* Frías son las tierras del norte de Europa, plagadas de leyenda y difíciles pruebas las cuales permanecen unidas, es ahí donde un pueblo olvidado por el resto de la humanidad y confinado a ser solamente un mito o una leyenda para algunos  se mantiene en una eterno castigo y suplicio azotado por los helados vientos y confinados a una oscuridad casi constante, un sitio donde se forjan grandes guerreros pero también un pueblo que por años ha soportado una ardua tarea de vigilar las tierras del dios Nórdico Odín. Es por ello que confinados a un suplico eterno se les fue otorgada una oportunidad de abandonarlo,  una simple misión habría sido encargada para aquellos los llamados protectores de Asgard los dioses Guerreros que bajo las ordenes de Hilda la regente de aquel frio país deberían, o al menos eso es lo que habría sido acordado, terminar con la vida de los Santos de la diosa Atenea y de igual forma poner a disposición del emperador de los mares la vida de su mas acérrima oponente, y sin embargo aquella misión que debería de haber sido simple parecía haber tenido complicaciones que evitaban que las cosas salieran de acuerdo a los planes del emperador de los océanos.

Es la explanada del Valhala el mítico palacio nórdico donde una imagen que permanecería oculta observando la batalla emerge poco a poco muestra de su confianza y atrevimiento, -Parece ser que los dioses Guerreros toman más tiempo de lo debido- exclama en un tono arrogante mientras su presencia se hace notar al igual que sus pasos que producen un leve pero seguro golpe metálico contra la explanada de roca de aquel sitio, solo la estatua del dios Nórdico parece testigo de aquel que fuera enviado para asegurarse que los intereses del Emperador de los océanos fueran cumplidos, - ¿Este es Odín?- cuestiona de forma arrogante mientras su rostro se levanta destacando de entre su yelmo de tonos oro y cobre  algunos mechones de cabellos castaños que culminan con una fría y arrogante mirada de azules ojos que se clavan con desdén en la enorme representación del dios protector de las tierras del norte, - Es acaso que un ser como este pretende ser una deidad como el emperador de los mares- menciona en un tono suave, no sin expresar  menosprecio por el nórdico si no indicando su lealtad y confianza hacia el emperador de los mares, misma que posee en su poder, solo su imagen destaca a mitad de aquella explanada, vigía tanto del lugar como de las batallas que a lo largo del helado país de Asgard se desarrollan*

Baian General Marino de Hipocampo, protector del Pacifico del Norte

*Es el frío el clima que predomina en las heladas tierras del norte, no cabe duda que es por esa razón que los habitantes de dicha tierra tienen fama de guerreros excelentes y poderosos capaces de combatir en las más grandes batallas, es por ello que el emperador de los mares decidió confiar en ellos la importante misión de comenzar el crecimiento de su imperio, sin embargo es también claro que una misión tan importante no puede dejarse a simples seres impuros cuyos actos han ocasionado la ira del Emperador de los océanos, es entonces deber de aquel guerrero del mar el resguardar que dicha misión sea cumplida y en caso de que algo ocurra y esto no sea así el corregir esos pequeños errores que los guerreros del norte no habrían sido capaces de subsanar, uno de estos errores se habría abierto paso entre las filas de asgard y alcanzado el lugar sagrado del dios Odín poniendo en riesgo los planes del Emperador de los océanos, - Y esto es lo que ocurre cuando dejas un trabajo tan importante en manos de ineptos como estos- exclama en un tono de voz bajo despreciando a los dioses guerreros por permitir aquella intrusión, sus parpados se cierran lentamente sintiendo como el calor comienza a aumentar siendo este fenómeno por demás inusual en aquel sitio tan remoto de la tierra no pasa desapercibido por el general del pacifico norte cuyo cuerpo gira lentamente, dejando por primera vez visible aquella armadura que porta, misma que pese a la tenue luz de aquel sitio muestra destellos dorados y cobrizos que la distinguen de inmediato de las portadas por cualquier otro guerrero en la tierra, su yelmo se mantiene erguido mostrando la orgullosa forma del caballo principal del Emperador de los mares y como el mismo mítico animal el guerrero presente es el encargado de abrir la batalla y de buscar la victoria para su gobernante.

