hace presente en aquel caballero de Athena, una aurea esencia pálida, de matices blancos y un brillo puro que se logra apreciar, asi es como se muestra al exterior el espíritu y la energía cósmica de Hyoga. Una suave danza se emplea en la que sus brazos simulando extendidos las alas del cisne del norte comienza a llamar el descenso de pequeños copos de nieve dentro del recibidor, empuñando su diestra y retrayéndola pocos segundos antes de reunir su cosmos en esta extremidad la cual invoca junto a sus palabras a una ventisca nevada
n Polvo de Diamante..!—
Exclama al extender su puño al frente y consigo el viento gélido de Siberia es convocado a través de su cosmoenergia, los cristales de hielo se van materializando en aquella elegante técnica en la que descendiendo aun más la temperatura logra congelar a cierta cantidad de guardias frente a su posición. La habilidad de aquel rubio culmina así mismo como su conciencia, desde su espalda un fuerte golpe se hace presente, situado cerca de su cuello y con la suficiente potencia para abatirle acompañado de un rugir de lobos, dejandole cayendo al suelo adolorido, mostrando en su cuerpo una pequeña vibración, un entumecimiento por el ataque con el cual solo logra decir
n A.. Athena, yo…-
Sus parpados se van cerrando en el instante que su estado consciente culmina, dejando así ahora el protagonismo a otra figura borrosa de aspecto rubio y de armadura esmeralda de la cual ya solo puede oírse su voz rasposa.
n Llévenlo de inmediato donde el señor Derbal, no debemos dejar que nadie sepa nada sobre esto, mucho menos los guardianes del palacio y de Hilda.-