**Inmovil en su postura, su oscuro rostro no muestra ninguna mueca de emoción, ni siquiera soberbia, nada ante las palabras del caballero muerto. -Los zafiros de Odín, al parecer les será muy dificil obtenerlos, ese hombre al que se potran como su lider conoce el secreto de los zafiros, pero aun no han conseguido más que uno solo, el del patético de Hagen, la noche avanza y su tiempo se acorta... Lo sé por que no dejan de mencionar que su misión debe cumplirse en corto tiempo. Los he estado siguiendo como una sombra, pero conmigo caballero y aunque tuviera uno jamás conseguirás un zafiro- El cosmos blanco que emerge del cuerpo de la sombra guerrera se funde con su silueta tranformando al sombrío hombre en un flash de luz blanca que desaparece y se mueve como una centella a la velocidad de la luz acercándose en tan veloces movimientos al pequeño caballero que seguramente no podría ni percibirle hasta que le viera de frente, pues el alto hombre sale del resplandor justo en frente del resucitado viéndole con sequedad en sus claros ojos apenas bañados por la luz de las estrellas pero con la mano derecha tensa como una navaja y cuyo filo son sus enormes uñas como agujas de porcelana que terminan en punta a la gargante del caballero pero sin agredirle. -Ves ya estarías muerto... Te daré una oportunidad de demostrar tu valía caballero, así no regresarás a la tumba deshonrrado- El frío hombre baja el brazo ocultándolo bajo los pliegues de su larga capa que ahora demuestra ser puramente blanco, quedando parado justo en frente de su nuevo oponente de manera estática pero con un cosmos enorme y bestial, muy diferente al de los demás guerreros de Asgard.**

**Sin reparar ni preocuparse la sombra vikinga mira con atención las acciones de su oponente, sus ojos escrutiñan sus movimientos y la forma en que sus músculos actúan en cada uno de sus movimientos para generar una poderosa patada sin duda. La sombra de Asgard aun un guerrero desconocido eleva su brazo izquierdo poniendo el antebrazo entre el golpe y su rostro donde la patada impacta con suma fuerza que provoca que aquel misterioso ser salga volando como proyectil hacia el muro del pasillo donde sale una gran cortina de polvo. Durante unos segundos todo se acalla pareciendo que la patada ha destrozado a su oponente, pero un segundo después, tras la cortina de polvo una luz albina comienza a resplandecer -Buen golpe, pero es mil veces más débil que la mínima potencia de poder que os puedo lanzar- La misteriosa luz blanca emerge con el cuerpo del guerrero como una antorcha pálida sin aparente dolencia, eleva el brazo derecho donde en la oscuridad un pequeño punto brilla -Os mostraré lo débil que es el golpe con el que acabas de atacarme a comparación de mi poder- Alardea la sombra cuando la luz blanca se convierte en un flash y a la velocidad de la luz un sutil y prácticamente invisible rayo ken es disparado de su dedo hacia el pecho del caballero con una terrible precisión y velocidad que a pesar de la elevación de poderes de los caballeros de plata le sería seguramente muy difícil igualar. Tal rayo esta impregnado con la igualdad de fuerza que hubo ejercido la patada de la mosca de plata multiplicada mil veces, simplemente proyectada sobre un ínfimo punto para generar una presión letal.**

(No te proecupes Shion o Dio, yo espero tu turno)

**Sin duda los caballeros han ganado habilidades, pues nadie hubiera podido revalizar con la velocidad de Bud aunque hasta ahora se ha mostrado piadoso. El caballero inutilmente trata de detener la emorragia en su pierna y alza la mirada para vigilar al Dios Guerrero, seguro se sorprendería al ver que la sombra feral no se encuentra donde había estado, pues al ser el más veloz en Asgard puede moverse a la velocidad de la luz y rozar más allá de esta... -¡Hasta nunca!- Se escucha en susurro como el viento la voz del guerrero de blanco perfil mientras a la velocidad lumínica este cae desde el techo como una saeta blanca con su garra izquierda tensa como espadín, así disparándola contra el caballero de plata en su descenso dejando salir una lluvia de ráfagas cortantes como las miles de garras letales del esmilodón que buscan hacer añicos al caballero herido que sin duda al haber recibido esa herida en la extremidad, el dolor le impediría moverse y reaccionar a suficiente velocidad.**