- Felicidades- Dice en un tono de burla ante las palabras de aquel guerrero recién llegado cuyas flamas observa comenzar a expandirse por el lugar, los tenues reflejos de estas en su escama dan un aspecto aterrador a aquel enfrentamiento y de igual en respuesta a dicho calor una tenue aura turquesa surge alrededor del guerrero del océano cuya capa comienza a ondear al ritmo de un tenue viento que comienza a aumentar junto a la energía cósmica del caballo marino, -Lo último que esperaba es que un simple caballero de plata pudiera pasar por los dioses guerreros, tal como Dragón del Mar predijo- menciona en forma despectiva clavando su mirada en el santo, mientras las corrientes eólicas se intensifican haciendo danzar las flamas enemigas y gracias a las ya poderosas y heladas ventiscas de Asgard amenazando con extinguir la flama de las mismas, - Sin embargo, por tu esfuerzo yo mismo te entregare un premio digno- continua sus palabras mostrando una burlona sonrisa y dando un paso al frente en dirección al enviado del santuario misma dirección que el viento toma como si fuera provocado por el general de los mares aumentando su fuerza, - En recompensa por haber llegado tan lejos tendrás el gusto de ser el primero en ser eliminado …-  anuncia con claridad extendiendo sus manos hacia los lados y abriendo sus manos dejando sus palmas expuestas, -en honor al emperador Poseidón- clama con seguridad pronunciando el nombre de uno de los más antiguos enemigo de la protectora de la tierra como preludio al inicio de una batalla más en una interminable guerra entre ambos dioses rivales.

Baian General Marino de Hipocampo, protector del Pacifico del norte.

*Es en aquella explanada donde las únicas imágenes claras son la de los dos guerreros que sirven a sus distintas divinidades parecen estar al borde de una colisión do bajo las ventiscas de Asgard donde solo se muestra por un momento la verdadera razón de aquella Guerra entre quienes habrían sido hasta hace tiempo aliados, Asgard y el santuario colisionan en un sin fin de cruentas batallas mientras ahí ante los ojos de un santo de plata se revela la imagen del guerrero del mar que enviado por la deidad regente de los océanos, caballos y terremotos  muestra la verdadera faceta de una batalla que hasta ahora no tendría explicación, sus azules orbes se clavan de despectiva forma en la imagen del santo de plata analizando con detenimiento no solo a su rival si no también las llamas que parecen mantenerse en aquel campo de batalla notando por la resistencia de las mismas que se trata de un evento producido por el cosmos de su rival, - plata- exclama en un tono despectivo que es audible pero a la vez no llega a ser un tono alto de voz buscando no solo dar a entender que le considera inferior si no también cierta decepción ante tal verdad, solo u plata fue enviado a ese lugar y al parecer eso basto para penetrar las defensas del país nórdico, - una basura de plata como tu paso por todas las pruebas de Asgard- menciona confiado  barriendo con la mirada a su rival y mostrando un desprecio que poco a poco se transforma en una amplia sonrisa al aumento de su energía cósmica que hace mas brillante el aura de energía turquesa que le envuelve, - lamento no compartir contigo el sentido del humor, no se si para ustedes esto sea una broma, pero ampara mi la única broma presente en esta batalla eres tu intentando oponerte a lo que el emperador desea- menta con una seguridad propia del guardián del pacifico norte mientras su aura pareciera adquirir estabilidad señal de su conocimiento y manejo del cosmos, aquellos vientos que azotarían por instantes el terreno de batalla descienden hasta convertirse en leves ventiscas que mecen las llamas mas sin siquiera intentar extinguirlas ya, -Una escoria como tu ni siquiera debería merecer morir en mis manos, sin embargo mi deber aquí es la de ejecutor y es algo que cumpliré con lealtad total l emperador- exclama en un tono sereno destino ya a la burlesca actitud que habría tomado para con su rival, la sonrisa de confianza que mostró se habría borrado dejando una inquietante seriedad en su faz misma que se complementa con su mirada firme y decidida al escucharse nuevamente el metálico andar de algunos pasos que comienza a dar al frente, de igual manera su cosmos crece mostrando una increíble fuerza al instante que a sus espaldas casi de forma ilusoria aparecería la imagen de un caballo marino que remonta a galope las olas animal mítico que representa su escama marina y que de igual forma que este lo hiciera el guerrero es también el primero en mostrar su fuerza y la del emperador de los mares, -sus manos extendidas hasta ese momento se mueven de forma apresurada al frente y su cosmos pareciera crear una leve zona de vacío debido a la presión del movimiento y velocidad con el cual las extremidades superiores de Baian se mueven generando un golpe de viento que aumentado un poco por la fuerza del cosmos de caballo marino cruza el espacio buscando impactar a su oponente con aquella potente ráfaga quede lograrlo sin duda podría lanzar el cuerpo de su rival a una distancia considerable, mas sin ser este un ataque que requiera gran energía y por lo tanto no considerándose mas que un ataque preventivo.

