**Caia la noche sobre el santuario de Athena. La hermosa dama de plata acariciaba la tierra de los mortales con sus rayos blanquecinos, bañando las 12 casas zodiacales en plata. Mas arriba, pasando las casas de Aries a Piscis, se alzaba un ultimo templo magistral. Hecho de el mas fino marmol, este templo era el hogar de el lider de los guerreros de athena, el mas poderoso entre los 88 santos encargado de guiar el santuario y a sus caballeros. Aquel ser era nadamas y nadamenos que el patriarca atheniense.
Una figura caminaba la escalinata que se dirigia al hogar del patriarca. Su cuero era cubierto por una hermosa armadura del color del sol, delatando su origen. Era uno de los 12 santos de oro, los mas poderosos guerreros de la orden de Athena. El viento acariciaba sus cabellos del color de la corteza, mientras que una capa tan blanca como la nieve jugueteaba a sus espaldas al compas del viento. Un rostro impenetrable y atractivo ademas de un edonico cuerpo completaban a aquel guerrero. No habia duda, era el santo dorado de la constelacion de Leo, Aioria.
Su andar lo llevo a adentrarse en el templo del patriarca. Caminando sobre un pasillo adornado por una alfombra carmesi, e iluminado por algunas antorchas el santo de leo, despues de algunos metros caminando se encontro con una enorme puerta ricamente adornada, tras la cual se alzaba el cuarto del sumo pontifice atheniense. Aioria se quedo contemplando la puerta un instante, para despues con ambos bazos abrir aquella puerta y entrar al recinto de su superior**
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[[Si ya no puede ir peor, haz un ultimo esfuerzo, espera que sople el viento a favor]]
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