 Sus pasos se detienen y su imagen permanece inmóvil al igual que sus ojos atentos al resultado de su advertencia sin dejar que su cosmos decaiga en espera de una posible respuesta de su rival que le hiciera mas interesante la batalla  que recién comienza en la cual el guerrero del océano muestra su intención firme de cumplir sus ordenes como ejecutor de cualquiera que se atreva a interponerse en las intenciones de su Emperador…*

*es la confianza del general del pacífico del norte una de sus más notables cualidades y a la vez su más marcado defecto, es por ello que pese a conocer la realidad de su propio ataque tomo la decisión de confiar en lo que sus ojos mostraban observando a un guerrero caído cuyo poder parecía ser nada comparado con el propio, y aun así como un guerrero de experiencia suficiente para destacar entre los soldados del emperador de los océanos no habría dejado este combate como ganado, por el contrario su cosmos crecería de forma moderada mostrando un control en el evitando que fuese una fugaz explosión de energía su resultado y a cambio solo mostrándose una leve más intensa aura turquesa que rodea su escama marina, "así que no estaba tan lastimado" piensa en la fracción de segundo que sus ojos siempre fijos en su rival observan aquella destellante cadena de movimientos de quien habría pensado que sería un oponente de considerable facilidad, por instantes la confiada sonrisa del guerrero del océano se pierde al sentir un abrasador y casi sofocante calor que llena el lugar derritiendo la nieve y algunos fragmentos de hielo que permanecerían en el helado asgard, -así que aun quieres pelear- exclama al instante que cual reflejo sus manos se mueven delante de si a una velocidad similar a de la luz con fuerza y potencia suficiente para crear ondas de presión delante de su efige, apoyando de igual forma su talón diestro e inclinando con la misma velocidad su cuerpo en dirección contraria al ataque lanzado por su oponente, solo el choque metálico de su escama se escucha entre tanto su barrera de presión y vacío le sirve de poderoso y casi impenetrable escudo a su movimiento real que no sería solo el de generar esa protección.

 Un estallido se debería producir al encuentro de a barrera que Baian habría creado con el ataque de fuego generado por el santo de plata, mientras la imagen del canadiense se mostraría algunos metros atrás caer con firmeza y apoyar ambas piernas en el suelo de la explanada del Valhala, - hábil movimiento- exclama el guerrero oceánico mientras su rostro muestra una inquietante expresión señal de la sorpresa y furia provocada por su rival, - hábil, para una escoria como tu- remata diciendo mostrando una tenue sonrisa y bajando un poco su cabeza, algunos mechones de su castaño cabello bajan por su yelmo al igual que un poco de sudor rueda por su frente a causa del calor producido por el cosmos y ataque de su adversario, así como por los movimientos que él habría realizado, -aunque una escoria peligrosa- dicta mostrando un fulgor más intenso de su cosmos a tiempo que dos pequeños remolinos se elevan a sus espaldas meciendo violentamente su capa y sin desplazarse, solo notándose como el guerrero toma una leve bocanada de aire.*

Baian de Hipocampo.

*Una ráfaga de viento pasa entre ambos rivales dejando algunos copos de nieve que al leve toque con el suelo ardiente a causa del cosmos del caballero de plata se convierte en gotas de agua que se evaporan, esto es prueba del poder del rival del caballero enviado por el dios de los océanos, a espaldas de poderoso general líder de las tropas oceánicas al igual que sus otros seis compañeros aquellos torbellinos cesan mientras un leve suspiro por parte del marino liberando el aire que habría inhalado como bocanada al elevar su cosmos se transforma en una rápida ventisca que se hace sentir en asgard, este movimiento no es más que el preludio del ataque real del guerrero oceánico cuya fuerza es capaz de crear huracanes con la fuerza de su cosmos el cual comienza a mostrar su verdadero poder, la velocidad de la ráfaga de viento que crea es superada por la del general mismo escuchándose solo el choque de su pierna derecha para adelantar su paso, su velocidad comparada con la luz le sirve para situarse solo un metro delante de su rival, mostrando  una leve sonrisa en su rostro la cual se amplía al fijar sus azules ojos en la irada de su rival, - si tan desesperado estas por morir, entonces terminare con tu existencia de una vez- exclama tomando una leve bocanada de aire al respirar y liberándola en un suplido el cual con la fuerza del cosmos del general de los mares se escucha rugir con la fuerza de una tormenta oceánica…

 -Aliento Divino- exclama cual susurro mientras aquel leve soplido toma la velocidad y fuerza de un huracán que a una distancia tan corta existente entre ambos guerreros debería poseer la fuerza no solo para arrastrarle varios metros, si no también para impactarle con gran fuerza con aquella ráfaga que debido al gélido país de Asgard comienza a disminuir nuevamente la temperatura mientras a espaldas del general de los mares aquella exhibición cósmica parece desatar una ventisca    que arremolina con furia la blanca capa que porta orgullosamente el guerrero de la Atlantis.*

*”Como demonios es que sigue en pie?” es el pensamiento del general de los mares cuya imagen casi impávida se muestra pendiente del resultado de su ataque el cual posee una fuerza mucho mayor a la de un huracán con la capacidad para enviar a su oponente varios metros y no solo eso si no causar gran daño a su armadura y también a su cuerpo, cosa que parecía haber sido completamente anulada por el poder del caballero de plata que estoicamente cual un santo en casi toda la extensión de la palabra permanecía de pie y no solo eso, era también capaz de liberar un infierno de llamas el cual parecía prepararse alrededor de ambos guerreros tomando la violenta forma de un tornado de fuego que eleva la temperatura del ambiente de exponencial forma contrastando con una helada tierra con una historia de inclementes desenlaces a causa del gélido paisaje y de las heladas ventiscas que ahora estaban siendo usadas por el general de los mares y sin embargo no eran suficientes para vencer a un caballero de plata cuyo poder no solo era sorpresivo si no también de temer, la serena expresión altiva del general de los mares cambia de inmediato a una de sorpresa abriendo sus ojos y sintiendo el abrazador calor de aquellas llamas que les envuelven mas sin siquiera inmutarse por un segundo y sobreponiéndose a una sorpresa total sus piernas se apoyan en el suelo que ahora se fractura dando origen a un río de magma mismo que sin duda corría por Asgard y que no solo eso si no que parecía ser uno mas de los secretos de esta mística tierra, -sorprendente- exclama con dificultad moviendo sus brazos que lanzan una ventisca sin gran fuerza pero lo suficiente para aumentar el impulso que su cuerpo ya habría emprendido y de igual forma le acercan mas a las llamas mas con una velocidad suficiente para poder atravesarlas en fracciones de segundos buscando esto.

Sus manos nuevamente como defensa que antepone a cada movimiento le ayudan a crear barreras de presión que ceden con facilidad en esta ocasión ante el infernal despliegue del llamado caballero de plata cuya imagen ahora luce escarlata ante el guardián de los océanos, su capa  le envuelve finalmente al ser engullido por las llamas mas de la misma forma que su efige seria tragada por estas las atraviesa envuelta en llamas, cayendo algunos metros y rodando hasta las escalinatas del altar al nórdico dios, ironía quizá que ahora sea el quien se encuentre derribado ante la mirada del nórdico y de igual forma su orgullo lastimado, “maldito seas caballero tu y maldito sea esta tierra y su asqueroso dios- clama en susurro al ponerse de pie desprendiéndose su capa que le habría cubierto y calcinándose en el suelo, su cuerpo muestra algunos rastros del fuego y magma al igual que su escama la cual a diferencia de muchas armaduras protege por completo su anatomía ayudándole al igual que las barreras que habrían cedido a aminorar el efecto de aquel letal ataque, sus rodillas sobre el suelo y sus manos extendidas y apoyadas en este, que le ayudan a ponerse de pie lentamente, es imposible al menos para su visión que un santo de plata que habría recibido un ataque y lanzado ya un o propio de considerable fuerza pudiera mostrar que su poder era tan devastador como este en tan poco tiempo y de igual forma que uno de los mas poderosos ataques del general de los mares cuyo cosmos fue impreso en el causara un daño tan mínimo a su rival, sin embargo es el orgullo y lealtad el principal impulsor del guerrero de los océanos que finalmente se pone de pie limpiando un leve hilo de sangre que surge de sus labios y elevando su vista llena de odio hacia el santo de plata que pareciera inmóvil para el, - es ridículo que un ser tenga tanto poder como tu, pero entonces deberé mostrarte el abismo que aun existe entre tu y yo- exclama con furia esperando reacción de parte de su rival que por momentos pareciera tan irreal para si como un enfrentamiento contra un santo dorado o un dios mismo por el poco daño que uno de sus mas letales ataques causo en el sin que siquiera se moviera*